THE FIFTH ESTATE. Estados Unidos, 2013. Un film de Bill Condon
Con mucha expectativa se aguardó el estreno de The Fifth Estate que aborda el tema de WikiLeaks y de su controvertido fundador Julian Assange, que como es bien sabido se encuentra asilado en la embajada de Ecuador de Londres. Con todo, la dramatización sobre el ascenso, auge y la caída de Assange recibe en este film un tratamiento moderado. Aunque elegantemente realizado y con excelentes diseños de producción que reproducen acertadamente los ambientes en que transcurre la acción así como detalles adicionales de la era digital en que se está viviendo, esta producción peca por estar demasiado sobrecargada de información y curiosamente, la misma no alcanza a profundizar sino meramente a echar una mirada un tanto superficial sobre el problema ético planteado en lo que concierne a la transparencia que merecen los actos de gobierno.
Benedict Cumberbatch anima a Assange donde en la primera escena del film que tiene lugar en 2010 mantiene una conferencia de prensa vinculada con el escándalo Cablegate sobre las filtraciones de documentos confidenciales de los Estados Unidos a través de WikiLeaks; eso tuvo amplia repercusión en tres diarios internacionales de gran importancia como el New York Times (Estados Unidos), el Guardian (Gran Bretaña) y Der Spiegel (Alemania) al publicar decenas de artículos sobre las incursiones del ejército americano en la guerra de Afganistán. A pesar de haber sido en diciembre de 2006 cuando se produce el lanzamiento de WikiLeaks, la acción se retrotrae a 2007 cuando Assange se vincula con Daniel Domscheit-Berg (Daniel Brühl), un experto alemán en materia tecnológica quien pronto se convertirá en su inmediato y estrecho colaborador. Al poco tiempo se incorporan a la organización montada Marcus (Moritz Bleibtreu), un brillante hacker amigo de Daniel, y Birgitta Jonsdottir (Carice van Houten), una activista islandesa.
Con un guión de Josh Singer basado en dos libros, donde uno de ellos ha sido escrito por Domscheit-Berg, el director trata de obtener el mejor partido del mismo pero desafortunadamente su trabajo no alcanza a conseguir impacto dramático por variadas razones. Aunque el film ilustre en líneas generales el afiebrado universo en que tienen lugar las operaciones de Internet y la participación de un buen número de voluntarios, no se tiene idea precisa de cómo se obtuvieron las informaciones filtradas y su ubicación a través de la red, aunque en principio se muestra que algunos documentos diplomáticos fueron expuestos por Bradley Manning (David Thewlis), un analista de inteligencia del ejército americano. Otro aspecto vital, como la desintegración de la amistad de Julian y Daniel por diferencias de criterio, no alcanza a impactar porque se produce precipitadamente. No menos importante es que las personalidades de sus dos principales personajes no están bien desarrolladas; así, Assange aparece como un individuo enigmático tanto al principio como al final del relato sin que se llegue a captar el magnetismo de su persona, en tanto que el guión tampoco alcanza a brindar una satisfactoria descripción de Domscheit-Berg, dando como resultado la imposibilidad de que el público pueda empatizar con los mismos. Finalmente, no agrega mucho la participación de dos figuras del Departamento de Estado americano (Laura Linney y Stanley Tucci) en la incómoda situación de tratar de atenuar el impacto producido por WikiLeaks.
A pesar de las limitaciones impuestas por el guión tanto Cumberbatch como Brühl se desenvuelven eficientemente en el desempeño de sus personajes así como lo hacen los integrantes del elenco que los secunda.
Conclusión: Si desde una visión psicológico-social, el film está lejos de conformar un relato de envergadura como lo que David Fincher lograra con The Social Network (2010), con todo genera interés planteando los aspectos morales de un sitio virtual que publica en forma anónima documentos estratégicos que ponen de manifiesto el comportamiento discutible de gobiernos e instituciones corporativas. Jorge Gutman