Dos Déca­das en la vida de YSL

YVES SAINT LAU­RENT. Fran­cia, 2013. Un film de Jalil Lespert

Tal como su títu­lo lo indi­ca, este film se refie­re al renom­bra­do dise­ña­dor y modis­to quien al morir en junio de 2008 dejó un impor­tan­te lega­do en cuan­to a la crea­ti­vi­dad, esti­lo y ori­gi­na­li­dad espe­cial­men­te en lo que con­cier­ne a la indu­men­ta­ria feme­ni­na. No obs­tan­te, esta ver­sión no agre­ga mucho a lo que ya se sabe del mis­mo e inclu­so es muy infe­rior al docu­men­tal L’amour fou (2010) de Pie­rre Tho­ret­ton que pasa revis­ta a los 50 años de amor que unió a Yves Saint Lau­rent con Pie­rre Bergé.

El rea­li­za­dor Jalil Les­pert adop­ta para su rela­to una pues­ta escé­ni­ca clá­si­ca que de por sí no es obje­ta­ble, sal­vo que la bio­gra­fía lineal que abar­ca dos déca­das de la vida del gran modis­to que­da inte­rrum­pi­da brus­ca­men­te sin haber explo­ra­do sufi­cien­te­men­te el genio crea­ti­vo de YSL.

Pierre Niney y Charlotte Le Bon en YVES SAINT LAURENT

Pie­rre Niney y Char­lot­te Le Bon en YVES SAINT LAURENT

El rela­to comien­za esbo­zan­do algu­nos aspec­tos de su juven­tud cuan­do en su hogar de la ciu­dad arge­li­na de Orán valién­do­se de las revis­tas de moda de su madre comen­za­ba a efec­tuar esbo­zos de las ilus­tra­cio­nes que veía. Ya en 1957 habién­do­se radi­ca­do en París, YSL (Pie­rre Niney) es con­tra­ta­do en la alta casa de cos­tu­ra de Chris­tian Dior don­de el céle­bre modis­to que­da impre­sio­na­do de su talen­to; cuan­do Dior falle­ce repen­ti­na­men­te a cau­sa de un ata­que car­día­co, YSL es nom­bra­do direc­tor artís­ti­co y a par­tir de allí comien­za a des­ta­car­se y lograr la mere­ci­da fama has­ta el final de su vida. logra­da. Pero más que enfo­car pro­pia­men­te en su tra­ba­jo crea­ti­vo el film se aden­tra en su vida per­so­nal con espe­cial refe­ren­cia a su rela­ción con Ber­gé (Gui­llau­me Gallie­ne) a quien cono­ce en 1958 y que pasa­ría a con­ver­tir­se en el amor de su vida.

La cono­ci­da fra­se “los polos opues­tos se atraen” bien pue­de ser apli­ca­da al víncu­lo que exis­tió entre YSL y Ber­gé. A la vul­ne­ra­bi­li­dad, fra­gi­li­dad, timi­dez, tran­qui­li­dad y femi­nei­dad de Yves, se con­tra­po­ne la viri­li­dad, segu­ri­dad, sufi­cien­cia y fir­me­za de Pie­rre que apar­te de ser su mece­nas con­tri­bu­yó enor­me­men­te al suce­so de su pare­ja como artis­ta al pro­pio tiem­po que fue su exce­len­te agen­te y admi­nis­tra­dor finan­cie­ro de la casa de modas que ambos fun­da­ron. Por lo demás y sin ahon­dar dema­sia­do en la difí­cil per­so­na­li­dad de Saint Lau­rent, el film expo­ne en for­ma muy epi­só­di­ca su incli­na­ción al alcohol, las dro­gas y algu­nas infi­de­li­da­des sexua­les come­ti­das duran­te esos años, espe­cial­men­te cuan­do en 1978 cono­ce y se ena­mo­ra de Jac­ques de Bas­cher (Xavier Lafit­te), lo que con­du­ce al quie­bre de su rela­ción amo­ro­sa con Ber­gé, aun­que pro­fe­sio­nal­men­te estu­vie­ron aso­cia­dos has­ta su muerte.

Lo más rele­van­te del film es el nivel inter­pre­ta­ti­vo de Niney y Gallien­ne. Ambos se intro­du­cen con alma y vida en la natu­ra­le­za de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes dejan­do la sen­sa­ción de que Saint Lau­rent y Ber­gé están real­men­te enfren­tan­do al públi­co; en un papel de apo­yo tam­bién se des­ta­ca Char­lot­te Le Bon como la musa de YVS y a quien él ama­ra pla­tó­ni­ca­men­te. El otro aspec­to res­ca­ta­ble des­can­sa en algu­nos des­fi­les de modas de las dife­ren­tes tem­po­ra­das que cons­ti­tu­yen un rega­lo a la vis­ta –sobre todo para el públi­co feme­nino- vien­do a las mode­los lucir en sus cuer­pos la ele­gan­cia, y buen gus­to que pre­do­mi­na­ron en las colec­cio­nes de Saint Laurent.

En líneas gene­ra­les, el rela­to aun­que bien fil­ma­do se tor­na lán­gui­do y sin crear la emo­ción sal­vo en el momen­to del cli­max don­de se pro­du­ce la rup­tu­ra entre YVS y Ber­gé. Tam­po­co es rele­van­te la ambien­ta­ción del medio social y cul­tu­ral de la era de los años 60 y 70, a pesar del uso de músi­ca psi­co­dé­li­ca que en algu­nos casos es inter­ca­la­da con arias de ópe­ras en los momen­tos en que se rea­li­zan los des­fi­les de moda

Con­clu­sión: Un film sobre YSL que no lle­ga a explo­rar sufi­cien­te­men­te su genio crea­ti­vo. Jor­ge Gutman