Por Siem­pre Gloria

GLO­RIA. Chi­le-Espa­ña, 2013. Un film de Sebas­tián Lelio

Nue­va­men­te el cine chi­leno depa­ra al públi­co una gra­ta sor­pre­sa demos­tran­do que cuen­ta con talen­to­sos rea­li­za­do­res capa­ces de pro­por­cio­nar his­to­rias sus­ten­ta­das de la vida real que per­mi­ten refle­xio­nar y al pro­pio tiem­po ofre­cer un entre­te­ni­mien­to de gran cali­dad. Ese es el caso de Glo­ria don­de su rea­li­za­dor Sebas­tián Lelio brin­da un minu­cio­so retra­to de una mujer de media­na edad sepa­ra­da que tra­ta de apro­ve­char hones­ta­men­te lo máxi­mo que la vida pue­de ofre­cer­le a fin de evi­tar la soledad.

Sergio Hernández y Paulina García

Ser­gio Her­nán­dez y Pau­li­na García

Glo­ria de 58 años, inter­pre­ta­da por Pau­li­na Gar­cía, no mani­fies­ta lamen­tar ni mirar hacia el pasa­do con un matri­mo­nio inte­rrum­pi­do 12 años atrás. Sin un com­pa­ñe­ro con quien com­par­tir su vida, esta diná­mi­ca mujer uti­li­za su tiem­po tra­ba­jan­do como ofi­ci­nis­ta, mane­ja su auto y en su carác­ter de madre tam­bién se preo­cu­pa de la vida de sus dos hijos adul­tos (Die­go Fon­te­ci­lla, Fabio­la Zamo­ra), sin trans­mi­tir­les nin­guno de sus pro­ble­mas por­que ellos por su par­te ya tie­nen los suyos.

Como entre­te­ni­mien­to, algu­nas noches las des­ti­na a diver­tir­se bai­lan­do en una dis­co­te­ca san­tia­gui­na don­de tam­bién acu­de gen­te de pare­ci­da edad y en simi­lar situa­ción. Es allí don­de esta dama atrae la aten­ción de Rodol­fo (Ser­gio Her­nán­dez), un hom­bre afa­ble recien­te­men­te sepa­ra­do, con algu­nos años más que ella y due­ño de un peque­ño par­que de diver­sio­nes. Hay una inme­dia­ta comu­ni­ca­ción entre ambos y el roman­ce no demo­ra en aflo­rar don­de los dos se ase­me­jan a jóve­nes que van des­cu­brien­do el amor y gozan de la inti­mi­dad sexual compartida. 

Evi­tan­do los con­ven­cio­na­lis­mos del géne­ro, el guión per­te­ne­cien­te al rea­li­za­dor y Gon­za­lo Maza intro­du­ce algu­nas intere­san­tes varian­tes que sir­ven para poner a prue­ba la rela­ción de esta pare­ja. En pri­mer lugar es la dife­ren­cia de com­por­ta­mien­to que asu­men las par­tes con rela­ción a los miem­bros de sus res­pec­ti­vas fami­lias; mien­tras que Glo­ria no duda en pre­sen­tar a Rodol­fo a sus hijos, él adop­ta una acti­tud dia­me­tral­men­te opues­ta dado que por exce­si­va cau­te­la no comu­ni­ca a sus dos hijas adul­tas sobre su nue­va pare­ja y cuán­to sig­ni­fi­ca para él en el inten­to de recom­po­ner su vida. Otro deta­lle impor­tan­te es que a dife­ren­cia de Glo­ria, la fami­lia de Rodol­fo que habi­ta en su hogar depen­de finan­cie­ra­men­te de él y a tra­vés del telé­fono móvil lo lla­man per­ma­nen­te­men­te en pro­cu­ra de ayu­da al pun­to de per­tur­bar sus encuen­tros ínti­mos con la mujer que quiere.

Uno de los aspec­tos de mayor inte­rés del rela­to es la for­ma en que Lelio brin­da su visión sobre la actual con­di­ción feme­ni­na en Chi­le. Dejan­do de lado la posi­ción rele­ga­da del mal lla­ma­do sexo débil que ha carac­te­ri­za­do la cul­tu­ra de la mayo­ría de los paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos, el film acer­ta­da­men­te des­ta­ca la mane­ra en que la inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca de la mujer actual per­mi­te igua­lar­la al tra­di­cio­nal rol desem­pe­ña­do por el hom­bre con el salu­da­ble efec­to de que Glo­ria pue­da que­dar en com­ple­ta liber­tad para mane­jar su vida sin pedir per­mi­so a nadie. Otro aspec­to remar­ca­ble es la cali­dez que el direc­tor logra del per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co don­de sin incu­rrir en gol­pes bajos trans­mi­te el genuino deseo de un ser humano de poder cimen­tar una nue­va exis­ten­cia al lado de una per­so­na que le per­mi­ta sen­tir­se mujer y vibrar; en tal sen­ti­do, la pin­tu­ra de esta per­so­na que en el oto­ño de su exis­ten­cia es igual­men­te capaz de expe­ri­men­tar el deseo sexual a la vez que encon­trar un amor legí­ti­mo, está total­men­te logra­da. Aun­que no sea el moti­vo cen­tral del film hacer refe­ren­cia a la situa­ción polí­ti­ca del país andino, Lelio no esca­ti­ma, aun­que sea bre­ve­men­te, en ofre­cer algu­nos pan­ta­lla­zos vin­cu­la­dos con el pano­ra­ma socio-polí­ti­co imperante.

Obvia­men­te que no sería opor­tuno comen­tar el des­en­la­ce de esta his­to­ria, sal­vo seña­lar que es con­sis­ten­te con el com­por­ta­mien­to que su pro­ta­go­nis­ta man­tie­ne a lo lar­go del relato.

A nivel inter­pre­ta­ti­vo el rea­li­za­dor se ha nutri­do de muy bue­nos acto­res aun­que es nece­sa­rio seña­lar que el alma del film resi­de en la extra­or­di­na­ria carac­te­ri­za­ción que Gar­cía logra de su per­so­na­je; con su gran talen­to, esta actriz enca­ra con pro­fun­di­dad tan­to las esce­nas livia­nas como las dra­má­ti­cas demos­tran­do que Glo­ria es una mujer sufi­cien­te­men­te lúci­da e inte­li­gen­te para enfren­tar la vida con dig­ni­dad, sin sen­tir com­pa­sión o lás­ti­ma de sí misma. 

Con­clu­sión: Una entra­ña­ble come­dia dra­má­ti­ca de alcan­ce uni­ver­sal que ade­más de un muy buen estu­dio de per­so­na­li­dad, reúne todos los ingre­dien­tes para ser apre­cia­do por su temá­ti­ca, pre­ci­sa direc­ción y mag­ní­fi­ca inter­pre­ta­ción.  Jor­ge Gutman

Al Res­ca­te de Obras Artísticas

THE MONU­MENTS MEN. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Geor­ge Clooney

En los últi­mos meses de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, un con­tin­gen­te de hom­bres cono­ci­dos con el nom­bre de The Monu­ments Men unie­ron sus esfuer­zos para com­ba­tir otra gue­rra de dife­ren­te natu­ra­le­za; se tra­tó de res­ca­tar obras de arte, inclu­yen­do pin­tu­ras, escul­tu­ras y otras pie­zas maes­tras de incon­men­su­ra­ble valor que con­tri­bu­ye­ron a enri­que­cer la cul­tu­ra de nues­tra civi­li­za­ción a tra­vés de los siglos. Las mis­mas habían sido saquea­das por el Ter­cer Reich de impor­tan­tes museos euro­peos como así tam­bién de colec­cio­nis­tas judíos. Ese es el tema que abor­da Geor­ge Cloo­ney en esta pelí­cu­la basa­da en el libro homó­ni­mo de Robert M. Edsel y Bret Wit­ter que si bien des­pier­ta inte­rés su cons­truc­ción dis­ta de satisfacer.

 Matt Damon y George Clooney

Matt Damon y Geor­ge Clooney

En esta his­to­ria de fic­ción el líder de la ope­ra­ción es Frank Sto­kes (Cloo­ney), un espe­cia­lis­ta ame­ri­cano de his­to­ria del arte, quien en las pri­me­ras esce­nas del film plan­tea el peli­gro que aguar­da a teso­ros artís­ti­cos de auto­res como Miche­lan­ge­lo, Rem­brandt, Ver­meer, Da Vin­ci, Degas, entre otros sus­traí­dos por los nazis. Es allí que en la pri­ma­ve­ra de 1944 con­vo­ca a un cuer­po de éli­te inte­gra­do por exper­tos inter­na­cio­na­les del arte para que, tras­la­dán­do­se a dife­ren­tes luga­res del con­ti­nen­te euro­peo y sumer­gién­do­se en pleno cam­po de bata­lla, reali­cen todo lo que esté a su alcan­ce para res­ti­tuir las obras roba­das por los secua­ces de Hitler y evi­tar así que lle­guen a ser des­trui­das. Entre sus inte­gran­tes se encuen­tran un res­tau­ra­dor artís­ti­co (Matt Damon), un arqui­tec­to (Bill Murray), un coreó­gra­fo (Bob Bala­ban), un escul­tor (John Good­man), un mar­chand fran­cés (Jean Dujar­din), un pin­tor bri­tá­ni­co en pro­cu­ra de reden­ción (Hugh Bon­ne­vi­lle) y un joven sol­da­do judío de New Jer­sey que ofi­cia de tra­duc­tor (Dimi­tri Leo­ni­das). Cada uno de ellos reci­be ins­truc­cio­nes sobre los luga­res don­de debe­rá cum­plir su cometido.

El prin­ci­pal pro­ble­ma del film es que tenien­do en cuen­ta de que exis­te una tarea de bús­que­da y/o loca­li­za­ción de las obras sus­traí­das, el rela­to per­ma­ne­ce par­co sobre cómo hallar­las y recu­pe­rar­las; pre­ci­sa­men­te es ese aspec­to lo que debe­ría cons­ti­tuir la intri­ga de esta his­to­ria pero que el guión de Cloo­ney y Grant Hes­lov no logra desa­rro­llar. Otro aspec­to obje­ta­ble es que los per­so­na­jes expues­tos son dema­sia­do ende­bles a la vez que uni­di­men­sio­na­les sin que hayan sido ana­li­za­dos a un nivel más pro­fun­do para que brin­den una mejor impresión. 

Tam­po­co es apro­ve­cha­da una opor­tu­ni­dad para que el rela­to cobra­ra cier­to impul­so. Eso se refle­ja en la inter­ac­ción enta­bla­da entre el per­so­na­je de Damon con el de Cate Blan­chett que ani­ma a una cura­do­ra pari­si­na tra­ba­jan­do en el Museo Jeu de Pau­me de París; des­pués de su reluc­tan­cia ini­cial, ella acep­ta pro­por­cio­nar cier­tas pis­tas sobre el lugar don­de podrían estar ocul­tas algu­nas de las obras saquea­das. Duran­te el trans­cur­so de esas esce­nas, el guión insi­núa una sub­tra­ma román­ti­ca entre los dos per­so­na­jes pero que que­dan dilui­das sin gra­vi­tar den­tro del con­tex­to cen­tral de la trama 

La impre­sión que se tie­ne es la de asis­tir a un thri­ller de gue­rra des­di­bu­ja­do y sin alma, que si bien está correc­ta­men­te inter­pre­ta­do resul­ta poco arti­cu­la­do y como efec­to pro­du­ce un letar­go difí­cil de supe­rar. Cier­ta­men­te intere­san algu­nos aspec­tos con­si­de­ra­dos sobre el valor de la cul­tu­ra, o bien si es váli­do el sacri­fi­cio de vidas como el pre­cio a pagar por el res­ca­te de obras que for­man par­te del patri­mo­nio de la huma­ni­dad; sin embar­go, estos tópi­cos están tra­ta­dos esque­má­ti­ca­men­te sin que lle­guen a calar en el áni­mo del espectador. 

Hacia el final del rela­to se men­cio­na que el valien­te equi­po que par­ti­ci­pó en esta empre­sa logró recu­pe­rar más de 5 millo­nes de obje­tos artís­ti­cos don­de hubo que lamen­tar algu­nas víc­ti­mas. Aun­que esos hom­bres que arries­ga­ron su vida por el arte mere­cen admi­ra­ción y res­pe­to por la haza­ña empren­di­da, el tri­bu­to que les brin­da Cloo­ney no alcan­za a impac­tar dra­má­ti­ca­men­te en la pantalla. 

Con­clu­sión: Un film con un elen­co de lujo pero que resul­ta falli­do al no encon­trar el tono pre­ci­so para trans­mi­tir la tarea de repa­tria­ción de obras artís­ti­cas usur­pa­das duran­te la Segun­da Gue­rra.  Jor­ge Gutman

Los Cor­to­me­tra­jes Nomi­na­dos Para Los Oscar 2014

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Los cor­to­me­tra­jes que han sido nomi­na­dos para optar al pre­mio Oscar 2014 abar­can tres géne­ros: a) fic­ción, b) ani­ma­ción, c) documental.

 Una escena del corto HELIUM

Una esce­na del cor­to HELIUM

En la sec­ción de fic­ción se dis­tin­guen algu­nos cor­tos de nota­ble cali­dad. Un buen ejem­plo es Helium del direc­tor danés Anders Wal­ter. Con gran sen­si­bi­li­dad pero sin sen­si­ble­ría algu­na, el direc­tor enfo­ca la rela­ción enta­bla­da entre un enfer­me­ro de un hos­pi­tal con un niño allí inter­na­do que se encuen­tra afec­ta­do de una dolen­cia ter­mi­nal; con un cuen­to que el abne­ga­do hom­bre le rela­ta, el peque­ño ele­va su espí­ri­tu e ima­gi­na­ción per­mi­tien­do de este modo lograr un subli­me con­fort en sus últi­mas horas de vida.

 Una escena de AQUEL NO ERA YO

Una esce­na de AQUEL NO ERA YO

El impac­tan­te cor­to espa­ñol Aquél no era yo del rea­li­za­dor madri­le­ño Este­ban Cres­po incur­sio­na en el tema de los “niños sol­da­dos”, o sea meno­res que son obje­to de lava­dos cere­bra­les para com­ba­tir como si fue­ran robots en con­flic­tos béli­cos. Den­tro de ese con­tex­to se asis­te a la his­to­ria de Pau­la, una mujer espa­ño­la lle­ga­da a Áfri­ca para una labor huma­ni­ta­ria, y Kaney, un niño afri­cano que actúa obe­de­cien­do las órde­nes de un gene­ral de un ejér­ci­to rebel­de y es adies­tra­do para matar sin titu­bear. Cuan­do ambos se encuen­tran en un pues­to fron­te­ri­zo, las cir­cuns­tan­cias obli­ga­rán a que los acon­te­ci­mien­tos adquie­ran un cli­ma de hon­do dra­ma­tis­mo para cul­mi­nar con un des­en­la­ce de reden­ción hon­da­men­te emo­cio­nan­te.

Otro sóli­do rela­to lo ofre­ce Xavier Legrand en el cor­to fran­cés Avant que de tout per­dre (Antes de Per­der­lo Todo) en don­de el tópi­co de la vio­len­cia físi­ca con­yu­gal sale a relu­cir. Den­tro de un cli­ma de exce­len­te ten­sión, una mujer casa­da y sus dos hijos se apres­tan a huir del super­mer­ca­do don­de ella tra­ba­ja con la ayu­da de sus cole­gas, cuan­do el abu­si­vo mari­do apa­re­ce en el lugar tra­tan­do de ubi­car­la con inten­cio­nes nada agra­da­bles. Ese film es un buen ejem­plo de cómo en 30 minu­tos se pue­de desa­rro­llar una his­to­ria huma­na de con­si­de­ra­ble sus­pen­so que muy bien podría pres­tar­se a un largometraje. 

Cier­ta intri­ga aun­que no del todo logra­da es la que se apre­cia en el cor­to bri­tá­ni­co The Voor­man Pro­blem de Mark Gill. La his­to­ria gira en torno de un reco­no­ci­do psi­quia­tra que debe tra­tar a un pri­sio­ne­ro que se con­si­de­ra Dios; en las entre­vis­tas que man­tie­ne con el con­vic­to sur­gen cier­tos momen­tos de inte­rés que se pres­tan a la refle­xión, pero el inte­rés de la pre­mi­sa ini­cial se esfu­ma cuan­do se pro­du­ce un cam­bio de roles no muy con­vin­cen­te que con­du­ce a un final abrupto.

El últi­mo de los cor­tos de fic­ción es Do I Have to Take Care of Everything? de ori­gen fin­lan­dés per­te­ne­ce a Sel­ma Vilhu­nen. En tono de far­sa se asis­te a un rela­to que sin ser tras­cen­den­te resul­ta diver­ti­do; en esca­sos 7 minu­tos de dura­ción se desa­rro­lla una tra­ma cen­tra­da en una fami­lia que en for­ma pre­ci­pi­ta­da lle­ga a una igle­sia para asis­tir a una boda cuan­do en reali­dad se está cele­bran­do un funeral. 

En la sec­ción de ani­ma­ción se encuen­tra la diver­ti­da aven­tu­ra Get a Hor­se de Lau­ren Mac­Mu­llan don­de los entra­ña­bles per­so­na­jes del ratón Mic­key, su novia Min­nie, el peli­gro­so Peter Pata de Palo y algu­nos otros per­so­na­jes de Dis­ney cobran vida en la pan­ta­lla y fue­ra de ella a tra­vés de una narra­ción flui­da y ame­na; el cor­to repre­sen­ta una nos­tál­gi­ca evo­ca­ción de los pri­me­ros fil­mes de ani­ma­ción del genial dibujante.

A tra­vés de imá­ge­nes digi­ta­les Lau­rent Witz pro­po­ne con Mr Hublot un film de ani­ma­ción surrea­lis­ta de un mun­do pobla­do por habi­tan­tes con­for­ma­dos por par­tes mecá­ni­cas res­ca­ta­das y en don­de el señor Hublot, un per­so­na­je que pade­ce de ago­ra­fo­bia, verá su ruti­na alte­ra­da con la pre­sen­cia de un canino robot.

Fil­ma­do en blan­co y negro, el cor­to Feral de Daniel Sou­sal rela­ta la expe­rien­cia de un niño sal­va­je y su difí­cil adap­ta­ción a la civi­li­za­ción des­pués de haber sido des­cu­bier­to por un caza­dor en una zona bos­co­sa; lo que se apre­cia es una ver­sión ani­ma­da de lo que Fran­co­is Truf­faut brin­da­ra en L’ enfant sau­va­ge (1970).

Cier­ta­men­te ori­gi­nal resul­ta Pos­ses­sions del ani­ma­dor japo­nés Shuhei Mori­ta quien rela­ta el encuen­tro de un via­je­ro per­di­do en la mon­ta­ña que se topa con cier­tos obje­tos como para­guas y kimo­nos pro­vis­tos de almas.

Sim­pá­ti­co y tierno es el rela­to pro­pues­to por Max Lang y Jan Lachauer en Room on the Broom don­de se esta­ble­ce un víncu­lo amis­to­so de una ama­ble bru­ja hechi­ce­ra con un pája­ro, un perro, un gato y un sapo a quie­nes ella aco­ge en su esco­ba vola­do­ra. Posi­ble­men­te éste sea el mejor de los fil­mes ani­ma­dos com­pi­tien­do por el Oscar.

Den­tro de los cin­co cor­to­me­tra­jes de carác­ter docu­men­tal se des­ta­ca el cana­dien­se The Lady in Num­ber 6 del direc­tor Mal­com Clar­ke. La narra­ción enfo­ca la tra­yec­to­ria de Ali­ce Som­mer, la más ancia­na sobre­vi­vien­te del Holo­caus­to; esta excep­cio­nal mujer de 110 años de edad (cuan­do se fil­mó tenía 109 años), con ple­nas facul­ta­des men­ta­les y de un opti­mis­mo a ultran­za, narra cómo la músi­ca trans­for­mó su exis­ten­cia y sien­do la razón por la cual los nazis le per­do­na­ron su vida en el cam­po de con­cen­tra­ción de The­re­siens­tadt al demos­trar­les sus habi­li­da­des de pia­nis­ta. Lo sor­pren­den­te es que el docu­men­tal la mues­tra des­ple­gan­do aún sus con­di­cio­nes de músi­ca en la inter­pre­ta­ción de algu­nos de sus com­po­si­to­res pre­fe­ri­dos como Bach, Brahms, Beetho­ven, etc. Clar­ke logró un film de gran ins­pi­ra­ción y pro­fun­da­men­te emotivo.

El cor­to de Esta­dos Uni­dos Cave­dig­ger del direc­tor Jef­frey Karoff con­cen­tra su aten­ción en los tra­ba­jos de Ra Pau­let­te, un artis­ta exca­va­dor de 65 años de edad que se dedi­ca a pro­du­cir caver­nas artís­ti­cas que ase­me­jan cate­dra­les uti­li­zan­do las pie­dras are­no­sas de los acan­ti­la­dos ubi­ca­dos en el nor­te del esta­do de New Mexi­co. Cada una de sus obras maes­tras lle­va un buen núme­ro de años des­de el momen­to de su con­cep­ción has­ta que el tra­ba­jo es com­ple­ta­do. Actual­men­te se encuen­tra embar­ca­do en la eje­cu­ción de un ambi­cio­so pro­yec­to don­de aún fal­tan varios años para que esté concluido.

El docu­men­tal Facing Fear de Jason Cohen rela­ta la impro­ba­ble amis­tad que se esta­ble­ce entre un homo­se­xual y un neo nazi que lo había bru­tal­men­te atacado. 

Sara Ishaq es la direc­to­ra de Kara­ma Has No Walls; este cor­to  de Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos ilus­tra los acon­te­ci­mien­tos trá­gi­cos que tuvie­ron lugar el 18 de mar­zo de 2011 en Yemen, cuan­do en una pací­fi­ca demos­tra­ción 53 pro­tes­tan­tes, soli­ci­tan­do la remo­ción del auto­crá­ti­co pre­si­den­te Ali Abdu­llah Saleh, fue­ron masa­cra­dos por fran­co tira­do­res del gobierno.

El últi­mo de los cor­tos es Pri­son Ter­mi­nal: The Last Days of Pri­va­te Jack Hall de Edgar Barens, cuyo tema gira en torno de los últi­mos meses de vida de un con­vic­to de la peni­ten­cia­ria del esta­do de Iowa pade­cien­do de una enfer­me­dad ter­mi­nal; Jack Hall había par­ti­ci­pa­do en la Segun­da Gue­rra y fue des­pués con­de­na­do por haber mata­do a un tra­fi­can­te de drogas.

Un Retra­to Rea­lis­ta Sobre la Segre­ga­ción Femenina

WADJ­DA. Ara­bia Sau­di­ta-Ale­ma­nia, 2012. Direc­ción: Hai­faa Al Man­sour. Dis­tri­bu­ción: Sony Pic­tu­res Home Enter­tain­ment (2013) 

La apa­ri­ción en video de Wadj­da cons­ti­tu­ye una muy bue­na opor­tu­ni­dad para vol­ver a apre­ciar un film exce­len­te­men­te escri­to y diri­gi­do por Hai­faa Al Man­sour, una mujer de Ara­bia Sau­di­ta que refle­ja las cos­tum­bres pre­va­le­cien­tes en cuan­to al tra­to dis­pen­sa­do al sexo feme­nino en su país.

Waad Mohammed

Waad Moham­med

Adop­tan­do una narra­ción sen­ci­lla a la vez que sóli­da, la rea­li­za­do­ra nos pre­sen­ta a Wadj­da (Waad Moham­med), una niña de 12 años, quien toda­vía goza de cier­tas liber­ta­des que des­apa­re­ce­rán cuan­do en poco tiem­po más se con­vier­ta en mujer. Habi­tan­do en un barrio de Riad, la capi­tal de Ara­bia Sau­di­ta, vive con sus padres que bien la quie­ren y tie­ne como ami­gui­to a un chi­co vecino (Abdull­rah­man Al Goha­ni) que posee una bici­cle­ta y que ella tam­bién le gus­ta­ría tener; pero hay un gran incon­ve­nien­te por­que de acuer­do a las nor­mas impe­ran­tes en ese país con­ser­va­dor y musul­mán, las chi­cas no pue­den mon­tar en bici­cle­ta por­que con su uso podrían rom­per su vir­gi­nal himen. Empe­ci­na­da en tener una bici­cle­ta, Wadj­da recu­rre a dife­ren­tes medios para afron­tar su cos­to des­pués de ver una que se encuen­tra expues­ta en un nego­cio cer­cano; la gran opor­tu­ni­dad se le pre­sen­ta cuan­do la escue­la rea­li­za un con­cur­so que con­sis­te en inter­pre­tar y reci­tar de memo­ria extrac­tos del Corán, don­de el pre­mio con­sis­te en una suma de dine­ro que le per­mi­ti­rá lograr su pro­pó­si­to si ella resul­ta ganadora.

El sim­ple pero bien urdi­do guión recrea a tra­vés de la fic­ción un exce­len­te retra­to de la reali­dad en cuan­to a los dere­chos que asis­ten a las muje­res de Ara­bia Sau­di­ta, uti­li­zan­do como mode­lo a nues­tra heroí­na, alguien que es muy cons­cien­te del medio en que se des­en­vuel­ve pero que al mis­mo tiem­po tra­ta de rebe­lar­se con­tra las adver­si­da­des que le impo­ne ese entorno social lide­ra­do por hombres.

Uti­li­zan­do como excu­sa la adqui­si­ción de un bici­clo, el rela­to expo­ne cla­ra­men­te varias situa­cio­nes que tes­ti­mo­nian las mar­ca­das dife­ren­cias entre el hom­bre y la mujer, don­de el sexo feme­nino no tie­ne dere­cho a con­du­cir un auto y debe man­te­ner su ros­tro com­ple­ta­men­te cubier­to en su apa­ri­ción públi­ca. Más espe­cí­fi­ca­men­te, se obser­va a los padres de Wadj­da, don­de su madre (Reem Abdu­llah) per­ci­be que su mari­do está abu­rri­do de ella por­que no le ha pro­vis­to de un hijo varón y de allí que inten­te encon­trar una segun­da espo­sa; natu­ral­men­te ella no tie­ne dere­cho a pro­tes­ta algu­na. No menos ilus­tra­ti­vo resul­ta la acti­tud de la direc­to­ra de la escue­la (Ahd) a la que asis­te Wadj­da, opri­mien­do a sus alum­nas con tal de apli­car con fir­me­za la ley de la cha­ria. En una esce­na se obser­va la acti­tud de varias niñas esco­la­res que sien­do divi­sa­das a una gran dis­tan­cia por hom­bres tra­ba­ja­do­res, deben ocul­tar­se para no ser vis­tas públi­ca­men­te; de algún modo, eso refle­ja el redu­ci­do espa­cio al que la mujer está con­fi­na­da cuan­do se encuen­tra fue­ra de su casa don­de siem­pre debe estar acom­pa­ña­da por un hom­bre de su familia.

Con efi­cien­tes movi­mien­tos de cáma­ra y un apro­pia­do mon­ta­je, Hai­faa al-Man­sour ofre­ce un poé­ti­co rela­to don­de evi­ta juz­gar lo que expo­ne para que el públi­co lo haga por sí mis­mo. Si bien ella es la prin­ci­pal res­pon­sa­ble de este nota­ble film deno­tan­do la sumi­sión de la mujer, cabe seña­lar que gran par­te del méri­to resi­de en su elen­co, sobre todo en la extra­or­di­na­ria com­po­si­ción que Waad Moham­med rea­li­za de una niña madu­ra que es due­ña de una inna­ta liber­tad inter­na para asu­mir los desa­fíos que su medio le impone.

El mate­rial adi­cio­nal que se pue­de apre­ciar tan­to en el for­ma­to Blu-Ray como en el DVD inclu­ye, entre otros, un intere­san­tí­si­mo repor­ta­je efec­tua­do por Vic­to­ria Hoch­berg ‑del Sin­di­ca­to de Direc­to­res de Esta­dos Uni­dos- a la direc­to­ra, segui­do de un perío­do de pre­gun­tas y res­pues­tas con el públi­co asis­ten­te. Las decla­ra­cio­nes de la rea­li­za­do­ra con­tri­bu­yen a que el espec­ta­dor se fami­lia­ri­ce aún más con los aspec­tos cul­tu­ra­les vigen­tes en Ara­bia Sau­di­ta, a tra­vés de las pecu­lia­res carac­te­rís­ti­cas expe­ri­men­ta­das antes y duran­te el roda­je del film.

Audio: Ver­sión ori­gi­nal ará­bi­ca o dobla­da al fran­cés con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en inglés y fran­cés. Jor­ge Gutman

El Libro de Bob

THE BOOK OF BOB

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

La com­pa­ñía del tea­tro Cen­taur pre­sen­ta The Book of Bob, una obra del dra­ma­tur­go cana­dien­se Arthur Hol­den que inten­ta explo­rar el mis­te­rio sobre los pre­mios y cas­ti­gos que el ser humano reci­be en la vida a tra­vés de su comportamiento.

De algu­na mane­ra la pie­za es una visión con­tem­po­rá­nea de la lite­ra­tu­ra bíbli­ca expues­ta en “El Libro de Job”. Para quie­nes no estén al tan­to de su con­te­ni­do pue­de ade­lan­tar­se que su pro­ta­go­nis­ta es un hom­bre reli­gio­so, bueno y jus­to a quien Dios per­mi­te que el dia­blo lo some­ta a nume­ro­sas y espan­to­sas prue­bas; mien­tras que el des­di­cha­do Job sufre por obra del demo­nio, sus ami­gos tra­tan de con­so­lar­lo hacién­do­le ver que si sufre es por cul­pa de sus pecados.

En base a la pre­mi­sa pro­pues­ta el autor aquí se cen­tra en Bob, quien a dife­ren­cia de Job es un filó­so­fo ateo, de gran noble­za, pero que a tra­vés de su exis­ten­cia debe­rá supe­rar algu­nas difi­cul­ta­des y des­ven­tu­ras que sur­gen en su camino. ¿A qué se debe eso? ¿Es posi­ble que a un hom­bre correc­to le toque enfren­tar infor­tu­nios? ¿Por qué acon­te­ce aquello?

Para dra­ma­ti­zar la situa­ción expues­ta, el autor crea la figu­ra de Dios que habrá de some­ter a Bob a varias prue­bas en lo que hace a su acti­vi­dad pro­fe­sio­nal como pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio como así tam­bién en su vida fami­liar. Para ello el Dios aquí pre­sen­te adop­ta la for­ma físi­ca de una mujer que asu­me dife­ren­tes per­so­na­li­da­des con las que Bob habrá de rela­cio­nar­se. Sur­ge así, la estu­dian­te poco res­pe­tuo­sa que fas­ti­dia al pro­fe­sor en sus cla­ses con su telé­fono celu­lar al pun­to de que exas­pe­ra­do inte­rior­men­te deja caer algu­na que otra pala­bra que ofen­de a su alum­na. Ade­más de esa prue­ba a la que es some­ti­do, ven­drán varias otras don­de Bob inter­ac­túa con la jefa del depar­ta­men­to don­de tra­ba­ja, su mujer que sufre de cán­cer, su padre que­jum­bro­so pró­xi­mo a morir, la ami­ga de su hija inclu­yen­do al pro­pio Satán. Tan­to los pesa­res que Bob debe sobre­lle­var así como los que el Job bíbli­co tuvo que afron­tar, tie­nen aspec­tos comu­nes cuan­do pare­ce ser que cosas malas pue­den recaer en gen­te bon­da­do­sa. Has­ta qué pun­to la mora­li­dad de un indi­vi­duo está rela­cio­na­da o no con su fe en Dios es un tópi­co que el autor deja abier­to para que el públi­co espec­ta­dor extrai­ga sus pro­pias conclusiones.

THE BOOK OF BOB

THE BOOK OF BOB

Tan­to Ron Lea como el atri­bu­la­do Bob así como Lucin­da Davis como Dios adop­tan­do los diver­sos per­so­na­jes con quien el filó­so­fo se rela­cio­na, se desem­pe­ñan mag­ní­fi­ca­men­te. Con todo hay dos impor­tan­tes obje­cio­nes a efec­tuar; la pri­me­ra se vin­cu­la con la inclu­sión de imá­ge­nes de video a tra­vés del con­cep­to mul­ti­me­dia con­ce­bi­do por la direc­to­ra Ellen David; si bien en muchas oca­sio­nes un esti­lo tea­tral inter­ac­ti­vo es fun­cio­nal cuan­do se nece­si­tan per­so­na­jes vir­tua­les para com­ple­tar los que los físi­cos no alcan­zan a trans­mi­tir, en este caso no hay razón algu­na que lo jus­ti­fi­que por­que no incor­po­ra nada que refuer­ce el con­te­ni­do de la pie­za. El segun­do aspec­to es que al fina­li­zar el rela­to se com­prue­ba que el resul­ta­do de la explo­ra­ción inten­ta­da por el autor no sugie­re ni pro­por­cio­na algún atis­bo que pudie­ra echar luces sobre el mis­te­rio de que los infor­tu­nios pue­den acae­cer a gen­te bue­na y hones­ta, inde­pen­dien­te­men­te de sus con­vic­cio­nes religiosas.

Dicho lo que ante­ce­de la pie­za se deja ver por las acer­ta­das inter­pre­ta­cio­nes y por­que su rit­mo flui­do logra­do man­tie­ne la aten­ción del públi­co aun­que sal­ga de la sala sin haber reci­bi­do nada nue­vo de lo que ya sabía al entrar.

Las repre­sen­ta­cio­nes con­ti­núan en el Tea­tro Cen­taur has­ta el 2 de mar­zo de 2014. (www.centaurtheatre.com)