Cri­sis Conyugal

TAKE THIS WALTZ. Cana­dá, 2011. Un film escri­to y diri­gi­do por Sarah Polley. Elen­co: Miche­lle Williams, Seth Rogen, Luke KirbyCRISIS CONYUGAL

Des­pués de su pro­mi­so­rio debut como rea­li­za­do­ra en Away from Her (2007), la joven actriz y direc­to­ra cana­dien­se Sarah Polley vuel­ve a ubi­car­se detrás de las cáma­ras en Take this Waltz para abor­dar un caso de adul­te­rio. Aun­que bien actua­da y visual­men­te atrac­ti­va, la pelí­cu­la no alcan­za a gene­rar entu­sias­mo sufi­cien­te así como tam­po­co empa­tía algu­na hacia su prin­ci­pal per­so­na­je, en gran medi­da por­que no está lo sufi­cien­te­men­te des­crip­to como para com­pren­der bien sus motivaciones.

Miche­lle Williams ani­ma a Mar­got, una joven cer­ca­na a los 30 años que vive en Toron­to y está casa­da des­de hace cin­co años con su buen y afa­ble mari­do Lou (Seth Rogen). En un via­je aéreo que efec­túa des­de Nova Sco­tia de retorno a su hogar, cono­ce en el aero­puer­to a Daniel (Luke Kirby), de edad simi­lar, enta­blan­do una con­ver­sa­ción no del todo espon­tá­nea o natu­ral. En la aero­na­ve ambos tie­nen asig­na­dos asien­tos con­ti­guos y en el aero­puer­to de Toron­to deci­den com­par­tir un taxi; al lle­gar al domi­ci­lio de Mar­got, ambos des­cien­den del vehícu­lo por­que Daniel vive jus­to enfren­te de su casa; es decir que son veci­nos sin haber­lo sabi­do antes. 

Dejan­do de lado este tipo de casua­li­da­des, poco a poco se va refle­jan­do un inte­rés, entre curio­si­dad y atrac­ción inde­fi­ni­da, que Mar­got sien­te por Daniel, obser­ván­do­lo a tra­vés de la ven­ta­na de su hogar. De ahí en más, y a par­tir de encuen­tros que se pro­du­cen en la calle, va sur­gien­do entre ellos una rela­ción pla­tó­ni­ca amis­to­sa don­de no es nece­sa­rio ser muy pers­pi­caz o intui­ti­vo para ima­gi­nar cómo esta rela­ción habrá de concluir. 

Dife­ren­tes lec­tu­ras se pue­den brin­dar a lo que Polley vuel­ca en su guión. En la des­crip­ción de la rela­ción con­yu­gal de Mar­got y su mari­do no hay nada que tra­sun­te algún dejo anor­mal; por lo tan­to, fren­te a lo que se obser­va pare­ce­ría que nin­gún víncu­lo sen­ti­men­tal es dura­de­ro cuan­do se pre­sen­ta una ter­ce­ra per­so­na capaz de des­per­tar inte­rés román­ti­co en alguno de los cón­yu­ges. Otra inter­pre­ta­ción es que a pesar de la bue­na rela­ción matri­mo­nial, hay algo raro en la per­so­na­li­dad de Mar­got que la tor­na extra­ña y enig­má­ti­ca; por ejem­plo, mani­fies­ta un temor en las cone­xio­nes de los vue­los aéreos ade­más de mani­fes­tar en sus ges­tos que algo inte­rior le pro­du­ce insa­tis­fac­ción sin que que­de cla­ro qué es lo que real­men­te la inquie­ta o bien qué es lo que moti­va su atrac­ción por Daniel arries­gan­do de este modo un matri­mo­nio bien ave­ni­do. En todo caso, hay una ten­sión sexual que se tras­lu­ce a lo lar­go del rela­to, inclu­yen­do una esce­na muy bien resuel­ta y de car­ga­do ero­tis­mo que se pro­du­ce en una con­ver­sa­ción entre Mar­got y Daniel, don­de éste le des­cri­be qué es lo que sexual­men­te haría con ella si se pre­sen­ta­ra la opor­tu­ni­dad de efectuarlo.

Sería indis­cre­to anti­ci­par el modo en que Polley resuel­ve la situa­ción plan­tea­da en este trián­gu­lo amo­ro­so. A pesar de que el film dis­te de brin­dar un rela­to con­sis­ten­te de des­ilu­sión con­yu­gal como lo que se pudo apre­ciar en Blue Valen­ti­ne(2010), el film se deja ver debi­do a un rit­mo sos­te­ni­do y por la muy bue­na inter­pre­ta­ción de su elen­co. Aun­que su per­so­na­je resul­te ambi­guo, Williams logra una natu­ral carac­te­ri­za­ción de una mujer des­con­ten­ta que aman­do a su mari­do no pue­de evi­tar gus­tar de otro hom­bre. Rogen, excep­cio­nal­men­te cáli­do, demues­tra un com­ple­to domi­nio en un rol de enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca; por su par­te, Kirby con­ven­ce como el per­so­na­je exte­rior que ame­na­za la esta­bi­li­dad con­yu­gal de Mar­got y Lou; final­men­te, Sarah Sil­ver­man se luce en un papel secun­da­rio como la her­ma­na de Lou recu­pe­rán­do­se de una adic­ción alcohólica.

Con­clu­sión: Des­cri­bien­do la cri­sis de una joven mujer casa­da, Polley ofre­ce un film serio aun­que no com­ple­ta­men­te satis­fac­to­rio. Jor­ge Gutman