El Tiem­po del Olvido

OBLI­VION. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Joseph Kosinski

Tom Cruise

Tom Crui­se

Anti­ci­pán­do­se en dos meses al ini­cio del verano, la tem­po­ra­da esti­val de cine ya comen­zó en Amé­ri­ca del Nor­te con el estreno de Obli­vion del rea­li­za­dor Joseph Kosins­ki. Siguien­do los pasos ya tran­si­ta­dos en Tron: Legacy (2010), Kosins­ki no inno­va ni agre­ga sor­pre­sa algu­na que no se hubie­se con­tem­pla­do en otros títu­los del géne­ro (espe­cial­men­te The Matrix y/o Total Recall); con todo, habrá que reco­no­cer que para los aman­tes de este tipo de fil­mes, esta pelí­cu­la habrá de sumer­gir­los en una expe­rien­cia visual úni­ca y es pre­ci­sa­men­te allí don­de resi­den sus prin­ci­pa­les méritos. 

El film aglu­ti­na todos los ele­men­tos pro­pios de la cien­cia fic­ción pre­sen­tan­do un uni­ver­so en don­de que­dan expues­tos los con­flic­tos de huma­nos y aliens, los via­jes a tra­vés del tiem­po y del olvi­do, la bús­que­da de iden­ti­dad, pre­sen­cia de pla­ne­tas diez­ma­dos y colo­ni­za­dos y otros ele­men­tos que el rea­li­za­dor ima­gi­nó en el guión por él con­ce­bi­do y tenien­do en men­te que Tom Crui­se sería su pro­ta­go­nis­ta. En efec­to, el popu­lar actor vuel­ca su caris­ma con com­ple­ta natu­ra­li­dad y su pre­sen­cia gra­vi­ta posi­ti­va­men­te en el desa­rro­llo del relato. 

La acción se ubi­ca en 2077 don­de des­pués de que la Tie­rra ha gana­do la vic­to­ria con­tra des­truc­ti­vas fuer­zas extra­te­rres­tres que la han deja­do diez­ma­da por ata­ques nuclea­res, la mayor par­te de la pobla­ción que ha logra­do sal­var­se se ha tras­la­da­do a Titán, una de las lunas de Saturno. Entre­tan­to, el pilo­to y téc­ni­co Jack Har­per (Crui­se) jun­to con su asis­ten­te Vika (Andrea Rise­bo­rough) aun resi­den en la super­fi­cie de la Tie­rra y se encuen­tran en una base flo­tan­te con la misión de man­te­ner ale­ja­dos a los inva­so­res hos­ti­les que aún per­ma­ne­cen ocul­tos, con­tan­do para ello con la ayu­da de inva­lua­bles dro­nes que se encuen­tran pro­gra­ma­dos para ase­gu­rar tam­bién el abas­te­ci­mien­to del agua. Esta pri­me­ra par­te del film, prác­ti­ca­men­te con pocos diá­lo­gos, se nutre de la pre­sen­cia de Jack y Vika, y Sally (Melis­sa Leo) quien sigue la mar­cha de lo que está acon­te­cien­do des­de el con­trol cen­tral. En tér­mi­nos estric­ta­men­te cine­ma­to­grá­fi­cos, es don­de el film regis­tra sus más bellas escenas. 

Inme­dia­ta­men­te des­pués, el rela­to cam­bia de tono cuan­do la memo­ria de Jack, que ha que­da­do eli­mi­na­da para evi­tar que fuer­zas hos­ti­les pue­dan extraer­le infor­ma­ción en caso de ser cap­tu­ra­do, comien­za a aso­ciar­se con imá­ge­nes román­ti­cas man­te­ni­das en el pasa­do con una bella y mis­te­rio­sa mujer, a tra­vés de Julia (Olga Kury­len­ko), una sobre­vi­vien­te de la gue­rra. A par­tir de allí Jack que no pue­de no pue­de dejar de pen­sar acer­ca de su pasa­do comien­za a cavi­lar sobre el futu­ro de la huma­ni­dad. En esta segun­da mitad, la his­to­ria se vuel­ve más dia­lo­ga­da, con cier­tas esce­nas de acción bien logra­das y con algu­nas con­no­ta­cio­nes huma­nis­tas e impli­ca­cio­nes mora­les que son tra­ta­das esque­má­ti­ca­men­te. Con más per­so­na­jes que entran en el esce­na­rio, como es el caso de Mor­gan Free­man lide­ran­do un gru­po de rebel­des, el film intro­du­ce varias sub­tra­mas que se dejan ver pero sin ofre­cer una intri­ga o sus­pen­so especial. 

Como ya se men­cio­nó, el film des­lum­bra con sus mara­vi­llo­sos deta­lles visua­les. En tal sen­ti­do es remar­ca­ble la mag­ní­fi­ca labor de Clau­dio Miran­da en su con­di­ción de direc­tor de foto­gra­fía así como la del dise­ña­dor de pro­duc­ción Darren Gil­ford quie­nes auna­ron sus esfuer­zos para ofre­cer imá­ge­nes des­lum­bran­tes que se con­vier­ten en las ver­da­de­ras pro­ta­go­nis­tas de este mode­ra­do entre­te­ni­mien­to. Jor­ge Gutman