La Gue­rra Sucia

DIRTY WARS. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Richard Row­ley 

Una escena de este documental

Una esce­na de este documental

Un sóli­do dra­ma es lo que ofre­ce Richard Row­ley en el docu­men­tal Dirty Wars cuyo titu­lo refle­ja cabal­men­te el nefas­to jue­go de las gue­rras frías que se gene­ran cuan­do el celo de la segu­ri­dad de los Esta­dos Uni­dos hace que la polí­ti­ca exte­rior para ata­car el terro­ris­mo se con­vier­ta en una des­me­su­ra­da inva­sión que ava­sa­lla los dere­chos huma­nos. Esa es la con­clu­sión a la que se lle­ga des­pués de haber con­tem­pla­do este film que toma como refe­ren­cia las inves­ti­ga­cio­nes rea­li­za­das por el perio­dis­ta Jeremy Scahill quien jun­to con David Riker son los res­pon­sa­bles del guión de este des­car­na­do retra­to.  

¿Actúa el actual gobierno de los Esta­dos Uni­dos en for­ma dema­sia­do pro­tec­to­ra tra­tan­do de sal­va­guar­dar la vida de sus con­ciu­da­da­nos? Este docu­men­tal res­pon­de afir­ma­ti­va­men­te  a dicha pre­gun­ta a tra­vés de la visión de Scahill. Este perio­dis­ta estu­vo muy invo­lu­cra­do y arries­gan­do su vida  en la región del Medio Orien­te des­pués de lo acon­te­ci­do en Sep­tiem­bre de 2001. En sus pri­me­ras imá­ge­nes Dirty Wars refle­ja la inves­ti­ga­ción por él rea­li­za­da en Afga­nis­tán don­de reve­la un ata­que encu­bier­to de los Esta­dos Uni­dos en febre­ro de 2010 en Gar­dez, que pro­du­jo la muer­te de cin­co per­so­nas civi­les, de las cua­les tres de ellas eran muje­res y de las mis­mas dos esta­ban emba­ra­za­das, ade­más de un jefe de la polí­cia afga­na; esa sal­va­je incur­sión fue rea­li­za­da por orden del Joint Spe­cial Ope­ra­tions Com­mand (JSOC) ‑Man­do Con­jun­to de Ope­ra­cio­nes Espe­cia­les- que es aus­pi­cia­do por el gobierno esta­dou­ni­den­se y que actuó bajo la sos­pe­cha de que había una reu­nión de tali­ba­nes pre­pa­ran­do a un már­tir sui­ci­da, cuan­do en reali­dad se tra­tó de una reu­nión fami­liar cele­bran­do el naci­mien­to de un niño. Uno de los habi­tan­tes que logró sal­var­se rela­ta cómo los sol­da­dos ame­ri­ca­nos extra­je­ron con sus cuchi­llos las balas de los cadá­ve­res antes de sepul­tar­los. Según Scahill el JSOC regis­tra en su haber más de 1500 incur­sio­nes encu­bier­tas de simi­lar natu­ra­le­za.  

Cues­tio­nan­do una vez más la lega­li­dad de los Esta­dos Uni­dos en este tipo de inter­ven­cio­nes Scahill tam­bién denun­cia las acti­vi­da­des del JSOC en Yemen y Soma­lia, tenien­do una exten­sa lis­ta de enemi­gos como mira de ata­que. Una impor­tan­te par­te del docu­men­tal está refe­ri­da a Anwar al-Awla­ki, un musul­mán ame­ri­cano que en prin­ci­pio se pro­nun­ció con­tra el terro­ris­mo y que final­men­te se unió al gru­po terro­ris­ta Al Qae­da; aun­que nun­ca lle­gó a pro­bar­se sus acti­vi­da­des cri­mi­na­les, fue eje­cu­ta­do sin jui­cio alguno. Inclu­so más dis­cu­ti­ble y abe­rran­te fue que su hijo de 16 años tam­bién fue ase­si­na­do pre­vien­do que en el futu­ro pudie­ra actuar con­tra los intere­ses de los Esta­dos Uni­dos. 

La narra­ción del film está a car­go de Scahill quien de hecho se con­vier­te en su pro­ta­go­nis­ta y la labor de Row­ley como rea­li­za­dor es la de lograr que el men­sa­je del perio­dis­ta con la docu­men­ta­ción pro­por­cio­na­da lle­gue al espec­ta­dor sin crear sen­sa­cio­na­lis­mo alguno a pesar del impac­to de las reve­la­cio­nes ofre­ci­das.  

Con­clu­sión: Des­pués de haber pre­sen­cia­do este per­tur­ba­dor pero ilus­tra­ti­vo docu­men­tal que­da la tris­te sen­sa­ción de que la gue­rra con­tra el terror no tie­ne final y que por el con­tra­rio, a tra­vés de los argu­men­tos que aquí son expues­tos pare­ce­ría que el mun­do en que vivi­mos se ha con­ver­ti­do en un ver­da­de­ro y eter­nal cam­po de bata­lla. Jor­ge Gutman