Un Wes­tern Violento

DJAN­GO UNCHAI­NED. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film escri­to y diri­gi­do por Quen­tin Tarantino

Así como en Inglo­rious Bas­terds (2009) Quen­tin Taran­tino abor­dó la fan­ta­sía de la ven­gan­za de los judíos hacia sus tor­tu­ra­do­res nazis, aquí afron­ta otra his­to­ria de revan­chis­mo don­de los negros se ven­gan de sus escla­vis­tas blan­cos en los años que pre­ce­den a la Gue­rra de Sece­sión. Adop­tan­do la moda­li­dad de un spaghet­ti wes­tern, Taran­tino ideó una ori­gi­nal his­to­ria con su talen­to habi­tual para la escri­tu­ra de afi­la­dos y mor­da­ces diá­lo­gos con una ajus­ta­da pues­ta escénica.

Christoph Walts y Jamie Foxx

Chris­toph Walts y Jamie Foxx

La tra­ma que trans­cu­rre en 1858 con­cier­ne al Dr. King Schultz (Chris­toph Waltz), un den­tis­ta oriun­do de Ale­ma­nia vivien­do en Texas y que tra­ba­ja como caza­dor de recom­pen­sas de cri­mi­na­les. Al des­cu­brir por azar que Djan­go (Jamie Foxx), un escla­vo afro­ame­ri­cano, pue­de con­du­cir­lo a loca­li­zar tres peli­gro­sos ase­si­nos, deci­de com­prar­lo y al hacer­lo le pro­me­te dejar­lo en liber­tad si le ayu­da a cum­plir su misión. Con­clui­do ese tra­ba­jo en for­ma exi­to­sa, el ex escla­vo se con­vier­te en el asis­ten­te de Schultz ayu­dán­do­lo a que pro­si­ga ejer­cien­do su pro­fe­sión habi­tual en la cap­tu­ra o eli­mi­na­ción de cri­mi­na­les bus­ca­dos por la jus­ti­cia; a cam­bio de su par­ti­ci­pa­ción, Schultz le pro­me­te tra­tar de ubi­car y res­ca­tar a su escla­va espo­sa ale­ma­na Broomhil­da (Kerry Washing­ton) que fue ven­di­da separadamente.

Con una inven­ti­va rique­za visual, Taran­tino ofre­ce un rela­to de acción cali­bra­da que lle­va a sus dos per­so­na­jes prin­ci­pa­les a reco­rrer el cora­zón del sur ame­ri­cano para cazar cri­mi­na­les don­de en todos los casos ter­mi­nan matán­do­los vio­len­ta­men­te; cla­ro está que tra­tán­do­se de Taran­tino, no fal­tan las notas de humor para rela­jar la ten­sión. A pesar de su soli­dez, el rea­li­za­dor alar­ga inne­ce­sa­ria­men­te el desa­rro­llo del rela­to vol­vién­do­lo repe­ti­ti­vo en su sec­ción inter­me­dia. Es recién en su últi­ma par­te cuan­do el film vuel­ve a cobrar el vue­lo ini­cial al lle­gar a la man­sión de Cal­vin Can­die (Leo­nar­do DiCa­prio), quien es el infa­me pro­pie­ta­rio de una plan­ta­ción algo­do­ne­ra que ha com­pra­do a Broomhil­da y que la tra­ta al igual que a casi todos sus escla­vos negros en for­ma des­pó­ti­ca. Es aquí don­de la intri­ga cobra sus­pen­so sobre la for­ma en que la seño­ra de Djan­go podrá ser res­ca­ta­da de las garras de su amo.

Aun­que Djan­go es teó­ri­ca­men­te su per­so­na­je cen­tral, Schultz conss­ti­tu­ye el alma del rela­to gra­cias a la for­ma en que Taran­tino lo con­ci­bió y, cier­ta­men­te, al modo en que Waltz lo ha carac­te­ri­za­do, espe­cial­men­te con el com­por­ta­mien­to meli­fluo que adop­ta; la inter­pre­ta­ción de este excep­cio­nal actor aus­tría­co pro­por­cio­na enor­me pla­cer al espec­ta­dor que lo está obser­van­do. Otra actua­ción des­ta­ca­da es la de DiCa­prio ani­man­do exce­len­te­men­te a un cruel y sádi­co indi­vi­duo que se delei­ta con­tem­plan­do los espec­tácu­los de lucha san­grien­ta de sus escla­vos. Por su par­te, Samuel L. Jack­son, uno de los acto­res favo­ri­tos de Taran­tino, ani­ma con com­ple­ta natu­ra­li­dad al fiel valet negro de Can­die quien a pesar de su raza se soli­da­ri­za con el orden social impe­ran­te. En cam­bio, la carac­te­ri­za­ción del héroe de esta his­to­ria por par­te de Foxx resul­ta un tan­to uni­di­men­sio­nal sin que lle­gue a cobrar ver­da­de­ro impac­to su trans­for­ma­ción de débil escla­vo en deci­di­do hom­bre libre.

Taran­tino es uno de esos direc­to­res que se han carac­te­ri­za­do por la auda­cia, irre­ve­ren­cia y el carác­ter pro­vo­ca­ti­vo de sus rela­tos; en este caso, Djan­go no es la excep­ción y sin duda, sus lea­les segui­do­res esta­rán muy com­pla­ci­dos con lo que este film les ofre­ce. Sin embar­go y a pesar de haber logra­do un cua­dro rea­lis­ta de la escla­vi­tud de los Esta­dos Uni­dos del perío­do en que trans­cu­rre la acción, este ambi­cio­so film peca por su exce­si­va dura­ción –ya men­cio­na­da- y fun­da­men­tal­men­te por su cho­can­te, explo­si­va y detes­ta­ble vio­len­cia que aun­que bur­les­ca bien podría ser evi­ta­da; sin duda que al con­tem­plar el des­en­la­ce de esta his­to­ria, más de un espec­ta­dor aso­cia­rá la furia explo­si­va que se des­plie­ga con la recien­te tra­ge­dia ocu­rri­da en una escue­la pri­ma­ria de New­town en Con­nec­ti­cut que con­mo­vió al mun­do entero.

Con­clu­sión: Un wes­tern vio­len­to con toques de come­dia negra que agra­da­rá a los afi­cio­na­dos de Taran­tino Jor­ge Gutman