Un Hom­bre y su Doble

ENEMY. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Denis Villeneuve

Aun­que el nom­bre de José Sara­ma­go ins­pi­re enor­me res­pe­to por su obra lite­ra­ria, no creo que el des­apa­re­ci­do Pre­mio Nóbel de Lite­ra­tu­ra de 1998 pudie­ra haber apro­ba­do la ver­sión cine­ma­to­grá­fi­ca de su nove­la El Hom­bre Dupli­ca­do publi­ca­da en 2002. La direc­ción de Denis Ville­neu­ve es impe­ca­ble pero eso no impi­de que tras la pro­yec­ción de Enemy que­de una sen­sa­ción de frus­tra­ción por haber que­da­do irre­suel­to y trun­ca­do el foco cen­tral del rela­to sobre la apa­sio­nan­te temá­ti­ca del doble y la bús­que­da de la identidad.

Jake Gyllenhaal

Jake Gyllenhaal

El film trans­cu­rre en la ciu­dad de Toron­to, que lejos de repre­sen­tar una tar­je­ta pos­tal aquí es ilus­tra­da como una urbe fría y poco aco­ge­do­ra, pro­ba­ble­men­te para que sir­va como el ade­cua­do telón de fon­do de la opre­si­va his­to­ria que en este caso se pre­sen­cia. Las pri­me­ras imá­ge­nes pare­cie­ran que­rer brin­dar el tono de lo que será el res­to del film don­de den­tro de un cli­ma de enso­ña­ción (¿reali­dad o fan­ta­sía?) vemos a un indi­vi­duo con bar­ba (Jake Gyllenhaal) jun­to con otros reu­ni­dos en un club de hom­bres don­de el sexo en vivo cons­ti­tu­ye la prin­ci­pal atrac­ción. De inme­dia­to, el guión de Javier Gullon tras­la­da a este hom­bre bar­bu­do, lla­ma­do Adam Bel, a un aula don­de se lo ve impar­tien­do una cla­se de his­to­ria a sus alum­nos en una uni­ver­si­dad no espe­ci­fi­ca­da. La pri­me­ra impre­sión es la de con­tem­plar a un per­so­na­je extra­ño e inte­rior­men­te inquie­to como si algo lo moles­ta­ra o preo­cu­pa­ra; una suer­te de com­por­ta­mien­to indi­fe­ren­te man­tie­ne con su agra­da­ble com­pa­ñe­ra Mary (Mela­nie Lau­rent) don­de en sus momen­tos ínti­mos prac­ti­ca el sexo como un acto mera­men­te físi­co, des­pro­vis­to de emo­ción o sen­ti­mien­to alguno. Su vida cam­bia radi­cal­men­te cuan­do a ins­tan­cias de un pro­fe­sor cole­ga adquie­re un video de un film don­de nota que un actor secun­da­rio guar­da un pare­ci­do extra­or­di­na­rio con él. Ins­ta­do por la curio­si­dad, rea­li­za una serie de inves­ti­ga­cio­nes que lo con­du­cen a deter­mi­nar el domi­ci­lio y telé­fono de dicho actor lla­ma­do Anthony St. Clai­re, quien está casa­do con Helen (Sarah Gadon) que se encuen­tra en un avan­za­do esta­do de embarazo.

Has­ta aquí todo trans­cu­rre den­tro de un cli­ma de intri­gan­te mis­te­rio al que uno sigue aten­ta­men­te para ver de qué mane­ra se des­en­vol­ve­rán los acon­te­ci­mien­tos, sobre todo por­que todo hace pre­su­mir que el tema de la iden­ti­dad y sus impli­can­cias adqui­ri­rá pro­ta­go­nis­mo en el desa­rro­llo del rela­to. Des­pués del encuen­tro que se pro­du­ce entre ambos, uno no deja de obser­var sig­ni­fi­ca­ti­vos deta­lles don­de Adam no solo halla en Anthony a un doble sino a un dupli­ca­do físi­co de su per­so­na; así, este doble tam­bién se deja cre­cer la bar­ba, los dos tie­nen igual tono de voz, son de la mis­ma altu­ra, simi­lar lon­gi­tud de las manos, idén­ti­ca for­ma de mover­se al cami­nar y con una igual mar­ca en el pecho.

Lo que per­tur­ba en la narra­ción es que por una par­te se tra­ta de pre­sen­tar a Adam y Anthony como si fue­ran dos seres dife­ren­tes para pos­te­rior­men­te con­fun­dir­los de mane­ra irra­cio­nal den­tro de una suce­sión de acon­te­ci­mien­tos inex­pli­ca­bles y absur­dos, tra­tan­do de crear una meta­mor­fo­sis de tipo kaf­kia­na que aquí no resul­ta con­vin­cen­te. Tal como se ve, pare­ce­ría que uno está asis­tien­do a una his­to­ria que gra­dual­men­te se vuel­ve más dis­pa­ra­ta­da sin que la moti­va­ción psi­co­ló­gi­ca que intrín­se­ca­men­te debe­ría exis­tir en el tema de la iden­ti­dad, lle­gue a con­cre­tar­se. ¿Cómo encon­trar un sen­ti­do al sin sen­ti­do de una his­to­ria géli­da, imper­so­nal y cuyo títu­lo “enemi­go” no se alcan­za a com­pren­der? ¿Cómo aso­ciar las pesa­di­llas de Adam en la tra­ma aquí desa­rro­lla­da? ¿Cómo se expli­ca la esce­na final, que aun­que obvia­men­te no se habrá de rela­tar, da la impre­sión de que el film que­dó interrumpido?

Den­tro del peque­ño elen­co, nada es repro­cha­ble. Lau­rent y Gadon se desem­pe­ñan correc­ta­men­te como así tam­bién lo hace Isa­be­lla Ros­sellli­ni como la pose­si­va madre de Adam. En cuan­to a Gyllenhaal ofre­ce una sóli­da actua­ción asu­mien­do dos per­so­na­jes esca­sa­men­te diferentes.

Por el momen­to y para quien quie­ra ver un exce­len­te film sobre este tema es mejor que con­tem­ple La dou­ble vie de Véro­ni­que (1991), remar­ca­ble­men­te rea­li­za­do por Krysz­tof Kieslowski.

Con­clu­sión: Desa­fian­do las expec­ta­ti­vas de aguar­dar un rema­te gra­ti­fi­can­te a la intri­ga crea­da por el rela­to, esta extra­ña explo­ra­ción del sub­cons­cien­te humano pro­du­ce desa­zón y des­en­can­toJor­ge Gutman