Nin­gu­na Tie­rra Extranjera

PETER DOIG 

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Otra mues­tra de pres­ti­gio es la que ofre­ce el Museo de Bellas Artes de Mon­treal (MBMA) pre­sen­tan­do en for­ma exclu­si­va para Amé­ri­ca del Nor­te la obra del pin­tor Peter Doig. Bajo el títu­lo de Nin­gu­na Tie­rra Extran­je­ra (Nulle terre étran­gè­re) ésta es la pri­me­ra expo­si­ción impor­tan­te de este artis­ta con­tem­po­rá­neo de 54 años de edad que el públi­co tie­ne opor­tu­ni­dad de apre­ciar gra­cias a la cola­bo­ra­ción del museo con la Gale­ría Nacio­nal de Esco­cia en Edim­bur­go.

Peter Doig en su taller

Peter Doig en su taller

Den­tro de la tra­di­ción de gran­des artis­tas de los últi­mos dos siglos pasa­dos como Bon­nard, Matis­se, Gau­guin, Munch así como otros pin­to­res cana­dien­ses de la talla de James Wil­son Morri­ce y Tom Thom­son, la obra de Doig reci­be influen­cia de estos crea­do­res aun­que impreg­nán­do­la de una esté­ti­ca espe­cial don­de se des­ta­ca la sen­sua­li­dad de los colo­res brin­da­dos, la aso­nan­cia for­mal y la sin­gu­lar expre­si­vi­dad trans­mi­ti­da en sus pinturas.

La Música del Futuro

La Músi­ca del Futuro

Esta expo­si­ción pasa revis­ta a la pro­duc­ción del artis­ta duran­te el trans­cur­so de los últi­mos 13 años que va refle­jan­do las moti­va­cio­nes así como las obse­sio­nes que estruc­tu­ran su crea­ción tan­to en lo que con­cier­ne a sus pin­tu­ras, como a sus dibu­jos y esbo­zos efec­tua­dos. De algu­na mane­ra los temas abor­da­dos evo­can hechos reales del pasa­do y del pre­sen­te expe­ri­men­ta­dos en el cur­so de una vida nóma­de, pro­duc­to de los suce­si­vos des­pla­za­mien­tos rea­li­za­dos resi­dien­do en Edin­bur­go , Tri­ni­dad, Que­bec, Lon­dres, Mon­treal y nue­va­men­te Tri­ni­dad don­de se esta­ble­ció en 2002.

Personajes en un bote rojo

Per­so­na­jes en un bote rojo

En la visi­ta que el públi­co efec­túa pasan­do de una gale­ría a la otra del museo, sur­gen los temas que estruc­tu­ran la obra de Doig a tra­vés de pin­tu­ras que ilus­tran esce­nas coti­dia­nas que si en apa­rien­cia resul­tan comu­nes o corrien­tes se apre­cia un aire de mis­te­rio, acon­te­ci­mien­tos his­tó­ri­cos, pai­sa­jes tro­pi­ca­les de fuer­te colo­ri­do, figu­ras soli­ta­rias, bos­ques, botes, así como algu­nos cua­dros de con­te­ni­do mís­ti­co, fan­tas­ma­gó­ri­co y de apa­rien­cia supernatural. 

Ade­más de las telas pic­tó­ri­cas, la mues­tra expo­ne docu­men­tos per­so­na­les así como tam­bién se des­ta­ca una sala don­de están exhi­bi­dos más de 40 afi­ches de pelí­cu­las que Doig pin­tó duran­te los últi­mos 14 años para las pro­yec­cio­nes de las mis­mas, como un ciné­fi­lo de fil­mes artísticos. 

En sín­te­sis, una impor­tan­te mues­tra que per­mi­te des­cu­brir la obra de un pin­tor que entre­mez­clan­do ade­cua­da­men­te moti­vos del pasa­do y del pre­sen­te, recuer­dos per­so­na­les y acon­te­ci­mien­tos tan­to rea­lis­tas como ima­gi­na­rios, evi­den­cia una remar­ca­ble sensibilidad. 

La expo­si­ción se extien­de has­ta el 4 de mayo de 2014 y en su trans­cur­so se ha pro­gra­ma­do una serie de acti­vi­da­des edu­ca­ti­vas y cul­tu­ra­les que inclu­yen entre otras con­fe­ren­cias, exhi­bi­ción de una pelí­cu­la vin­cu­la­da con el tema y visi­tas guia­das tan­to en fran­cés como en inglés. Infor­ma­ción adi­cio­nal pue­de obte­ner­se en el sitio http://peterdoig.mbam.qc.ca

El Amor Ocul­to De Dickens

THE INVI­SI­BLE WOMAN. Gran Bre­ta­ña, 2013. Un film de Ralph Fiennes 

Abor­dan­do un epi­so­dio tras­cen­den­te en la vida de Char­les Dic­kens pero poco cono­ci­do, Ralph Fien­nes en su doble con­di­ción de direc­tor e intér­pre­te logró un bello dra­ma de épo­ca que ade­más de su natu­ra­le­za román­ti­ca tam­bién cons­ti­tu­ye un efi­cien­te retra­to del mun­do lite­ra­rio y tea­tral de la Ingla­te­rra de media­dos del siglo 19. 

Fien­nes se nutrió del libre­to pre­pa­ra­do por la guio­nis­ta Abi Mor­gan quien demos­tró poseer una exqui­si­ta sen­si­bi­li­dad feme­ni­na en la adap­ta­ción que efec­tuó del libro bio­grá­fi­co de Clai­re Toma­lin (1990) don­de se narran los amo­res ilí­ci­tos de Nelly Ter­nan con Dickens. 

El rela­to comien­za en 1885 en Mar­ga­te, una ciu­dad cos­te­ra de Ingla­te­rra, don­de Nelly (Feli­city Jones), está en los pre­pa­ra­ti­vos de diri­gir una pie­za escri­ta por Dic­kens y Wil­kie Collins en la escue­la local don­de su mari­do (Tom Bur­ke) es el direc­tor. Es ahí don­de ella no pue­de dejar de recor­dar acon­te­ci­mien­tos que mar­ca­ron sus años de juven­tud a par­tir del momen­to en que cono­ce al céle­bre nove­lis­ta. A tra­vés de flash­backs la acción retro­ce­de a 1957, don­de Nelly de 18 años de edad tie­ne la opor­tu­ni­dad de actuar jun­to a su madre (Kris­tin Scott Tho­mas) y her­ma­na (Per­di­ta Weeks) en una pro­duc­ción tea­tral de Collins (Tom Hollan­der) que es diri­gi­da e inter­pre­ta­da por el autor de Oli­ver Twist (Fien­nes). Dic­kens, en ese enton­ces un hom­bre de 45 años casa­do con Cathe­ri­ne (Joan­na Scan­lan) y padre de 10 hijos, que­da impre­sio­na­do por la joven y a su vez ella no pue­de menos que guar­dar una con­si­de­ra­ble admi­ra­ción por una per­so­na­li­dad lite­ra­ria que en ese momen­to se encon­tra­ba en la cum­bre de su carre­ra como novelista. 

Ralph Fiennes y Felicity Jones

Ralph Fien­nes y Feli­city Jones

Uno de los aspec­tos dis­tin­ti­vos de este rela­to es la suti­le­za con que está expues­to el com­ple­jo víncu­lo sen­ti­men­tal de Nelly y Dic­kens que va desa­rro­llán­do­se en for­ma len­ta pero segu­ra fren­te a un esce­na­rio espe­cial. Al comien­zo de la rela­ción, el escri­tor ya man­tie­ne un dis­tan­cia­mien­to con su espo­sa don­de la dife­ren­cia exis­ten­te a nivel inte­lec­tual con­tri­bu­ye a que no la quie­ra más; de allí que su acer­ca­mien­to a Nelly le per­mi­te des­cu­brir a una per­so­na dife­ren­te, que sabe con­sus­tan­ciar­se con él y apre­ciar su tra­ba­jo. A todo ello, la joven desea man­te­ner un víncu­lo pla­tó­ni­co por­que Dic­kens de nin­gu­na mane­ra está dis­pues­to a casar­se con ella; eso se debe a que el repu­tado escri­tor, bien cono­ci­do por sus inquie­tu­des socia­les y por la defen­sa de los valo­res fami­lia­res, no está dis­pues­to a trans­gre­dir las con­ven­cio­nes de la moral vic­to­ria­na vigen­te que pue­dan man­ci­llar su repu­tación. De ese modo, cuan­do final­men­te se con­su­ma el amor entre ambos, Nelly se resig­na a acep­tar el adul­te­rio con total dis­cre­ción y que­dar rele­ga­da a la con­di­ción de la invi­si­ble mujer ama­da por el dra­ma­tur­go; de ahí en más, ella será la som­bra que ali­men­ta­rá en él toda su pasión y ener­gía de vida duran­te los 13 años que pre­ce­die­ron su muer­te en 1870. 

Si bien Fien­nes con­tó a su favor con un insu­pe­ra­ble guión, no menos impor­tan­te es que supo dotar al film de una con­si­de­ra­ble soli­dez tan­to en lo que con­cier­ne al modo de ser rela­ta­do como tam­bién por las nota­bles inter­pre­ta­cio­nes que obtu­vo del cali­fi­ca­do elen­co comen­zan­do por sí mis­mo. Carac­te­ri­zan­do a Dic­kens, logra dotar­lo de tre­men­da fuer­za, trans­mi­te su pujan­te brío a la vez que per­mi­te exte­rio­ri­zar su ego­cen­tris­mo así como su repre­sión emo­cio­nal en el apa­sio­na­do amor que sien­te por la joven y que debe man­te­ner­lo en estric­to secre­to. Ani­man­do a Nelly, Jones ofre­ce una con­sa­gra­to­ria com­po­si­ción que des­pier­ta sim­pa­tía y con­mi­se­ra­ción como la encan­ta­do­ra mujer que habien­do caí­do bajo el hechi­zo del famo­so nove­lis­ta, que­da con­fi­na­da a una vida disi­mu­la­da y apar­ta­da impues­ta por el amor que sien­te por aquél; asi­mis­mo, la actriz tam­bién tras­cien­de en la varia­da gama emo­cio­nal que ofre­ce como la per­so­na que habien­do reorien­ta­do su vida des­pués de la muer­te de Dic­kens y for­ma­do un hogar, aún se encuen­tra aco­sa­da por los recuer­dos del pasa­do. En un papel de apo­yo, es des­ta­ca­ble la par­ti­ci­pa­ción de Scan­lan ofre­cien­do una con­mo­ve­do­ra y des­ga­rran­te com­po­si­ción de la sim­ple pero com­pren­si­va espo­sa del escri­tor a quien duran­te la vida en común le brin­dó su incon­di­cio­nal apo­yo y que a pesar de haber sido una bue­na madre evi­den­cia un pro­fun­do dolor al prohi­bír­se­le man­te­ner con­tac­to con sus hijos des­pués de su separación.

La foto­gra­fía de Rob Hardy así como los dise­ños de pro­duc­ción de Maria Djur­ko­vic recrean ade­cua­da­men­te el mar­co ambien­tal en que trans­cu­rre esta historia. 

Con­clu­sión: Un her­mo­so dra­ma román­ti­co don­de Fien­nes per­mi­te que el públi­co fácil­men­te se invo­lu­cre con la suer­te de sus con­tra­dic­to­rios y huma­nos per­so­na­jes.  Jor­ge Gutman

Tres Crí­me­nes Impunes

DEVIL’S KNOT. Esta­dos Unidos,2013. Un film de Atom Egoyan

Cier­ta­men­te, el horren­do acto cri­mi­nal que oca­sio­nó la muer­te de 3 ino­cen­tes niños de 8 años acae­ci­do en West Memphis, Arkan­sas el 5 de mayo de 1993 ha sus­ci­ta­do enor­me inte­rés y aún se man­tie­ne la incóg­ni­ta sobre la iden­ti­dad del o de los ase­si­nos. El cine se ocu­pó del caso en tres exce­len­tes docu­men­ta­les rea­li­za­dos por Joe Ber­lin­ger y Bru­ce Sinofsky (1996, 2000 y 2011) y es así que poco mar­gen que­da­ba para vol­ver a refe­rir­se sobre el mis­mo, a menos que se hubie­ra agre­ga­do algu­na nove­dad escla­re­ce­do­ra, que lamen­ta­ble­men­te no ocu­rrió. A pesar de todo, el inte­li­gen­te direc­tor cana­dien­se Atom Ego­yan con­si­de­ró intere­san­te vol­ver a tra­tar­lo median­te un rela­to de fic­ción; sin embar­go, el film está lejos de alcan­zar la inten­si­dad dra­má­ti­ca de los docu­men­ta­les men­cio­na­dos y por­que mien­tras que el últi­mo de la serie, Para­di­se Lost: Pur­ga­tory, cul­mi­na en 2011, Devil’s Knot fina­li­za con los dos jui­cios a los supues­tos cri­mi­na­les que tuvie­ron en 1994.

Collin Firth

Collin Firth

El rela­to de Scott Derrick­son y Paul Harris Board­man comien­za el día de la trá­gi­ca jor­na­da don­de tres niños ami­gos des­apa­re­cen del barrio resi­den­cial don­de habi­tan; pron­ta­men­te comien­za la inves­ti­ga­ción poli­cial don­de se lle­ga a des­cu­brir sus cadá­ve­res des­nu­dos en un lago pró­xi­mo al lugar don­de vivían. De los nume­ro­sos per­so­na­jes emer­gen­tes de este dra­ma, la his­to­ria se con­cen­tra fun­da­men­tal­men­te en Pam Hobbs (Reese Withers­poon), la madre de uno de los chi­cos, y Ron Lax (Collin Firth), un inves­ti­ga­dor pri­va­do de Memphis. La labor de los detec­ti­ves poli­cia­les con­du­ce a la deten­ción de tres ado­les­cen­tes: Damien Echols (James William Ham­rick), Jason Bald­win (Seth Meri­weather) y Jes­sie Miss­ke­lley Jr. (Kris­topher Higgins).

No es nece­sa­rio entrar en minu­cio­sos deta­lles sobre la for­ma poco efi­cien­te en que la jus­ti­cia tra­tó el asun­to res­pon­sa­bi­li­zan­do a los tres sos­pe­cho­sos, pero era nece­sa­rio actuar con urgen­cia para aca­llar la indig­na­ción de la pobla­ción local así como ate­nuar en par­te el dolor de los fami­lia­res ávi­dos de jus­ti­cia. Como se había lle­ga­do a la con­vic­ción de que los niños fue­ron sacri­fi­ca­dos por miem­bros de un cul­to satá­ni­co, todo hacía pre­su­mir que los acu­sa­dos que man­te­nían afi­ni­dad con la hechi­ce­ría, ade­más de por­tar ves­ti­men­tas en negro y sus gus­tos por la músi­ca metá­li­ca, encua­dra­ban ade­cua­da­men­te como los res­pon­sa­bles homi­ci­das; esa con­clu­sión se ve refor­za­da por una obli­ga­da con­fe­sión de Miss­ke­lley. El resul­ta­do es que sin evi­den­cia con­cre­ta que pudie­ra invo­lu­crar obje­ti­va­men­te a los acu­sa­dos, Damien Echols fue con­de­na­do a la pena capi­tal, mien­tras que Bald­win y Mis­ke­lley lo fue­ron a pri­sión perpetua.

Ego­yan no logra que la dra­ma­ti­za­ción de los hechos refe­ri­dos cobre real ten­sión, sobre todo en las esce­nas del jui­cio don­de los pro­ce­di­mien­tos de rigor resul­tan dema­sia­do con­ven­cio­na­les y un poco tedio­sos sin ofre­cer la cuo­ta de emo­ción nece­sa­ria que sí se lle­gó a per­ci­bir en los docu­men­ta­les de Ber­lin­ger y Sinofsky. Es loa­ble la inten­ción del rea­li­za­dor de con­si­de­rar even­tos horro­ro­sos para ana­li­zar la reper­cu­sión emo­cio­nal que los mis­mos pro­du­cen social­men­te, como lo logró mag­ní­fi­ca­men­te en The Sweet Hereaf­ter (1997), pero aquí el rela­to se tor­na dema­sia­do esque­má­ti­co y anec­dó­ti­co con algu­nas esce­nas que se podían haber pres­cin­di­do sin alte­rar su con­te­ni­do. Con todo, lo más obje­ta­ble es que al con­cluir en 1994, el rela­to deja de lado el aspec­to más impor­tan­te de esta tra­ge­dia como fue la evo­lu­ción de los acon­te­ci­mien­tos en los años siguien­tes y el modo en que fue cam­bian­do la per­cep­ción y el sen­ti­mien­to de la pobla­ción local con res­pec­to a las dudas sur­gi­das con rela­ción a la cul­pa­bi­li­dad de los reos. Sola­men­te, en los cré­di­tos fina­les, se seña­la lo que ya es bien sabi­do: des­pués de haber pur­ga­do con una cul­pa inde­bi­da de 18 años, en agos­to de 2011 los tres con­vic­tos reco­bra­ron su liber­tad al acep­tar some­ter­se al pro­ce­di­mien­to cono­ci­do con el nom­bre de “Alford Plea”, que per­mi­te que la per­so­na incul­pa­da reafir­me su ino­cen­cia pero al pro­pio tiem­po admi­tien­do la exis­ten­cia de evi­den­cia sus­tan­cial que pue­de ser uti­li­za­da para su con­de­na. Así, la liber­tad de los tres ino­cen­tes que sacri­fi­ca­ron su juven­tud en la cár­cel se logra con el alto pre­cio de que for­mal­men­te son con­si­de­ra­dos cul­pa­bles para la ley, en tan­to que los tres homi­ci­dios per­ma­ne­cen irresueltos.

Aun­que el guión no lle­gue a satis­fa­cer en la medi­da de lo debi­do, sus per­so­na­jes están insu­fla­dos de con­si­de­ra­ble huma­ni­dad y eso es lo que trans­mi­ten Withers­poon como la aque­ja­da madre que per­dió a su hijo, así como Firth don­de su per­so­na­je ofre­ce sus ser­vi­cios al ser­vi­cio de una noble cau­sa al estar con­ven­ci­do de la ino­cen­cia de los tres mucha­chos. En otros roles, Ales­san­dro Nivo­la con­ven­ce como el mari­do de Pam, quien en un momen­to dado se con­vier­te en sos­pe­cho­so de los crí­me­nes come­ti­dos, así como Bru­ce Green­wood se des­ta­ca en el papel del juez encar­ga­do de la causa.

Con­clu­sión: Un tema cau­ti­van­te al ser­vi­cio de un film de fic­ción epi­só­di­co que sin lle­gar a con­ven­cer total­men­te se deja ver.  Jor­ge Gut­man 

Los Secre­tos Del Pasado

THE PAST (Le pas­sé). Fran­cia-Ita­lia, 2013. Un film escri­to y diri­gi­do por Asghar Farhadi 

Des­pués de su mag­ní­fi­ca obra artís­ti­ca que fue A Sepa­ra­tion (2011), el direc­tor y guio­nis­ta ira­ní Asghar Farha­di retor­na con otro film den­so don­de los aspec­tos mora­les y éti­cos nue­va­men­te salen a relu­cir den­tro de las com­ple­jas rela­cio­nes huma­nas que se pro­du­cen entre sus per­so­na­jes. Como sue­le suce­der, siem­pre son gran­des las expec­ta­ti­vas cuan­do se tra­ta de un rea­li­za­dor como Farha­di y por­que ade­más el film men­cio­na­do fue pre­mia­do en 2012 con el Oscar a la mejor pro­duc­ción extran­je­ra. Aun­que The Past no lle­gue a alcan­zar la enver­ga­du­ra de su ante­rior tra­ba­jo, el rea­li­za­dor mani­fies­ta su nota­ble habi­li­dad para con­ce­bir com­pli­ca­das tra­mas así como logra sóli­das pres­ta­cio­nes de sus acto­res, don­de Béré­ni­ce Bejo, su pro­ta­go­nis­ta, obtu­vo el pre­mio a la mejor inter­pre­ta­ción feme­ni­na en el Fes­ti­val de Can­nes del año pasado.

Bérénice Bejo

Béré­ni­ce Bejo

La entre­ve­ra­da tra­ma comien­za cuan­do Ahmad (Ali Mosaf­fa), de nacio­na­li­dad ira­ní, deja Tehe­rán para retor­nar a Paris des­pués de 4 años de ausen­cia con el pro­pó­si­to de fina­li­zar el trá­mi­te de divor­cio soli­ci­ta­do por su espo­sa fran­ce­sa Marie (Béré­ni­ce Bejo). Duran­te su esta­día, des­cu­bre la difí­cil rela­ción que ella man­tie­ne con su hija ado­les­cen­te Lucíe (Pau­li­ne Bur­let), pro­duc­to de un matri­mo­nio ante­rior; tam­bién se impo­ne que su ex mujer vive con su nue­va pare­ja Samir (Tahar Rahim) quien cui­da de su hijo Fouad (Elyes Aguis). El nudo dra­má­ti­co se pre­sen­ta cuan­do al tra­tar de des­cu­brir la razón de la grie­ta exis­ten­te entre Lucie y su madre, Ahmad se ente­ra de varios secre­tos vin­cu­la­dos con el pasa­do que mar­có a esta dis­fun­cio­nal fami­lia y el varia­do sen­ti­mien­to de cul­pa­bi­li­dad que ani­ma a sus inte­gran­tes fren­te a un per­so­na­je sui­ci­da que se encuen­tra en esta­do omatoso.

El inte­rés del intrin­ca­do rela­to se man­tie­ne cons­tan­te­men­te a tra­vés de la tela­ra­ña que se va for­man­do en torno a las rela­cio­nes fami­lia­res y que según la mira de cada per­so­na­je no exis­ten ver­da­des ni men­ti­ras abso­lu­tas; con todo, cada inci­den­te que aflo­ra en el desa­rro­llo de esta his­to­ria crean­do un natu­ral sus­pen­so, va abrien­do la puer­ta para dar cabi­da al que le sigue y así suce­si­va­men­te has­ta lle­gar al pun­to en don­de hay dema­sia­dos giros que den­si­fi­can­do la tra­ma final­men­te resul­tan algo for­za­dos y en con­se­cuen­cia afec­tan en par­te su credibilidad.

Con­clu­sión: A pesar de que el melo­dra­ma con­tem­pla­do no logre la com­ple­ta reper­cu­sión emo­cio­nal aguar­da­da, éste es un film de apre­cia­da sen­si­bi­li­dad que cuen­ta con una inob­je­ta­ble pues­ta escé­ni­ca y en don­de el remar­ca­ble tra­ba­jo de los acto­res con­tri­bu­yen a ele­var su cali­dad. Deci­di­da­men­te, reco­men­da­ble.  Jor­ge Gut­man 

La Pla­za De La Revolución

THE SQUA­RE. Egip­to-Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Jeha­ne Noujaim 

La direc­to­ra egip­cia Jeha­ne Nou­jaim espe­cia­li­za­da en fil­mes docu­men­ta­les, ofre­ce con The Squa­re un fas­ci­nan­te rela­to del mis­mo géne­ro, rese­ñan­do la situa­ción de su país en rela­ción con los hechos acae­ci­dos con pos­te­rio­ri­dad a la pri­ma­ve­ra árabe. 

El pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio comen­za­do en enero de 2011 con la espon­tá­nea revuel­ta popu­lar que tuvo lugar en la pla­za Tah­rir de El Cai­ro pro­du­jo el derro­ca­mien­to del régi­men de Hos­ni Muba­rak des­pués de tres déca­das en el poder, alen­tan­do de este modo gran­des espe­ran­zas de un futu­ro demo­crá­ti­co que Egip­to no lle­gó a cono­cer. Des­de el prin­ci­pio, todos los acon­te­ci­mien­tos por los que el país atra­ve­só has­ta la fecha fue­ron amplia­men­te difun­di­dos a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción; así, el mun­do no ha sido ajeno al pro­ce­so que tuvo lugar has­ta la elec­ción del pri­mer pre­si­den­te musul­mán Moha­med Mor­si en 2012, su gobierno que defrau­dó las expec­ta­ti­vas aguar­da­das y que moti­vó que la gen­te nue­va­men­te se con­cen­tra­ra en la la pla­za para final­men­te ser tes­ti­go de su expul­sión por par­te de las fuer­zas arma­das a fines de junio de 2013 res­que­bra­jan­do el esque­ma demo­crá­ti­co que se había for­ja­do poco tiem­po atrás. 

Lo que esta pelí­cu­la ofre­ce como inno­va­ción a lo ya cono­ci­do es haber­se vali­do de varios per­so­na­jes que invo­lu­cra­dos en este movi­mien­to popu­lar mani­fies­tan con sus opi­nio­nes la for­ma en que el país pue­de lle­gar a supe­rar el males­tar que atraviesa. 

 Khalid Abdala y Ahmed Hassan

Kha­lid Abda­la y Ahmed Hassan

Las inquie­tas cáma­ras de Nou­jaim y su equi­po ubi­ca­dos en Tah­rir duran­te todo ese perío­do salen al encuen­tro de Ahmed Has­san en 2011; este mucha­cho musul­mán secu­lar de poco más de vein­te años y pro­ve­nien­te de la cla­se tra­ba­ja­do­ra de El Cai­ro repre­sen­ta al espec­tro juve­nil de su país y como buen ora­dor trans­mi­te su opti­mis­mo, entu­sias­mo y los idea­les que sus­ten­ta a peque­ños gru­pos que se for­man escu­chán­do­lo, gene­ran­do de ese modo ani­ma­dos deba­tes. Entre sus ami­gos se encuen­tra Magdy, un hom­bre de unos cua­ren­ta años quien había sido secues­tra­do y tor­tu­ra­do como miem­bro inte­gran­te de la Her­man­dad Musul­ma­na y que con la evo­lu­ción de los acon­te­ci­mien­tos expe­ri­men­ta un con­flic­to de leal­ta­des. Otro pro­ta­go­nis­ta impor­tan­te es Kha­lid Abda­lla de 33 años, un actor cono­ci­do en Occi­den­te por su actua­ción en Uni­ted 93 (2006) y The Kite Run­ner (2007) e hijo de un exi­lia­do disi­den­te polí­ti­co; repre­sen­tan­do a la inte­li­gen­cia escla­re­ce­do­ra y pen­san­te de un impor­tan­te sec­tor de la pobla­ción que que­dó mar­gi­na­do en la épo­ca de Muba­rak, Abda­lla es un ardien­te defen­sor de los dere­chos huma­nos y uti­li­za a la pla­za como el lugar apro­pia­do para expre­sar su des­en­can­to y pro­tes­ta fren­te al cariz adop­ta­do por la evo­lu­ción de los acon­te­ci­mien­tos. Ade­más de los per­so­na­jes men­cio­na­dos el film pre­sen­ta algu­nos otros secun­da­rios como tam­bién a fami­lia­res vin­cu­la­dos con los pro­ta­go­nis­tas men­cio­na­dos que expre­san sus pun­tos de vis­ta sobre lo que está sucediendo. 

Este escla­re­ce­dor docu­men­tal per­mi­te al espec­ta­dor aten­der los dife­ren­tes pun­tos de vis­ta de los par­ti­ci­pan­tes men­cio­na­dos brin­dan­do su visión de la demo­cra­cia y la for­ma en que el país podría alber­gar­la de mane­ra vale­de­ra y per­ma­nen­te. Si bien es cier­to que en prin­ci­pio, pare­ce­ría que en la actual situa­ción el egip­cio corrien­te no tie­ne otra opción que deci­dir entre un gobierno musul­mán reli­gio­so u otro secu­lar limi­ta­do por un mili­ta­ris­mo auto­ri­ta­rio, lo cier­to es que a pesar de los con­ti­nuos enfren­ta­mien­tos que tie­nen lugar entre el ejér­ci­to y los isla­mis­tas, el movi­mien­to pujan­te que se ges­tó hace tres años y sigue man­te­nien­do vigen­cia per­mi­te alen­tar espe­ran­zas de un futu­ro más pro­mi­so­rio y por­ta­dor de la anhe­la­da paz y con­cor­dia que deci­di­da­men­te mere­ce el pue­blo egipcio. 

Con­clu­sión: Un minu­cio­so repor­ta­je polí­ti­co de incues­tio­na­ble valor sobre una revo­lu­ción en mar­cha que aun­que len­ta y con difi­cul­ta­des tra­ta de cobrar for­ma.  Jor­ge Gut­man