Un Ruti­na­rio Film de Espionaje

JACK RYAN: SHA­DOW RECRUIT. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Ken­neth Branagh

El per­so­na­je Jack Ryan con­ce­bi­do por el nove­lis­ta Tom Clancy y lle­va­do al cine en varias opor­tu­ni­da­des (Patriot Games en 1992, Clear and Pre­sent Dan­ger en 1994) vuel­ve a cobrar vida en un film de acción diri­gi­do y actua­do por Ken­neth Branagh.

Resul­ta curio­so saber qué es lo que impul­só a Bra­nagh, un exper­to sha­kes­pe­riano, para abor­dar un géne­ro tan disí­mil don­de en el caso de este film no se apre­cia nada dife­ren­te de los corrien­tes pro­duc­tos comer­cia­les de espionaje.

Chris Pine y Keira Nightley

Chris Pine y Kei­ra Nightley

El film comien­za en 2001 pre­sen­tan­do a Ryan (Chris Pine) como un ame­ri­cano estu­dian­te de eco­no­mía en una pres­ti­gio­sa uni­ver­si­dad lon­di­nen­se que obser­va asom­bra­do lo que la tele­vi­sión mues­tra en la dra­má­ti­ca jor­na­da de sep­tiem­bre de ese año con el ata­que a las torres geme­las de Nue­va York. Actuan­do con sen­ti­do patrió­ti­co resuel­ve enro­lar­se en una misión mili­tar que lo lle­va a Afga­nis­tán; alli, des­pués de un acci­den­te en el que logra sal­var su vida pero deján­do­lo mal heri­do, ini­cia un pro­ce­so de reha­bi­li­ta­ción de una de sus pier­nas con la ayu­da de la tera­peu­ta Cathy (Kei­ra Knightley), una estu­dian­te de medi­ci­na con quien logra sim­pa­ti­zar y que pron­ta­men­te se con­vier­te en su pare­ja. Duran­te su recu­pe­ra­ción es reclu­ta­do por William Har­per (Kevin Kost­ner), un coman­dan­te naval ame­ri­cano, para que en for­ma encu­bier­ta pres­te su cola­bo­ra­ción a la CIA tra­ba­jan­do como ana­lis­ta finan­cie­ro de Wall Street a fin de detec­tar movi­mien­tos de dine­ro de posi­bles terro­ris­tas. Des­pués de 10 años de tra­ba­jo, Jack des­cu­bre algu­nos lega­jos demos­tran­do la exis­ten­cia de un com­plot ruso de natu­ra­le­za finan­cie­ra que pue­de cau­sar una pro­fun­da rece­sión eco­nó­mi­ca en los Esta­dos Uni­dos. Es por ello que es envia­do rápi­da­men­te a Rusia don­de comien­za su acti­vi­dad de espía; ya en Mos­cú des­cu­bre que el gran enemi­go y villano es Vik­tor Che­re­vin (Bra­nagh), un mega­ló­mano hom­bre de nego­cios ruso, quien como astu­to y des­pia­da­do mani­pu­la­dor está obs­ti­na­do a que la eco­no­mía ame­ri­ca­na sucumba.

Lo que pro­si­gue es un rela­to de espio­na­je que pre­ten­de emu­lar a la serie de Jason Bour­ne pero que no lo logra debi­do a un guión poco ima­gi­na­ti­vo, pedes­tre y poco plau­si­ble. dis­ta de brin­dar la ten­sión y emo­ción nece­sa­ria. Tal como se lo apre­cia, el rela­to no es más que un reci­cla­je de muchos otros ya vis­tos don­de las clá­si­cas per­se­cu­cio­nes de autos, explo­sio­nes, ten­ta­ti­vas de ase­si­na­tos y todos los cli­sés pro­pios del géne­ro salen a relucir.

La labor de Bra­nagh como rea­li­za­dor es correc­ta don­de logran­do algu­nas esce­nas de lucha que brin­dan cier­ta ten­sión al rela­to; en su carác­ter de actor sale airo­so del paso a pesar de las incon­sis­ten­cias del libre­to; algo pare­ci­do suce­de con Pine quien con su sim­pa­tía es capaz de defen­der­se brin­dan­do ener­gía y cier­ta con­vic­ción como el encu­bier­to patrio­ta des­ti­na­do a sal­var a su país del terro­ris­mo finan­cie­ro; la rela­ción que su per­so­na­je man­tie­ne con Kathy está bien desa­rro­lla­da aun­que resul­ta difí­cil­men­te vero­sí­mil admi­tir que ella duran­te 10 años igno­ra­ba las tareas a las que esta­ba abo­ca­do Jack.

Con­clu­sión: Un thri­ller dema­sia­do tibio y sin mucha emo­ción que pare­ce­ría que­rer resu­ci­tar la gue­rra fría entre Esta­dos Uni­dos y Rusia. El film sola­men­te podrá satis­fa­cer a una audien­cia pro­cli­ve a los rela­tos de acción y que no cues­tio­ne dema­sia­do su con­te­ni­do.  Jor­ge Gut­man 

Magis­tral Inter­pre­ta­ción de Cate Blanchett

BLUE JAS­MI­NE. Esta­dos Uni­dos, 2013. Direc­ción: Woody Allen. Dis­tri­bu­ción: Sony Pic­tu­res Home Enter­tain­ment (2014)

Cate Blanchett

Cate Blan­chett

La edi­ción en video de este film escri­to y diri­gi­do por Woody Allen rati­fi­ca la exce­len­te impre­sión que se tuvo del mis­mo en opor­tu­ni­dad de su estreno en sala don­de Cate Blan­chett magis­tral­men­te carac­te­ri­za a una mujer afec­ta­da de una pro­fun­da cri­sis emo­cio­nal cuyo pro­gre­si­vo esta­do de deli­rio y la com­ple­ta vul­ne­ra­bi­li­dad que la envuel­ve la trans­for­ma en un ser inde­fen­so y des­pro­vis­to de razón para con­tem­plar la cru­da reali­dad que enfrenta. 

Com­pe­ne­trán­do­se ple­na­men­te en el per­so­na­je que con­ci­bió, Allen des­cri­be mara­vi­llo­sa­men­te a Jas­mi­ne en los dos pri­me­ros minu­tos del film al ver­la con­ver­sar com­pul­si­va­men­te con una pasa­je­ra del avión que la con­du­ce de Nue­va York a San Fran­cis­co. En un esta­do de ner­vio­sis­mo neu­ró­ti­co esta mujer de dis­tin­gui­da y ele­gan­te pre­sen­cia lle­ga al peque­ño depar­ta­men­to de su her­ma­na Gin­ger (Sally Haw­kins) para resi­dir tem­po­ral­men­te con ella y con sus dos hijos pre­ado­les­cen­tes. Jas­mi­ne, quien has­ta hace poco había goza­do de los lujos y el con­fort del jet set en su esplen­do­ro­so piso neo­yor­kino de Park Ave­nue, se encuen­tra aho­ra sola y sepa­ra­da de su mari­do Hal (Alec Bald­win) quien está en pri­sión al haber­se des­cu­bier­to los enor­mes frau­des finan­cie­ros come­ti­dos per­ju­di­can­do a ino­cen­tes inversionistas. 

Como pocas veces lo ha hecho, Allen enfo­ca aquí el con­tras­te de cla­ses socia­les exis­ten­tes al mos­trar el esti­lo de vida de Gin­ger, deci­di­da­men­te muy infe­rior al que solía adop­tar Jas­mi­ne, así como en lo que hace a un com­por­ta­mien­to mucho menos dis­tin­gui­do y deci­di­da­men­te más sim­ple y llano que el de su her­ma­na. Pron­ta­men­te se lle­ga­rá a saber que Gin­ger al igual que su ex mari­do Augie (Andrew Dice Clay) han sufri­do per­so­nal­men­te las esta­fas de su cuña­do al haber­le con­fia­do dos­cien­tos mil dóla­res gana­dos en una lote­ría. Lo impor­tan­te es que no pudien­do des­pren­der­se de una reali­dad que ya no le per­te­ne­ce, Jas­mi­ne no pue­de ver con bue­nos ojos a Chi­li (Bobby Can­na­va­le), el nue­vo ami­go de su her­ma­na que al igual que Augie res­pon­de a moda­les no muy finos o refi­na­dos, aun­que indu­da­ble­men­te estos expo­nen­tes de la cla­se tra­ba­ja­do­ra de meno­res ingre­sos gozan de una ine­quí­vo­ca hon­ra­dez e inte­gri­dad éti­ca de las que Hal carece. 

Si bien, en prin­ci­pio uno qui­sie­ra ver en el rela­to el reen­cuen­tro entre dos her­ma­nas per­te­ne­cien­tes a dife­ren­tes medios socia­les, el foco del film des­can­sa fun­da­men­tal­men­te en el esfuer­zo que rea­li­za Jas­mi­ne por inte­grar­se a un tra­ba­jo que le pro­duz­ca un modes­to ingre­so así como en la difi­cul­tad que enfren­ta al no poder olvi­dar o des­pren­der­se del ambien­te de sofis­ti­ca­ción y con­fort que su mari­do le sumi­nis­tró duran­te gran par­te de su exis­ten­cia. Sin ser capaz de con­ci­liar entre su pasa­do y el pre­sen­te, en la medi­da que su fan­ta­sía colap­sa con el mun­do real, don­de el reco­no­ci­mien­to social de la vida pri­vi­le­gia­da a la que esta­ba acos­tum­bra­da ya no exis­te más, ella va cayen­do en una cri­sis exis­ten­cial sin vía de esca­pe. Cuan­do for­tui­ta­men­te está a pun­to de cam­biar satis­fac­to­ria­men­te el rum­bo de su vida al encon­trar a un sen­si­ble diplo­má­ti­co (Peter Sars­gaard) que gus­ta de ella, su acti­tud de auto­en­ga­ño para dis­fra­zar la reali­dad lo echa todo a perder. 

Aun­que el film dis­te de ser gra­cio­so, Allen siem­pre acos­tum­bra a ofre­cer algu­na nota de humor por más lace­ran­te o dolo­ro­sa que pue­da ser. En tal sen­ti­do, una de las varias esce­nas exce­len­te­men­te logra­das es cuan­do Jas­mi­ne se encuen­tra sola con sus dos sobri­ni­tos y les da cier­tas expli­ca­cio­nes inopor­tu­nas que gra­cio­sa­men­te reve­lan su esta­do de ines­ta­bi­li­dad emocional. 

Todos los per­so­na­jes secun­da­rios están exce­len­te­men­te deli­nea­dos per­mi­tien­do que los acto­res lo apro­ve­chen a su favor con gran luci­mien­to. Pero con todo, el alma del film es Blan­chett don­de a cada ins­tan­te trans­mi­te mara­vi­llo­sa­men­te la bipo­la­ri­dad de su com­ple­jo per­so­na­je. Sin reve­lar el des­en­la­ce, cabe anti­ci­par que la últi­ma esce­na del film enfo­can­do la inde­fen­sa y paté­ti­ca expre­sión de Jas­mi­ne en un momen­to deci­si­vo de su vida es anto­ló­gi­ca don­de ella hip­no­ti­za a la audien­cia con su interpretación. 

Cabe des­ta­car que mere­ci­da­men­te Blan­chett ha sido nomi­na­da al Oscar como mejor actriz de 2013; tam­bién Allen ha reci­bi­do una nomi­na­ción en el rubro de mejor guión ori­gi­nal así como Sally Haw­kins es una de las cin­co nomi­na­das como mejor actriz de reparto. 

La edi­ción rea­li­za­da en los for­ma­tos DVD y Blu-Ray con­tie­ne dos suple­men­tos, entre ellos el de una con­fe­ren­cia de pren­sa don­de par­ti­ci­pan Cate Blan­chett, Andrew Dice Clay y Peter Sars­gaard quie­nes se refie­ren a sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes en el film y la exce­len­te rela­ción de tra­ba­jo man­te­ni­da con el realizador. 

Audio: Ver­sión ori­gi­nal ingle­sa o dobla­da al fran­cés, con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en ambos idio­mas. Jor­ge Gutman

La Ter­nu­ra

LA TEN­DRES­SE. Bél­gi­ca-Fran­cia-Ale­ma­nia, 2013. Un film escri­to y diri­gi­do por Marion Hänsel 

Un film deli­ca­do, sobrio y suma­men­te tierno que jus­ti­fi­ca su títu­lo es lo que la rea­li­za­do­ra Marion Hän­sel ofre­ce en La Ten­dres­se, expo­nien­do la rela­ción de una pare­ja divor­cia­da cuyos inte­gran­tes se ven obli­ga­dos a reu­nir­se y con­vi­vir un par de días cuan­do el hijo de ambos recla­ma su presencia. 

Marilyne Canto y Frans Olivier Gourmet

Marily­ne Can­to y Oli­vier Gourmet

No es mucho lo que acon­te­ce en el film pero lo expues­to es lo sufi­cien­te­men­te nece­sa­rio como para que el espec­ta­dor selec­ti­vo apre­cie una obra madu­ra, cáli­da y de nota­ble hones­ti­dad. La mayor par­te de la acción se desa­rro­lla en una esta­ción de esquí ubi­ca­da en los Alpes fran­ce­ses don­de Jack (Adrien Joli­vet), un joven ins­truc­tor de esquí, ha sufri­do un acci­den­te frac­tu­rán­do­se una pier­na. Sus padres, Lisa (Marily­ne Can­to) y Frans (Oli­vier Gour­met) que viven sepa­ra­dos des­de hace 15 años en Bru­se­las, al reci­bir la noti­cia optan por via­jar jun­tos a Fran­cia para estar al lado del hijo en el lugar don­de se encuen­tra hospitalizado. 

Si bien Frans rehi­zo su vida sen­ti­men­tal no hay infor­ma­ción algu­na sobre cómo ha trans­cu­rri­do la vida de Lisa. Lo cier­to es que duran­te el tra­yec­to del via­je en coche se con­tem­pla que a pesar de haber vivi­do sepa­ra­dos duran­te con­si­de­ra­ble tiem­po, per­sis­te un afec­to bien mar­ca­do entre los ex cón­yu­ges. Afor­tu­na­da­men­te con gran suti­le­za, Hän­sel evi­ta que la rela­ción de bue­na con­vi­ven­cia exis­ten­te pue­da gene­rar la resu­rrec­ción del víncu­lo sen­ti­men­tal de otro­ra. Den­tro de un cli­ma jovial, el rela­to per­mi­te que duran­te el reco­rri­do se pro­duz­can situa­cio­nes don­de aso­man momen­tos de bro­mas, son­ri­sas, algu­nas que otras ren­ci­llas, todo ello den­tro de la ama­ble rela­ción exis­ten­te entre ambos. Cuan­do lle­gan al lugar se encuen­tran con que la reser­va de hotel con­tem­pla una sola pie­za para ambos y ese hecho se pres­ta para que de algún modo ten­gan que saber sobre­lle­var la situa­ción en for­ma armo­nio­sa. El encuen­tro con el hijo y su novia Ali­son (Mar­gaux Cha­te­lier), evi­den­cia el afec­to y cari­ño recí­pro­co exis­ten­te entre los padres y Jack. 

Como se apre­cia­rá de lo que ante­ce­de, el desa­rro­llo sen­ci­llo de la tra­ma no ofre­ce un cli­ma dra­má­ti­co, sal­vo el acci­den­te que da ori­gen al rela­to; sin embar­go, el méri­to del film resi­de en la exce­len­te des­crip­ción de sus per­so­na­jes y en la hones­ta cali­dez que des­pier­tan los mismos. 

La inter­pre­ta­ción es uni­for­me­men­te satis­fac­to­ria por la natu­ra­li­dad ofre­ci­da por Can­to y Gour­met pero tam­bién con­vie­ne des­ta­car la inter­ven­ción de Ser­gi López quien en un papel de bre­ves minu­tos se luce como un indi­vi­duo que hacien­do dedo logra que Lisa lo reco­ja en el camino de regre­so a Bélgica. 

Con­clu­sión: Un film sen­ci­llo pero sufi­cien­te­men­te con­vin­cen­te a tra­vés de las peque­ñas pero efec­ti­vas situa­cio­nes ple­nas de ter­nu­ra.  Jor­ge Gutman

El Mito De Ícaro

ICA­REAutor: Oli­vier Kemeid – Crea­ción y pues­ta en esce­na: Michel Lemieux y Vic­tor Pilon – Elen­co: Robert Lalon­de, Renaud Lace­lle-Bour­don y Noë­lla Huet – Per­so­na­jes Vir­tua­les: Pas­ca­le Bus­siè­res, Maxi­me Denom­mée y Loïk Mar­ti­neau Deco­ra­dos, Ves­tua­rio y Acce­so­rios: Anne-Séguin Poi­rier – Ilu­mi­na­ción: Alain Lor­tie – Músi­ca Ori­gi­nal: Maxim Lepa­ge. Dura­ción : 1h20 (sin entre­ac­to). Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 8 de febre­ro de 2014 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Noëlla Huet (foto de Yves Renaud)

Noë­lla Huet (foto de Yves Renaud)

El Tea­tro du Nou­veau Mon­de pre­sen­ta como ter­ce­ra pro­duc­ción de la tem­po­ra­da ofi­cial 2013 – 2014 un dra­ma fan­tás­ti­co basa­do en la mito­lo­gía grie­ga de Íca­ro. El rela­to se cen­tra en Déda­lo, un arqui­tec­to, quien tra­tan­do de huir de la isla de Cre­ta don­de se encuen­tra rete­ni­do con su hijo Íca­ro fabri­ca unas alas en base a plu­mas y cera para que ambos pue­dan volar y aban­do­nar su cau­ti­ve­rio. A pesar de las adver­ten­cias de su padre para que Íca­ro evi­te volar dema­sia­do alto a fin de no arries­gar la fra­gi­li­dad de las alas expues­tas al sol que pue­den derre­tir­se, el joven des­oye sus con­se­jos y al ele­var­se más allá de lo con­ve­nien­te se pro­du­ce lo pre­vis­to, pre­ci­pi­tán­do­se en el vacío para morir aho­ga­do en el mar que hoy día lle­va su nombre. 

Has­ta el pre­sen­te y a pesar de que diver­sas expre­sio­nes artís­ti­cas refle­ja­ron esta famo­sa leyen­da, no se había tras­la­da­do al tea­tro y es por esa razón que la com­pa­ñía del TNM deci­dió afron­tar el gran desa­fío de actua­li­zar el mito en su trans­po­si­ción a la esce­na. La misión per­se­gui­da ha sido logra­da mara­vi­llo­sa­men­te gra­cias a la ima­gi­na­ción y esfuer­zo con­jun­to de tres extra­or­di­na­rios artis­tas. Por una par­te se encuen­tran Michel Lemieux y Vic­tor Pilon quie­nes como insu­pe­ra­bles exper­tos de haber rea­li­za­do tra­ba­jos ante­rio­res entre­mez­clan­do el tea­tro, la dan­za, la músi­ca y las artes fíl­mi­cas, han con­ce­bi­do para esta oca­sión una pro­duc­ción que des­de el aspec­to crea­ti­vo y visual ilu­mi­nan el esce­na­rio de mane­ra asom­bro­sa; así, la direc­ción escé­ni­ca no hace más que cau­sar admi­ra­ción por el nivel de crea­ti­vi­dad logra­do. Pero todo este esfuer­zo habría resul­ta­do incom­ple­to de no haber con­ta­do con un autor que pudie­ra tras­la­dar a nues­tros tiem­pos la rela­ción entre un padre y su hijo y el dolor que invo­lu­cra el haber­lo per­di­do; ese pro­pó­si­to está amplia­men­te cubier­to por la escri­tu­ra de Oli­vier Kemeid quien como pro­fun­do cono­ce­dor de rela­tos anti­guos ha sabi­do ela­bo­rar un tex­to capaz de tra­du­cir la esen­cia del dra­ma mitológico.

En la medi­da que esta obra adquie­re reso­nan­cia inusi­ta­da gra­cias al desa­rro­llo de la tec­no­lo­gía que intro­du­ce per­so­na­jes vir­tua­les ade­más de com­bi­nar el arte de la pala­bra tea­tral con la ima­gen del cine, el gran ries­go asu­mi­do se encon­tra­ba en aque­llo de que “los árbo­les no per­mi­ten ver el bos­que”. Afor­tu­na­da­men­te, la audaz para­fer­na­lia de las imá­ge­nes en ter­ce­ra dimen­sión que aso­man a lo lar­go del desa­rro­llo del tex­to, de nin­gu­na mane­ra lle­ga a eclip­sar­lo; más aún, esta obra cons­ti­tu­ye la pre­cur­so­ra de haber explo­ra­do la posi­bi­li­dad de que el tea­tro pue­da alcan­zar nive­les has­ta aho­ra no tran­si­ta­dos al demos­trar cómo las pala­bras com­bi­na­das con imá­ge­nes pue­den gene­rar un resul­ta­do sobre­sa­lien­te sin des­vir­tuar la esen­cia de lo que se desea transmitir.

En cuan­to a la inter­pre­ta­ción, Robert Lalon­de brin­da una estu­pen­da carac­te­ri­za­ción en el rol de un hom­bre pro­fun­da­men­te heri­do por la muer­te de su hijo; esa rela­ción con él man­te­ni­da, a veces un tan­to con­flic­ti­va pero deci­di­da­men­te afec­ti­va lle­ga a emo­cio­nar. Aun­que el rol del padre gra­vi­ta aquí más que el de Ica­ro, Renaud Lace­lle-Bour­don evi­den­cia su talen­to como el joven ani­ma­do de ambi­ción y espe­ran­za con su ilu­sión de lle­gar a volar. Intro­du­cien­do inge­nio­sa­men­te la músi­ca, apa­re­ce un ter­cer per­so­na­je inter­pre­ta­do por la mez­zo-soprano Noë­lla Huet, quien adop­tan­do el aire de una cori­fea, en lugar de guiar el coro como en las anti­guas tra­ge­dias grie­gas, cons­ti­tu­ye el hilo con­duc­tor de la tra­ma a tra­vés de su bella voz ento­nan­do can­cio­nes en len­gua anti­gua. Final­men­te, una men­ción espe­cial para los per­so­na­jes vir­tua­les que estu­pen­da­men­te se inser­tan visual­men­te en la tra­ma bajo la for­ma de holo­gra­mas, expre­san­do los recuer­dos, fan­tas­mas y alu­ci­na­cio­nes que sur­gen de la memo­ria labe­rín­ti­ca de Dédale.

En resu­men, ver esta obra cons­ti­tu­ye una expe­rien­cia visual, sen­so­rial y emo­cio­nal mara­vi­llo­sa que reafir­ma el alto nivel de crea­ti­vi­dad artís­ti­ca del tea­tro fran­có­fono de Que­bec. Sin­ce­ras feli­ci­ta­cio­nes para todo el equi­po del TNM.

Un Bello Ballet Romántico

GISE­LLE

En otro de los espec­tácu­los des­ti­na­dos a la dan­za, la com­pa­ñía exhi­bi­do­ra Cine­plex pre­sen­ta­rá el lunes 27 de enero Gise­lle, uno de los ballets román­ti­cos más popu­la­res de todos los tiem­po trans­mi­ti­do en alta defi­ni­ción des­de el Royal Ope­ra Hou­se de Lon­dres.

Hay varios fac­to­res que moti­van para que este espec­tácu­lo sea de gran atrac­ción para los aman­tes del ballet. En pri­mer lugar el pres­ti­gio del Royal Ballet que es la com­pa­ñía de dan­za más impor­tan­te de Gran Bre­ta­ña esta­ble­ci­da en el Royal Ope­ra Hou­se en el Covent Gar­den de Lon­dres; esta orga­ni­za­ción ade­más de con­tar con un vas­to reper­to­rio de impor­tan­tes ballets clá­si­cos here­da­dos de su coreó­gra­fo fun­da­dor Fre­de­rick Ash­ton y de su prin­ci­pal coreó­gra­fo Ken­neth Mac­mi­llan, se dis­tin­gue por la gran dis­ci­pli­na y exce­len­cia de su cuer­po de bai­la­ri­nes. Pre­ci­sa­men­te eso que­da evi­den­cia­do en Gise­lle que en las pri­me­ras repre­sen­ta­cio­nes efec­tua­das días atrás ha reci­bi­do una cáli­da recep­ción de la crí­ti­ca y del públi­co asistente.

Este ballet en dos actos con músi­ca de Adolphe Adam y libre­to de Théophi­le Gau­tier y Jules-Henry Ver­noy, está basa­do en la obra De l’Allemagne (1835) de Hein­rich Hei­ne. En esen­cia, la his­to­ria gira en torno de Gise­lle quien vién­do­se trai­cio­na­da por el hom­bre a quien ama mue­re de dolor pero el pro­fun­do sen­ti­mien­to del amor habrá de tras­cen­der más allá de la muer­te a tra­vés del per­dón sin ren­cor alguno.

Natalia Osipova y Carlos Acosta

Nata­lia Osi­po­va y Car­los Acosta

Con la coreo­gra­fía ori­gi­nal de Marius Peti­pa, está pro­duc­ción de Sir Peter Wright se adhie­re total­men­te a la ver­sión ori­gi­nal estre­na­da mun­dial­men­te en 1841 aun­que con el toque dis­tin­ti­vo del Royal Ballet. Para la fun­ción del 27 de enero los bai­la­ri­nes Nata­lia Osi­po­va y Car­los Acos­ta ani­ma­rán los roles pro­ta­gó­ni­cos de Gise­lle y el duque Albrecht res­pec­ti­va­men­te. El direc­tor que diri­gi­rá la orques­ta de esta com­pa­ñía es el maes­tro Boris Gru­zin. 

Para deta­lles adi­cio­na­les con­cer­nien­tes a los cines par­ti­ci­pan­tes de Cine­plex en todo Cana­dá y los hora­rios corres­pon­dien­tes pre­sio­ne cine­plex.