Hacia La Mon­ta­ña Solitaria

THE HOB­BIT: THE DESO­LA­TION OF SMAUG. Esta­dos Uni­dos-Nue­va Zelan­dia, 2013. Un film de Peter Jackson

Esta segun­da par­te de la tri­lo­gía de The Hob­bit, con­fir­ma cla­ra­men­te que el pro­pó­si­to de Peter Jack­son es ofre­cer un espec­tácu­lo típi­ca­men­te comer­cial y des­ti­na­do a los espec­ta­do­res que encuen­tran pla­cer en los block­bus­ters de Holly­wood. De allí que cual­quier aso­cia­ción a Lord of the Rings sería inapro­pia­da dado que aquí lo que menos abun­da es pro­fun­di­dad filo­só­fi­ca; más aún, las licen­cias intro­du­ci­das por el rea­li­za­dor jun­to a Fran Walsh, Phi­lip­pa Boyens y Gui­ller­mo del Toro como coguio­nis­tas, des­di­bu­jan la nove­la de JRR Tol­kien en que se basa esta his­to­ria. Fun­da­men­tal­men­te se pre­sen­cia una aven­tu­ra de fan­ta­sía narra­da sóli­da­men­te aun­que sin mucha suti­le­za que bien podría haber­se rea­li­za­do en un esce­na­rio dife­ren­te al de la Tie­rra Media sin afec­tar su contenido.

Martin Freeman

Mar­tin Freeman

Comen­zan­do don­de con­clu­yó el pri­mer capí­tu­lo, el rela­to ofre­ce un pró­lo­go que trans­cu­rre en una taber­na don­de el mago Gan­dalf (Ian McKe­llen) man­tie­ne una reu­nión secre­ta con Tho­rin Oakenshiel (Richard Armi­ta­ge) sobre la mane­ra de pla­ni­fi­car el res­ca­te del rei­no sub­te­rrá­neo de los enanos que se encuen­tra en manos del feroz dra­gón Smaug (impo­nen­te voz de Bene­dict Cum­ber­batch). Pos­te­rior­men­te la acción con­ti­núa la aven­tu­ra empren­di­da por el hob­bit Bil­bo Bag­gins (Mar­tin Free­man) en com­pa­ñía de Gan­dalf y los tre­ce enanos, siem­pre lide­ra­dos por Tho­rin en direc­ción a la Mon­ta­ña Soli­ta­ria. La ten­sión de los via­je­ros comien­za a sen­tir­se al tran­si­tar el tene­bro­so bos­que de Mirk­wood don­de pron­ta­men­te el gru­po es per­se­gui­do por unos ame­na­za­do­res orcos pero que sal­drán ile­sos al obte­ner refu­gio por par­te de Beorn (Mikael Pers­brandt), el cam­bia­dor de piel. Inme­dia­ta­men­te des­pués Gan­dalf aban­do­na a su gru­po para efec­tuar otro via­je per­so­nal dejan­do a Bil­bo y sus ami­gos quie­nes pro­si­guien­do el lar­go camino deben afron­tar otros dra­má­ti­cos con­tra­tiem­pos, como por ejem­plo topar­se con un ejér­ci­to de gigan­tes­cas hor­mi­gas (muy bien logra­do a tra­vés de los efec­tos espe­cia­les emplea­dos), o bien cuan­do estan­do cau­ti­vos en el rei­no de los Elfos gober­na­dos por Thran­duil (Lee Pace) logran esca­par aga­za­pa­dos en barri­les para flo­tar a tra­vés del río y tra­tan­do de no sucum­bir ante los impla­ca­bles orcos.

Para aña­dir mayor impac­to al film, Jack­son incor­po­ra al guión al elfo Lego­las (Orlan­do Bloom), hijo de Thran­duil, así como a Tau­riel (Evan­ge­li­ne Lilly), una elfa gue­rre­ra que no figu­ra en la nove­la ori­gi­nal pero que cons­ti­tu­ye una agra­da­ble pre­sen­cia feme­ni­na que se adap­ta ade­cua­da­men­te al rela­to en la lucha man­te­ni­da con los orcos.

Des­pués de sor­tear otros obs­tácu­los para lle­gar a Lake­town, los via­je­ros con­tem­plan una ciu­dad que debi­do a encon­trar­se pró­xi­ma a la Mon­ta­ña Soli­ta­ria se encuen­tra en fran­ca deca­den­cia des­de que Smaug habi­ta en ella. La últi­ma eta­pa es la lle­ga­da al lugar de des­tino don­de Bil­bo debe enfren­tar al mons­truo­so dra­gón y Jack­son apro­ve­cha para ofre­cer aquí varias secuen­cias de exci­tan­te acción duran­te el impla­ca­ble ata­que que tie­ne lugar. Repen­ti­na­men­te, esta segun­da par­te con­clu­ye en for­ma abrup­ta dejan­do al espec­ta­dor en la incer­ti­dum­bre sobre el des­en­la­ce de esta his­to­ria. La incóg­ni­ta que­da­rá dilu­ci­da­da con el estreno del últi­mo capí­tu­lo en diciem­bre de 2014.

Como ocu­rrió con Un Unex­pec­tad Jour­ney aquí se vuel­ve a pre­sen­ciar un film de gran rique­za visual, con algu­nas imá­ge­nes compu­tado­ri­za­das muy bien logra­das, y una foto­gra­fía impe­ca­ble de Andrew Les­nie que apro­ve­cha muy bien los mag­ní­fi­cos pano­ra­mas de Nue­va Zelan­dia; de allí que, el públi­co adep­to a los fil­mes de acción encon­tra­rán ple­na satis­fac­ción en con­tem­plar esta segun­da entre­ga, sin duda más flui­da narra­ti­va­men­te que la pri­me­ra. Con todo, para aqué­llos que exi­jan algo más que puro espec­tácu­lo, como ocu­rrió con Lord of The Rings don­de había por detrás un rigu­ro­so aná­li­sis de la con­di­ción huma­na, pue­de que este film no lle­gue a con­for­mar­los en for­ma com­ple­ta, por­que en esen­cia no se dife­ren­cia mucho de los rela­tos de aven­tu­ra y acción que sue­len pre­sen­tar­se duran­te el verano. 

Con­clu­sión: Para el públi­co que haya dis­fru­ta­do con la pri­me­ra par­te de The Hob­bit, segu­ra­men­te que­da­rá satis­fe­cho con este segun­do seg­men­to que es más ameno y entre­te­ni­do, con la úni­ca sal­ve­dad de que pue­de expe­ri­men­tar frus­tra­ción por su final trun­co. Jor­ge Gutman