Éxo­do Veneciano

THE VENI­CE SYN­DRO­ME. Ale­ma­nia-Aus­tra­lia-Ita­lia, 2012. Un film de Andreas Pichler

THE VENICE SYNDROME

La popu­lar y román­ti­ca ciu­dad de Vene­cia, pro­ba­ble­men­te una de las más visi­ta­das del mun­do, es obje­to de un docu­men­tal poco opti­mis­ta por par­te de Andreas Pichler.

No es pre­ci­sa­men­te el encan­to turís­ti­co que el film des­ta­ca sino más bien la deca­den­cia que sufre esta ciu­dad don­de apro­xi­ma­da­men­te 58000 per­so­nas viven en la mis­ma, una cifra bají­si­ma sola­men­te com­pa­ra­ble a lo acon­te­ci­do des­pués de la gran pla­ga que la azo­tó en 1438.

¿Qué es lo que aco­sa a Vene­cia? La ero­sión de su infra­es­truc­tu­ra, la dis­mi­nu­ción de ser­vi­cios públi­cos –entre otros la pér­di­da del edi­fi­cio de correos que fue ven­di­do a la fir­ma Benetton‑, la des­apa­ri­ción de ins­ti­tu­cio­nes públi­cas, la gran emi­gra­ción de la gen­te joven en pro­cu­ra de tra­ba­jo y fun­da­men­tal­men­te, los turis­tas que a razón de 20 millo­nes por año lle­gan a visi­tar­la, muchos de ellos en for­ma masi­va a tra­vés de enor­mes buques cru­ce­ros que con­ges­tio­nan su puerto.

Todos esos pro­ble­mas están mani­fes­ta­dos a tra­vés de una doce­na de per­so­nas entre­vis­ta­dos inclu­yen­do entre otros a algu­nos de sus resi­den­tes, gon­do­le­ros y un encar­ga­do de bie­nes raí­ces que hace refe­ren­cia a los exor­bi­tan­tes pre­cios de los inmue­bles que impo­si­bi­li­tan tener acce­so a los mis­mos y que obli­gan a los vene­cia­nos a tener que mudar­se a zonas rurales.

Cier­ta­men­te este docu­men­tal ofre­ce una mira­da tris­te y sobre todo alar­man­te al seña­lar­se que para 2030 no que­da­rá nadie vivien­do en ella. Difí­cil de ase­gu­rar que sea así, pero lo que no que­da muy cla­ro del docu­men­tal es el por­qué de esa deca­den­cia, tenien­do en cuen­ta que sien­do uno de los rin­co­nes más visi­ta­dos del mun­do, el turis­mo ofre­ce impor­tan­tes bene­fi­cios eco­nó­mi­cos. En fin, espe­re­mos que los pro­nós­ti­cos ago­re­ros dis­ten de cum­plir­se y que este film sola­men­te cons­ti­tu­ya un toque de aler­ta antes que un réquiem para la ciu­dad glo­ri­fi­ca­da a tra­vés de los siglos por pin­to­res, escri­to­res, músi­cos y artis­tas de dife­ren­te índo­le. Jor­ge Gutman