Un Méto­do Peligroso

A DAN­GE­ROUS METHOD. Gran Bre­ta­ña-Ale­ma­nia-Cana­dá-Sui­za, 2011. Un film de David Cronenberg.

UN MÉTODO PELIGROSOUn pro­vo­ca­ti­vo e inte­lec­tual film sobre el naci­mien­to del psi­co­aná­li­sis es lo que David Cro­nen­berg con­si­de­ra en Un Méto­do Peli­gro­so. El guión de Chris­topher Ham­pton adap­ta­do de su obra tea­tral “The Tal­king Cure” y del libro de no fic­ción “A Most Dan­ge­rous Method” de John Kerr, explo­ra por una par­te la tumul­tuo­sa rela­ción exis­ten­te entre Carl Jung (Michael Fass­ben­der) y su pacien­te Sabi­na Spiel­rein (Kei­ra Knightley) así como el víncu­lo y pos­te­rior sis­mo pro­fe­sio­nal que se pro­du­ce entre Jung y su men­tor Sig­mund Freud (Vig­go Mortensen).

En las pri­me­ras esce­nas se obser­va a Sabi­na, una joven rusa de ori­gen judío, quien en 1904 es tras­la­da­da a Sui­za para ser tra­ta­da en una clí­ni­ca psi­quiá­tri­ca a car­go de Jung; el esta­do his­té­ri­co de la pacien­te es deplo­ra­ble y su esta­do de abier­ta vio­len­cia y agre­si­vi­dad cons­ti­tu­ye un gran desa­fío para el psi­quia­tra quien está deci­di­do a apli­car la teo­ría y méto­do psi­co­ana­lí­ti­co de Freud a quien aún no había lle­ga­do a cono­cer­lo per­so­nal­men­te sino a tra­vés de sus artícu­los pro­fe­sio­na­les. Len­ta pero afir­ma­ti­va­men­te, la téc­ni­ca comien­za a brin­dar resul­ta­dos posi­ti­vos a medi­da que su pacien­te va exor­ci­zan­do las heri­das de su som­brío pasa­do de humi­lla­ción y cas­ti­go físi­co reci­bi­do de su padre. Cuan­do dos años des­pués Jung via­ja a Vie­na para encon­trar­se con el autor de “La Inter­pre­ta­ción de los Sue­ños” un lazo de comu­ni­ca­ción cien­tí­fi­ca se pro­du­ce entre ambos . Sin embar­go, la situa­ción se com­pli­ca para Jung cuan­do Sabi­na, a medi­da que se sien­te recu­pe­ra­da reve­la avi­dez en man­te­ner una expe­rien­cia sexual con él; cuan­do la rela­ción estric­ta­men­te pro­fe­sio­nal lle­ga a con­ver­tir­se en per­so­nal ‑a pesar de que Jung esta­ba ena­mo­ra­do de su espo­sa (Sarah Gadon)-. éste come­te una seria trans­gre­sión éti­ca que de nin­gún modo com­pla­ce a Freud pues­to que el hecho pue­de ser­vir de seria crí­ti­ca para quie­nes se opo­nen a la prác­ti­ca del psicoanálisis.

La par­te más intere­san­te del film des­can­sa en el momen­to en que comien­zan a sur­gir diver­gen­cias entre las posi­cio­nes pro­fe­sio­na­les asu­mi­das por estos dos renom­bra­dos cien­tí­fi­cos. Jung se resis­te a admi­tir que el tra­ta­mien­to psi­quiá­tri­co esté basa­do exclu­si­va­men­te en la sexua­li­dad tal como lo con­ci­be Freud y este últi­mo no pue­de admi­tir la expe­ri­men­ta­ción rea­li­za­da por su dis­cí­pu­lo al demos­trar inte­rés en aspec­tos espi­ri­tua­les, tele­pa­tías y esta­dos sobrenaturales.

Es loa­ble el ries­go asu­mi­do por Cro­nen­berg al tra­tar de invo­lu­crar­se en los com­ple­jos labe­rin­tos de la men­te huma­na y sobre todo en lo que con­cier­ne a los mis­te­rios de la sexua­li­dad como ele­men­to fun­da­men­tal que rige nues­tra con­duc­ta. Con todo, y a pesar de su serie­dad, el film con­ser­va dema­sia­do su esque­ma tea­tral y en deter­mi­na­das ins­tan­cias los diá­lo­gos tien­den a dis­mi­nuir su impac­to cine­ma­to­grá­fi­co; más allá de esta obser­va­ción, esta obra ‑sin duda absor­ben­te resul­ta mucho más cere­bral que emo­cio­nal y podrá ser goza­da mejor por un públi­co que ten­ga un cono­ci­mien­to pre­vio del méto­do psicoanalítico.

La inter­pre­ta­ción es de pri­mer nivel. A pesar de que en los pri­me­ros momen­tos Knightley pue­de apa­re­cer un tan­to sobre­ac­tua­da, a medi­da que trans­cu­rre el metra­je logra amplia con­vic­ción con todos los mati­ces emo­cio­na­les de Spiel­rein, pasan­do des­de la ator­men­ta­da enfer­ma para con­ver­tir­se en aman­te de Jung y lle­gar final­men­te a ser una de las más inte­li­gen­tes y pres­ti­gio­sas psi­co­te­ra­peu­tas de su épo­ca. Fass­ben­der, en otra remar­ca­ble actua­ción de su bre­ve carre­ra, es el Jung apo­ca­do y tími­do has­ta la médu­la para cam­biar a par­tir de su rela­ción con Spiel­rein y ter­mi­nar sien­do víc­ti­ma emo­cio­nal de su pro­pia expe­ri­men­ta­ción. En un papel más bre­ve pero sus­tan­cio­so, Mor­ten­sen sale más que airo­so como el padre del psi­co­aná­li­sis, en tan­to que el actor fran­cés Vin­cent Cas­sel se luce como un dis­cí­pu­lo psi­co­ana­lis­ta de Freud par­ti­da­rio de no repri­mir los ins­tin­tos sexua­les y que Jung toma a su car­go para tra­tar de exor­ci­zar­lo de sus pro­pios demo­nios interiores.

Con­clu­sión: Un intere­san­te dra­ma filo­só­fi­co sobre la sexua­li­dad huma­na a tra­vés de la dife­ren­te con­cep­ción psi­co­ana­lí­ti­ca de Carl Jung y Sig­mund Freud. Jor­ge Gutman