Un Docu­men­tal Sobre un Film de Stan­ley Kubrick

ROOM 237. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Rod­ney Ascher

Jack NIcholson in The Shining

Jack NIchol­son in The Shining

El gran direc­tor Stan­ley Kubrick fil­mó en 1980 The Shi­ning (El Res­plan­dor), una pelí­cu­la de horror psi­co­ló­gi­co que es una de las mejo­res del géne­ro que el cine haya brin­da­do, lle­gan­do a con­ver­tir­se con el trans­cur­so de los años en un “film de cul­to”. De un guión que Kubrick co-adap­tó en base a la nove­la homó­ni­ma de Stephen King, el tema gira en torno a Jack Torran­ce (extra­or­di­na­ria carac­te­ri­za­ción de Jack Nichol­son) quien lle­ga con su mujer (She­lley Duvall) y peque­ño hijo (Danny Lloyd) a un ele­gan­te y soli­ta­rio hotel ubi­ca­do en una región mon­ta­ño­sa para hacer­se car­go del mis­mo, duran­te la épo­ca inver­nal en que el esta­ble­ci­mien­to se encuen­tra cerra­do y ais­la­do por la nie­ve. Len­ta­men­te y a medi­da que pro­gre­san los días, debi­do a la inco­mu­ni­ca­ción y agra­va­do por el insom­nio que sufre, este hom­bre debe luchar con sus fan­tas­mas inte­rio­res lo que lo lle­va a tras­tor­nar­se men­tal­men­te, con­vir­tién­do­se en un ser vio­len­to que ter­mi­na aten­tan­do con­tra su espo­sa e hijo. 

El film que se pres­ta a más de una lec­tu­ra, ha gene­ra­do intere­san­tes deba­tes sobre su con­te­ni­do. En base a lo que ante­ce­de, el rea­li­za­dor Rod­ney Ascher, influi­do por el háli­to de mis­te­rio del film, deci­dió rea­li­zar Room 237, un docu­men­tal don­de cede la pala­bra a cin­co entre­vis­ta­dos que explo­ran y ela­bo­ran dife­ren­tes teo­rías sobre las refe­ren­cias sim­bó­li­cas sub­ya­cen­tes en el film de Kubrick. 

Obser­var el docu­men­tal y seguir el razo­na­mien­to de estas per­so­nas cons­ti­tu­ye una expe­rien­cia suma­men­te diver­ti­da por­que muchas de las opi­nio­nes emi­ti­das, por más res­pe­ta­bles que sean, care­cen de real fun­da­men­to para con­ver­tir­se en espe­cu­la­cio­nes ver­da­de­ra­men­te rebus­ca­das. Vale men­cio­nar algu­nos ejem­plos; está quien afir­ma que el uso de una máqui­na de escri­bir ale­ma­na o repe­ti­das secuen­cias alu­dien­do al núme­ro “42” (año en que comen­zó el holo­caus­to) impli­ca­ría que Kubrick desea­ba ofre­cer una pará­bo­la sobre el geno­ci­dio nazi; tam­bién está el entre­vis­ta­do que cree que Kubrick qui­so alu­dir a la matan­za de la pobla­ción nati­va ame­ri­ca­na ente­rra­da en el pre­dio don­de el sun­tuo­so hotel del film ha sido cons­trui­do, hecho que que­da­ría rati­fi­ca­do por varias esce­nas en que se apre­cian deco­ra­cio­nes indias; más extra­va­gan­te resul­ta la teo­ría que vin­cu­la al film con la NASA don­de Kubrick habría con­tri­bui­do a poner en esce­na el des­cen­so del hom­bre en la luna; final­men­te resul­ta gra­cio­sa la opi­nión de quien sos­tie­ne que para com­pren­der el film es nece­sa­rio ir reco­rrién­do­lo hacia atrás y hacia ade­lan­te en for­ma simul­tá­nea. 

Tenien­do en cuen­ta la rigu­ro­si­dad y el con­si­de­ra­ble tiem­po que Kubrick dedi­ca­ba a sus fil­mes es muy posi­ble que gran par­te de lo que se obser­va en The Shi­ning res­pon­da a inten­cio­nes bien guar­da­das por el rea­li­za­dor, esti­mu­lan­do de este modo al espec­ta­dor ciné­fi­lo para que se apres­te a dilu­ci­dar­las; pero en todo caso, la mayor par­te de las teo­rías pro­pues­tas aquí caen den­tro del terreno de meras supo­si­cio­nes difí­ci­les de admi­tir. 

Con­clu­sión: Este sub­je­ti­vo docu­men­tal está ade­cua­da­men­te rea­li­za­do y si bien las elu­cu­bra­cio­nes de los entre­vis­ta­dos dis­tan de con­ven­cer, al menos divier­ten y demues­tran el apa­sio­na­mien­to y la obse­sión de esta gen­te por el film de Kubrick. Es posi­ble que el des­apa­re­ci­do rea­li­za­dor tam­bién se habría rego­ci­ja­do con las con­je­tu­ras plan­tea­das. Jor­ge Gutman

De Perú a la Poli­ne­sia en Balsa

KON-TIKI. Norue­ga, 2012. Un film de Joa­chim Roen­ning y Espen Sandberg

La haza­ña del etnó­gra­fo norue­go Thor Heyer­dahl (1914 – 2002) quien reali­zó uno de los via­jes más auda­ces del siglo pasa­do al atra­ve­sar el Océano Pací­fi­co en bal­sa des­de Amé­ri­ca del Sur has­ta la Poli­ne­sia, es el tema de Kon-Tiki. Los direc­to­res Joa­chim Roen­ning y Espen Sand­berg tra­tan de dra­ma­ti­zar algu­nos de los inci­den­tes de esa tra­ve­sía que ya fue tra­ta­do por el cine en el exce­len­te docu­men­tal de 1951, gana­dor del pre­mio Oscar.

Kon-Tiki

En esta ver­sión, el públi­co tie­ne opor­tu­ni­dad de con­tem­plar un rela­to muy bien fil­ma­do y visual­men­te intere­san­te aun­que lo que se extra­ña es la ausen­cia de emo­ción; hay aquí una des­crip­ción de los hechos, sin que exis­ta una mar­ca­da carac­te­ri­za­ción de la figu­ra pro­ta­gó­ni­ca y de la bre­ve tri­pu­la­ción que acom­pa­ñó al intré­pi­do aven­tu­re­ro a empren­der el inusi­ta­do viaje.

Des­de su infan­cia Heyer­dahl se sin­tió incli­na­do a asu­mir ries­gos y así el film en su pró­lo­go ilus­tra un inci­den­te don­de cuan­do niño Thor estu­vo a pun­to de per­der la vida. Años des­pués ya adul­to (Pal Sve­rre Hagen) y encon­trán­do­se con su novia en la Poli­ne­sia Thor obtie­ne algu­nos indi­cios que le hacen sos­pe­char que la pobla­ción nati­va no pro­ve­nía de Asia como se creía sino que había sido colo­ni­za­da por explo­ra­do­res sud­ame­ri­ca­nos que lle­ga­ron des­de el este hacía más de 1500 años en la épo­ca pre­co­lom­bi­na. De ahí en más él comien­za una inten­sa inves­ti­ga­ción que con el correr de los años lo lle­va a com­ple­tar un estu­dio de gran rigu­ro­si­dad con­fir­man­do su teo­ría; sin embar­go, encon­trán­do­se en Nue­va York nin­gún edi­tor acep­ta su pun­to de vis­ta como tam­po­co publi­car su tra­ba­jo; menos aún logra que los cien­tí­fi­cos de la Natio­nal Geo­graphic Society estén con­ven­ci­dos de su argumentación.

Obs­ti­na­do y con la fir­me deci­sión de demos­trar que su teo­ría es váli­da, el antro­pó­lo­go deci­de efec­tuar un via­je des­de Perú has­ta la Poli­ne­sia, siguien­do la direc­ción este-oes­te y utilizan­do una bal­sa idén­ti­ca a la que supues­ta­men­te emplea­ron los expe­di­cio­na­rios de esa épo­ca. Lue­go de lle­gar a Lima se dedi­ca a cons­truir la embar­ca­ción valién­do­se de las ilus­tra­cio­nes deja­das por los colo­ni­za­do­res espa­ño­les. Jun­to con un gru­po de 5 per­so­nas que deci­den acom­pa­ñar­lo, la gran haza­ña comien­za el 28 de abril de 1947 cuan­do Kon-Tiki –el nom­bre de la bal­sa- deja el puer­to de El Callao para inter­nar­se mar aden­tro en el Pací­fi­co; des­pués de 101 días de tra­ve­sía y habien­do reco­rri­do 4300 millas náu­ti­cas, la expe­di­ción logra exi­to­sa­men­te lle­gar a Raroia, en las islas del archi­pié­la­go Tua­mo­tu, el 7 de agos­to de 1947. La haza­ña del popu­lar héroe cau­só admi­ra­ción y su libro Kon-Tiki, rela­tan­do los por­me­no­res de esta extra­or­di­na­ria aven­tu­ra, fue tra­du­ci­do a 70 idio­mas con una ven­ta que superó los 50 millo­nes de ejemplares

Aun­que lo que se des­cri­be es apa­sio­nan­te, en tér­mi­nos cine­ma­to­grá­fi­cos, los rea­li­za­do­res no logran que el rela­to tras­cien­da dra­má­ti­ca­men­te. Por ejem­plo, en una secuen­cia en que Thor tele­fó­ni­ca­men­te le comu­ni­ca des­de Lima a su seño­ra Liv (Agnes Kit­tel­sen) que por el momen­to no regre­sa­rá a Norue­ga a fin de empren­der su via­je oceá­ni­co, no hay nin­gu­na emo­ción que trans­mi­ta el des­agra­do que cau­sa en la mujer la acti­tud adop­ta­da por su mari­do. Por otra par­te, tenien­do en cuen­ta que la mayor par­te del rela­to trans­cu­rre en alta mar, no hay mayo­res inci­den­tes que creen situa­cio­nes de real peli­gro duran­te el tra­yec­to dado que las oca­sio­na­les tor­men­tas mari­nas o la pre­sen­cia de tibu­ro­nes, no alcan­zan a insu­flar ver­da­de­ro mie­do o espan­to. Sola­men­te hay un momen­to de ten­sión cuan­do Her­man (Anders Baas­mo Chris­tian­sen), uno de los miem­bros del gru­po, plan­tea a Heyer­dahl su aprehen­sión con res­pec­to al esta­do de dete­rio­ro de la bal­sa, obte­nien­do de éste una res­pues­ta poco amis­to­sa. Sin situa­cio­nes anec­dó­ti­cas ni notas de humor que mati­cen el rela­to, Kon Tiki adquie­re un carác­ter des­crip­ti­vo pero sin la emo­ción nece­sa­ria para que pudie­ra alcan­zar mayor relevancia.

Con­clu­sión: Con una exce­len­te foto­gra­fía, el film es visual­men­te apre­cia­do, pero su insu­fi­cien­cia dra­má­ti­ca cons­pi­ra para satis­fa­cer como debie­raJor­ge Gutman

A Cual­quier Precio

AT ANY PRI­CE. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Ramin Bahrani

Ramin Bah­ra­ni, un direc­tor que ha demos­tra­do gran sen­si­bi­li­dad en sus ante­rio­res tra­ba­jos, retor­na con un dra­ma que abor­da las rela­cio­nes con­flic­ti­vas entre padres e hijos den­tro del con­tex­to de una fami­lia de agri­cul­to­res del medio oes­te de los Esta­dos Unidos.

Zac Efron y Dennis Quaid

Zac Efron y Den­nis Quaid

El pro­ta­go­nis­ta del rela­to escri­to por el rea­li­za­dor con Hallie Eli­za­beth New­ton es Whip­ple (Den­nis Quaid), un hom­bre de fami­lia de media­na edad que sigue la tra­di­ción de sus ances­tros desem­pe­ñán­do­se como agri­cul­tor de un cam­po de maíz que le per­te­ne­ce. Como tal desea­ría que su tarea pudie­ra ser con­ti­nua­da por sus hijos. Mien­tras que el mayor está ausen­te en Argen­ti­na tra­tan­do de esca­lar el Acon­ca­gua, el hijo menor Dean (Zac Efron) pre­fie­re esca­par de la vida rural que le apri­sio­na para dedi­car­se a las carre­ras de auto­mó­vi­les. Pero ade­más de no sen­tir­se incli­na­do por la empre­sa fami­liar, su natu­ra­le­za de mucha­cho noble y humil­de no le per­mi­te acep­tar con bene­plá­ci­to cier­tas prác­ti­cas dis­cu­ti­bles emplea­das por su pro­ge­ni­tor como, por ejem­plo, cuan­do se vale de un fune­ral para com­prar a sus deu­dos el terreno que here­dan a un pre­cio bajo a fin de ampliar de este modo su con­trol de la tierra.

Si bien la ten­sión gene­ra­da entre Henry y su hijo cons­ti­tu­ye uno de los aspec­tos cen­tra­les del rela­to, no menos impor­tan­te es la ilus­tra­ción de situa­cio­nes vin­cu­la­das con la com­pe­ten­cia feroz enta­bla­da entre los agri­cul­to­res en la épo­ca de la tec­no­lo­gía moder­na con el uso de semi­llas gené­ti­ca­men­te modi­fi­ca­das. En tal sen­ti­do que­da cla­ro que el cre­do “expan­dir­se o morir” uti­li­za­do en las reunio­nes gre­mia­les está muy bien gra­ba­do en la men­ta­li­dad de Henry quien no tie­ne repa­ro alguno para acu­dir a pro­ce­di­mien­tos ines­cru­pu­lo­sos con tal de com­pe­tir con Jim John­son (Clancy Brown), un pode­ro­so rival, para lograr el lide­raz­go en la ven­ta de semillas.

El film no man­tie­ne un rit­mo pare­jo, sobre todo en su pri­me­ra mitad don­de el rela­to dis­cu­rre en for­ma des­igual; sin embar­go, la exce­len­te com­po­si­ción que Quaid y Efron logran de sus per­so­na­jes com­pen­sa en gran par­te ese incon­ve­nien­te. Quaid des­lum­bra en natu­ra­li­dad dan­do vida a un per­so­na­je com­ple­jo de mora­li­dad cues­tio­na­ble en tan­to que Efron ‑dejan­do atrás su face­ta de ado­les­cen­te cari­lin­do de anta­ño- ofre­ce un sóli­do y muy con­vin­cen­te tra­ba­jo, sobre todo cuan­do inter­ac­túa con Quaid.

Es en su últi­ma par­te es don­de el film adquie­re un ver­da­de­ro cli­ma dra­má­ti­co al obli­gar a sus per­so­na­jes cen­tra­les a tener que con­vi­vir con un tur­bio secre­to que les uni­rá de por vida car­gan­do en sus con­cien­cias el remor­di­mien­to de haber come­ti­do una acción irreparable.

Con­clu­sión: Aun­que des­igual, este dra­ma rural arro­ja un sal­do posi­ti­vo por sus bue­nas actua­cio­nes y por una bue­na des­crip­ción de la ambi­güe­dad moral de su prin­ci­pal per­so­na­jeJor­ge Gutman

El Poder de la Imaginación

DANS LA MAI­SON. Fran­cia, 2012. Un film escri­to y diri­gi­do por Fra­nçois Ozon

Lo que se apre­cia en Dans la mai­son es real­men­te algo tan extra­ño como apa­sio­nan­te que supera a cual­quier obra de fic­ción. Fra­nçois Ozon ha arti­cu­la­do un thri­ller psi­co­ló­gi­co que se carac­te­ri­za por la mane­ra inte­li­gen­te en que está estruc­tu­ra­do de mane­ra tal que movi­li­za cons­tan­te­men­te al espec­ta­dor al man­te­ner­lo en un pla­cen­te­ro sus­pen­so sobre qué es lo que ocu­rri­rá des­pués. De nin­gu­na mane­ra pre­de­ci­ble, este mag­ní­fi­co tra­ba­jo demues­tra has­ta qué pun­to la ima­gi­na­ción pue­de con­du­cir a nive­les insos­pe­cha­bles den­tro del mar­co de un dra­ma deci­di­da­men­te mis­te­rio­so y subversivo. 

Basa­do en una pie­za de Juan Mayor­ga El Chi­co de la Últi­ma Fila, el guión de Ozon pre­sen­ta a Ger­main (Fabri­ce Luchi­ni), un pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra de escue­la secun­da­ria a la vez que escri­tor fra­ca­sa­do. Casa­do con Jean­ne (Kris­tin Scott Tho­mas), una mujer un tan­to frus­tra­da que está a car­go de una gale­ría de arte, no hay mucho que pue­da entu­sias­mar o exci­tar­lo tenien­do en cuen­ta que los méto­dos edu­ca­cio­na­les del cole­gio don­de ense­ña no pro­du­cen estí­mu­lo en sus alum­nos quie­nes evi­den­cian una com­ple­ta fal­ta de cul­tu­ra; todo cam­bia, cuan­do ines­pe­ra­da­men­te des­cu­bre que Clau­de (Ernst Umhauer), uno de sus estu­dian­tes de aspec­to tími­do, ha pre­pa­ra­do un intere­san­te tra­ba­jo lite­ra­rio que la cla­se había sido asig­na­da a rea­li­zar sobre cómo ha trans­cu­rri­do el fin de sema­na. Ger­main que­da gra­ta­men­te sor­pren­di­do al apre­ciar un exce­len­te esti­lo de escri­tu­ra de su dis­cí­pu­lo ade­más del con­te­ni­do de su com­po­si­ción el cual con­clu­ye con el agre­ga­do “con­ti­nua­rá”. Su tema está basa­do en las obser­va­cio­nes de Clau­de sobre lo que acon­te­ce en un hogar de cla­se media al que per­te­ne­ce Rapha (Bas­tien Ughet­to), un com­pa­ñe­ro de cla­se, vivien­do con su madre (Emma­nue­lle Seig­ner) y su padre (Denis Meno­chet); la incur­sión de Clau­de ha sido posi­ble por­que Clau­de uti­li­zó el pre­tex­to de ayu­dar a Rapha en tareas de mate­má­ti­cas rea­li­za­das en su domicilio. 

Des­pués de com­par­tir la lec­tu­ra de tra­ba­jo con su espo­sa, el pro­fe­sor se encuen­tra en una situa­ción ambi­gua por­que por un lado advier­te el ries­go que sig­ni­fi­ca per­mi­tir a que su bri­llan­te alumno actúe como intru­so en un hogar ajeno des­cri­bien­do sus inti­mi­da­des, pero por el otro se sien­te atra­pa­do a tra­vés de las suce­si­vas cró­ni­cas que el joven va pro­du­cien­do, que podrían ase­me­jar­se a las de un expe­ri­men­ta­do libre­tis­ta que escri­be una tele­no­ve­la de varios capí­tu­los don­de cada uno de los mis­mos deja abier­to el sus­pen­so de cómo con­ti­nua­rá su tra­ma. El asun­to se com­pli­ca más cuan­do que­da cla­ro que el mucha­cho se sien­te fuer­te­men­te atraí­do por la madre de Rapha.

Fabrice Luchini y Kristin Scott Thomas

Fabri­ce Luchi­ni y Kris­tin Scott Thomas

Esta his­to­ria cau­ti­va por varias razo­nes. En pri­mer lugar que­da cla­ro que el “ino­cen­te” Clau­de, ade­más de ver­sa­do escri­tor es un per­fec­to mani­pu­la­dor con res­pec­to a quie­nes le rodean. Aun­que el pro­fe­sor cree man­te­ner una acti­tud inde­pen­dien­te guian­do a su dis­cí­pu­lo en el arte de la lite­ra­tu­ra, que­da cla­ro que en este pro­ce­so es él quien que­da absor­bi­do en el pro­ce­so dado que Clau­de le sumi­nis­tra los deta­lles que él está ansio­so de lle­gar a cono­cer. En segun­do tér­mino, el jue­go pro­pues­to por Ozon apa­sio­na por­que en el fon­do sub­sis­te la duda si lo que se ve en pan­ta­lla res­pon­de a la reali­dad de lo que acon­te­ce o son fabu­la­cio­nes que dis­cu­rren en la men­te del alumno. 

En este jue­go de ver­da­des y/o men­ti­ras, el gran gana­dor es el públi­co que siem­pre se man­tie­ne medio paso atrás de lo que ven­drá; esto es así, por­que posi­ble­men­te el pro­pio Clau­de igno­ra sobre cómo con­ti­nua­rá el desa­rro­llo de esta per­ver­sa pero genial historia. 

Simul­tá­nea­men­te con la tra­ma cen­tral, no deja de des­per­tar inte­rés el modo en que el pro­ce­so des­crip­to afec­ta y mol­dea de algún modo la vida con­yu­gal de Ger­main y su esposa. 

Este film que de algún modo trae a la memo­ria el genial tra­ba­jo de Hitch­cock en Rear Win­dow (La Ven­ta­na Indis­cre­ta) pue­de que para algu­nos espec­ta­do­res no pro­vea las res­pues­tas que desea­rían obte­ner. Con todo, nadie nega­rá la inge­nio­si­dad del rela­to que obli­ga al públi­co a sumer­gir­se con pla­cer en el pro­ce­so crea­ti­vo del ado­les­cen­te, la remar­ca­ble direc­ción de Ozon así como el exce­len­te nivel pro­fe­sio­nal de Luchi­ni, Scott Tho­mas, Seig­ner y muy en espe­cial la del joven Umhauer que cons­ti­tu­ye la gran reve­la­ción del film por su sobria y medi­da carac­te­ri­za­ción del habi­li­do­so titi­ri­te­ro de esta historia. 

Con­clu­sión: Una exce­len­te come­dia tur­bia muy bien narra­da y alta­men­te ima­gi­na­ti­va que entre­tie­ne del prin­ci­pio al fin. Jor­ge Gutman

El Retorno del Hom­bre de Hierro

IRON MAN 3. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Sha­ne Black. Elen­co: Robert Dow­ney Jr, Gwy­neth Pal­trow, Rebec­ca Hall, Guy Pear­ce, Ben Kings­ley, Don Chead­le, Jon Favreau 

Los aman­tes de super­hé­roes están de para­bie­nes con esta nue­va entre­ga de los estu­dios Mar­vel. Aun­que Iron Man 3 no cons­ti­tu­ye más que una varia­ción sobre el mis­mo tema, lo cier­to es que esta ter­ce­ra par­te, flui­da­men­te diri­gi­da por Sha­ne Black, apli­ca fór­mu­las cono­ci­das pero efec­ti­vas que cimen­ta­ron la popu­la­ri­dad del héroe de hie­rro en los dos capí­tu­los precedentes. 

¿Qué es lo que cuen­ta la his­to­ria co-escri­ta por el rea­li­za­dor y Drew Pear­ce? El pró­lo­go del film mues­tra al super­hé­roe Tony Stark (Robert Dow­ney Jr.) en una secuen­cia román­ti­ca con la cien­tí­fi­ca Maya Han­sen (Rebe­ca Hall) que tie­ne lugar en Ber­na en 1999; eso per­mi­te impul­sar el desa­rro­llo de la acción que se tras­la­da al tiem­po actual. Tony en prin­ci­pio pare­ce tener­lo todo, sien­do un pode­ro­so mag­na­te y due­ño del empo­rio de arma­men­tos de las indus­trias Stark, él apor­ta su inte­lec­to y su novia Pep­per Potts (her­mo­sa y radian­te Gwy­neth Pal­trow) la mane­ja con gran efi­cien­cia. Con todo, el indi­vi­duo está un tan­to exte­nua­do, sufre de recu­rren­tes pesa­di­llas y ata­ques de páni­co, se sien­te vul­ne­ra­ble y ade­más debe con­vi­vir fue­ra de su tra­je metá­li­co dado que debi­do a difi­cul­ta­des téc­ni­cas las dife­ren­tes par­tes que lo com­po­nen pue­den ser adhe­ri­das a su cuer­po a tra­vés de con­trol a dis­tan­cia. Fren­te a estas con­di­cio­nes, ¿le será posi­ble vol­ver a ser el super­hé­roe de los vie­jos tiempos? 

Todo a su tiem­po, las cir­cuns­tan­cias quie­ren que Tony deba enfren­tar a más de un villano. Por un lado se encuen­tra el enemi­go públi­co de Esta­dos Uni­dos (exce­len­te inter­pre­ta­ción de Ben Kings­ley) apo­da­do El Man­da­rín, con todas las carac­te­rís­ti­cas de un cari­ca­tu­res­co Bin Laden, difun­dien­do videos que pro­vo­can el páni­co en la pobla­ción como con­se­cuen­cia de una serie de aten­ta­dos terro­ris­tas; por el otro, el otro enemi­go es Aldrich Killian (Guy Pear­ce), un exper­to en bio­ge­né­ti­ca pero men­tal­men­te des­equi­li­bra­do que con­fi­gu­ra otra fuen­te de peli­gro públi­co. He ahí la gran opor­tu­ni­dad para que Tony pue­da demos­trar su inge­nio y habi­li­dad de super­hé­roe capaz de sal­var al mun­do y al pre­si­den­te de los Esta­dos Uni­dos, con­tan­do en este caso con la cola­bo­ra­ción de un pro­di­gio­so niño (Ty Simpkins). 

Robert Downey Jr.

Robert Dow­ney Jr.

Aun­que el con­te­ni­do dra­má­ti­co no está ausen­te del rela­to, el film es fun­da­men­tal­men­te una come­dia de acción, don­de su tra­ma está pla­ga­da de situa­cio­nes humo­rís­ti­cas que fun­cio­nan muy bien den­tro del con­tex­to pro­pues­to por el guión. Si bien la pelí­cu­la está hecha a la medi­da de Dow­ney Jr, quien sin duda apor­ta pre­sen­cia caris­má­ti­ca como el sim­pá­ti­co mega­ló­mano lla­ma­do a derro­tar a los villa­nos de turno, no menos cier­to es que el res­to del elen­co se desem­pe­ña muy bien apor­tan­do entu­sias­mo a los per­so­na­jes bien des­crip­tos que les toca animar. 

De nin­gún modo el film es pro­fun­do ni tam­po­co pre­ten­de ser­lo; sin embar­go des­plie­ga sim­pa­tía sufi­cien­te como para ser dis­fru­ta­do por quie­nes son adic­tos a las sagas cómi­cas de Mar­vel, como en el pre­sen­te caso. Sea a tra­vés de la pro­yec­ción en ter­ce­ra dimen­sión o bien en 2D el públi­co tie­ne oca­sión de pre­sen­ciar algu­nas esce­nas ver­da­de­ra­men­te espec­ta­cu­la­res, don­de una de ellas –exce­len­te­men­te logra­da- tie­ne lugar en la ope­ra­ción de sal­va­ta­je que se pro­du­ce den­tro del avión pre­si­den­cial de los Esta­dos Unidos. 

Tenien­do en cuen­ta que la ten­den­cia gene­ral es aban­do­nar la sala cuan­do comien­zan a pro­yec­tar­se los cré­di­tos fina­les de un film, en este caso se reco­mien­da aguar­dar los 10 minu­tos que abar­ca el cie­rre de Iron Man 3 para encon­trar­se con una esce­na de yapa don­de apa­re­ce Stark fren­te a un supues­to psi­co­ana­lis­ta (Mark Ruf­fa­lo); el con­te­ni­do de esa con­ver­sa­ción, como toda sor­pre­sa, no mere­ce ser reve­la­do pero en todo caso resul­ta ingenioso. 

Con­clu­sión: Un film de acción y aven­tu­ras bien rea­li­za­do que con­fi­gu­ra un buen entre­te­ni­mien­to para los adic­tos al géne­ro de super­hé­roes. Jor­ge Gutman