Una Eva­lua­ción de Can­nes 2013

Por Jor­ge Gut­man 

Los Prin­ci­pa­les Pre­mios de la Com­pe­ten­cia Ofi­cial 

Otra edi­ción del fes­ti­val más impor­tan­te del mun­do con­clu­yó el domin­go pasa­do don­de en la sec­ción com­pe­ti­ti­va pre­do­mi­na­ron los títu­los fran­ce­ses y ame­ri­ca­nos. En todo caso, varios de ellos jerar­qui­za­ron la mues­tra y sobre todo el film que obtu­vo el pre­mio mayor con­mo­vió uná­ni­me­men­te a la crí­ti­ca y al jura­do de la com­pe­ten­cia ofi­cial pre­si­di­do por Ste­ven Spielberg. 

Adèle Exarchopulos y Léa Seydoux en LA VIE D'ADELE

Adè­le Exar­cho­pu­los y Léa Sey­doux en LA VIE D’ADELE

He aquí una rápi­da revi­sión de los fil­mes com­pe­ti­ti­vos que han sido pre­mia­dos. El film fran­cés La vié d’Adèle –Cha­pi­tre 1 et 2 obtu­vo mere­ci­da­men­te la codi­cia­da Pal­ma de Oro, dis­tin­ción máxi­ma del fes­ti­val. Más allá de sus valo­res excep­cio­na­les, cabe seña­lar que esta obra del direc­tor fran­co-tune­cino Abde­lla­tif Kechi­che cons­ti­tu­ye des­de ya un hito his­tó­ri­co por tra­tar­se de un film audaz y casi se diría revo­lu­cio­na­rio al des­cri­bir con máxi­ma ter­nu­ra, cru­de­za y can­di­dez la his­to­ria de amor de dos chi­cas como nun­ca se ha vis­to en cine has­ta la fecha. Ade­más, tenien­do en cuen­ta que de acuer­do a las regla­men­ta­cio­nes del fes­ti­val no pue­de adju­di­car­se más que un pre­mio por film, Spiel­berg seña­ló que el jura­do había toma­do el excep­cio­nal paso de reco­no­cer los méri­tos de los tres artí­fi­ces de esta pelí­cu­la men­cio­nan­do al direc­tor así como a sus dos pro­ta­go­nis­tas Adè­le Exar­cho­pu­los y Léa Seydoux. 

Esta pelí­cu­la será juz­ga­da con toda la exten­sión que mere­ce en opor­tu­ni­dad de su estreno. Por aho­ra con­vie­ne seña­lar que se refie­re al amor entre dos jóve­nes muje­res a tra­vés de un perío­do crí­ti­co de 7 años. Lo que el rela­to des­ta­ca fun­da­men­tal­men­te es la per­so­na­li­dad de cada una de las mis­mas y la for­ma cómo el sen­ti­mien­to de amor pue­de evo­lu­cio­nar posi­ti­va o nega­ti­va­men­te. Adè­le (Exar­cho­pu­los) es una estu­dian­te de escue­la secun­da­ria que ocul­ta o pare­ce­ría negar su ver­da­de­ra orien­ta­ción sexual has­ta el pun­to de inti­mar con un com­pa­ñe­ro de cur­so sin obte­ner mayor pla­cer de ese encuen­tro; todo cam­bia cuan­do cono­ce a Emma (Sey­doux), una joven de edad simi­lar que es estu­dian­te de bellas artes y de quien se ena­mo­ra per­di­da­men­te. El film se cen­tra en las diver­sas mani­fes­ta­cio­nes que va adop­tan­do ese sen­ti­mien­to des­de el momen­to en que se encuen­tran, el desa­rro­llo que adquie­re ese amor de vol­cá­ni­ca mag­ni­tud, has­ta que en un momen­to dado comien­za a des­va­ne­cer­se hacien­do que Emma deje a su com­pa­ñe­ra en un esta­do de com­ple­to des­am­pa­ro, dolor y soledad. 

Para que­rer trans­mi­tir con toda fide­li­dad el modo cómo el amor se fusio­na con el sexo don­de dos cuer­pos se fun­den en uno solo, Kechi­che deja que su cáma­ra refle­je una rela­ción sexual de 8 minu­tos don­de todo trans­cu­rre en tiem­po real; aun­que podrá ser dis­cu­ti­ble si es o no nece­sa­rio dis­pen­sar tal dura­ción, lo cier­to es que de nin­gu­na mane­ra las imá­ge­nes con­tem­pla­das resul­tan por­no­grá­fi­cas sino que tie­nen como pro­pó­si­to invo­lu­crar al espec­ta­dor para que com­pren­da en toda su dimen­sión el torren­te pasio­nal que une a estos dos per­so­na­jes don­de poco impor­ta que res­pon­dan al mis­mo sexo por­que lo expues­to podría haber acon­te­ci­do entre per­so­nas de dife­ren­te género.

Oscar Isaac en INSIDE LLEWYN DAVIS

Oscar Isaac en INSI­DE LLEWYN DAVIS

El Gran Pre­mio del Jura­do, fue adju­di­ca­do a la pro­duc­ción ame­ri­ca­na Insi­de Llewyn Davis de los her­ma­nos Joel y Ethan Coen. Aun­que se tra­te de un film de menor impor­tan­cia en la exce­len­te fil­mo­gra­fía de estos inte­li­gen­tes auto­res de cine, con todo se apre­cia un tra­ba­jo serio y com­pe­ten­te en don­de se rin­de tri­bu­to a la músi­ca folk ame­ri­ca­na de la déca­da del 60. Con una mag­ní­fi­ca ambien­ta­ción de épo­ca del West Villa­ge neo­yor­quino, el rela­to sigue la tra­yec­to­ria de Llewyn Davis –un per­so­na­je fic­ti­cio ins­pi­ra­do en un músi­co de cul­to que fue Dave Van Ronk- que tra­ta de abrir­se camino como can­tau­tor de este géne­ro musi­cal. Los sabro­sos diá­lo­gos del guión pro­vo­can genui­nas car­ca­ja­das den­tro del con­tex­to de una huma­na his­to­ria que per­mi­te refle­xio­nar acer­ca de los capri­chos que moti­van el reco­no­ci­mien­to de un ver­da­de­ro artis­ta; aun­que Davis reúne atri­bu­tos nece­sa­rios para triun­far como poco tiem­po des­pués lo haría Bob Dylan, sin embar­go él no lo logra por impe­rio de las cir­cuns­tan­cias. Ade­más de un buen repar­to que inclu­ye a Carey Mulli­gan, Jus­tin Tim­ber­la­ke y John Good­man, entre otros, se des­ta­ca nota­ble­men­te Oscar Isaac quien ade­más de ofre­cer nota­bles inter­pre­ta­cio­nes can­ta­das, trans­mi­te al espec­ta­dor la melan­co­lía del bohe­mio pro­ta­go­nis­ta que encarna. 

Amat Escalante, director de HELI

Amat Esca­lan­te, direc­tor de HELI

El pre­mio al mejor direc­tor le corres­pon­dió a Amat Esca­lan­te por el film mexi­cano Heli. Esta pelí­cu­la ilus­tra una vez más la natu­ra­le­za endé­mi­ca de la vio­len­cia en Méxi­co a tra­vés de una his­to­ria que invo­lu­cra a una humil­de fami­lia de tra­ba­ja­do­res vivien­do cer­ca de Gua­na­jua­to; la mis­ma está inte­gra­da por Heli (Arman­do Espi­tía), un joven mucha­cho que vive con su espo­sa y su bebé en la casa de su padre jun­to con su her­ma­na menor Este­la (Andrea Ver­ga­ra) de 12 años. Cuan­do Este­la se vin­cu­la sen­ti­men­tal­men­te con un poli­cía local, invo­lun­ta­ria­men­te arras­tra a su fami­lia a una situa­ción que invo­lu­cra a mer­ca­de­res del nar­co­trá­fi­co. Ésa será la chis­pa para asis­tir a un tris­te espec­tácu­lo de máxi­ma vio­len­cia don­de no fal­ta­rá un tri­ple secues­tro, la vio­la­ción de Este­la, así como una exten­di­da secuen­cia de tor­tu­ra capaz de sen­si­bi­li­zar has­ta al más indi­fe­ren­te espec­ta­dor. Aun­que fil­ma­do en for­ma impe­ca­ble, el nihi­lis­mo de Esca­lan­te es espe­luz­nan­te y si bien su inten­ción es mos­trar una reali­dad social impo­si­ble de negar, la extre­ma­da vio­len­cia expues­ta podría haber sido con­si­de­ra­ble­men­te más mode­ra­da para lograr el pro­pó­si­to deseado.

Masaharu Fukuyama en LIKE FATHER, LIKE SON

Masaha­ru Fuku­ya­ma en LIKE FATHER, LIKE SON

El Pre­mio del Jura­do fue atri­bui­do al film japo­nés Like Father, Like Son, escri­to y diri­gi­do por el nota­ble rea­li­za­dor Hiro­ka­zu Koree­da. Recu­rrien­do una vez más al tema de la fami­lia y a los lazos de afec­to exis­ten­tes entre sus inte­gran­tes, el guión pre­sen­ta a Ryo­ta (Masaha­ru Fuku­ya­ma), un arqui­tec­to obse­sio­na­do por su éxi­to pro­fe­sio­nal, que lle­va una exis­ten­cia armo­nio­sa jun­to a su espo­sa Mido­ri (Machi­ko Ono) y su úni­co hijo Kei­ta de 6 años a quien se le ha brin­da­do una apre­cia­ble edu­ca­ción ade­más del amor pater­nal. Esa exis­ten­cia nor­mal se ve alte­ra­da cuan­do la mater­ni­dad del hos­pi­tal don­de el niño nació comu­ni­ca a sus padres que debi­do a un error come­ti­do por una enfer­me­ra, Kei­ta ha sido inter­cam­bia­do con otro bebé naci­do en el mis­mo lugar. Cuan­do se lle­ga a deter­mi­nar la iden­ti­dad del otro gru­po fami­liar con­for­ma­do por Yudai (Lily Franky), su seño­ra Yuka­ri (Yoko Maki) por 3 hijos y que per­te­ne­ce a un nivel socio-eco­nó­mi­co infe­rior, comien­za una serie de encuen­tros entre ambas fami­lias para tener pre­pa­ra­do el terreno en el momen­to del inter­cam­bio de los hijos res­pec­ti­vos. Es en todo ese incó­mo­do y difi­cul­to­so pro­ce­so que impli­ca saber cuál es el camino más ade­cua­do a seguir fren­te a un hecho de esta natu­ra­le­za don­de el direc­tor lo enfo­ca tan­to des­de el pun­to de vis­ta de los padres como de los niños afec­ta­dos. El rela­to que plan­tea el dile­ma acer­ca de si los lazos de san­gre deben impo­ner­se o no al de la crian­za, cari­ño y afec­to que se le da a una cria­tu­ra que no es pro­pia, es tra­ta­do por el direc­tor con mucha suti­le­za, ter­nu­ra y con­tro­la­do sen­ti­mien­to; aun­que el dile­ma no que­da resuel­to, de todos modos el direc­tor ha logra­do un muy bello y can­do­ro­so film con inter­pre­ta­cio­nes de pri­mer nivel don­de se des­ta­ca la espon­ta­nei­dad de los peque­ños acto­res ani­man­do sus res­pec­ti­vos personajes.

Baoqiang Wang en A TOUCH OF SIN

Bao­qiang Wang en A TOUCH OF SIN

Así como la vio­len­cia es el fac­tor pri­mor­dial del film de Esca­lan­te ante­rior­men­te comen­ta­do, este tópi­co vuel­ve a hacer­se pre­sen­te en la pelí­cu­la chi­na A Touch Of Sin, escri­ta y diri­gi­da por Jia Zhang-Ke quien obtu­vo el pre­mio al mejor guión. Si has­ta hace pocos años Chi­na per­ma­ne­cía en el más abso­lu­to de los mis­te­rios para el obser­va­dor occi­den­tal, hoy día pue­de com­pro­bar­se que el actual gigan­te de la eco­no­mía mun­dial gene­ra con­si­de­ra­ble vio­len­cia en los dife­ren­tes nive­les de su socie­dad, don­de el bien­es­tar eco­nó­mi­co de cier­tas regio­nes se logra a expen­sas del detri­men­to de otras. A tra­vés de cua­tro his­to­rias ubi­ca­das en dife­ren­tes pro­vin­cias y con cua­tro per­so­na­jes que son –según el rea­li­za­dor- el refle­jo de la Chi­na con­tem­po­rá­nea, se con­tem­pla en un epi­so­dio a un mine­ro quien exas­pe­ra­do por la corrup­ción de los diri­gen­tes de su pue­blo deci­de pasar a la acción; otra his­to­ria se cen­tra en un tra­ba­ja­dor migran­te que regre­sa a su hogar para el Año Nue­vo Chino y des­cu­bre las amplias posi­bi­li­da­des que su arma de fue­go le ofre­ce; otro capí­tu­lo gira en torno de una recep­cio­nis­ta de un sau­na don­de el aco­so de un rico clien­te la indu­ce a come­ter un acto irre­pa­ra­ble; final­men­te se asis­te al caso de un joven que pasan­do de un tra­ba­jo a otro en situa­cio­nes degra­dan­tes vis­lum­bra en el sui­ci­dio la for­ma de solu­cio­nar su angus­tio­so pro­ble­ma. Aun­que estas his­to­rias son tra­ta­das en for­ma des­igual y sin gran alien­to emo­cio­nal, el film sus­ci­ta inte­rés al mos­trar cómo las des­igual­da­des eco­nó­mi­cas y socia­les de una socie­dad pue­den con­du­cir a un nivel de des­con­ten­to de la pobla­ción que lle­ga a explo­tar con inusi­ta­da furia. 

Tahar Rahim y Bérénice Bejo en LE PASSE

Tahar Rahim y Béré­ni­ce Bejo en LE PASSE

Sin lle­gar a satis­fa­cer com­ple­ta­men­te las expec­ta­ti­vas aguar­da­das des­pués de su bri­llan­te tra­ba­jo en el film A Sepa­ra­tion, el direc­tor ira­ní Asghar Farha­di retor­na con Le Pas­sé, una copro­duc­ción fran­co ita­lia­na que le valió a su pro­ta­go­nis­ta Béré­ni­ce Bejo el pre­mio a la mejor inter­pre­ta­ción feme­ni­na. Se tra­ta de un den­so dra­ma con reper­cu­sio­nes mora­les don­de nue­va­men­te el cineas­ta expo­ne las com­ple­ji­da­des de la con­di­ción huma­na. La tra­ma de este film con­ce­bi­da por el rea­li­za­dor se podría sin­te­ti­zar de la mane­ra siguien­te: des­pués de 4 años de sepa­ra­ción, Ahmad (Ali Mosaf­fa) de nacio­na­li­dad ira­ní deja Tehe­rán para retor­nar a Paris con el pro­pó­si­to de fina­li­zar el trá­mi­te de divor­cio soli­ci­ta­do por su espo­sa fran­ce­sa Marie (Béré­ni­ce Bejo). Duran­te su bre­ve esta­día, Ahmad des­cu­bre la difí­cil rela­ción que Marie man­tie­ne con su hija ado­les­cen­te Lucíe (Pau­li­ne Bur­let), pro­duc­to de un matri­mo­nio ante­rior; tam­bién el ira­ní se impo­ne que su ex mujer vive con su nue­va pare­ja Samir (Tahar Rahim) quien cui­da de su hijo Fouad (Elyes Aguis). El nudo dra­má­ti­co se pre­sen­ta cuan­do al tra­tar de des­cu­brir la razón de la grie­ta exis­ten­te entre Lucie y su madre, Ahmad se ente­ra de varios secre­tos vin­cu­la­dos con el pasa­do que mar­có a esta dis­fun­cio­nal fami­lia y el varia­do sen­ti­mien­to de cul­pa­bi­li­dad que ani­ma a sus inte­gran­tes fren­te a un per­so­na­je sui­ci­da que se encuen­tra en esta­do coma­to­so. El inte­rés del film se man­tie­ne a tra­vés de toda la tela­ra­ña que se va for­man­do en torno a las rela­cio­nes fami­lia­res y que según la mira de cada per­so­na­je no exis­ten ver­da­des ni men­ti­ras abso­lu­tas; con todo, cada inci­den­te que aflo­ra en el desa­rro­llo del rela­to, abre la puer­ta para uno sub­si­guien­te has­ta lle­gar al pun­to en don­de hay dema­sia­dos giros que den­si­fi­can la tra­ma pero que al pro­pio tiem­po pare­cen algo for­za­dos y sin que estén dra­má­ti­ca­men­te fusio­na­dos; todo ello redun­da en que este film, a pesar de su bue­na pues­ta en esce­na, no alcan­ce la mis­ma reper­cu­sión emo­cio­nal de los ante­rio­res tra­ba­jos de este rea­li­za­dor. Como de cos­tum­bre, Farha­di es un gran direc­tor de acto­res y en este caso logró de su elen­co exce­len­tes inter­pre­ta­cio­nes con espe­cial luci­mien­to de Bejo.

Bruce Dern y Will Forte en NEBRASKA

Bru­ce Dern y Will For­te en NEBRASKA

El pre­mio a la mejor inter­pre­ta­ción mas­cu­li­na reca­yó en el vete­rano actor Bru­ce Dern, pro­ta­go­nis­ta de Nebras­ka de Ale­xan­der Pay­ne. Con un guión de Bob Nel­son, Pay­ne retor­na con otra pelí­cu­la del camino retra­tan­do a gen­te de la ter­ce­ra edad tal como lo hicie­ra hace 11 años en About Sch­midt con Jack Nichol­son. Fil­ma­do en un exce­len­te blan­co y negro, el film vuel­ve a tra­tar el tema de la rela­ción exis­ten­te entre padres e hijos con­tan­do la his­to­ria de Woody Grant (Dern) un vie­jo hom­bre que comien­za a pade­cer de demen­cia senil. Vivien­do en Billings, esta­do de Mon­ta­na, cree haber gana­do en la lote­ría un millón de dóla­res para ser cobra­do en Nebras­ka. En con­se­cuen­cia se pro­po­ne tras­la­dar­se a dicho esta­do, sin que pue­da ser disua­di­do por su fami­lia que tra­ta de hacer­le com­pren­der que ese pre­mio es un ardid publi­ci­ta­rio y por lo tan­to el via­je resul­ta­rá inú­til. Para evi­tar pro­ble­mas mayo­res, David (Will For­te), uno de sus dos hijos, deci­de acom­pa­ñar­lo en coche, comen­zan­do de este modo un tra­yec­to don­de en su reco­rri­do los via­je­ros tie­nen opor­tu­ni­dad de atra­ve­sar Wyo­ming, pasan­do por Rapid City así como apro­ve­chan para visi­tar el hogar natal de Woody en Hawthor­ne don­de tie­ne lugar una excén­tri­ca reu­nión fami­liar con 6 de sus her­ma­nos sobre­vi­vien­tes. A tra­vés de este via­je a la Amé­ri­ca pro­fun­da, con resa­bios de la cri­sis eco­nó­mi­ca que afec­ta a sus habi­tan­tes, Woody tam­bién se reen­con­tra­rá con vie­jos ami­gos y cono­ci­dos, entre ellos un anti­guo socio de nego­cios (Stacy Keach). Como resul­ta­do de ese peri­plo, el anciano y David ten­drán la opor­tu­ni­dad de cono­cer­se mejor, don­de el hijo tra­ta­rá de que su padre reco­bre su dig­ni­dad. Nebras­ka es en esen­cia un rela­to agri­dul­ce y pro­fun­da­men­te humano que refle­ja algu­nos aspec­tos absur­dos de la vida; su cali­dez y bue­nos sen­ti­mien­tos pro­por­cio­nan jus­ti­fi­ca­das razo­nes para con­tem­plar­lo y para apre­ciar espe­cial­men­te la mag­ní­fi­ca com­po­si­ción que Dern rea­li­za de su personaje. 

La Cáma­ra de Oro que se adju­di­ca al mejor pri­mer film pro­yec­ta­do en cual­quie­ra de las sec­cio­nes del fes­ti­val fue para el film de Sin­ga­pur Ilo, Ilo diri­gi­do por Anthony Chen y pre­sen­ta­do en la Quin­ce­na de los Rea­li­za­do­res. 

Otros fil­mes des­ta­ca­bles 

 Una imagen de THE MISSING PICTURE

Una ima­gen de THE MIS­SING PICTURE

Este año el fes­ti­val pre­sen­tó algu­nos exce­len­tes docu­men­ta­les y entre los mis­mos se dis­tin­gue L’image man­quan­te (The Mis­sing Pic­tu­re) del rea­li­za­dor cam­bo­yano Rithy Panh, que obtu­vo el pre­mio al mejor film en la sec­ción ofi­cial Un Cer­tain Regard, otor­ga­do por un jura­do pre­si­di­do por el cineas­ta danés Tho­mas Vin­ter­berg. En ape­nas hora y media de dura­ción el film trans­mi­te al espec­ta­dor las expe­rien­cias vivi­das por el direc­tor en sus años de ado­les­cen­cia jun­to a su fami­lia duran­te la vio­len­ta dic­ta­du­ra de los Khmer Rou­ge que azo­tó al país entre 1975 y 1979. En la medi­da que el rea­li­za­dor tra­tó de bus­car en vano algu­na foto­gra­fía que tes­ti­mo­nia­ra los actos de auto- geno­ci­dio de Pol Pot, para tes­ti­mo­niar ese dolo­ro­so perío­do recu­rrió al uso de unas peque­ñas escul­tu­ras arte­sa­na­les crea­das y de un rela­ti­va­men­te esca­so mate­rial de archi­vo. Con una voz en off (Ran­dal Douc) que acom­pa­ña a las imá­ge­nes y una músi­ca (Marc Mar­der) que se ajus­ta acer­ta­da­men­te al cli­ma dra­má­ti­co del rela­to, el espec­ta­dor asis­te a un docu­men­tal ínti­mo que expo­ne la infan­cia feliz de Panh antes del fatí­di­co 17 de abril de 1975 cuan­do las tro­pas revo­lu­cio­na­rias irrum­pie­ron en la capi­tal de Phnom Penh gene­ran­do el aban­dono de más de dos millo­nes de per­so­nas hacia los cam­pos de reedu­ca­ción esta­ble­ci­dos en el inte­rior del país; eso sig­ni­fi­có la eli­mi­na­ción de cual­quier ves­ti­gio de capi­ta­lis­mo que Pol Pot y los miem­bros de su par­ti­do con­si­de­ra­ran inade­cua­dos. Pero la pro­po­si­ción colec­ti­vis­ta del régi­men, a pesar de haber teni­do el apo­yo ini­cial de los cam­pe­si­nos, con­du­jo a que el pue­blo estu­vie­se some­ti­do a con­di­cio­nes de escla­vi­tud y a que sufrie­ra ham­bre como méto­do para ase­gu­rar la obe­dien­cia de las órde­nes impar­ti­das por el régi­men. Sin duda, éste es un sóli­do y pode­ro­so docu­men­to que Panh lo ha rea­li­za­do como un medio de catar­sis al desear expo­ner el infierno vivi­do en el recien­te pasa­do que enlu­tó a Cam­bo­dia.  

Den­tro de las pelí­cu­las lati­no­ame­ri­ca­nas, la pro­duc­ción argen­ti­na Wakol­da de Lucía Puen­zo reci­bió una cáli­da aco­gi­da crí­ti­ca. Se tra­ta del ter­cer tra­ba­jo de Puen­zo, don­de su ópe­ra pri­ma XXY fue pre­mia­da en 2007 en este fes­ti­val, y aquí ella demues­tra una gran madu­rez vol­can­do a la pan­ta­lla su quin­to libro publi­ca­do bajo el mis­mo nom­bre sobre la his­to­ria del médi­co nazi Josef Men­ge­le refu­gia­do en la Pata­go­nia argen­ti­na.  

El rela­to de fic­ción se desa­rro­lla en Bari­lo­che en 1960 don­de Enzo (Die­go Peret­ti), su seño­ra Eva (Nata­lia Orei­ro) y sus tres hijos se dis­po­nen a abrir una hos­te­ría ubi­ca­da a ori­llas del lago Nahuel Hua­pi. En el tra­yec­to que los lle­va al lugar de des­tino tra­ban cono­ci­mien­to con el doc­tor Hel­mut Gre­gor (Alex Bren­de­mühl), quien encon­trán­do­se en esa región ocul­ta su ver­da­de­ra per­so­na­li­dad del sinies­tro médi­co Men­ge­le; él se con­ver­ti­rá en el pri­mer hués­ped de la hos­te­ría. En ese lugar con­ti­nua­rá con los expe­ri­men­tos gené­ti­cos rea­li­za­dos en los cam­pos de con­cen­tra­ción duran­te la segun­da gue­rra, abo­cán­do­se a lograr el cre­ci­mien­to de Lilith (Flo­ren­cia Bado), una de las hijas del matri­mo­nio de 12 años de edad que es un poca baja de esta­tu­ra para su edad; al pro­pio tiem­po tam­bién se preo­cu­pa­rá por seguir expe­ri­men­tan­do con Eva quien está emba­ra­za­da de melli­zos. Una den­sa atmós­fe­ra se va con­for­man­do en la medi­da que una fotó­gra­fa (Ele­na Roger) recién lle­ga­da al lugar comien­za a sos­pe­char sobre la ver­da­de­ra per­so­na­li­dad del ale­mán. Todo ello va adqui­rien­do un cli­ma más som­brío cuan­do se va difun­dien­do la noti­cia de la cap­tu­ra de Adolf Eich­mann en Bue­nos Aires por agen­tes del Mos­sad de Israel y Men­ge­le comien­za sus pla­nes para huir del lugar. 

El film es fas­ci­nan­te y a pesar de la natu­ra­le­za de su tema que podría pres­tar­se al sen­sa­cio­na­lis­mo, Puen­zo pre­fie­re adop­tar un bajo per­fil para ir reve­lan­do sutil­men­te la per­so­na­li­dad del cri­mi­nal así como la curio­sa rela­ción esta­ble­ci­da entre él y Lilith; no menos impor­tan­te es la acer­ta­da des­crip­ción de la comu­ni­dad ger­ma­na del lugar pro­te­gien­do al sinies­tro ase­sino. En resu­men, un ten­so dra­ma sutil­men­te expues­to que ade­más de haber sido uno de los mejo­res fil­mes exhi­bi­dos en el fes­ti­val rati­fi­ca la cali­dad del cine argen­tino. 

Méxi­co logró otra dis­tin­ción por el con­jun­to de sus acto­res en el film La Jau­la de Oro del direc­tor Die­go Que­ma­da-Diez. Aun­que el tema de inmi­gran­tes indo­cu­men­ta­dos tra­tan­do de lle­gar a los Esta­dos Uni­dos des­de Amé­ri­ca Cen­tral ha sido tra­ta­do en Sin Nom­bre (2009), este esfuer­zo es váli­do don­de a tra­vés de un rela­to abso­lu­ta­men­te rea­lis­ta se asis­te a la dra­má­ti­ca tra­ve­sía empren­di­da por tres ado­les­cen­tes –dos varo­nes (Bran­don López, Car­los Cha­jon) y una chi­ca dis­fra­za­da (Karen Mar­tí­nez)- a quien se uni­rá un joven indio de Chiapas(Rodolfo Domín­guez) que no habla espa­ñol. El camino está pla­ga­do de ame­na­zas y peli­gros moti­va­dos por la pre­sen­cia de sinies­tros ban­di­dos, poli­cías corrup­tos y una ban­da de secues­tra­do­res. Aun­que el des­en­la­ce de nin­gu­na mane­ra está pre­vis­to, no todos los miem­bros del gru­po lle­ga­rán a con­ver­tir en reali­dad el ansia­do sue­ño ame­ri­cano. 

Manus­cripts Don’t Burn es un film ira­ní que tes­ti­mo­nia las difi­cul­ta­des que expe­ri­men­tan los inte­lec­tua­les del país. Desa­fian­do la prohi­bi­ción impues­ta a Moham­mad Rasou­lof de fil­mar por un perío­do de 20 años, el rea­li­za­dor desa­fía esta deci­sión rodan­do una pelí­cu­la que docu­men­ta el esta­do de cen­su­ra que se vive y la for­ma en que se vale el esta­do para cas­ti­gar a sus disi­den­tes. A tra­vés de un rela­to de fic­ción, lo que Rasou­lof narra está basa­do en hechos reales cuan­do un con­si­de­ra­ble núme­ro de escri­to­res, inte­lec­tua­les y acti­vis­tas polí­ti­cos actuan­do en la déca­da del 90 crí­ti­ca­men­te denun­cia­ron las accio­nes adop­ta­das por el ava­sa­lla­mien­to de los dere­chos huma­nos por cier­tas per­so­nas que pos­te­rior­men­te ocu­pa­rían car­gos minis­te­ria­les duran­te la ges­tión del actual pre­si­den­te Mah­mud Ahma­di­ne­jad. Den­tro de ese con­tex­to y bajo la for­ma de un thri­ller, el rela­to enfo­ca a dos ase­si­nos a suel­do des­ti­na­dos a secues­trar e inte­rro­gar a un escri­tor disi­den­te. Lo que suce­de y se con­tem­pla en pan­ta­lla es real­men­te esca­lo­frian­te al expo­ner las tác­ti­cas mafio­sas uti­li­za­das por fun­cio­na­rios del gobierno para aca­llar a todos aque­llos inte­lec­tua­les que atre­van a opo­ner­se o a disen­tir con el gobierno con­ser­va­dor que rige los des­ti­nos del país. Aun­que la narra­ción no es siem­pre pare­ja o com­ple­ta­men­te cla­ra, el film es sin duda audaz, cau­ti­van­te e indu­da­ble­men­te sor­pren­den­te al ilus­trar hechos de la reali­dad coti­dia­na que sin duda no habrán de con­ten­tar al actual pre­si­den­te. Cabe acla­rar que para sal­va­guar­dar al equi­po de fil­ma­ción, la pelí­cu­la no con­tie­ne cré­di­to alguno sobre la iden­ti­dad de los acto­res que ani­ma­ron a los dife­ren­tes per­so­na­jes del rela­to.  

PRE­MIOS DE LOS FIL­MES EN COM­PE­TEN­CIA 

Pal­ma de Oro: “La Vie d’Adèle- Cha­pi­tre 1 & 2 (Abde­lla­tif Kechi­che, direc­tor, Francia)

Gran Pre­mio: “Insi­de Llewyn Davis” (Joel y  Ethan Coen, Esta­dos Uni­dos.)Direc­tor: Amat Esca­lan­te, “Heli” (Méxi­co)

Pre­mio del Jura­do: “Like Father, Like Son” (Hiro­ka­zu Kore-eda, Japón)

Actor: Bru­ce Dern, “Nebras­ka” (Ale­xan­der Pay­ne, Esta­dos Unidos.)

Actriz: Béré­ni­ce Bejo, “Le Pas­sé” (Asghar Farha­di, Francia-Italia)

Guión: Jia Zhang­ke, “A Touch of Sin” (Chi­na) 

PRE­MIOS DE LOS FIL­MES EN UN CER­TAIN REGARD 

Pre­mio Prin­ci­pal: “The Mis­sing Pic­tu­re” (Rithy Panh, Cambodia-Francia)

Pre­mio del Jura­do: “Omar” (Hany Abu-Assad, Palestina)

Direc­tor: Alain Gui­rau­die, “L’Inconnu du Lac” (Fran­cia)

Pre­mio del Futu­ro: “Fruit­va­le Sta­tion” (Ryan Coogler, Esta­dos Unidos)

Pre­mio Atri­bui­do a un Cier­to Talen­to: El elen­co de “La jau­la de oro” (Die­go Que­ma­da-Díaz, Méxi­co-Espa­ña) 

PRE­MIOS DE LA CRI­TI­CA (FIPRES­CI)

Com­pe­ti­ción: ““La Vie d’Adèle- Cha­pi­tre 1 & 2 (Abde­lla­tif Kechi­che, Francia)

Un Cer­tain Regard: “Manus­cripts Don’t Burn” (Moham­mad Rasou­lof, Irán)

Quin­ce­na de los Rea­li­za­do­res: “Blue Ruin” (Jeremy Saul­nier, Esta­dos Uni­dos.) 

OTROS PRE­MIOS ATRIBUIDOS

Cáma­ra de Oro: “Ilo Ilo” (Anthony Chen, Singapur)

Pre­mio de la Quin­ce­na de los Rea­li­za­do­res: “Me Myself and Mum” (Gui­llau­me Gallien­ne, Francia)

Gran Pre­mio de la Sema­na de la Crí­ti­ca: “Sal­vo” (Fabio Gras­sa­do­nia, Anto­nio Piaz­za, Italia)

Men­ción Espe­cial de la Sema­na de la Crí­ti­ca: “Los Due­ños” (Agus­tin Tos­cano, Eze­quiel Radusky, Argentina)

Pal­ma de Oro al Mejor Cor­to­me­tra­je: “Safe” (Moon Byoung-gon, Corea del Sur)

Pre­mio del Jura­do Ecu­mé­ni­co: “Le Pas­sé” (Asghar Farha­di, Francia-Italia)