Otra Edi­ción Exi­to­sa del TIFF

Comen­ta­rio de Jor­ge Gutman

El TIFF con­clu­yó el 15 de sep­tiem­bre demos­tran­do nue­va­men­te que año a año este fes­ti­val se supera a juz­gar por el extra­or­di­na­rio entu­sias­mo y fer­vor del públi­co asis­ten­te en la pre­sen­te edi­ción; de allí que nadie pue­de dudar sobre la extra­or­di­na­ria popu­la­ri­dad de este even­to cul­tu­ral que en su géne­ro es con­si­de­ra­do el más impor­tan­te del continente.

Chiwetel Ejiofor en 12 YEARS A SLAVE

Chi­we­tel Ejio­for en 12 YEARSSLAVE

Aun­que esta mues­tra no es com­pe­ti­ti­va, el Pre­mio del Públi­co (People’s Choi­ce Award) es con­si­de­ra­do como el más des­ta­ca­do por­que son los espec­ta­do­res quie­nes par­ti­ci­pan en la deci­sión sobre el film más popu­lar; este año esa dis­tin­ción fue para 12 Years a Sla­ve de Ste­ve McQueen. El mejor film cana­dien­se resul­tó el docu­men­tal de Alan Zweig When Jews Were Funny, en tan­to que la FIPRES­CI (el jura­do de la Crí­ti­ca Inter­na­cio­nal) adju­di­có dos pre­mios: uno para el film pola­co Ida del rea­li­za­dor Pawel Paw­li­kows­ki den­tro de la cate­go­ría Spe­cial Pre­sen­ta­tion, y el otro para el film de Méxi­co Los Insó­li­tos Peces Gato de la rea­li­za­do­ra Clau­dia Sain­te-Luce que par­ti­ci­pó en la sec­ción Dis­co­very (Pri­me­ros Filmes). 

Como es bien sabi­do el TIFF cons­ti­tu­ye la pla­ta­for­ma de lan­za­mien­to en la carre­ra hacia el Oscar y este año ya hay varios títu­los que por la aco­gi­da de la crí­ti­ca y del públi­co a tra­vés de sus con­tun­den­tes aplau­sos, per­mi­ten aven­tu­rar que se encuen­tran muy bien posi­cio­na­dos; sin entrar a una eva­lua­ción crí­ti­ca de los mis­mos la cual será rea­li­za­da en opor­tu­ni­dad de su estreno en el trans­cur­so de las pró­xi­mas sema­nas, se pue­de men­cio­nar que entre ellos figu­ran 12 Years a Sla­ve (en este caso res­pal­da­do por el Pre­mio del Públi­co), Gra­vity, Phi­lo­me­na, The Rail­way Man, Dallas Buyers Club, August: Osa­ge Country, Labour Day,  The Disap­pea­ran­ce of Elea­nor Rigby: Him and Her Pri­so­ners

Una vez más que­dó rati­fi­ca­do que este fes­ti­val tras­cien­de las fron­te­ras dado que en su diver­si­fi­ca­da pro­gra­ma­ción de lar­go y cor­to­me­tra­jes de paí­ses bien cono­ci­dos el públi­co tuvo ade­más la opor­tu­ni­dad de optar por pelí­cu­las pro­ve­nien­tes de paí­ses de esca­sa difu­sión inter­na­cio­nal como Cam­bo­ya, Cos­ta de Mar­fil, Geor­gia, Gha­na, Gui­nea Bis­sau, Jor­da­nia, Nige­ria, Sin­ga­pur, Qatar, Sene­gal, Siria y Túnez, para citar algu­nos ejemplos. 

A con­ti­nua­ción, un bre­ve comen­ta­rio de algu­nos de los fil­mes que he teni­do opor­tu­ni­dad de apreciar.

Robert Wieckiewicz en WALESA, MAN OF HOPE

Robert Wiec­kie­wicz en WALE­SA, MAN OF HOPE

Wale­sa, Man of Hope es una pro­duc­ción pola­ca don­de el exce­len­te direc­tor Andrzej Waj­da retra­ta al diri­gen­te sin­di­cal Lech Wale­sa (Robert Wiec­kie­wicz) quien con su actua­ción cam­bio el rum­bo his­tó­ri­co de su país. Aun­que sin lle­gar a la altu­ra de sus rea­li­za­cio­nes más logra­das como Ceni­zas y Dia­man­tes (1958) y/o El Hom­bre de Hie­rro (1981), esta des­crip­ción del cofun­da­dor de Soli­da­ri­dad que fue el pri­mer sin­di­ca­to inde­pen­dien­te del blo­que comu­nis­ta, adquie­re fuer­za expre­si­va al ir reca­pi­tu­lan­do los hechos más impor­tan­tes de su vida polí­ti­ca como así tam­bién al ilus­trar al hom­bre en su inti­mi­dad fami­liar como espo­so y padre de seis hijos. Estruc­tu­ra­do a tra­vés de una entre­vis­ta rea­li­za­da por la cele­bra­da perio­dis­ta Oria­na Falla­ci (Maria Rosa­ria Ommag­gio), el film alter­na entre pre­sen­te y pasa­do sumi­nis­tran­do deta­lles que aun­que bien cono­ci­dos –huel­gas, revuel­tas obre­ras, pro­tes­tas calle­je­ras, el encuen­tro de Wale­sa con el Papa Juan Pablo II, el Pre­mio Nobel de la Paz de 1983 don­de fue su espo­sa Danu­ta (Agniesz­ka Gro­chows­ka) quien acu­dió a reci­bir­lo en Oslo por­que el acti­vis­ta polí­ti­co esta­ba encar­ce­la­do- cobran con­si­de­ra­ble inte­rés por la flui­dez que adquie­re el rela­to. 

El cineas­ta bos­nio Danis Tano­vic, ofre­ce un duro e impre­sio­nan­te rela­to en An Epi­so­de in the Life of an Iron Pic­ker. El film cons­ti­tu­ye un inten­to de recons­truir acon­te­ci­mien­tos reales con sus ver­da­de­ros per­so­na­jes sobre la dis­cri­mi­na­ción de gru­pos mino­ri­ta­rios en Bos­nia-Her­ze­go­vi­na, muy espe­cial­men­te la comu­ni­dad gita­na, toman­do como refe­ren­cia a una humil­de fami­lia. El film que obtu­vo el Pre­mio del Gran Jura­do en Ber­lín, pre­sen­ta a Nazif (Nazif Mujic) un jefe de fami­lia vivien­do en una remo­ta aldea gita­na, quien se gana la vida reco­lec­tan­do mate­rial de dese­cho metá­li­co para reci­clar y así poder ali­men­tar a su fami­lia inte­gra­da por su mujer Sena­da (Sena­da Ali­ma­no­vic) y sus dos hiji­tas. Cuan­do su espo­sa emba­ra­za­da sufre ines­pe­ra­da­men­te un abor­to espon­tá­neo aca­rrean­do un feto sin vida de cin­co meses y requie­re de urgen­te aten­ción médi­ca, el hos­pi­tal al que acu­de le nie­ga su auxi­lio por­que el tra­ba­ja­dor care­ce de segu­ro médi­co y no reúne los 500 euros nece­sa­rios para la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca. Por espa­cio de 10 días Nazif bus­ca­rá deses­pe­ra­da­men­te encon­trar la solu­ción al pro­ble­ma, al pro­pio tiem­po que el rela­to va ilus­tran­do has­ta qué pun­to la socie­dad con­tem­po­rá­nea se mues­tra impia­do­sa con los sec­to­res menos favo­re­ci­dos y social­men­te segre­ga­dos. Este crí­ti­co docu­men­to social adquie­re más rele­van­cia si se tie­ne en cuen­ta que Nazif par­ti­ci­pó acti­va­men­te en la gue­rra de los Bal­ca­nes duran­te 4 años sin gozar de nin­gún bene­fi­cio social.

Fernando Bacilio en EL MUDO

Fer­nan­do Baci­lio en EL MUDO

Des­pués de haber obte­ni­do en Can­nes el Pre­mio del Jura­do en la sec­ción ofi­cial Un Cer­tain Regard con el film Octu­bre (2010), los her­ma­nos Daniel y Die­go Vera retor­nan con El Mudo; se tra­ta de una come­dia negra que ofre­ce una mira­da poco ama­ble a la socie­dad perua­na. Su pro­ta­go­nis­ta es Fer­nan­do Baci­lio quien ani­ma a Cons­tan­tino Zega­rra, un juez de Lima deci­di­da­men­te inco­rrup­ti­ble que no se deja ven­cer ni por dine­ro ni por nin­gún tipo de sen­ti­men­ta­lis­mo a la hora de pro­nun­ciar un dic­ta­men. Todo cam­bia súbi­ta­men­te cuan­do una noche diri­gién­do­se a su hogar es balean­do en la nuca y pier­de su voz. Es ahí que sos­pe­cha haber sido víc­ti­ma de una cons­pi­ra­ción ven­ga­ti­va al no haber cedi­do a las deman­das de una mujer (Iris Sil­va) que había soli­ci­ta­do cle­men­cia en el trá­mi­te de con­vic­ción al que esta­ba suje­to su mari­do (José Luis Gómez). Adop­tan­do algu­nos ele­men­tos carac­te­rís­ti­cos de un thri­ller, el rela­to atrae por el cli­ma de para­noia que va aco­san­do a su pro­ta­go­nis­ta; pero el méri­to mayor del rela­to es ilus­trar cuán difí­cil resul­ta man­te­ner la impar­cia­li­dad y hones­ti­dad pro­fe­sio­nal en un ambien­te don­de los obs­tácu­los crea­dos por la buro­cra­cia de un apa­ra­to judi­cial así como la influen­cia de con­tac­tos y víncu­los polí­ti­cos van corrom­pien­do los cimien­tos de la jus­ti­cia. Mag­ní­fi­ca actua­ción de Baci­lio quien obtu­vo el pre­mio al mejor actor en el Fes­ti­val de Locarno. 

Una nue­va pelí­cu­la refe­ri­da a la géne­sis de la Gene­ra­ción Beat en los Esta­dos Uni­dos es lo que se con­tem­pla en Kill Your Dar­lings, ópe­ra pri­ma de John Kro­ki­das. El rela­to que trans­cu­rre en la déca­da del 40, se refie­re a los años de juven­tud del poe­ta Allen Gins­berg (Daniel Rad­clif­fe) cuan­do comien­za sus estu­dios uni­ver­si­ta­rios en Colum­bia. En ese recin­to lle­ga a cono­cer a Lucien Carr (Dane DeHaan), un estu­dian­te de libre espí­ri­tu, caris­má­ti­co y seduc­tor que pron­ta­men­te ejer­ce una influen­cia inte­lec­tual y per­so­nal en la vida del futu­ro poe­ta. Gra­cias a Carr que lo intro­du­ce a su círcu­lo de ami­gos, Gins­berg com­par­te las fies­tas, las noches de jazz en el bohe­mio Green­wich Villa­ge de Nue­va York y entra en con­tac­to con figu­ras que lle­ga­rían a tras­cen­der lite­ra­ria­men­te como lo fue­ron William Burroughs (Ben Fos­ter) y Jack Kerouac (Jack Hus­ton). Para­le­la­men­te, la tra­ma se ocu­pa del enig­má­ti­co y sin­gu­lar víncu­lo que exis­tió entre Carr y David Kam­me­rer (Michael C. Hall), varios años mayor que él y que fue una suer­te de pro­tec­tor, don­de Lucien ter­mi­na matán­do­lo adu­cien­do que fue un depre­da­dor sexual que abu­só de él. Dosi­fi­ca­do con algu­nas notas som­brías, este film explo­ra satis­fac­to­ria­men­te las rela­cio­nes inter­per­so­na­les de un gru­po inte­lec­tual que en los años sub­si­guien­tes gra­vi­ta­ría de mane­ra tras­cen­den­tal en la revo­lu­ción lite­ra­ria americana. 

Un film de genuino sus­pen­so es lo que se apre­cia en la pro­duc­ción bra­si­le­ña O Lobo atrás da Por­ta a tra­vés de un trián­gu­lo amo­ro­so que trans­cu­rre en Río de Janei­ro. Syl­via (Fabiu­la Nas­ci­mien­to) y su mari­do Ber­nar­do (Milhem Cor­taz) son los padres de Cla­rinha, una niñi­ta de seis años de edad que ha sido secues­tra­da por una per­so­na des­co­no­ci­da; las fun­da­das sos­pe­chas recaen en Rosa (Lean­dra Leal), la aman­te de Ber­nar­do quien se sien­te des­pe­cha­da por­que él con­clu­yó la rela­ción. A tra­vés de una estruc­tu­ra tipo “rasho­mon” el novel direc­tor y guio­nis­ta Fer­nan­do Coim­bra per­mi­te que cada una de las par­tes vaya expo­nien­do sus pun­tos de vis­ta en torno a su vin­cu­la­ción para tra­tar de arro­jar luces sobre el para­de­ro de la cria­tu­ra. En un film don­de el amor y el odio lle­gan a con­fun­dir­se, esta his­to­ria de impre­vis­to y dra­má­ti­co des­en­la­ce lle­ga a cau­ti­var por la intri­ga que man­tie­ne a tra­vés del com­por­ta­mien­to de sus per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos. Un muy buen film de Amé­ri­ca Lati­na. 

Koh Jia Ler y Angeli Bayani en ILO ILO

Koh Jia Ler y Ange­li Baya­ni en ILO ILO

La pelí­cu­la de Sin­ga­pur Ilo Ilo que obtu­vo el pre­mio Cáma­ra de Oro (adju­di­ca­do al mejor pri­mer film) en el últi­mo Fes­ti­val de Can­nes tie­ne varios ele­men­tos que jus­ti­fi­can esta dis­tin­ción. El joven rea­li­za­dor Anthony Chen refle­ja sen­si­bi­li­dad y suti­le­za expo­nien­do un rela­to que aun­que trans­cu­rra en Sin­ga­pur tie­ne vali­dez uni­ver­sal, sobre todo con los recien­tes pro­ble­mas que expe­ri­men­tó la eco­no­mía mun­dial. Aun­que el tema cen­tral es acer­ca de cómo una fami­lia de cla­se media afron­ta la cri­sis finan­cie­ra, hay otros sub­ya­cen­tes que adquie­ren tras­cen­den­cia. La tra­ma pre­sen­ta al matri­mo­nio con­for­ma­do por un eje­cu­ti­vo de ven­tas Teck Lim (Chen Tian Wen), su mujer emba­ra­za­da Hwee Leng (Yeo Yann Yann) y el hijo úni­co de 10 años Jia­le (Koh Jia Ler); para ali­viar a Hwee Leng quien tra­ba­ja como secre­ta­ria, la pare­ja deci­de con­tra­tar a Terry (Ange­li Baya­ni) una joven emplea­da domés­ti­ca de Fili­pi­nas, quien a su vez dejó su pro­pio hiji­to en su país de ori­gen a fin de lograr un mejor sala­rio en Sin­ga­pur. El con­flic­to se pro­du­ce en el tra­ta­mien­to rebel­de y des­pec­ti­vo del menor hacia Terry y las ten­sio­nes que sur­gen cuan­do las rela­cio­nes se recom­po­nen entre ambos y el cari­ño que pro­di­ga Terry a Jia­le gene­ra celos en su madre; eso se agra­va más cuan­do la cri­sis finan­cie­ra hace que Teck pier­da su empleo y las pre­sio­nes eco­nó­mi­cas van gra­vi­tan­do fuer­te­men­te en el hogar. El film es alta­men­te ins­truc­ti­vo al deli­near com­por­ta­mien­tos cul­tu­ra­les de dife­ren­tes cla­ses socia­les así como deno­tar sutil­men­te las mani­fes­ta­cio­nes laten­tes de racis­mo. Los bien des­crip­tos per­so­na­jes así como la cali­dez, ter­nu­ra y humor que se des­pren­de del rela­to, con­tri­bu­yen a lograr una come­dia dra­má­ti­ca de nota­ble calidad.

Samuel Lange en PELO MALO

Samuel Lan­ge en PELO MALO

El film de Vene­zue­la Pelo Malo con­fir­ma la madu­rez que va adqui­rien­do el cine de este país. La rea­li­za­do­ra Maria­na Ron­dón abor­da un tema deli­ca­do como es el de la apa­rien­cia físi­ca y la impre­sión que pue­de cau­sar social­men­te. Junior (Samuel Lan­ge) de 9 años de edad, huér­fano de padre, vive con su humil­de madre Mar­ta (Samantha Cas­ti­llo) y su peque­ño her­mano en un com­ple­jo habi­ta­cio­nal super­po­bla­do de Cara­cas. Aun­que el rela­to hace refe­ren­cia a la vio­len­cia endé­mi­ca que envuel­ve a la ciu­dad, el film fun­da­men­tal­men­te se cen­tra en Junior, incom­pren­di­do por su madre; ella que ha per­di­do su empleo de guar­dia de segu­ri­dad y tra­ta de arre­glár­se­las ven­dien­do are­pas case­ras, sien­te la gran preo­cu­pa­ción de que el niño quie­ra ali­sar­se su pelo y que adop­te algu­nas acti­tu­des más pro­pias –según su visión- del sexo opues­to. El pre­jui­cio social de que su hijo pue­da ser dife­ren­te o posi­ble­men­te homo­se­xual, sin ver­da­de­ras razo­nes que lo prue­ben, hace que la rela­ción madre-hijo resul­te suma­men­te con­flic­ti­va; esa situa­ción influ­ye en el esta­do emo­cio­nal del niño quien en par­te encuen­tra com­pen­sa­ción en el afec­to y com­pren­sión que obtie­ne de su abue­la (Nelly Ramos) y de una ami­gui­ta (María Emi­lia Sul­ba­rán) con quien com­par­te gra­tos momen­tos. En un film alta­men­te emo­ti­vo, es nota­ble la sen­si­bi­li­dad que des­ti­la la direc­to­ra expo­nien­do a sus per­so­na­jes aun­que no los juz­ga para per­mi­tir al públi­co hacer­lo por sí mis­mo. Sin duda, este film es uno de los mejo­res pre­sen­ta­dos en el TIFF.

Con un rit­mo diná­mi­co y una ajus­ta­da dura­ción de poco más de hora y media, Dono­van Marsh en su tri­ple con­di­ción de rea­li­za­dor, guio­nis­ta y mon­ta­dor com­pla­ce al espec­ta­dor con iNum­ber Num­ber de Sudá­fri­ca. El rela­to se cen­tra en las des­ven­tu­ras de dos poli­cías cole­gas que han tra­ba­ja­do aso­cia­dos duran­te ocho años. Como agen­tes del orden tan­to Chi­li (S’dumo Mtsha­li) y Shoes (Pres­ley Chwe­ne­ya­gae) se encuen­tran frus­tra­dos en lo que hacen dado el suel­do mise­ra­ble que per­ci­ben y al hecho de estar ope­ran­do en un ambien­te poli­cial corrup­to; en con­se­cuen­cia, Chi­li toma la ini­cia­ti­va y con­ven­ce a su reluc­tan­te com­pa­ñe­ro para par­ti­ci­par en una acti­vi­dad delic­ti­va con un gru­po de mal­he­cho­res la cual les habrá de pro­por­cio­nar abun­dan­te dine­ro; pero no todo resul­ta como esta­ba pla­nea­do al pro­du­cir­se hechos ines­pe­ra­dos. Con mucho humor, ade­cua­da acción den­tro del mar­co de un buen guión que es capaz de ori­gi­nar, algu­nas vuel­tas de giro impre­vis­tas, ade­más de una efi­cien­te inter­pre­ta­ción de sus pro­ta­go­nis­tas y una muy bue­na músi­ca que acom­pa­sa la diná­mi­ca del rela­to, Marsh demues­tra que el cine suda­fri­cano es capaz de depa­rar gra­tas sor­pre­sas como las que pro­vee este bien eje­cu­ta­do film de sus­pen­so; final­men­te, en for­ma indi­rec­ta el rela­to per­mi­te apre­ciar algu­nas face­tas sobre la pobre­za y el nivel de cri­mi­na­li­dad exis­ten­tes en la era post-apartheid del país.

Thierry Lhermitte en QUAI D’ORSAY

Thierry Lher­mit­te en QUAI D’ORSAY

Si de sano entre­te­ni­mien­to se tra­ta, Quai d’Orsay cubre con cre­ces los reque­ri­mien­tos para que el espec­ta­dor se divier­ta a fon­do con las absur­das situa­cio­nes que se pro­du­cen en el Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res de Fran­cia. Abor­dan­do la come­dia por pri­me­ra vez, el vete­rano rea­li­za­dor fran­cés Ber­trand Taver­nier ilus­tra las peri­pe­cias que debe atra­ve­sar un joven (Raphael Per­son­naz) recien­te­men­te gra­dua­do en leyes de una pres­ti­gio­sa facul­tad al entrar a tra­ba­jar como asis­ten­te y redac­tor de los dis­cur­sos de un minis­tro exce­si­va­men­te emo­cio­nal e impul­si­vo (Thierry Lher­mit­te) que se des­pla­za de ofi­ci­na en ofi­ci­na con la fuer­za de un hura­cán y que es capaz de enlo­que­cer –en el buen sen­ti­do de la pala­bra- a todo su per­so­nal inclu­yen­do a su tole­ran­te jefe de equi­po (Neils Ares­trup). El rela­to se nutre de dife­ren­tes situa­cio­nes con las que el diná­mi­co y cari­ca­tu­res­co minis­tro tie­ne que lidiar enfren­tan­do algu­nas cri­sis polí­ti­cas y en don­de los prin­ci­pios de “legi­ti­mi­dad, luci­dez y efi­cien­cia” que sus­ten­ta en el cum­pli­mien­to de su misión no siem­pre logran ser satis­fe­chos. Como sáti­ra polí­ti­ca el film cum­ple su obje­ti­vo gra­cias a un exce­len­te elen­co y a inge­nio­sas ins­tan­cias que cier­ta­men­te pro­du­cen hila­ri­dad, como la sur­gi­da cuan­do el minis­tro reci­be la visi­ta de la gana­do­ra del Pre­mio Nóbel de Lite­ra­tu­ra (Jane Bir­kin) que en lugar de dejar­la hablar, la sor­pren­di­da mujer es inca­paz de pro­fe­rir pala­bra fren­te a su inter­lo­cu­tor que le impi­de expre­sar­se. En esen­cia, un film suma­men­te entre­te­ni­do, no caren­te de afec­ti­vi­dad y que divier­te sin jamás tener que recu­rrir a situa­cio­nes de dudo­so gusto.

Jim Broadbent y Lindsay Duncan en LE WEEK-END

Jim Broad­bent y Lind­say Dun­can en LE WEEK-END

Una ama­ble y agri­dul­ce come­dia es lo que Roger Michell ofre­ce en el film de Gran Bre­ta­ña Le Week-end. Toman­do como refe­ren­cia a un matri­mo­nio de edad madu­ra que se des­pla­za de Lon­dres a París para cele­brar duran­te un fin de sema­na los 30 años de matri­mo­nio, el film a pesar de adop­tar un tono apa­ren­te­men­te leve gra­dual­men­te se inter­na en un terreno más espi­no­so al demos­trar que a pesar de los sen­ti­mien­tos afec­ti­vos que unen a la pare­ja inte­gra­da por Meg (Lind­say Dun­can) y Nick (Jim Broad­bent) comien­zan a sur­gir con­flic­tos cuan­do se pro­du­cen recri­mi­na­cio­nes y resen­ti­mien­tos entre las par­tes por acon­te­ci­mien­tos pasa­dos y pre­sen­tes que huma­na­men­te resul­tan fáci­les de com­pren­der. El rela­to atrae en el aná­li­sis rea­li­za­do acer­ca de los com­pro­mi­sos y con­ce­sio­nes que tie­nen lugar en la con­vi­ven­cia con­yu­gal y los moti­vos que jus­ti­fi­can seguir vivien­do en pare­ja. Aun­que de pre­ten­sio­nes modes­tas, la come­dia se dis­tin­gue por su cali­dez, sen­ti­do del humor, la inter­pre­ta­ción natu­ral y genui­na que ofre­cen Dun­can, Broad­bent y de Jeff Gold­blum ani­man­do a un vie­jo cole­ga de Nick que vive en París y sobre todo por su nos­tál­gi­co des­en­la­ce don­de el rea­li­za­dor brin­da un afec­tuo­so home­na­je a Jean Luc Godard.

Edgar Ramírez en LIBERTADOR

Edgar Ramí­rez en LIBERTADOR

Liber­ta­dor es una ambi­cio­sa copro­duc­ción de Vene­zue­la y Espa­ña don­de el direc­tor vene­zo­lano Alber­to Arve­lo abor­da la bio­gra­fía de Simón Bolí­var. Aun­que los valo­res físi­cos del film impre­sio­nan favo­ra­ble­men­te, las obje­cio­nes radi­can en que prác­ti­ca­men­te resul­ta una ardua tarea resu­mir toda una vida en apro­xi­ma­da­men­te dos horas. De este modo y aun­que que­da refle­ja­da la deter­mi­na­ción de un hom­bre deci­di­do a ter­mi­nar con el colo­nia­lis­mo espa­ñol y su deseo de con­so­li­dar a toda Amé­ri­ca Lati­na en una sola nación, hay muchos aspec­tos que no se con­si­de­ran como por ejem­plo la des­co­llan­te par­ti­ci­pa­ción que le cupo a José de San Mar­tín y Ber­nar­do O’Higgins en el pro­ce­so inde­pen­den­tis­ta de Argen­ti­na, Chi­le y Perú. A pesar de care­cer del vigor dra­má­ti­co nece­sa­rio y de con­tar con una reso­lu­ción un tan­to pre­ci­pi­ta­da dejan­do dudas sobre la ver­da­de­ra cau­sa de su muer­te, el film cap­ta la aten­ción del espec­ta­dor al des­ta­car la saga de un hom­bre de ori­gen aris­to­crá­ti­co que adquie­re cla­ra con­cien­cia del domi­nio espa­ñol y está dis­pues­to a cum­plir su pro­pó­si­to libe­ra­dor. Muy bue­na la actua­ción de Edgar Ramí­rez dan­do vida al liber­ta­dor y cabe remar­car su des­tre­za lin­güís­ti­ca al expre­sar­se con flui­dez tan­to en espa­ñol como en inglés y francés.

De Chi­le, ade­más del nota­ble film Glo­ria, lle­ga El Verano de los Peces Vola­do­res, pri­mer film de fic­ción de Mar­ce­la Said. Su rela­to tie­ne como pro­pó­si­to esta­ble­cer la con­fron­ta­ción entre los terra­te­nien­tes posee­do­res de la tie­rra en el sur chi­leno y la pobla­ción autóc­to­na de la zona a quien se le nie­ga los dere­chos que legí­ti­ma­men­te le corres­pon­den. El rela­to es expues­to a tra­vés de la ópti­ca de la ado­les­cen­te Mane­na (Fran­cis­ca Wal­ker), con­tem­plan­do el com­por­ta­mien­to de su padre lati­fun­dis­ta (Gre­gory Cohen) empe­ña­do en ins­ta­lar cer­cos para exter­mi­nar unas car­pas de su lagu­na arti­fi­cial que pro­du­cen ten­sio­nes con el pue­blo mapu­che. Si la idea resul­ta intere­san­te, el guión no está sufi­cien­te­men­te desa­rro­lla­do para que esta crí­ti­ca social cobre alien­to dramático.

Ettore Scola en el documental CHE STRANO CHIAMARSI FEDERICO

Etto­re Sco­la en el docu­men­tal CHE STRANO CHIA­MAR­SI FEDERICO

El vete­rano rea­li­za­dor ita­liano Etto­re Sco­la que ha sido ami­go ínti­mo del genial Fede­ri­co Felli­ni le rin­de un emo­ti­vo tri­bu­to al cum­plir­se el 31 de octu­bre pró­xi­mo el vigé­si­mo ani­ver­sa­rio de su des­apa­ri­ción. En Che Strano chia­mar­si Fede­ri­co. Sco­la rac­con­ta Felli­ni (¡Qué extra­ño lla­mar­se Fede­ri­co!) Sco­la recons­tru­ye dra­má­ti­ca­men­te aspec­tos cla­ves de Felli­ni com­bi­nan­do fotos de archi­vo y extrac­tos de fil­mes con situa­cio­nes de fic­ción. El film comien­za cuan­do el joven Fede­ri­co lle­ga de Rimi­ni a Roma para incor­po­rar­se como ilus­tra­dor grá­fi­co en la redac­ción de la revis­ta “Mar­co Aure­lio”. Tra­tan­do de agu­di­zar su memo­ria, Sco­la pasa revis­ta a epi­so­dios cla­ves de quien lle­ga­ría a con­ver­tir­se en el rea­li­za­dor de obras maes­tras como lo fue­ron La Stra­da, La Dol­ce Vita, 8 y medio y Amar­cord, entre otros títu­los ya incor­po­ra­dos a la his­to­ria de los gran­des clá­si­cos del cine uni­ver­sal. Un deta­lle impor­tan­te que los ciné­fi­los habrán de apre­ciar es la fil­ma­ción rea­li­za­da en el Estu­dio 5 de Cine­cit­ta don­de Felli­ni rodó la mayo­ría de sus fil­mes; otros aspec­tos des­ta­ca­bles son la pre­sen­cia de su espo­sa Giu­liet­ta Masi­na a quien ofre­ció siem­pre pala­bras afec­ti­vas como mues­tra del cari­ño que sen­tía por ella, así como la figu­ra de Mar­ce­llo Mas­troian­ni que par­ti­ci­pó en la mayo­ría de sus fil­mes. El film que cul­mi­na con su muer­te mues­tra los sen­ti­mien­tos del pue­blo ita­liano alre­de­dor de su fére­tro para des­pe­dir­se de su hijo pró­di­go. Un docu­men­to emo­ti­vo que cie­rra con la extra­or­di­na­ria músi­ca que Nino Rota com­pu­so en 8 y medio y que será impres­cin­di­ble para los devo­tos de la obra de Fellini.