Al mar­gen de la Ley

LAW­LESS. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de John Hill­coat. Elen­co: Shia LaBeouf, Tom Hardy, Jason Clar­ke, Guy Pear­ce, Jes­si­ca Chastain

Shia LaBeouf y Mia Wasikowska

Shia LaBeouf y Mia Wasikowska

Este film de John Hill­coat ambien­ta­do en Vir­gi­nia en 1931 no esca­ti­ma en ofre­cer vio­len­cia, sadis­mo y baños de san­gre en el enfren­ta­mien­to de seres des­pia­da­dos dis­pues­tos a jugar­se el todo por el todo. Bien fil­ma­da aun­que dema­sia­do alar­ga­da, la pelí­cu­la reúne los ele­men­tos nece­sa­rios para con­for­mar a los aman­tes del géne­ro de acción sin que les afec­te la ausen­cia de con­te­ni­do emo­cio­nal en lo que se está presenciando.

La his­to­ria vol­ca­da en el guión de Nick Cave tie­ne visos verí­di­cos pues­to que se basa en el libro “The Wet­test County in the World” de Matt Bon­du­rant (2009) quien rela­ta en for­ma de fic­ción las andan­zas de su abue­lo Jack y sus dos tíos abue­los duran­te los años de la Ley Seca.

La prohi­bi­ción de ven­der bebi­da alcohó­li­ca que rigió en Esta­dos Uni­dos entre 1917 y 1933 impul­só a que muchos con­tra­ban­dis­tas con­tra­vi­nie­ran las leyes a fin de explo­tar un nego­cio que ren­día sucu­len­tos bene­fi­cios. Entre ellos se encuen­tran los her­ma­nos Ban­du­rant inte­gra­dos por Jack (Shia LaBeouf), Forrest (Tom Hardy) y Howard (Jason Clar­ke) tra­ba­jan­do en el dis­tri­to de Fran­klin County don­de regen­tean un res­tau­ran­te al paso así como una esta­ción gaso­li­ne­ra para cubrir las apa­rien­cias de sus ope­ra­cio­nes en la pro­duc­ción y trá­fi­co de lico­res. Mien­tras que Jack, el menor de los tres, es rele­ga­do a tareas secun­da­rias a pesar de ansiar un rol más acti­vo y pre­pon­de­ran­te en la empre­sa fra­ter­nal, Forrest es la emi­nen­cia gris de las ope­ra­cio­nes en tan­to que Howard ofre­ce su muscu­losa y gigan­tes­ca pre­sen­cia para pro­te­ger el negocio.

El con­flic­to dra­má­ti­co del rela­to se pro­du­ce cuan­do en 1931 lle­ga de Chica­go Char­lie Rakes (Guy Pear­ce), un agen­te del FBI que a pesar de que tie­ne como obje­ti­vo vigi­lar el cum­pli­mien­to de la ley eso no le impi­de actuar como un vil corrup­to que desea apro­piar­se de una bue­na par­te de las uti­li­da­des del bri­llan­te nego­cio de los Ban­du­rant. Fren­te a la rotun­da nega­ti­va que obtie­ne de los her­ma­nos, la con­fron­ta­ción entre ambas par­tes ori­gi­na una gue­rra sin cuar­tel; las pri­me­ras con­se­cuen­cias la sufren Jack cuan­do reci­be una bru­tal pali­za y pos­te­rior­men­te Forrest cuan­do los secua­ces de Rakes le cor­tan su gar­gan­ta, logran­do mila­gro­sa­men­te sobre­vi­vir. De allí en más comien­za la ope­ra­ción a lo macho del “ojo por ojo” ori­gi­nan­do una bru­tal y explí­ci­ta vio­len­cia que en la mayo­ría de las situa­cio­nes bien podría ser evi­ta­da. 

El guión es más bien ruti­na­rio sin que ofrez­ca la dimen­sión o pro­fun­di­dad de otros fil­mes del géne­ro como lo han sido, por ejem­plo, Bon­nie and Cly­de (1967) de Arthur Penn y Miller’s Cros­sing (1990) de los her­ma­nos Coen. Con todo, Hill­coat nutre a esta his­to­ria con un mode­ra­do sus­pen­so y una míni­ma dosis de humor para ali­viar las ten­sio­nes. 

El repar­to es muy bueno. LaBo­euf, Hardy y Clar­ke con­ven­cen ple­na­men­te en la carac­te­ri­za­ción de sus roles. En pape­les secun­da­rios se des­ta­can Mía Wasi­kows­ka y Jes­si­ca Chas­tain cuyos per­so­na­jes gene­ran las sub­tra­mas román­ti­cas esta­ble­ci­das con Jack y Forrest res­pec­ti­va­men­te, apor­tan­do al mis­mo tiem­po los esca­sos momen­tos de inti­mi­dad del rela­to. 

En los ren­glo­nes téc­ni­cos cabe resal­tar la muy bue­na foto­gra­fía de Benoit Delhom­me, la músi­ca de Nick Cave y la exce­len­te repro­duc­ción de épo­ca gra­cias a los dise­ños de pro­duc­ción logra­dos por Chris Ken­nedy. 

Con­clu­sión: Sin dema­sia­do rigor, el film con­for­ma un entre­te­ni­mien­to para los adic­tos a los fil­mes de acción. Jor­ge Gutman