22 JUMP STREET. Estados Unidos, 2014. Un film de Phil Lord y Christopher Miller
Pocos imaginaron hace dos años que 21 Jump Street basado en las series de televisión tuviera el gran éxito alcanzado. Capitalizando esos beneficios llega ahora la secuela con 22 Jump Street de los mismos realizadores, Phil Lord y Christopher Miller, como así también con el popular dúo integrado por Channing Tatum y Jonah Hill animando al descabellado par de policías que juntos demuestran no ser tan incompetentes como parecen.
No hay mayor novedad en esta segunda parte; más aún, cuando el jefe de policía (Nick Offerman) se dirige a Schmidt (Hill) y Jenko (Tatum) diciéndoles que en la nueva misión que se les encomienda sigan comportándose del mismo modo que la última vez para que todo el mundo quede feliz, esas palabras se asocian perfectamente para que el público asista a una historia que con cambios menores resulta calcada de la anterior aunque sin el factor sorpresa de aquélla.
En esta oportunidad los simpáticos detectives, siempre bajo las órdenes del irascible capitán Dickson Cube (Ice Cube), en forma encubierta y con diferente identidad deben aparecer como alumnos de una universidad local para determinar la fuente de una nueva droga llamada “whyphy” (jocosamente asociada con wifi) y desenmascarar a los principales responsables de un peligroso cartel que se ocupa de traficarla y que ya causó la muerte de un estudiante. Para no despertar sospecha alguna, Jenko se integra con el equipo de fútbol estudiantil en tanto que Schmidt lo hace con un grupo de estudiantes que forman parte de un club de poetas logrando impresionar a una hermosa estudiante de arte (Amber Stevens) con la que mantendrá un particular romance.
No hay mucho para analizar o concluir en esta alocada historia que al igual que la primera no tiene viso alguno de realidad aunque provee en forma intermitente algunos momentos de franco humor, ciertas escenas de persecuciones así como instancias de acción donde no faltan peleas y otros enfrentamientos más peligrosos, compensando de este modo la ausencia de una trama coherente. En todo caso, lo más valioso del film descansa en Hill y Tatum quienes demuestren una vez más que poseen amplios recursos para la comicidad; comportándose con la mentalidad de dos adolescentes demuestran que existe entre ellos una magnífica complicidad como compañeros de la aventura en que les toca actuar además de sustentar una auténtica calidez en la relación que los vincula lo que les permite captar con gran facilidad la adhesión de la audiencia.
Para concluir es importante que el público aguarde los créditos finales que de por sí constituyen un apéndice de 7 minutos; además de constituir uno de los momentos más gratos del film, como resultado del mismo queda claro que habrá 23, 24, 25 y posiblemente más números de Jump Street por venir para que los que han disfrutado de esta segunda parte puedan seguir divirtiéndose con las tonteras y payasadas de Schmidt y Jenko. Jorge Gutman