Una Ter­ce­ra Par­te Inconclusa

THE HUN­GER GAMES: MOC­KING­JAY PART 1. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Fran­cis Lawrence

El tras­la­do a la pan­ta­lla del últi­mo libro de la saga de Suzan­ne Collins que­dó divi­di­do en dos par­tes, emu­lan­do de este modo a los fil­mes de Harry Pot­ter y de Twi­light para pos­ter­gar su des­en­la­ce por razo­nes mera­men­te comer­cia­les. Por lo tan­to, resul­ta difí­cil rea­li­zar una apre­cia­ción obje­ti­va sobre lo que Moc­king­jay Part 1 rela­ta sin cono­cer aún su entre­ga final y de allí que este comen­ta­rio no sea exhaus­ti­vo ni tam­po­co definitivo.

Jennifer Lawrence

Jen­ni­fer Lawrence

Reto­man­do la con­clu­sión del segun­do capí­tu­lo se obser­va al comien­zo de este film a Kat­niss (Jen­ni­fer Law­ren­ce) con­fi­na­da en el bun­ker secre­to del Dis­tri­to 13 al cual se lo creía des­apa­re­ci­do, en tan­to que Pee­ta (Josh Hut­cher­son), su com­pa­ñe­ro de jue­gos, ha sido cap­tu­ra­do por el gobierno y lle­va­do al Capi­to­lio. En su refu­gio, la pre­si­den­ta Alma Coin (Julian­ne Moo­re) del Dis­tri­to 13 y su cola­bo­ra­dor Plu­tarch (Phi­lip Sey­mour Hoff­man, a quien el film está dedi­ca­do) tra­tan de con­ven­cer a Kat­niss –dada su gran popu­la­ri­dad- para que se con­vier­ta en el emble­ma de la revo­lu­ción e ins­te a los res­tan­tes dis­tri­tos para que uni­dos par­ti­ci­pen en la revuel­ta con­tra el pre­si­den­te Snow (Donald Suther­land). La joven heroí­na des­pués de haber com­pro­ba­do el esta­do en rui­nas del Dis­tri­to 12 al que ella per­te­ne­cía, acep­ta la pro­po­si­ción con la con­di­ción de res­ca­tar a Pee­ta (Josh Hut­cher­son), quien ha sido dro­ga­do y obje­to de un lava­do de cere­bro duran­te su encie­rro, y a los otros tri­bu­tos pri­sio­ne­ros en el Capitolio.

A dife­ren­cia de los dos pri­me­ros fil­mes de la tri­lo­gía, aquí están ausen­tes los jue­gos leta­les; en su lugar lo que tras­cien­de es la insu­bor­di­na­ción que se va ges­tan­do con la pre­sen­cia de Kat­niss quien asu­me su nue­vo rol de sím­bo­lo de la liber­tad y pro­pa­gan­dis­ta revolucionaria.

Lo que en tér­mi­nos narra­ti­vos alcan­za­ría a ape­nas una hora de metra­je, este film de tran­si­ción dupli­ca su dura­ción con muchas esce­nas redun­dan­tes y a veces repe­ti­ti­vas que ter­mi­nan fati­gan­do. Aun­que algu­nos momen­tos de acción están bien pre­sen­ta­dos, éstos no alcan­zan a com­pen­sar la debi­li­dad del rela­to. Lo mejor de la pelí­cu­la es la actua­ción de Law­ren­ce quien infun­de car­na­du­ra emo­cio­nal como la intré­pi­da joven que ines­pe­ra­da­men­te debe enfren­tar los embro­llos polí­ti­cos para con­tri­buir a que el pue­blo de Panem reco­bre su dig­ni­dad y supere la pobre­za al que está some­ti­do bajo la auto­ri­dad de su dés­po­ta dictador.

Al con­cluir esta des­ni­ve­la­da y ende­ble pri­me­ra par­te, todo pare­ce que­dar orques­ta­do para el enfren­ta­mien­to final de opre­so­res y opri­mi­dos; el resul­ta­do del mis­mo se cono­ce­rá cuan­do se estre­ne la con­clu­sión de esta his­to­ria en noviem­bre de 2015. Jor­ge Gutman

Una Sar­cás­ti­ca Come­dia de Oscar Wilde

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

L’IMPORTANCE D’ETRE CONS­TANTAutor: Oscar Wil­de — Tra­duc­ción: Nor­mand Chau­ret­te — Direc­ción:Yves Des­gag­nés – Elen­co: Anne-Éli­za­beth Bos­sé, Ray­mond Bou­chard, Patri­ce Coqué­reau, Maxi­me Denom­mée, Vin­cent Fafard, Richard Lalan­cet­te, Vir­gi­nie Ran­ger- Beau­ré­gard, Julie Vin­cent — Deco­ra­dos: Mar­tin Fer­land — Ves­tua­rio: Judy Jon­ker – Ilu­mi­na­ción: Éric Cham­poux – Músi­ca: Cathe­ri­ne Gadouas. Dura­ción: 1h45 (sin entre­ac­to). Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 6 de diciem­bre de 2014 en el  Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

 (Foto de Yves Renaud)

(Foto de Yves Renaud)

Una de las carac­te­rís­ti­cas par­ti­cu­la­res de la últi­ma obra de Oscar Wil­de es que ado­po­ta un nom­bre dife­ren­te según el idio­ma que se emplee para repre­sen­tar­la. Su títu­lo ori­gi­nal es The Impor­tan­ce of Being Ear­nest, mien­tras que por ejem­plo en espa­ñol se la deno­mi­na La Impor­tan­cia de lla­mar­se Ernes­to en tan­to que la ver­sión fran­ce­sa, que es la que se está comen­tan­do se lla­ma L’ impor­tan­ce d’être cons­tant. Aun­que per­so­nal­men­te creo que el títu­lo adju­di­ca­do por su autor es el más ajus­ta­do por su con­te­ni­do, lo que aquí intere­sa es el modo en que el espí­ri­tu de esta pie­za logra ser trans­mi­ti­da en la len­gua de Moliè­re y en tal sen­ti­do no que­da duda algu­na que la tra­duc­ción efec­tua­da por el dra­ma­tur­go Nor­mand Chau­ret­te es nada menos que impe­ca­ble per­mi­tien­do que el públi­co pue­da dis­fru­tar inmen­sa­men­te esta pri­me­ra ver­sión que­be­quen­se de la pieza.

Esta diver­ti­dí­si­ma come­dia que pone una vez más de mani­fies­to la chis­pa, iro­nía e inte­li­gen­cia del famo­so poe­ta, dra­ma­tur­go y escri­tor irlan­dés, no tie­ne des­per­di­cio alguno mos­tran­do de qué modo se pue­de hacer reír a más no poder hacien­do una crí­ti­ca social sin com­pla­cen­cia algu­na. Como es bien sabi­do la cor­ta exis­ten­cia del autor (1856 – 1900) trans­cu­rrió en la Gran Bre­ta­ña vic­to­ria­na con su rígi­do códi­go de mora­li­dad que de todos modos deno­ta­ba una for­ma de vida no exen­ta de hipo­cre­sía y de dudo­sa mora­li­dad en cier­tos estra­tos socia­les. Es eso lo que se per­ci­be en cada una de las obras de Wil­de y en don­de la actual pie­za no cons­ti­tu­ye excep­ción a la regla.

¿Dé que tra­ta la pie­za? La acción que trans­cu­rre en Lon­dres hacia fines del siglo XIX pre­sen­ta a Jack Worthing (Maxi­me Denom­mée) y Alger­non Mon­crieff (Vin­cent Fafard), dos jóve­nes ami­gos seduc­to­res, que deci­den cam­biar sus nom­bres para adop­tar el de “Cons­tant” (en la ver­sión fran­ce­sa) a fin de con­quis­tar sepa­ra­da­men­te los cora­zo­nes de dos muje­res; la ele­gi­da por Jack es Gwen­do­li­ne Fair­fax (Anne-Éli­za­beth Bos­sé) y la de Alger­non es Cecily Car­dew (Vir­gi­nie Ran­ger-Beau­ré­gard) don­de ambas tie­nen en común la obse­sión por casar­se con alguien que se lla­me Cons­tant. A par­tir de esa pre­mi­sa, Wil­de uti­li­za un tex­to cohe­ren­te y flui­do para pro­du­cir una come­dia ple­na de enre­dos y com­pli­ca­cio­nes don­de la men­ti­ra de las iden­ti­da­des de los ena­mo­ra­dos caba­lle­ros lle­ga a trans­for­mar­se en ver­da­des a tra­vés de insos­pe­cha­dos lazos de paren­tes­cos que se des­cu­bren en su desenlace.

A tra­vés de la sana son­ri­sa uni­da a la fran­ca car­ca­ja­da, Wil­de cues­tio­na con gran fine­za las acti­tu­des y com­por­ta­mien­to de sus com­pa­trio­tas per­te­ne­cien­tes a la lla­ma­da “gen­te bien” de la socie­dad; en ella, cada per­so­na­je actúa con una sutil hipo­cre­sía, cuan­do no con cinis­mo, para res­pe­tar y res­guar­dar las nor­mas de un orden exis­ten­te don­de el esti­lo pre­va­le­ce sobre la sin­ce­ri­dad de los sen­ti­mien­tos en un jue­go de apa­rien­cias en el cual todos están táci­ta­men­te implicados.

Yves Des­gag­nés ha logra­do una pues­ta impe­ca­ble con un mon­ta­je diná­mi­co que con­tri­bu­ye a que el espí­ri­tu sar­cás­ti­co de la pie­za pre­va­lez­ca en todo momen­to. Gran par­te de su méri­to con­sis­te en haber con­vo­ca­do a un elen­co estu­pen­do de acto­res don­de cada uno de los mis­mos está com­ple­ta­men­te com­pe­ne­tra­dos con el per­so­na­je que le toca ani­mar; con todo, si hay un nom­bre para des­ta­car allí es el de Ray­mond Bou­chard que brin­da una inol­vi­da­ble carac­te­ri­za­ción de la puri­ta­na Lady Brack­nell, fiel encar­na­ción de la rigi­dez de una socie­dad mora­lis­ta de la cual Wil­de se mofa de mane­ra irreverente.

La ori­gi­nal e inte­li­gen­te esce­no­gra­fía de Mar­tin Fer­land quien recu­rre a una gigan­tes­ca tete­ra como sím­bo­lo de fan­ta­sía de la socie­dad vic­to­ria­na, así como el esme­ra­do ves­tua­rio de épo­ca, con­tri­bu­yen a real­zar los valo­res de esta producción.

Con­clu­sión: Una muy bue­na adap­ta­ción, una direc­ción esme­ra­da y un remar­ca­ble elen­co per­mi­ten a que el públi­co de Que­bec apre­cie por pri­me­ra vez esta fina comedia. 

Por Cau­sa de una Avalancha

FOR­CE MAJEU­RE. Sue­cia-Dina­mar­ca-Fran­cia-Norue­ga, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Ruben Ostlund

El com­por­ta­mien­to humano pue­de oca­sio­nar en algu­nos momen­tos acti­tu­des ines­pe­ra­das, sobre todo cuan­do está de por medio el ins­tin­to natu­ral de super­vi­ven­cia en don­de no hay tiem­po para refle­xio­nar sobre lo que se está hacien­do o dejan­do de hacer. Esta es la idea que sub­ya­ce en el film de Ruben Ostlund quien, como autor del guión, plan­tea una situa­ción bas­tan­te intere­san­te de obser­var don­de lo pri­me­ro que sur­ge pen­sar es qué haría el espec­ta­dor si se encon­tra­se en la situa­ción del pro­ta­go­nis­ta de este relato.

FORCE MAJEURE

For­ce Majeu­re sigue los pasos de una fami­lia sue­ca, don­de todo pare­ce deno­tar que den­tro de la mis­ma pre­do­mi­na el amor y res­pe­to entre sus inte­gran­tes. En ese mar­co, Tomas (Johan­nes Kuhn­ke), su espo­sa Ebba (Lisa Loven Kongs­li) y sus dos chi­cos pre­ado­les­cen­tes Vera (Cla­ra Wet­ter­gren) y Harry (Vin­cent Wet­ter­gren) deci­den pasar sus vaca­cio­nes en un cen­tro turís­ti­co de esquí ubi­ca­do en los Alpes fran­ce­ses. En el segun­do día de esta­día y mien­tras se encuen­tran sen­ta­dos en una terra­za de un res­tau­ran­te dis­pues­tos a comer, se ave­ci­na una ava­lan­cha y en una acti­tud irre­fle­xi­va Tomas es pre­sa de páni­co, se olvi­da que está al lado de sus seres que­ri­dos y huye pre­ci­pi­ta­da­men­te del lugar.

El ges­to del jefe de fami­lia pro­du­ce ines­pe­ra­da­men­te una grie­ta en la armo­nía que has­ta ese momen­to exis­tía. Si bien, la ava­lan­cha no ter­mi­na cau­san­do daño a los visi­tan­tes, Ebba no pue­de admi­tir la acti­tud de su mari­do don­de en lugar de pro­te­ger a los suyos es ella quien tra­tó de res­guar­dar a sus hijos de todo peli­gro. A pesar de que sabe que su mari­do ado­ra a su fami­lia no pue­de dejar de cues­tio­nar su fal­ta como un acto de egoís­mo y cobar­día. Aun­que Tomas cuan­do regre­sa al núcleo fami­liar rehú­sa en prin­ci­pio a acep­tar su error, final­men­te ter­mi­na admi­tién­do­lo y sien­te remor­di­mien­to y ver­güen­za por su acción. El daño emo­cio­nal pro­du­ci­do alte­ra el equi­li­brio de la diná­mi­ca fami­liar y pare­cie­ra que ya nada pue­de con­ti­nuar como lo era pre­vio al inci­den­te por­que a pesar de que Tomas tra­ta de lograr un enten­di­mien­to con su espo­sa y olvi­dar lo ocu­rri­do, los días sub­si­guien­tes van demos­tran­do que resul­ta difi­cul­to­so sub­sa­nar lo acontecido.

De nin­gún modo el film pre­ten­de enjui­ciar o ata­car a quien ocu­pa el lugar de padre en una fami­lia por­que bien podría haber ocu­rri­do que el acto de Tomas hubie­ra sido come­ti­do por su mujer en don­de nada habría cam­bia­do con rela­ción al deber moral de los padres en tener que velar por la segu­ri­dad y bien­es­tar de los hijos fren­te a un peli­gro. Si en una pri­me­ra lec­tu­ra el film podría con­si­de­rar­se como una ilus­tra­ción de un patriar­ca­do don­de Tomas se sien­te heri­do en su ego como hom­bre y su mujer aguar­da­ría de él la res­pon­sa­bi­li­dad mayor den­tro del gru­po fami­liar, el pro­pó­si­to de este rela­to es mos­trar cuán deli­ca­do resul­ta man­te­ner el equi­li­brio en el seno de una pare­ja fren­te a acon­te­ci­mien­tos que resul­tan impo­si­bles de modi­fi­car o dominar.

Con­clu­sión: Un melo­dra­má­ti­co rela­to de una cri­sis con­yu­gal tra­ta­do con nota­ble suti­le­za y con una inter­pre­ta­ción com­ple­ta­men­te natu­ral y con­vin­cen­te. Jor­ge Gutman

Un Sóli­do Docu­men­to Polítco

ROSE­WA­TER. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Jon Stewart

Dejan­do de lado su con­di­ción de nota­ble humo­ris­ta esta­dou­ni­den­se en su pro­gra­ma tele­vi­si­vo The Daily Show, Jon Ste­wart debu­ta aho­ra como rea­li­za­dor y guio­nis­ta en una his­to­ria que repro­du­ce dra­má­ti­ca­men­te las alter­na­ti­vas vivi­das por el perio­dis­ta ira­niano cana­dien­se Maziar Baha­ri en opor­tu­ni­dad de cubrir para la revis­ta News­week las elec­cio­nes que tuvie­ron lugar en Irán en 2009. Demos­tran­do una gran sóli­da madu­rez en la for­ma de narrar esta his­to­ria, Ste­wart se basó en el libro de Baha­ri Then They Came for Me. A pesar de que su des­en­la­ce es bien cono­ci­do, el novel direc­tor per­mi­te que se viva inten­sa­men­te el dra­ma de su protagonista.

Gael García Bernal

Gael Gar­cía Bernal

En junio de 2009 Baha­ri (Gael Gar­cía Ber­nal) vivía en Lon­dres con su espo­sa emba­ra­za­da (Clai­re Foy) cuan­do es asig­na­do a via­jar a su país natal para infor­mar a los lec­to­res de la revis­ta todos los entre­te­lo­nes pre­vios a la elec­ción de la segun­da vuel­ta, don­de la pobla­ción debía deci­dir entre el ultra con­ser­va­dor pre­si­den­te actuan­te Mah­moud Ahma­di­ne­jad y el can­di­da­to mode­ra­do de la opo­si­ción Mir Hos­sein Mou­sa­vi. Habien­do lle­ga­do 11 días antes de los comi­cios que tuvo lugar el 12 de junio de ese año, el film narra en sus pri­me­ros 40 minu­tos todas las vici­si­tu­des vivi­das en ese momen­to por el pue­blo en las calles de Tehe­rán don­de se evi­den­cia la volun­tad de un cam­bio presidencial.

Habien­do resuel­to que­dar­se unos días más, Baha­ri va cubrien­do los dis­tur­bios calle­je­ros que tuvie­ron lugar en la capi­tal cuan­do irrum­pió la duda sobre la vera­ci­dad del resul­ta­do elec­to­ral que favo­re­ció a Ahma­di­ne­jad. El 21 de junio unos fun­cio­na­rios ira­níes lo detie­nen en la casa de su madre (Shoh­reh Agh­das­loo) don­de esta­ba alo­ja­do, acu­sán­do­lo de ser un espía ame­ri­cano como con­se­cuen­cia de su par­ti­ci­pa­ción en el pro­gra­ma satí­ri­co con­du­ci­do por Ste­wart, ade­más de tener mate­rial con­si­de­ra­do por­no­grá­fi­co (DVDs de la pelí­cu­la Teo­re­ma de Pier Pao­lo Paso­li­ni y de la popu­lar serie The Sopra­nos). De allí en más es con­fi­na­do soli­ta­ria­men­te en la pri­sión de Evin y some­ti­do a una dra­má­ti­ca tor­tu­ra psi­co­ló­gi­ca y físi­ca por un espe­cia­lis­ta en la mate­ria (Kim Bod­nia) a car­go de la inte­rro­ga­ción que adop­ta el sobre­nom­bre de “Rose­wa­ter”.

Casi todo el res­to del film trans­cu­rre en la pri­sión don­de Baha­ri es obje­to de crue­les tra­ta­mien­tos a fin de que pro­duz­ca una con­fe­sión no ver­da­de­ra para demos­trar su cul­pa­bi­li­dad al pue­blo ira­ní. Duran­te los cin­co meses de cau­ti­ve­rio Baha­ri tra­ta de man­te­ner una for­ta­le­za a toda prue­ba pen­san­do en su mujer y en el bebé que está por nacer así como tam­bién en recuer­dos de su infan­cia don­de su malo­gra­da her­ma­na había pasa­do 6 años en pri­sión por haber sido acu­sa­da de comu­nis­ta del mis­mo modo que su padre había pasa­do por expe­rien­cias simi­la­res en los años 50 bajo el régi­men del Sha.

La ten­sión del film está muy bien logra­da a tra­vés del cli­ma claus­tro­fó­bi­co vivi­do por Baha­ri don­de Gar­cía Ber­nal trans­mi­te una sóli­da carac­te­ri­za­ción del per­so­na­je cen­tral. Para­le­la­men­te, cabe resal­tar la soli­dez del res­to del elen­co, espe­cial­men­te en los casos del Agh­das­loo y Bod­nia, brin­dan­do abso­lu­ta con­vic­ción a sus res­pec­ti­vos personajes.

Ste­wart ha uti­li­za­do un buen mate­rial de archi­vo que se inser­ta per­fec­ta­men­te en el rela­to a fin de otor­gar­le mayor vera­ci­dad; al pro­pio tiem­po demues­tra ver­sa­ti­li­dad para fil­mar tan­to las esce­nas de masas en las calles como las inti­mis­tas que tie­nen lugar don­de el perio­dis­ta se encuen­tra confinado.

Si bien la libe­ra­ción de Baha­ri se ha debi­do fun­da­men­tal­men­te por la pre­sión inter­na­cio­nal ejer­ci­da –par­te de la mis­ma a tra­vés de la inter­ven­ción de Hilary Clin­ton como Secre­ta­ria de Estado‑, en los cré­di­tos fina­les del film se seña­la la situa­ción angus­tian­te que atra­vie­san muchos otros perio­dis­tas pri­va­dos de su liber­tad por aspi­rar a un mun­do mejor difun­dien­do la ver­dad de lo que acontece.

Con­clu­sión: Un dra­ma humano de con­te­ni­do polí­ti­co, sóli­da­men­te rea­li­za­do. Jor­ge Gutman

Esca­lo­frian­te His­to­ria Real

CITI­ZEN­FOUR. Ale­ma­nia, 2014. Un film de Lau­ra Poitras

Aun­que el “affai­re Snow­den” ha sido amplia­men­te dado a cono­cer a tra­vés de los dife­ren­tes medios de difu­sión, con­tem­plar el docu­men­tal de Lau­ra Poi­tras cons­ti­tu­ye una expe­rien­cia úni­ca por­que sumer­ge al espec­ta­dor en el desa­rro­llo de los acon­te­ci­mien­tos como si fue­se un par­ti­ci­pan­te direc­to. Por esa razón, mien­tras se está asis­tien­do a la pro­yec­ción de este mag­ní­fi­co film resul­ta impo­si­ble no sen­tir­se pro­fun­da­men­te per­tur­ba­do y ape­sa­dum­bra­do. La ver­dad de lo expues­to es peno­sa por­que a todo ser humano vivien­do en un régi­men demo­crá­ti­co le asis­te el dere­cho natu­ral de con­ser­var su inti­mi­dad y pri­va­ci­dad; cuan­do estos ele­men­tos des­apa­re­cen enton­ces se hace evi­den­te que el “gran her­mano” está obser­van­do y vigi­lan­do nues­tros pasos tal como lo refle­ja 1984, la exce­len­te fan­ta­sía de Geor­ge Orwell que lamen­ta­ble­men­te hoy día se ha con­ver­ti­do en una tris­te realidad.

Edward (“Ed”) Joseph Snowden y Glenn Greenwald

Edward (“Ed”) Joseph Snow­den y Glenn Greenwald

Poi­tras ya había rea­li­za­do dos docu­men­ta­les (My Country, My Country en 2006 y The Oath en 2010) sobre la socie­dad con­tro­la­da a raíz del dra­ma del 11 de sep­tiem­bre, pero el pre­sen­te docu­men­tal es el que pro­du­ce mayor impac­to emo­cio­nal. Todo comien­za en enero de 2013 cuan­do Edward (“Ed”) Joseph Snow­den –pro­fe­sio­nal esta­dou­ni­den­se en compu­tación- con­tac­ta a la docu­men­ta­lis­ta a tra­vés de un correo elec­tró­ni­co anó­ni­mo, iden­ti­fi­cán­do­se en un comien­zo como “Citi­zen Four”. En el mis­mo mani­fies­ta su inten­ción de hacer­le cono­cer un pro­gra­ma clan­des­tino de vigi­lan­cia efec­tua­da por la Agen­cia de Segu­ri­dad Nacio­nal (NSA) de los Esta­dos Uni­dos. Al mes siguien­te, Snow­den le infor­ma a Poi­tras –siem­pre por vía elec­tró­ni­ca- su deseo de que los docu­men­tos cla­si­fi­ca­dos que serán reve­la­dos ten­gan amplia difu­sión y para ello reco­mien­da que par­ti­ci­pe Glenn Green­wald, el cali­fi­ca­do perio­dis­ta de The Guar­dian. Poco tiem­po des­pués Snow­den le seña­la a la direc­to­ra que ha deci­di­do dejar el ano­ni­ma­to reve­lan­do su iden­ti­dad; ella lo per­sua­de para que se reúnan per­so­nal­men­te y ese encuen­tro ten­drá lugar jun­to con Green­wald en Hong Kong en junio de 2013 don­de la cineas­ta con su cáma­ra comen­za­rá la fil­ma­ción de este docu­men­tal tenien­do como refe­ren­cia fun­da­men­tal los dra­má­ti­cos tes­ti­mo­nios ver­ti­dos por Snowden.

Si cier­ta­men­te Ed es el cen­tro neu­rál­gi­co del rela­to, no menos impor­tan­te resul­ta la con­tri­bu­ción de Green­wald adop­tan­do el papel de su inter­lo­cu­tor, así como por la exce­len­te tarea de Poi­tras quien ha sabi­do com­pri­mir el resul­ta­do de las nume­ro­sas sesio­nes fil­ma­das en un docu­men­to ágil que per­mi­te lle­gar al públi­co en for­ma ame­na y exci­tan­te. En tal sen­ti­do resul­ta esca­lo­frian­te com­pro­bar de qué modo los moder­nos dis­po­si­ti­vos elec­tró­ni­cos –telé­fono inte­li­gen­te, correo elec­tró­ni­co, bus­ca­dor de la red, tar­je­tas de cré­di­tos- pue­den seguir minu­cio­sa­men­te los pasos del ciu­da­dano anó­ni­mo sin que éste se per­ca­te de ello.

El resul­ta­do es un docu­men­tal excep­cio­nal don­de que­da muy bien refle­ja­da la per­so­na­li­dad de este inte­li­gen­tí­si­mo joven de 31 años que lejos de mos­trar­se como genio excén­tri­co reve­la un can­dor y hones­ti­dad a toda prue­ba así como due­ño de una gran huma­ni­dad. Es por eso que uno no pue­da dejar de sim­pa­ti­zar con una per­so­na que rea­li­za el gran sacri­fi­cio de estar ais­la­do de su fami­lia para no lle­gar a com­pro­me­ter­la, por­que para él es mucho más impor­tan­te difun­dir públi­ca­men­te el abu­so de poder del gobierno ame­ri­cano y el modo cómo la SNA con­tro­la el movi­mien­to de la población.

Al con­cluir la pro­yec­ción, uno se pre­gun­ta sobre cuál será el des­tino de una huma­ni­dad vigi­la­da; qui­zás sería opor­tuno dar como res­pues­ta las pala­bras que Sha­kes­pea­re pone en la boca de Ham­let cuan­do en el momen­to de su muer­te musi­ta “el res­to es silen­cio”.

Con­clu­sión: Un film de impres­cin­di­ble visión. Jor­ge Gutman