Pes­can­do Sal­món en Yemen

Sal­mon Fishing in the Yemen. Gran Bre­ta­ña, 2011. Un film de Las­se Halls­trom. Elen­co: Ewan McGre­gor, Emily Blunt, Kris­tin Scott Tho­mas, Amr Waked

PESCANDO SALMÓN EN YEMEN

Las­se Halls­trom ofre­ce con Sal­mon Fishing in the Yemen un rela­to don­de el tono absur­do se entre­mez­cla con una fábu­la con­tem­po­rá­nea con con­te­ni­do román­ti­co den­tro de un con­tex­to político.

Ins­pi­ra­do en la nove­la de Paul Tor­day con un guión de Simon Beau­foy, la pre­mi­sa ini­cial es cómi­ca­men­te ori­gi­nal aten­dien­do a la utó­pi­ca idea con­ce­bi­da por un visio­na­rio y millo­na­rio jeque yeme­ni­ta (Amr Waked). Este buen hom­bre sien­te una ver­da­de­ra pasión por la pes­ca de sal­món y está con­ven­ci­do de que pue­de mejo­rar el nivel de vida de sus com­pa­trio­tas si ese depor­te pudie­ra ser prac­ti­ca­do en su tie­rra. Con ese pro­pó­si­to con­tra­ta los ser­vi­cios de Harriet Chet­wo­de (Emily Blunt), una agra­da­ble joven bri­tá­ni­ca, a fin de que ella pue­da imple­men­tar la idea de intro­du­cir el sal­món en las ári­das tie­rras desér­ti­cas del Yemen a tra­vés de la par­ti­ci­pa­ción del Depar­ta­men­to de Pes­ca y Agri­cul­tu­ra de su país.

La ges­tión de Harriet se encuen­tra con el esco­llo de tener que ven­cer la resis­ten­cia del muy escép­ti­co Dr. Alfred Jones (Ewan McGre­gor). Este cien­tí­fi­co marino, que tra­ba­ja para el gobierno bri­tá­ni­co, encuen­tra des­ca­be­lla­da la pro­po­si­ción rea­li­za­da pero cuan­do el pri­mer minis­tro entra a tomar car­tas en el asun­to a tra­vés de su agen­te de pren­sa (Kris­tin Scott Tho­mas), el fan­ta­sio­so pro­yec­to comien­za a cobrar impulso.

La pri­me­ra mitad del film es la de mayor inte­rés ofre­cien­do una leve sáti­ra de natu­ra­le­za polí­ti­ca; pero des­pués va per­dien­do fuer­za cuan­do la tra­ma incor­po­ra varios ele­men­tos que des­vir­túan al rela­to, espe­cial­men­te los de natu­ra­le­za román­ti­ca. Alfred es un hom­bre casa­do, poco feliz en su matri­mo­nio, que va sin­tien­do una atrac­ción hacia Harriet a medi­da que el tra­ba­jo con­jun­to va pro­gre­san­do; por su par­te ella corres­pon­de a sus sen­ti­mien­tos a pesar de tener un novio agra­da­ble que per­te­ne­ce al ejér­ci­to bri­tá­ni­co y es envia­do a Afga­nis­tán; esa rela­ción ori­gi­na una arti­fi­cio­sa his­to­ria de amor difí­cil­men­te creí­ble. Tam­po­co favo­re­ce la soli­dez del rela­to la incor­po­ra­ción de gru­pos yeme­ni­tas que se opo­nen al jeque; final­men­te, la cul­mi­na­ción de la his­to­ria no des­pier­ta la emo­ción per­se­gui­da por Hallstrom.

En los aspec­tos favo­ra­bles, tan­to Blunt como McGre­gor ofre­cen su agra­da­ble pre­sen­cia así como Scott Tho­mas demues­tra que aún en peque­ños pape­les logra tras­cen­der. El humor, aun­que no muy abun­dan­te, se hace pre­sen­te en algu­nas alu­sio­nes per­ti­nen­tes a las carac­te­rís­ti­cas e idio­sin­cra­sias de cul­tu­ras e ins­ti­tu­cio­nes dife­ren­tes como las bri­tá­ni­cas y yeme­ni­tas. En los ren­glo­nes téc­ni­cos cabe apre­ciar la belle­za de los esce­na­rios natu­ra­les don­de trans­cu­rre la acción.

Con­clu­sión: A pesar de las bue­nas inten­cio­nes del direc­tor, esta come­dia satí­ri­ca y huma­nis­ta que tra­ta de ten­der un puen­te de her­man­dad entre Euro­pa y el Medio Orien­te es dema­sia­do tibia como para lle­gar a con­for­mar ple­na­men­te. Jor­ge Gutman