Jue­gos Diabólicos

The Hun­ger Games. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Gary Ross. Elen­co : Jen­ni­fer Law­ren­ce, Josh Hut­cher­son, Liam Hems­worth, Woody Harrrel­son, Donald Suther­land, Stan­lely Tucci 

Jennifer Lawrence

Jen­ni­fer Lawrence

Des­pués de una espec­ta­cu­lar cam­pa­ña pro­mo­cio­nal rea­li­za­da duran­te los últi­mos meses, aca­ba de estre­nar­se en Amé­ri­ca del Nor­te la pelí­cu­la The Hun­ger Games basa­da en el pri­mer libro de una tri­lo­gía escri­ta por Suzan­ne Collins y adap­ta­da para el cine por su auto­ra con­jun­ta­men­te con el direc­tor Gary Ross y Billy Ray. Aun­que en prin­ci­pio el públi­co ado­les­cen­te es el prin­ci­pal des­ti­na­ta­rio del film, el con­te­ni­do, rea­li­za­ción y vigo­ro­sa actua­ción de su pro­ta­go­nis­ta cap­ta­rá a una audien­cia mucho más amplia que la pensada. 

El tema de la vio­len­cia ha sido tra­ta­do en múl­ti­ples opor­tu­ni­da­des pero qui­zás pocas veces en una for­ma tan des­car­na­da y cruel como aquí está expues­to, adop­tan­do como refe­ren­cia a una socie­dad des­hu­ma­ni­za­da. El direc­tor ha cap­ta­do la sen­si­bi­li­dad de la auto­ra tra­tan­do de sen­si­bi­li­zar a cier­to sec­tor del públi­co actual que se delei­ta con algu­nos espec­tácu­los tele­vi­si­vos que aun­que de dudo­so gus­to sir­ven para saciar los ins­tin­tos más primitivos. 

La acción trans­cu­rre en Panem en un futu­ro no muy lejano, aun­que sin fecha pre­ci­sa. Se tra­ta de una nación con­for­ma­da por 12 dis­tri­tos que reem­pla­za a lo que geo­grá­fi­ca­men­te fue­ra Amé­ri­ca del Nor­te que que­dó devas­ta­da por con­flic­tos béli­cos. Con el pro­pó­si­to de evi­tar nue­vas gue­rras o revo­lu­cio­nes que aten­ten el orden social exis­ten­te, el auto­ri­ta­rio gobierno cen­tral –deno­mi­na­do Capi­to­lio- ha deci­di­do inti­mi­dar a la pobla­ción ofre­cien­do un cas­ti­go anual con­sis­ten­te en sacri­fi­cios huma­nos. Con ese fin ha crea­do un pro­gra­ma de tele­vi­sión deno­mi­na­do Hun­ger Games en don­de se efec­túa una selec­ción al azar de una chi­ca y un mucha­cho de entre 12 y 18 años de cada uno de los dis­tri­tos y que, a seme­jan­za de los gla­dia­do­res del impe­rio romano, deben luchar entre ellos para lle­gar a matar­se has­ta que uno solo que­de con vida y sea con­sa­gra­do gana­dor del tor­neo. Este jue­go de masa­cre, con­si­de­ra­do como una res­pon­sa­bi­li­dad polí­ti­ca para los ele­gi­dos, es obser­va­do por la nación ente­ra que sigue apa­sio­na­da­men­te su desa­rro­llo has­ta que 23 de los 24 tri­bu­tos que­dan eliminados. 

El per­so­na­je cen­tral de esta his­to­ria es Kat­niss Ever­deen (Jen­ni­fer Law­ren­ce), una mucha­cha humil­de de 16 años per­te­ne­cien­te al Dis­tri­to 12, el más pobre del país, quien es una exper­ta caza­do­ra y dies­tra depor­tis­ta en el mane­jo del tiro con arco. Ella se ofre­ce como volun­ta­ria para reem­pla­zar y pro­te­ger a su her­ma­na menor (Willow Shields) que había sido selec­cio­na­da; ten­drá como com­pa­ñe­ro de su juris­dic­ción a Pee­ta Mellark (Josh Hut­cher­son) con quien com­par­ti­rá una con­si­de­ra­ble par­te de esta sinies­tra aven­tu­ra y en don­de que­da­rá cimen­ta­da una emo­ti­va rela­ción sentimental. 

En un rela­to flui­do de casi dos horas y media, su pri­me­ra par­te des­cri­be muy bien el tras­la­do de los futu­ros com­ba­tien­tes a una torre de cris­tal para los pro­ce­di­mien­tos que pre­ce­de­rán a los dia­bó­li­cos jue­gos que inte­gran el res­to de la expo­si­ción. La con­tien­da tie­ne lugar en una zona bos­co­sa don­de la nación ente­ra sigue los movi­mien­tos de los “tri­bu­tos” y cómo deben ins­tin­ti­va­men­te defen­der­se unos de otros para sal­var sus vidas. En todo caso, sin agre­gar deta­lles adi­cio­na­les de cómo la his­to­ria habrá de evo­lu­cio­nar cabe seña­lar que su des­en­la­ce satis­fa­ce ple­na­men­te las expec­ta­ti­vas del espectador. 

Ross ha logra­do un film de inten­sa acción no exen­to de emo­ción don­de gran par­te de su méri­to resi­de en la sobre­sa­lien­te actua­ción de Law­ren­ce. Esta joven actriz que impre­sio­nó gra­ta­men­te en Winter’s Bone (2010), brin­da aquí otra nota­ble inter­pre­ta­ción carac­te­ri­zan­do a una mucha­cha vul­ne­ra­ble pero fir­me­men­te deter­mi­na­da a tra­tar de sal­var­se de los otros par­ti­ci­pan­tes que por impe­rio de las cir­cuns­tan­cias son sus enemi­gos. Es aquí como Law­ren­ce ofre­ce en su ros­tro una rique­za expre­si­va demos­tran­do que su per­so­na­je está lejos de ser una ase­si­na pero que está obli­ga­da a matar para seguir con vida; de este modo, la actriz con­si­gue impri­mir una inusual ener­gía emo­cio­nal que sen­si­bi­li­za al públi­co, obte­nien­do del mis­mo una total empa­tía. El res­to del elen­co acom­pa­ña muy bien a Law­ren­ce, des­de Hut­cher­son como Pee­ta, has­ta peque­ños roles asig­na­dos a acto­res bien cono­ci­dos como Donald Suther­land ani­man­do al pre­si­den­te de Panem, Woody Harrel­son pro­por­cio­nan­do algu­nas situa­cio­nes humo­rís­ti­cas como el con­se­je­ro de Kat­niss, Eli­za­beth Banks en su rol de escol­ta de la joven y Stan­ley Tuc­ci dan­do vida a un pre­su­mi­do y un tan­to cari­ca­tu­res­co repor­te­ro de la televisión. 

For­mal­men­te, es apre­cia­ble la foto­gra­fía de Tom Stern cap­tan­do la atmós­fe­ra deca­den­te en que trans­cu­rre la acción así como la mag­ní­fi­ca labor de edi­ción por par­te de Stephen Mirrio­ne y Juliet­te Welfling. 

Apar­te de los aspec­tos mora­les que el rela­to con­tem­pla sobre una socie­dad en des­com­po­si­ción, el rea­li­za­dor per­mi­te que el uni­ver­so post-apo­ca­líp­ti­co pre­sen­ta­do se con­vier­ta en una metá­fo­ra de la socie­dad com­pe­ti­ti­va­men­te des­car­na­da que nos toca vivir, don­de cier­ta­men­te en más de una oca­sión pre­do­mi­na la ley de la jun­gla con el “sál­ve­se quien pue­da”.

Es posi­ble que muchos espec­ta­do­res con­si­de­ren per­ni­cio­sa la mora­li­dad de la vio­len­cia de este film pero cabe remar­car que muchos de los pro­gra­mas de entre­te­ni­mien­tos de la tele­vi­sión actual no dudan en recu­rrir por cual­quier pre­cio a situa­cio­nes igual­men­te bru­ta­les con tal de incen­ti­var el inte­rés de una audien­cia en pro­cu­ra de gran exci­ta­ción y emoción. 

Con­clu­sión: Un film muy bien rea­li­za­do que ade­más de entre­te­ner, per­mi­te refle­xio­nar y replan­tear la nece­si­dad de pre­ser­var cier­tos valo­res para no des­hu­ma­ni­zar­nos. Jor­ge Gutman