El Encuen­tro de Dos Medios Hermanos

PEO­PLE LIKE US. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Alex Kur­tz­man. Elen­co: Chris Pine, Eli­za­beth Banks, Miche­lle Pfeiffer

EL ENCUENTRO DE DOS MEDIOS HERMANOS

En su debut como direc­tor, Alex Kur­tz­man con­si­de­ra un tema humano y par­cial­men­te auto­bio­grá­fi­co sobre dos medios her­ma­nos que no lle­ga­ron a cono­cer­se has­ta que la muer­te del padre común ter­mi­na reu­nién­do­los. Como una alter­na­ti­va a los fil­mes de acción del actual perío­do esti­val, esta his­to­ria lle­ga­rá a inte­re­sar a una audien­cia intere­sa­da en temas sustanciosos. 

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Robert Orci y Jody Lam­bert, pre­sen­ta a Sam (Chris Pine),un joven ven­de­dor de rápi­da labia vivien­do en Nue­va York y que intem­pes­ti­va­men­te reci­be la noti­cia de que su padre, un pro­duc­tor musi­cal que vivió en Cali­for­nia, ha falle­ci­do. De inme­dia­to y con el apo­yo de su novia Han­nah (Oli­via Wil­de), deci­den par­tir a Los Ánge­les para el fune­ral, aun­que lle­gan poco des­pués del mis­mo. Ale­ja­do de su madre Lilian (Miche­lle Pfeif­fer) y sobre todo en mate­ria afec­ti­va de su difun­to padre, Sam se ente­ra de que éste le legó unos dis­cos de vini­lo y como últi­mo deseo le pide que haga lle­gar 150 mil dóla­res en dine­ro efec­ti­vo a Josh Davis (Michael Hall D’Addario), un niño de 11 años, a tra­vés de Fran­kie Davis (Eli­za­beth Banks), una humil­de madre mono­pa­ren­tal que tra­ba­ja en un bar para man­te­ner a su hijo. Es en ese momen­to que Sam se ente­ra de que esa mujer es su media her­ma­na, con­ce­bi­da en la rela­ción adúl­te­ra que su padre man­tu­vo con la madre de Fran­kie ya desaparecida.

Sam ‑una per­so­na que nun­ca fue un ejem­plo de con­duc­ta éti­ca- dudan­do en cum­plir con la volun­tad de su padre comien­za a enta­blar una rela­ción con Fran­kie y su hijo pero ocul­tan­do su iden­ti­dad y por lo tan­to de que están vin­cu­la­dos fami­liar­men­te. A pesar de que Sam desea guar­dar el dine­ro para sí, a medi­da que comien­za a cono­cer a Fran­kie y al niño para quien gra­dual­men­te se con­vier­te en una espe­cie de padre que nun­ca tuvo, sus inten­cio­nes cam­bia­rán. La situa­ción devie­ne más com­pli­ca­da cuan­do Fran­kie al igno­rar su víncu­lo fami­liar con Sam cree que la está cor­te­jan­do y comien­za a sen­tir­se intere­sa­da por él. 

Si bien el film ado­le­ce en cier­tos momen­tos de situa­cio­nes melo­dra­má­ti­cas que podrían haber sido evi­ta­das, en líneas gene­ra­les el rela­to atrae y resul­ta con­vin­cen­te la des­crip­ción de cómo Sam y Fran­kie han ido mol­dean­do sus per­so­na­li­da­des, en un caso como hijo úni­co de un hogar for­mal­men­te cons­ti­tui­do y, en el otro, como hija ile­gí­ti­ma de un padre que nun­ca man­tu­vo un real acer­ca­mien­to hacia ella. 

Las inter­pre­ta­cio­nes son muy bue­nas. Pine va modi­fi­can­do gra­dual­men­te la natu­ra­le­za de su per­so­na­je para ir adqui­rien­do un ges­to de noble­za y hon­ra­dez al com­pro­bar la vida no muy afor­tu­na­da que le tocó vivir a su media her­ma­na. Banks es muy con­vin­cen­te como la joven que luchan­do con­tra la adver­si­dad en un prin­ci­pio se entre­ga al alcohol pero final­men­te logra recu­pe­rar­se de su vicio al tener un hijo por quien vivir y preo­cu­par­se; por su par­te Pfeif­fer logra trans­mi­tir la natu­ra­le­za de un per­so­na­je vul­ne­ra­ble que tuvo que tole­rar la infi­de­li­dad y desin­te­rés de su marido. 

Con­clu­sión: A pesar de exten­der­se más allá de lo nece­sa­rio y de mani­pu­lar la aten­ción del espec­ta­dor en deter­mi­na­das oca­sio­nes, este sen­ti­men­tal rela­to gene­ra genui­na emo­ción gra­cias a un elen­co muy com­pe­ten­te. Jor­ge Gutman