La Jau­la Dorada

LA CAGE DORÉE (The Gil­ded Cage). Fran­cia, 2013. Direc­ción: Ruben Alves. Dis­tri­bu­ción: AZ Films (2013)

Una peque­ña y muy agra­da­ble come­dia es la que Ruben Alves brin­da en su pri­mer film como rea­li­za­dor abor­dan­do un tema que se ins­pi­ra en la expe­rien­cia de sus padres por­tu­gue­ses que han inmi­gra­do a París. Sin gran­des pre­ten­sio­nes, el rela­to se des­ta­ca por la huma­ni­dad y ter­nu­ra que ema­nan de los per­so­na­jes en base a situa­cio­nes legí­ti­ma­men­te rea­lis­tas que atra­vie­san los inmi­gran­tes a tra­vés del fenó­meno de la transculturación. 

José Ribei­ro (Joa­quim De Almei­da) y su espo­sa María (Rita Blan­co) son una pare­ja de por­tu­gue­ses de media­na edad radi­ca­dos en la capi­tal de Fran­cia des­de hace 30 años y for­ma­ron una fami­lia inte­gra­da por su hija adul­ta Pau­la (Bár­ba­ra Cabri­ta) y el ado­les­cen­te Pedro (Alex Alves Perei­ra) quie­nes viven con ellos. Aun­que humil­des, tan­to José tra­ba­jan­do como capa­taz de cons­truc­ción para su patrón Fran­cis Cai­llaux (Roland Giraud) como María en sus fun­cio­nes de con­ser­je de un ele­gan­te edi­fi­cio ubi­ca­do en una zona resi­den­cial de París, han sabi­do ganar­se el res­pe­to y afec­to tan­to de sus patro­nes como de la gen­te que los rodea. 

La tra­ma cobra mayor impul­so a par­tir del ins­tan­te en que José es noti­fi­ca­do de la muer­te de su her­mano en Por­tu­gal con quien estu­vo dis­tan­cia­do des­de hace mucho tiem­po deján­do­le una valio­sa heren­cia con­sis­ten­te en exten­sos terre­nos de viñe­dos en el fér­til valle de Dou­ro; el lega­do vie­ne impues­to con la con­di­ción de que el here­de­ro debe hacer­se car­go de la explo­ta­ción del nego­cio. La posi­bi­li­dad de dis­fru­tar de un con­fort eco­nó­mi­co sen­si­ble­men­te mayor al que dis­fru­ta­ron has­ta este momen­to impul­sa a los Ribei­ro a tomar la deci­sión de retor­nar al terru­ño pero al pro­pio tiem­po crea la situa­ción un tan­to difí­cil de anun­ciar a sus res­pec­ti­vos emplea­do­res que van a dejar sus pues­tos cuan­do saben que son tan úti­les e impres­cin­di­bles para ellos. El asun­to se com­pli­ca aún más cuan­do Pau­la que está invo­lu­cra­da sen­ti­men­tal­men­te con Char­les (Lan­nick Gautry), el hijo de Fran­cis, espe­ra un hijo de aquél. 

A pesar de la sen­ci­llez y de cier­tos este­reo­ti­pos acep­ta­bles, el rela­to tra­sun­ta un humor genuino como resul­ta­do natu­ral de algu­nas situa­cio­nes plan­tea­das. A pesar de su apa­ren­te livian­dad la his­to­ria tras­lu­ce algu­nos aspec­tos rea­lis­tas como la ama­ble rela­ción esta­ble­ci­da entre las cul­tu­ras por­tu­gue­sas y fran­ce­sas y/o bien el con­flic­to que crea­do a los inmi­gran­tes cuan­do des­pués de estar afin­ca­dos por lar­go tiem­po en el país anfi­trión se les pre­sen­ta la opor­tu­ni­dad de retor­nar al terru­ño; no menos impor­tan­te es que a tra­vés de diver­sas situa­cio­nes anec­dó­ti­cas pre­sen­ta­das en la tra­ma que­dan exal­ta­dos los valo­res de la fami­lia y la amis­tad, así como una bue­na pin­tu­ra de las dife­ren­cias socia­les y el com­ple­jo de infe­rio­ri­dad sus­ten­ta­do por per­te­ne­cer a una cla­se eco­nó­mi­ca­men­te más baja. 

El DVD es pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en inglés. Jor­ge Gutman