Un Tríp­ti­co Interesante

TRIPTY­QUE (Triptych). Cana­dá, 2013. Un film de Pedro Pires y Robert Lepage

Basa­do en la pie­za « Lipsynch » del gran dra­ma­tur­go cana­dien­se Robert Lepa­ge, lle­ga a la pan­ta­lla una mag­ní­fi­ca adap­ta­ción diri­gi­da por el autor con­jun­ta­men­te con Pedro Pires sin que de modo alguno acu­se su estruc­tu­ra tea­tral. El resul­ta­do es una obra de alien­to artís­ti­co don­de su emo­ti­vo con­te­ni­do va uni­do a una rique­za visual que satis­fa­rá a la audien­cia selectiva.

Frédérike Bédard

Fré­dé­ri­ke Bédard

Estruc­tu­ra­do en tres par­tes, cada una de las mis­mas res­pon­de a un per­so­na­je espe­cí­fi­co aun­que todos están ínti­ma­men­te vin­cu­la­dos entre sí. El pri­mer capí­tu­lo enfo­ca a Miche­lle (Lise Cas­ton­guay), una per­so­na de edad madu­ra que deja la ins­ti­tu­ción psi­quiá­tri­ca don­de esta­ba inter­na­da; aun­que no del todo recu­pe­ra­da de la esqui­zo­fre­nia que la aque­ja es ins­ta­da a que siga con los medi­ca­men­tos pres­crip­tos. Reanu­dan­do con su acti­vi­dad habi­tual se la ve con­for­ta­ble tra­ba­jan­do en una vie­ja libre­ría de la ciu­dad de Que­bec don­de demues­tra poseer un muy buen cono­ci­mien­to lite­ra­rio. Pron­to reci­be la visi­ta de su her­ma­na Marie (Fré­dé­ri­ke Bédard) acom­pa­ña­da de su novio Tho­mas (Hans Pies­ber­gen), a fin de saber cómo ella se encuentra.

El segun­do seg­men­to que trans­cu­rre en Lon­dres se cen­tra en Tho­mas, un neu­ro­ci­ru­jano ale­mán que se encuen­tra con la posi­bi­li­dad de un reti­ro for­za­do debi­do a un tem­blor que aque­ja a sus manos. Lle­ga a cono­cer a Marie cuan­do se le des­cu­bre un tumor cere­bral y él le reco­mien­da que sea ope­ra­da. El tra­to entre médi­co y pacien­te ori­gi­na­rá un víncu­lo sen­ti­men­tal don­de Tho­mas pien­sa casar­se con ella y dejar a su espo­sa, una can­tan­te de ópe­ra (Rebec­ca Blan­kenship) con quien man­tie­ne un matri­mo­nio a la deri­va. Mon­treal es el esce­na­rio del capí­tu­lo final cuyo foco es Marie quien como can­tan­te de jazz teme per­der su voz como resul­ta­do de la ope­ra­ción; aun­que tem­po­ral­men­te eso ocu­rre, lo más impor­tan­te es que lle­ga a reco­no­cer la voz de su des­apa­re­ci­do padre.

Aun­que sin res­pon­der a un estric­to orden cro­no­ló­gi­co, no resul­ta difí­cil recom­po­ner la ila­ción de los suce­sos, pero lo más impor­tan­te de su con­te­ni­do es la for­ma en que sus per­so­na­jes tra­tan de comu­ni­car­se a tra­vés de la voz, las pala­bras y la memo­ria; a pesar de sus rela­ti­vas dis­ca­pa­ci­da­des físi­cas, cada uno de ellos tra­ta­rá de ajus­tar­se a la nue­va reali­dad tra­tan­do de ven­cer la sole­dad que los envuelve.

Con­clu­sión: Visual­men­te intere­san­te y de inne­ga­ble con­te­ni­do poé­ti­co, Lepa­ge y Pires han logra­do un tríp­ti­co inte­lec­tual­men­te esti­mu­lan­te, que a la vez tras­cien­de emo­cio­nal­men­te por su con­te­ni­do humano y sus sub­yu­gan­tes imá­ge­nes pic­tó­ri­cas.  Jor­ge Gutman