Por Cau­sa de una Avalancha

FOR­CE MAJEU­RE. Sue­cia-Dina­mar­ca-Fran­cia-Norue­ga, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Ruben Ostlund

El com­por­ta­mien­to humano pue­de oca­sio­nar en algu­nos momen­tos acti­tu­des ines­pe­ra­das, sobre todo cuan­do está de por medio el ins­tin­to natu­ral de super­vi­ven­cia en don­de no hay tiem­po para refle­xio­nar sobre lo que se está hacien­do o dejan­do de hacer. Esta es la idea que sub­ya­ce en el film de Ruben Ostlund quien, como autor del guión, plan­tea una situa­ción bas­tan­te intere­san­te de obser­var don­de lo pri­me­ro que sur­ge pen­sar es qué haría el espec­ta­dor si se encon­tra­se en la situa­ción del pro­ta­go­nis­ta de este relato.

FORCE MAJEURE

For­ce Majeu­re sigue los pasos de una fami­lia sue­ca, don­de todo pare­ce deno­tar que den­tro de la mis­ma pre­do­mi­na el amor y res­pe­to entre sus inte­gran­tes. En ese mar­co, Tomas (Johan­nes Kuhn­ke), su espo­sa Ebba (Lisa Loven Kongs­li) y sus dos chi­cos pre­ado­les­cen­tes Vera (Cla­ra Wet­ter­gren) y Harry (Vin­cent Wet­ter­gren) deci­den pasar sus vaca­cio­nes en un cen­tro turís­ti­co de esquí ubi­ca­do en los Alpes fran­ce­ses. En el segun­do día de esta­día y mien­tras se encuen­tran sen­ta­dos en una terra­za de un res­tau­ran­te dis­pues­tos a comer, se ave­ci­na una ava­lan­cha y en una acti­tud irre­fle­xi­va Tomas es pre­sa de páni­co, se olvi­da que está al lado de sus seres que­ri­dos y huye pre­ci­pi­ta­da­men­te del lugar.

El ges­to del jefe de fami­lia pro­du­ce ines­pe­ra­da­men­te una grie­ta en la armo­nía que has­ta ese momen­to exis­tía. Si bien, la ava­lan­cha no ter­mi­na cau­san­do daño a los visi­tan­tes, Ebba no pue­de admi­tir la acti­tud de su mari­do don­de en lugar de pro­te­ger a los suyos es ella quien tra­tó de res­guar­dar a sus hijos de todo peli­gro. A pesar de que sabe que su mari­do ado­ra a su fami­lia no pue­de dejar de cues­tio­nar su fal­ta como un acto de egoís­mo y cobar­día. Aun­que Tomas cuan­do regre­sa al núcleo fami­liar rehú­sa en prin­ci­pio a acep­tar su error, final­men­te ter­mi­na admi­tién­do­lo y sien­te remor­di­mien­to y ver­güen­za por su acción. El daño emo­cio­nal pro­du­ci­do alte­ra el equi­li­brio de la diná­mi­ca fami­liar y pare­cie­ra que ya nada pue­de con­ti­nuar como lo era pre­vio al inci­den­te por­que a pesar de que Tomas tra­ta de lograr un enten­di­mien­to con su espo­sa y olvi­dar lo ocu­rri­do, los días sub­si­guien­tes van demos­tran­do que resul­ta difi­cul­to­so sub­sa­nar lo acontecido.

De nin­gún modo el film pre­ten­de enjui­ciar o ata­car a quien ocu­pa el lugar de padre en una fami­lia por­que bien podría haber ocu­rri­do que el acto de Tomas hubie­ra sido come­ti­do por su mujer en don­de nada habría cam­bia­do con rela­ción al deber moral de los padres en tener que velar por la segu­ri­dad y bien­es­tar de los hijos fren­te a un peli­gro. Si en una pri­me­ra lec­tu­ra el film podría con­si­de­rar­se como una ilus­tra­ción de un patriar­ca­do don­de Tomas se sien­te heri­do en su ego como hom­bre y su mujer aguar­da­ría de él la res­pon­sa­bi­li­dad mayor den­tro del gru­po fami­liar, el pro­pó­si­to de este rela­to es mos­trar cuán deli­ca­do resul­ta man­te­ner el equi­li­brio en el seno de una pare­ja fren­te a acon­te­ci­mien­tos que resul­tan impo­si­bles de modi­fi­car o dominar.

Con­clu­sión: Un melo­dra­má­ti­co rela­to de una cri­sis con­yu­gal tra­ta­do con nota­ble suti­le­za y con una inter­pre­ta­ción com­ple­ta­men­te natu­ral y con­vin­cen­te. Jor­ge Gutman