Inma­du­ra pero Ado­ra­ble Frances

FRAN­CES HA. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Noah Baumbach

Así como hace más de 30 años exis­tió una per­fec­ta sim­bio­sis entre Woody Allen y Dia­ne Kea­ton en Annie Hal (1977) y Manhat­tan (1979), algo pare­ci­do acon­te­ce entre el rea­li­za­dor Noah Bam­bach y la ascen­den­te actriz Gre­ta Ger­wig en Fran­ces Ha. La com­pa­ra­ción es ati­nen­te por­que el per­so­na­je de Ger­wig trae remi­nis­cen­cias de la ansie­dad, neu­ro­sis e inse­gu­ri­dad que aque­ja a los roles de Allen en esos dos fil­mes; ade­más ambos rea­li­za­do­res rin­den un tri­bu­to a la ciu­dad de Nue­va York que tan­to quie­ren y de algu­na mane­ra no resul­ta extra­ño que Baum­bach con­si­de­re a Allen como uno de sus cineas­tas pre­fe­ri­dos dado que eso se deja tras­lu­cir en esta película.

De limi­ta­do pre­su­pues­to y mag­ní­fi­ca­men­te foto­gra­fia­do en blan­co y negro, el film es esen­cial­men­te el aná­li­sis de per­so­na­li­dad de Fran­ces (Ger­wig), una joven de la épo­ca actual con sus ilu­sio­nes, des­en­can­tos, frus­tra­cio­nes y expec­ta­ti­vas de que algo mejor habrá de ocu­rrir­le. De 27 años de edad, soña­do­ra por exce­len­cia y aspi­ran­te a bai­la­ri­na, com­par­te el depar­ta­men­to don­de habi­ta en Brooklyn con Sophie (Mic­key Sum­mer), su mejor ami­ga, como así tam­bién es con ella con quien dis­trae sus ratos de ocio, como sali­das al par­que, cam­bio de impre­sio­nes sen­ti­men­ta­les, etc; aun­que en otras cir­cuns­tan­cias uno podría sos­pe­char algu­na rela­ción de les­bia­nis­mo entre ellas, esa idea que­da pron­ta­men­te desechada.

Mickey Summer y Grega Gerwig

Mic­key Sum­mer y Gre­ga Gerwig

El con­flic­to dra­má­ti­co que pone en mar­cha la peque­ña his­to­ria del rela­to se pro­du­ce cuan­do Sophie le anun­cia a su ami­ga que irá a vivir con el mucha­cho con quien está salien­do. Es allí que el guión escri­to por el rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Ger­wig enfo­ca el des­equi­li­brio emo­cio­nal de Fran­ces al sen­tir­se aban­do­na­da por Sophie, así como el impac­to finan­cie­ro que eso le sig­ni­fi­ca al no poder afron­tar por sí sola el cos­to del arrien­do. De allí en más Baum­bach uti­li­za la inter­ca­la­ción de tar­je­tas con los suce­si­vos domi­ci­lios en don­de Fran­ces habrá de vivir.

A medi­da que el film va pro­gre­san­do el guión va ilus­tran­do su insu­fi­cien­te madu­rez, inse­gu­ri­dad que la hace ines­ta­ble, su vul­ne­ra­bi­li­dad, así como la angus­tia que la apre­sa al no saber cómo cal­mar sus ansie­da­des; todo ello está expues­to en tono de come­dia rea­lis­ta demos­tran­do la baja esti­ma que Fran­ces guar­da de sí mis­ma. Uno de los momen­tos más gra­cio­sos se pro­du­ce cuan­do en el trans­cur­so de una comi­da for­mal que reúne a varios comen­sa­les, ella hace comen­ta­rios sobre su vida per­so­nal que resul­tan deci­di­da­men­te inapro­pia­dos. En todo caso, ya sea por con­mi­se­ra­ción o sim­pa­tía, el públi­co ter­mi­na adorándola.

Así como el rea­li­za­dor demues­tra un par­ti­cu­lar afec­to hacia su impre­de­ci­ble anti­he­roí­na, Ger­wig brin­da lo mejor para extraer la máxi­ma rique­za de su per­so­na­je, con­fir­man­do de este modo la impor­tan­te per­so­na­li­dad que ha sabi­do impo­ner en su bre­ve carre­ra artística. 

El rit­mo del film es alta­men­te flui­do, intro­du­cien­do esce­nas de bre­ve dura­ción que en con­ta­dos casos no lle­gan a trans­mi­tir ple­na­men­te lo que uno aguar­da­ría, como por ejem­plo la visi­ta fugaz que Fran­ces rea­li­za a San Fran­cis­co don­de resi­den sus padres, impi­de cap­tar con com­ple­ta cer­te­za la rela­ción que la joven man­tie­ne con ellos. En todo caso, esta obser­va­ción no afec­ta mayor­men­te la cali­dad de este agri­dul­ce relato.

Con­clu­sión: Enri­que­ci­do por un muy buen diá­lo­go, el rela­to deja una sen­sa­ción agri­dul­ce pin­tan­do son­rien­te­men­te el pate­tis­mo de Fran­cis. Pero el tono y esti­lo que Baum­bach emplea, hace que el públi­co jamás se depri­ma sino que se enca­ri­ñe con este sin­gu­lar per­so­na­je. Jor­ge Gutman