MIES JULIE. Autor y Dirección: Yael Farber. — Elenco: Bongile Mantsai, Hilda Cronje, Zoleka Helesi — Decorados e Iluminación: Patrick Curtis – Música: Daniel y Matthew Pence — Duración: 95 minutos (sin entreacto) — Representaciones: hasta el 3 de mayo de 2014 en la Cinquième Salle de la Place des Arts
Crónica de Jorge Gutman
Esta producción del Baxter Theatre Centre de la Universidad de Cape Town, dirigida y escrita por Yael Farber, está basada en la pieza Miss Julie del aclamado autor sueco August Strindberg que fue escrita en 1888, reflejando en forma realista la lucha de clases, la humillación, el amor y la lujuria a través de la batalla de los sexos.
Si bien el texto original de Strindberg transcurre en la noche de San Juan de 1874 en el estado de Count de Suecia dentro del marco de una sociedad estratificada, la dramaturga optó por trasladar la acción a 2012 en Karoo, una región semidesértica de Sudáfrica. Comprometida con brindar un teatro político que trascienda y sacuda a la audiencia, Farber logra ampliamente su propósito al demostrar que aunque el apartheid afortunadamente ya no existe más, con todo el legado del gran Mandela no ha podido eliminar aún la desigualdad social existente donde la minoría blanca que sigue manteniendo el poder económico; de allí que el espíritu de reconciliación que emergió en las recientes décadas se contrapone con la restitución de las tierras a la mayoría negra que aún queda pendiente de resolver y en donde las injusticias aún prevalecen.
La historia de Strindberg escrita nuevamente por Farber transucurre durante las festividades del “Freedom Day” –el día en que el apartheid quedó derogado‑, en la cocina de la servidumbre. Allí se encuentra John (Bongile Mantsai), un trabajador negro, y su madre Christine (Zoleka Helesi) que se desempeña como doméstica para el dueño de la mansión, un rico terrateniente blanco. Ahí llega la joven y virginal Julie (Hilda Cronje), la hija del patrón, quien dispuesta a apartarse de las convenciones de su medio social se dispone a seducir al musculoso John; a pesar de la resistencia que éste le opone dado que es lúcido y consciente de la clase social a la cual pertenece, Julie logra completar su juego amoroso pdiendo vencer su resistencia. La tensión sexual que prevalece en toda esta articulada coreografía de la seducción, conduce a un duelo carnal entre dos seres de razas diferentes donde la pasión ardiente alcanza un nivel de sexualidad animal inusitado.
El breve reparto de esta obra es nada menos que maravilloso. Mantsai, brinda una fuerza inusitada a su rol del mismo modo que Cronje en el papel titular; ambos actores transmiten la erótica intensidad que anima a sus personajes a través de los diálogos que mantienen y sus remarcables expresiones gestuales y corporales. Con todo, el mérito mayor del brillante espectáculo pertenece a Farber quien en su doble condición de directora y guionista ha logrado crear un drama que repercute hondamente por su contenido social y político; de allí que no resulte extraño la gran repercusión internacional que ha obtenido gracias a la excelente adaptación realizada y a la inobjetable puesta escénica de la obra. Un detalle importante que contribuye a crear una atmósfera especial al desarrollo del relato es la música Xhosa ejecutada con instrumentos regionales, con una banda sonora de naturaleza agorera concebida por los compositores Daniel y Matthew Pencer; igualmente positiva es la participación del cantante Thandiwe Nofirst Lungisa.
Conclusión: La exploración de una relación interracial que pueda eliminar las barreras sociales en la Sudáfrica de la era actual, alcanza notable grandeza dramática en la inteligente visión de Yael Farber.