THE SQUARE. Egipto-Estados Unidos, 2013. Un film de Jehane Noujaim
La directora egipcia Jehane Noujaim especializada en filmes documentales, ofrece con The Square un fascinante relato del mismo género, reseñando la situación de su país en relación con los hechos acaecidos con posterioridad a la primavera árabe.
El proceso revolucionario comenzado en enero de 2011 con la espontánea revuelta popular que tuvo lugar en la plaza Tahrir de El Cairo produjo el derrocamiento del régimen de Hosni Mubarak después de tres décadas en el poder, alentando de este modo grandes esperanzas de un futuro democrático que Egipto no llegó a conocer. Desde el principio, todos los acontecimientos por los que el país atravesó hasta la fecha fueron ampliamente difundidos a través de los medios de comunicación; así, el mundo no ha sido ajeno al proceso que tuvo lugar hasta la elección del primer presidente musulmán Mohamed Morsi en 2012, su gobierno que defraudó las expectativas aguardadas y que motivó que la gente nuevamente se concentrara en la la plaza para finalmente ser testigo de su expulsión por parte de las fuerzas armadas a fines de junio de 2013 resquebrajando el esquema democrático que se había forjado poco tiempo atrás.
Lo que esta película ofrece como innovación a lo ya conocido es haberse valido de varios personajes que involucrados en este movimiento popular manifiestan con sus opiniones la forma en que el país puede llegar a superar el malestar que atraviesa.
Las inquietas cámaras de Noujaim y su equipo ubicados en Tahrir durante todo ese período salen al encuentro de Ahmed Hassan en 2011; este muchacho musulmán secular de poco más de veinte años y proveniente de la clase trabajadora de El Cairo representa al espectro juvenil de su país y como buen orador transmite su optimismo, entusiasmo y los ideales que sustenta a pequeños grupos que se forman escuchándolo, generando de ese modo animados debates. Entre sus amigos se encuentra Magdy, un hombre de unos cuarenta años quien había sido secuestrado y torturado como miembro integrante de la Hermandad Musulmana y que con la evolución de los acontecimientos experimenta un conflicto de lealtades. Otro protagonista importante es Khalid Abdalla de 33 años, un actor conocido en Occidente por su actuación en United 93 (2006) y The Kite Runner (2007) e hijo de un exiliado disidente político; representando a la inteligencia esclarecedora y pensante de un importante sector de la población que quedó marginado en la época de Mubarak, Abdalla es un ardiente defensor de los derechos humanos y utiliza a la plaza como el lugar apropiado para expresar su desencanto y protesta frente al cariz adoptado por la evolución de los acontecimientos. Además de los personajes mencionados el film presenta algunos otros secundarios como también a familiares vinculados con los protagonistas mencionados que expresan sus puntos de vista sobre lo que está sucediendo.
Este esclarecedor documental permite al espectador atender los diferentes puntos de vista de los participantes mencionados brindando su visión de la democracia y la forma en que el país podría albergarla de manera valedera y permanente. Si bien es cierto que en principio, parecería que en la actual situación el egipcio corriente no tiene otra opción que decidir entre un gobierno musulmán religioso u otro secular limitado por un militarismo autoritario, lo cierto es que a pesar de los continuos enfrentamientos que tienen lugar entre el ejército y los islamistas, el movimiento pujante que se gestó hace tres años y sigue manteniendo vigencia permite alentar esperanzas de un futuro más promisorio y portador de la anhelada paz y concordia que decididamente merece el pueblo egipcio.
Conclusión: Un minucioso reportaje político de incuestionable valor sobre una revolución en marcha que aunque lenta y con dificultades trata de cobrar forma. Jorge Gutman