Bes­tias del Sal­va­je Sur

BEASTS OF THE SOUTHERN WILD. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Benh Zeitlin. Elen­co: Quvenzha­né Wallis, Dwight Henry

El fin del mun­do está muy cer­ca de noso­tros, pero aquí no se tra­ta de nin­gún peli­gro que ame­na­ce la extin­ción de la huma­ni­dad sino de una región de los Esta­dos Uni­dos que geo­grá­fi­ca­men­te está ubi­ca­da en los con­fi­nes de nues­tro pla­ne­ta; ese lugar se lla­ma Bath­tub, una zona pan­ta­no­sa al sur del esta­do de Loui­sia­na. Es allí don­de trans­cu­rre la acción de Bes­tias del Sal­va­je Sur, un film de gran cali­dad del novel rea­li­za­dor Benh Zeitlin que está basa­do en la pie­za tea­tral Juicy and Deli­cious de Lucy Alibar. 

Quvenzhané Wallis

Quvenzha­né Wallis

Como si se tra­ta­ra de una sin­fo­nía pas­to­ral, Zeitlin uti­li­za el guión pre­pa­ra­do por él jun­to a Ali­bar para cons­truir una fábu­la mági­ca don­de la his­to­ria de fic­ción que se cuen­ta adop­ta visos de cine docu­men­tal. Toman­do como refe­ren­cia a un peque­ño pue­blo del del­ta del Misi­si­pi, cuyos habi­tan­tes ven trans­cu­rrir sus días en un nivel de extre­ma pobre­za y prác­ti­ca­men­te des­co­nec­ta­dos del mun­do exte­rior que los rodea, la narra­do­ra del rela­to es una niña de 8 años cuya voz en off ubi­ca al espec­ta­dor den­tro de la atmós­fe­ra que envuel­ve al film.

Hush­puppy (Quvenzha­né Wallis) es una peque­ña de sor­pren­den­te madu­rez, muy supe­rior a los chi­cos de su edad. Con la deter­mi­na­ción de una per­so­na adul­ta pero al pro­pio tiem­po imbui­da de la ino­cen­cia pro­pia de sus años, vive con su padre Wink (Dwight Henry) en una casa de hoja­la­ta remol­ca­da sobre un árbol. Huér­fa­na de madre, la con­vi­ven­cia pater­nal dis­ta de ser cor­dial por­que aún cuan­do su pro­ge­ni­tor la quie­re y pro­te­ge, en muchas cir­cuns­tan­cias adop­ta acti­tu­des crue­les y vio­len­tas que pare­ce­rían expre­sar lo contrario.

El foco cen­tral de este film des­can­sa en dos aspec­tos; uno de ellos, se refie­re a las con­si­de­ra­cio­nes de la natu­ra­le­za cas­ti­gan­do a la gen­te luga­re­ña que tra­ta de sobre­vi­vir las gran­des tor­men­tas e inun­da­cio­nes que afec­tan a la región; el otro hecho es la gra­ve enfer­me­dad que aque­ja a Wink y su preo­cu­pa­ción para que su hija pue­da estar pre­pa­ra­da para valer­se por sí mis­ma. De este modo, ade­más de enfa­ti­zar la rela­ción padre-hija, el rela­to des­cri­be las carac­te­rís­ti­cas de una cul­tu­ra o for­ma de vida de un pue­blo que debe adap­tar­se a tener que sopor­tar los desas­tres natu­ra­les y saber cómo supe­rar sus gra­ves consecuencias.

Com­bi­nan­do el dra­ma rea­lis­ta con un aura de mis­ti­cis­mo fan­tás­ti­co, ahí están las bes­tias a las que alu­de el títu­lo del film; for­man­do par­te de la ima­gi­na­ción de Hush­puppy, se con­tem­plan gigan­tes­cos bóvi­dos sal­va­jes pre­his­tó­ri­cos que pare­cie­ran emer­ger de sus tum­bas para aso­ciar­se con las ame­na­zas emer­gen­tes de la naturaleza.

Con remi­nis­cen­cias de la obra lite­ra­ria de Mark Twain y del esti­lo visual de las pelí­cu­las de Terren­ce Malick, el rea­li­za­dor ha logra­do un film de rea­lis­mo mági­co que des­ti­la un liris­mo y poe­sía de gran encan­to. Ade­más de la nota­ble esté­ti­ca emplea­da en la narra­ción, Zeitlin ha con­ta­do con el con­cur­so de una actriz excep­cio­nal que has­ta el momen­to de la fil­ma­ción no había teni­do expe­rien­cia artís­ti­ca algu­na. A pesar de que aún resul­ta un tan­to pre­ma­tu­ro efec­tuar con­je­tu­ras sobre los Oscars que se dis­tri­bui­rán en febre­ro de 2013, pue­de anti­ci­par­se que la niña Quvenzha­né Wallis reúne todos los atri­bu­tos para que sea nomi­na­da en la cate­go­ría de mejor inter­pre­ta­ción feme­ni­na. Pocas veces se ha vis­to a alguien de su edad trans­mi­tir con tan­ta natu­ra­li­dad y con­vic­ción la for­ta­le­za de carác­ter e inte­li­gen­cia emo­cio­nal de una menor lis­ta para luchar y tra­tar de supe­rar las difí­ci­les prue­bas que la vida le ha impues­to; nadie que­da­rá indi­fe­ren­te ante esta mara­vi­llo­sa actua­ción. La pre­sen­cia caris­má­ti­ca de Willis no ocul­ta sin embar­go la sóli­da actua­ción de Dwight Henry com­po­nien­do con­vin­cen­te­men­te un rol para nada simpático.

Con­clu­sión: El públi­co selec­ti­vo apre­cia­rá un film de gran rique­za espi­ri­tual que cons­ti­tu­ye una exce­len­te car­ta de pre­sen­ta­ción para su rea­li­za­dor así como el naci­mien­to de una peque­ña gran actrizJor­ge Gutman

Woody Allen Visi­ta la Ciu­dad Eterna

TO ROME WITH LOVE. Ita­lia-Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film escri­to y diri­gi­do por Woody Allen. Elen­co: Woody Allen, Alec Bald­win, Rober­to Benig­ni, Pené­lo­pe Cruz, Judy Davis, Jes­se Eisenberg WOODY ALLEN VISITA LA CIUDAD ETERNA

Des­pués del gran éxi­to de crí­ti­ca y públi­co obte­ni­do el año pasa­do con Mid­night in París, Woody Allen deci­dió vol­ver a Euro­pa para ubi­car su cáma­ra esta vez en Roma. En To Rome with Love el direc­tor no estu­vo tan ins­pi­ra­do como en su film pre­ce­den­te y el resul­ta­do es una pelí­cu­la que se sos­tie­ne más por la inge­nio­si­dad de sus diá­lo­gos que por su real contenido. 

Sin disi­mu­lar el carác­ter de tar­je­ta pos­tal dedi­ca­da a la Ciu­dad Eter­na don­de no fal­tan las típi­cas vis­tas de Piaz­za Spag­na, la Fon­ta­na di Tre­vi, Tras­te­ve­re, Coli­seo jun­to con la intro­duc­ción y cie­rre musi­cal del tema Vola­re de Dome­ni­co Modugno, Allen estruc­tu­ró su film en torno a 4 bre­ves rela­tos que allí tie­nen lugar. Estas his­to­rias no están vin­cu­la­das entre sí ni tam­po­co trans­cu­rren en igual perío­do de tiem­po, pero sir­ven como excu­sa para ilus­trar algu­nas de las preo­cu­pa­cio­nes y obse­sio­nes que su autor mani­fes­ta­ra en otros títu­los de su fil­mo­gra­fía, aun­que en este caso sin innovar. 

De sus epi­so­dios, el mejor es aquél en que Allen se reser­va un papel ani­man­do a Jerry, un direc­tor de ópe­ra ya reti­ra­do que jun­to con su espo­sa psi­quia­tra (Judy Davis) via­jan a Roma para cono­cer al novio ita­liano (Fla­vio Paren­ti) de su hija (Ali­son Pill). Cuan­do Jerry lle­ga encon­trar al padre de su futu­ro yerno (Fabio Armi­lia­to) des­cu­bre que tie­ne una her­mo­sa voz de tenor que sola­men­te se apre­cia cuan­do can­ta bajo la ducha; ade­más de las espon­tá­neas car­ca­ja­das y los gags visua­les que sus­ci­ta ese hecho, este capí­tu­lo tam­bién se pres­ta para que el per­so­na­je de Allen (suer­te de alter ego) mani­fies­te su aprehen­sión para via­jar en avión, su frus­tra­ción con el psi­co­aná­li­sis así como su pre­fe­ren­cia de tra­ba­jar para seguir gozan­do de la vida antes que per­ma­ne­cer jubilado. 

En otra his­to­ria, se con­tem­pla a John (Alec Bald­win), un arqui­tec­to que visi­ta Roma y que des­pués de cono­cer a Jack (Jes­se Eisen­berg), un joven estu­dian­te de arqui­tec­tu­ra que vive en pare­ja con Sally (Gre­ta Ger­wig), por impe­rio de las cir­cuns­tan­cias se con­vier­te en su ima­gi­na­rio ami­go. Eso se pro­du­ce cuan­do la joven pare­ja reci­be de visi­ta a Móni­ca (Ellen Page), una ami­ga de Sally que tam­bién es actriz y ade­más una neu­ró­ti­ca seduc­to­ra que lle­ga­rá a con­quis­tar el cora­zón de Jack. En for­ma risue­ña pero sin pro­fun­di­zar dema­sia­do, Allen vuel­ca algu­nas expe­rien­cias de su pro­pia vida abor­dan­do leve­men­te el adul­te­rio, sen­ti­mien­to de cul­pa y otras inquie­tu­des afines. 

Un ter­cer epi­so­dio pre­sen­ta a Anto­nio y Milly (Ales­san­dro Tibe­ri, Ales­san­dra Mas­tro­nar­di), una pare­ja de recién casa­dos que lle­gan a Roma para visi­tar a los fami­lia­res del novio. Cuan­do ella deci­de ir a la pelu­que­ría y Anto­nio deci­de aguar­dar­la en la habi­ta­ción del hotel, ines­pe­ra­da­men­te éste reci­be por equi­vo­ca­ción la visi­ta de una pros­ti­tu­ta de lujo (Pené­lo­pe Cruz) quien lo con­fun­de con un clien­te. Nue­va­men­te la infi­de­li­dad aso­ma en esta tra­ma no muy ocu­rren­te pero que segu­ra­men­te fue con­ce­bi­da apro­ve­chan­do la belle­za y popu­la­ri­dad de la gua­pí­si­ma Cruz. 

La res­tan­te his­to­ria es una sáti­ra al cul­to de la cele­bri­dad, tema que Allen abor­dó con mejor for­tu­na en Cele­brity (1998). En la mis­ma, Rober­to Benig­ni ani­ma a un hom­bre de fami­lia que tra­ba­ja en una ofi­ci­na que repen­ti­na y tem­po­ral­men­te se con­vier­te en una popu­lar figu­ra de la tele­vi­sión. Éste es el pre­tex­to para que Allen lan­ce sus dar­dos sobre los fotó­gra­fos repor­te­ros, la vacui­dad de los repor­ta­jes que los perio­dis­tas sue­len efec­tuar a los “famo­sos”, el aco­so a la inti­mi­dad per­so­nal y fami­liar y otros temas vin­cu­la­dos para final­men­te ilus­trar cómo la fama se des­va­ne­ce cuan­do el hechi­zo se quiebra. 

En for­ma glo­bal, sin apor­tar nada nue­vo, el film se valo­ri­za por el efi­cien­te desem­pe­ño del elen­co par­ti­ci­pan­te. Los cli­sés del film se com­pen­san en par­te por algu­nos diá­lo­gos bri­llan­tes, las refe­ren­cias inte­lec­tua­les que como de cos­tum­bre el rea­li­za­dor sue­le des­li­zar en sus fil­mes y la inclu­sión de algu­nos extrac­tos de ópe­ra (arias de I Pagliac­ci de Leon­ca­va­llo y Turan­dot de Puc­ci­ni) con­fir­man­do la pasión que sien­te por el géne­ro lírico. 

Con­clu­sión. El públi­co asis­te a una livia­na y des­igual come­dia que podría haber sido supe­rior si el inte­li­gen­te rea­li­za­dor exi­gie­se un poco más de sí mis­mo revi­san­do el guión pre­pa­ra­do a fin de infun­dir­le mayor rigu­ro­si­dad y soli­dez. Jor­ge Gutman

La Cus­to­dia de un Niño

IN THE FAMILY. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film escri­to y diri­gi­do por Patric Wang. Elen­co: Patrick Wang, Tre­vor St. John, Sse­bas­tian Brod­ziak, Kelly McAndrew

Sor­pre­si­va­men­te uno se encuen­tra con un film que es una peque­ña joya sin habér­se­lo ima­gi­na­do; eso es lo que depa­ra En la Fami­lia, pri­mer film escri­to, diri­gi­do y actua­do por Patrick Wang y uno de los mejo­res que se haya vis­to en 2012.

A tra­vés de una dura­ción de casi tres horas que de nin­gún modo se hace sen­tir, se asis­te a un dra­ma fami­liar con­sis­ten­te en la cus­to­dia de un hijo. Si bien en 1979 el públi­co con­tem­pló un caso pare­ci­do en Kra­mer vs. Kra­mer del rea­li­za­dor Robert Ben­ton don­de la lucha por la tenen­cia de un menor se debió al divor­cio de sus padres, aquí la cau­sa es com­ple­ta­men­te dife­ren­te y sin duda más interesante. 

Wang inter­pre­ta a Joey, un apa­ci­ble hom­bre gay, quien tra­ta de obte­ner la LA CUSTOIA DE UN NIÑOcus­to­dia de Chip (Sebas­tian Brod­ziak) que es el hijo de su ama­do com­pa­ñe­ro Cody (Tre­vor St. John) quien falle­ció ines­pe­ra­da­men­te en un acci­den­te auto­mo­vi­lís­ti­co. Al igual que Cody, Joey fue tam­bién para el niño un entra­ña­ble padre y de allí que dio por sen­ta­do que segui­ría cui­dan­do de Chip. Pero cuan­do la madre de Chip falle­ció cuan­do éste nació, Cody – que aún no había cono­ci­do a Joey- dejó un tes­ta­men­to mani­fes­tan­do que si algo le lle­ga­ra a pasar, sería su her­ma­na Eileen (Kelly McAn­drew) quien ten­dría la guar­dia del niño. Como ese tes­ta­men­to no fue modi­fi­ca­do, Joey con­tem­pla con mucha pena cómo al no dis­po­ner de algún recur­so legal pro­ba­to­rio que lo pro­te­ja, el niño ya no le per­te­ne­ce y debe vivir con su tía que lo ha reclamado. 

La homo­se­xua­li­dad de Joey no es un tópi­co que se dis­cu­ta en este film sino lo que cuen­ta es la ilus­tra­ción del esfuer­zo rea­li­za­do por un padre que aun­que no bio­ló­gi­co sien­te el inmen­so dolor de no poder vivir con su hijo. En tal sen­ti­do, a lo lar­go del rela­to se pone en evi­den­cia la huma­ni­dad de este indi­vi­duo, com­ple­ta­men­te nor­mal sin nin­gún pro­ble­ma men­tal o psi­co­ló­gi­co, que no se resig­na a per­der su vás­ta­go. ¿Cómo solu­cio­nar jus­ti­cie­ra­men­te un caso prác­ti­ca­men­te indefendible?

El film des­ti­la un huma­nis­mo inmen­so y cuen­ta con un estu­pen­do elen­co. El direc­tor logra la máxi­ma natu­ra­li­dad de sí mis­mo en el papel pro­ta­gó­ni­co así como de los acto­res que lo acom­pa­ñan, sobre todo en lo que con­cier­ne a la increí­ble espon­ta­nei­dad del niño Brod­ziak. Como rea­li­za­dor, Wang da prue­bas de una asom­bro­sa madu­rez; en tal sen­ti­do bas­ta­ría men­cio­nar la rigu­ro­sa pues­ta en esce­na logra­da en una lar­ga toma de casi media hora don­de el atri­bu­la­do y entris­te­ci­do Joey tra­ta de defen­der su cau­sa fren­te a un jura­do que sigue aten­ta­men­te su his­to­ria per­so­nal para lle­gar a demos­trar por­qué mere­ce que el niño esté bajo su tutela. 

Con­clu­sión: Un film absor­ben­te y edi­fi­can­te que sin caer en el pate­tis­mo o en el sen­ti­men­ta­lis­mo bara­to abor­da un tema deli­ca­do y difí­cil con gran sobrie­dad. Wang ofre­ce una lec­ción de exce­len­te cine. Muy reco­men­da­ble. Jor­ge Gutman

Strip­tea­se Masculino

MAGIC MIKE. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Ste­ven Soder­bergh. Elen­co: Chan­ning Tatum, Alex Petty­fer, Matthew McConaughey STRIPTEASE MASCULINO

Aun­que Ste­ven Soder­bergh sea el inte­li­gen­te direc­tor de remar­ca­bles pelí­cu­las (Traf­fic, Erin Bro­co­vich) y de logra­das come­dias (la serie de Ocean 11, 12 y 13), Magic Mike no lle­ga­rá a enri­que­cer su fil­mo­gra­fía. La inten­ción de que­rer ilus­trar el mun­do de hom­bres que uti­li­zan el strip­tea­se como medio de satis­fa­cer la curio­si­dad, fan­ta­sía y/o deseos repri­mi­dos de un públi­co feme­nino resul­ta intere­san­te, pero los resul­ta­dos obte­ni­dos dejan que desear. No sólo hay insu­fi­cien­cias en lo que con­cier­ne al guión escri­to por Reid Caro­lin sino que ade­más resul­ta obje­ta­ble la pues­ta en esce­na adop­ta­da por Soder­bergh dan­do como resul­ta­do un film híbri­do que no se deci­de sobre si ser come­dia, dra­ma o cine social.

La tra­ma expues­ta en for­ma esque­má­ti­ca y bas­tan­te des­hil­va­na­da pre­sen­ta el uni­ver­so de un con­jun­to de bai­la­ri­nes dedi­ca­dos al strip­tea­se en un club espe­cia­li­za­do que es lide­ra­do por Dallas (Matthew McCo­naughey), su due­ño. Entre sus inte­gran­tes se encuen­tra Mike (Chan­ning Tatum) cuya moti­va­ción pare­ce­ría estar apar­ta­da de lo que real­men­te está hacien­do; cuan­do cono­ce a Adam (Alex Petty­fer), un mucha­cho de 19 años con un futu­ro des­orien­ta­do, lo intro­du­ce al club y por su inter­me­dio se vin­cu­la con su her­ma­na Broo­ke (Cody Horn) de quien lle­ga a ena­mo­rar­se. En for­ma sal­pi­ca­da, se sigue el entre­na­mien­to del nova­to sobre cómo per­der sus inhi­bi­cio­nes y saber sedu­cir a un públi­co feme­nino gene­ral­men­te exci­ta­do, su caí­da en las dro­gas, la pro­tec­ción de su her­ma­na que actúa como la voz de la con­cien­cia fren­te a esa par­ti­cu­lar cul­tu­ra mas­cu­li­na, así como algu­nos inci­den­tes secun­da­rios que de nin­gún modo cobran mayor relevancia.

No hay nin­gu­na nota de humor que ame­ni­ce la his­to­ria y la for­ma en que está con­ta­da abu­rre; esto es así por­que los núme­ros de strip­tea­se se repi­ten monó­to­na­men­te, no hay ero­tis­mo que pue­da brin­dar una míni­ma emo­ción a lo que se ve y por­que en nin­gún momen­to hay un foco dra­má­ti­co de inte­rés capaz de trans­mi­tir el tono rea­lis­ta que Soder­bergh inten­ta brindar.

El elen­co es bueno, sobre todo McCo­naughey, pero la fal­ta de ori­gi­na­li­dad y pro­fun­di­dad del rela­to impi­de que los acto­res sean apre­cia­dos en su real dimensión.

Con­clu­sión: Pue­de que un públi­co feme­nino se sien­ta atraí­do de ver a popu­la­res artis­tas des­nu­dán­do­se en esce­na, pero más allá de esa curio­si­dad este medio­cre film care­ce de sus­tan­cia sin agre­gar algu­na nota de emo­ción sobre bai­la­ri­nes de strip­tea­se que han ele­gi­do esta acti­vi­dad como pro­fe­sión habi­tual. Jor­ge Gutman

Retorno del Hom­bre Araña

THE AMA­ZING SPI­DER-MAN. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Marc Webb. Elen­co: Andrew Gar­field, Emma Sto­ne, Denis Leary, Sally Field, Mar­tin Sheen RETORNO DEL HOMBRE ARAÑA

A ape­nas 10 años de haber­se cono­ci­do el pri­me­ro de los tres fil­mes sobre el Hom­bre Ara­ña con Sam Rai­mi como direc­tor y Tobey Magui­re en el rol pro­ta­gó­ni­co, lla­ma la aten­ción que tan pron­ta­men­te se conoz­ca una nue­va ver­sión de este super­hé­roe; pero los pro­duc­to­res de este film apos­ta­ron a la popu­la­ri­dad del per­so­na­je para dotar­lo con vida nue­va a tra­vés de otros intér­pre­tes y un dife­ren­te rea­li­za­dor. La fór­mu­la fun­cio­na en la medi­da que esta pelí­cu­la, sin alcan­zar la soli­dez de sus pre­de­ce­so­ras, se man­tie­ne en un nivel capaz de satis­fa­cer al gran público. 

Esen­cial­men­te, con modi­fi­ca­cio­nes meno­res, el pun­to de par­ti­da es el mis­mo. La acción que se desa­rro­lla en Nue­va York, mues­tra en las pri­me­ras esce­nas al niño Peter Par­ker que es deja­do inex­pli­ca­ble­men­te por sus padres al cui­da­do de sus entra­ña­bles tíos Ben (Mar­tin Sheen) y May (Sally Field). Diez años des­pués Peter (Andrew Gar­field) es un inte­li­gen­te y sen­si­ble ado­les­cen­te mar­gi­na­do, sufrien­do cier­tas humi­lla­cio­nes por par­te de algu­nos de sus com­pa­ñe­ros de escue­la; no obs­tan­te, logra ganar­se la sim­pa­tía e inte­rés sen­ti­men­tal de Gwen Stacy (Emma Sto­ne), una de sus cama­ra­das del colegio. 

Al visi­tar el labo­ra­to­rio del cien­tí­fi­co Curt Con­nors (Rhys Ifans) que ha sido cole­ga de su padre ausen­te y que se dedi­ca a medi­ci­na gené­ti­ca, lle­ga a ser pica­do por una ara­ña gené­ti­ca­men­te modi­fi­ca­da y como resul­ta­do de ello al poco tiem­po comien­za a apre­ciar que está dota­do de una fuer­za extra­or­di­na­ria a la vez que es capaz de des­pla­zar­se por los aires con excep­cio­nal maestría. 

De allí en más, el públi­co sigue las aven­tu­ras del mucha­cho en la piel de Hom­bre Ara­ña don­de ten­drá que vér­se­las con un enemi­go espe­cial. Se tra­ta del mis­mo Dr. Con­nors quien al tra­tar de explo­rar la posi­bi­li­dad de efec­tuar tras­plan­tes de ani­ma­les a los genes huma­nos, se pres­ta él mis­mo como coba­yo de un arries­ga­do expe­ri­men­to que lo trans­for­ma en un gigan­tes­co rep­til que siem­bra páni­co en la pobla­ción local. Allí está nues­tro super­hé­roe quien tra­ta­rá de apla­car y ven­cer al mons­truo­so animal.

A pesar de que la ante­rior y úni­ca pelí­cu­la rea­li­za­da por Marc Webb (500 Days of Sum­mer) ha sido una come­dia román­ti­ca, en esta pro­duc­ción sale airo­so del desa­fío impues­to, brin­dan­do un film capaz de reu­nir los míni­mos ingre­dien­tes para dejar satis­fe­cho a un públi­co masi­vo ávi­do de aventuras.

Aun­que el guión es el ele­men­to menos ins­pi­ra­do del film, Webb ha com­pen­sa­do sus debi­li­da­des trans­mi­tien­do muy bien los momen­tos ínti­mos del rela­to don­de pri­vi­le­gia más a Peter como indi­vi­duo corrien­te que a su para­le­la per­so­na­li­dad; así brin­da un toque román­ti­co a esta his­to­ria a tra­vés de la fres­cu­ra espon­tá­nea que sur­ge en la rela­ción sen­ti­men­tal del mucha­cho y Gwen. Gar­field, a pesar de que en la reali­dad supera amplia­men­te la edad de su per­so­na­je, ofre­ce una muy bue­na inter­pre­ta­ción del ado­les­cen­te vul­ne­ra­ble e inse­gu­ro por el aban­dono de sus padres pero que a tra­vés de su trans­for­ma­ción ines­pe­ra­da y del amor de la chi­ca a quien quie­re logra recu­pe­rar su auto­es­ti­ma y con­fian­za. Por su par­te, Sto­ne otor­ga dul­zu­ra y espon­ta­nei­dad a su per­so­na­je esta­ble­cien­do una logra­da quí­mi­ca en el víncu­lo con Peter. Webb tam­bién obtu­vo bue­nas inter­pre­ta­cio­nes del res­to del elen­co don­de se des­ta­can Field, Sheen, Ifans y Denis Leary.

Aun­que en los tiem­pos actua­les ya no hay más sor­pre­sas en mate­ria téc­ni­ca, los resul­ta­dos en este sen­ti­do son satis­fac­to­rios don­de el empleo de 3D con el uso de los ante­ojos tri­di­men­sio­na­les refuer­za muy bien las esce­nas de mayor tensión.

Aun­que el rit­mo del film es por lo gene­ral flui­do, su dura­ción de más de dos horas podría ser aco­ta­da en su tra­mo final en la medi­da que se ale­tar­ga sin necesidad.

Con­clu­sión: Aun­que sin mayor pro­fun­di­dad psi­co­ló­gi­ca, esta nue­va ver­sión sin ser espec­ta­cu­lar logra su pro­pó­si­to de entre­te­ner, en gran par­te gra­cias a Andrew Gar­field infun­dien­do con­vic­ción al popu­lar per­so­na­je. Jor­ge Gutman