LO MEJOR DE 2014

He aquí la lis­ta de los 10 favo­ri­tos fil­mes de 2014 de acuer­do a la opi­nión de quien escri­be estas líneas.

1. Boyhood de Richard Linklater

Ellar Coltrlane

Ellar Coltrlane

Des­cri­bien­do el paso de los años de un ser humano des­de su tier­na infan­cia has­ta lle­gar a la mayo­ría de edad, el exce­len­te direc­tor y guio­nis­ta Richard Lin­kla­ter ha brin­da­do una obra maes­tra de cine. Cons­ti­tu­ye una ver­da­de­ra proeza haber efec­tua­do la fil­ma­ción duran­te un perío­do de 12 años con los mis­mos acto­res mos­tran­do de qué mane­ra el per­so­na­je prin­ci­pal (Ellar Col­tra­ne) se encuen­tra invo­lu­cra­do con su fami­lia y el medio que lo cir­cun­da a tra­vés del tiem­po. La audien­cia asis­te a un film pro­fun­do, tierno y con­mo­ve­dor de extra­or­di­na­ria luci­dez. Sin duda algu­na, el mejor títu­lo de 2014.

2. The Imi­ta­tion Game de Mor­ten Tyldum

El film expo­ne la con­tri­bu­ción huma­ni­ta­ria rea­li­za­da duran­te la Segun­da Gue­rra Mun­dial por el famo­so mate­má­ti­co, crip­tó­gra­fo y filó­so­fo bri­tá­ni­co Alan Turing en una memo­ra­ble carac­te­ri­za­ción efec­tua­da por Bene­dict Cum­ber­batch. El rela­to es a todas luces fas­ci­nan­te y su flui­da narra­ción per­mi­te que uno se impon­ga acer­ca de los por­me­no­res del tra­ba­jo rea­li­za­do por este excep­cio­nal indi­vi­duo y el equi­po que lo rodeó para des­ba­ra­tar los pla­nes del demo­nía­co régi­men nazi al haber des­ci­fra­do el códi­go de la máqui­na ale­ma­na Enig­ma.

3. Bird­man de Ale­jan­dro Gon­zá­lez Iñárritu

Michael Keaton

Michael Keaton

Entre dra­ma rea­lis­ta y sáti­ra, Gon­zá­lez Iñá­rri­tu ana­li­za la cri­sis exis­ten­cial de un actor en deca­den­cia que bus­ca su resu­rrec­ción artís­ti­ca mon­tan­do una obra tea­tral en Broad­way. Muy bien escri­to y rea­li­za­do, el rela­to deja amplio mar­gen de refle­xión sobre el sig­ni­fi­ca­do del éxi­to, cómo el trans­cur­so inexo­ra­ble del tiem­po pue­de afec­tar la pro­se­cu­ción de la carre­ra de un actor de edad madu­ra, así como los entre­te­lo­nes del pro­ce­so artís­ti­co de una obra tea­tral y la diná­mi­ca esta­ble­ci­da entre los acto­res par­ti­ci­pan­tes. Impe­ca­ble actua­ción de Michael Kea­ton en el papel protagónico.

4. Whi­plash de Damien Chazelle

J. K. Simmons

J. K. Simmons

Pocas veces una pelí­cu­la ha impac­ta­do de mane­ra tan rotun­da y vis­ce­ral como la pre­sen­te. Con una nota­ble carac­te­ri­za­ción de per­so­na­jes logra­da por Damien Cha­ze­lle en la ela­bo­ra­ción del guión, el rela­to abor­da la lace­ran­te e inhu­ma­na rela­ción esta­ble­ci­da entre un apa­sio­na­do joven bate­ris­ta y su sádi­co pro­fe­sor que le infli­ge inten­so daño emo­cio­nal. El nivel de extre­ma­da ten­sión con­te­ni­do en el rela­to envuel­ve al espec­ta­dor en una vorá­gi­ne de inten­sa emo­ción de la cual no se pue­de sus­traer has­ta el final de la pro­yec­ción. En esen­cia se tra­ta de un exce­len­te film real­za­do por la rea­lis­ta actua­ción de J.K. Sim­mons y Miles Teller, res­pec­ti­va­men­te como el sádi­co ins­truc­tor y el mal­tra­ta­do discípulo.

5. Fox­cat­cher de Ben­nett Miller

Una com­ple­ja his­to­ria basa­da en un terri­ble hecho real sobre un excén­tri­co millo­na­rio y su rela­ción con dos her­ma­nos cam­peo­nes de lucha y gana­do­res de la meda­lla de oro en las olim­pia­das de 1984, es lo que Ben­nett Miller narra en este film con­ci­so, exce­len­te­men­te diri­gi­do y mag­ní­fi­ca­men­te inter­pre­ta­do por Ste­ve Carell, Chan­ning Tatum y Mark Rufa­lo. Este cau­ti­van­te dra­ma es un buen ejem­plo de cómo la muy bue­na des­crip­ción de per­so­na­jes pue­de con­si­de­ra­ble­men­te real­zar la impor­tan­cia de un film.

6. The Grand Buda­pest Hotel de Wes Anderson

 Ralph Fiennes

Ralph Fiennes

Ins­pi­ra­do en tex­tos del autor Ste­fan Zweig, Wes Ander­son ofre­ce un rela­to cáli­do, mági­co y pleno de melan­co­lía recrean­do la his­to­ria de un hotel ubi­ca­do en las mon­ta­ñas de la fic­ti­cia repú­bli­ca cen­tro­euro­pea de Zubrow­ka. Entre­mez­cla­do con secuen­cias ani­ma­das y ado­sa­do de fino humor e inge­nio visual, el film recrea, con una narra­ti­va no muy estruc­tu­ra­da, la suer­te corri­da por el con­ser­je del esta­ble­ci­mien­to y su depen­dien­te duran­te 6 déca­das del siglo pasa­do a tra­vés de sus dis­tin­tas mani­fes­ta­cio­nes his­tó­ri­cas como la Belle Epo­que de los años 20, el sur­gi­mien­to del fas­cis­mo en la déca­da del 30 y el perío­do post comu­nis­ta de Euro­pa Orien­tal. El resul­ta­do es una agra­da­bi­lí­si­ma y deli­ran­te pelí­cu­la inter­pre­ta­da por un elen­co de popu­la­res acto­res tales como Ralph Fien­nes, Tony Revo­lo­ri, Bill Murray, Adrien Brody, F. Muray Abraham, Til­da Swin­ton, Har­vey Kei­tel, Mathieu Amalric, Edward Nor­ton, Owen Wil­son y Tom Wil­kin­son, entre otros.

7. The Theory of Everything de James Marsh

Este film es una exce­len­te cró­ni­ca de la vida del gran físi­co bri­tá­ni­co Stephen Haw­king, inclu­yen­do su matri­mo­nio con una excep­cio­nal mujer, sus inves­ti­ga­cio­nes vin­cu­la­das con el estu­dio del uni­ver­so y la cruel enfer­me­dad que lo ha con­ver­ti­do a tem­pra­na edad en un ser prác­ti­ca­men­te muti­la­do. Gra­cias a la meri­to­ria direc­ción de James Marsh quien se vale del guión de Anthony McCar­ten que a su vez está basa­do en el rela­to auto­bio­grá­fi­co de Jane Haw­king Tra­vellling to Infi­nity: My Life With Stephen, la his­to­ria cons­ti­tu­ye una lec­ción úni­ca de vida al demos­trar cómo un hom­bre en con­di­cio­nes infra­hu­ma­nas pue­de supe­rar obs­tácu­los insal­va­bles para con­ver­tir­se en una excep­cio­nal per­so­na­li­dad cien­tí­fi­ca. He aquí un dra­ma alec­cio­na­dor y esti­mu­lan­te que citan­do las pala­bras de Haw­king se pue­de afir­mar que “a pesar de lo malo que la vida pue­da pare­cer, cuan­do hay vida exis­te espe­ran­za”. Gran actua­ción de Eddie Red­may­ne como el renom­bra­do físico.

8. Vivir es Fácil con los Ojos Cerra­dos de David Trueba

Javier Cámara

Javier Cámara

Basa­do en un hecho que ocu­rrió real­men­te, David True­ba con un guión que le per­te­ne­ce reali­zó este film que se ubi­ca en la Espa­ña de los años 60 rela­tan­do las expe­rien­cias de un pro­fe­sor espa­ñol admi­ra­dor de los Beattles que ense­ña inglés a sus alum­nos uti­li­zan­do las can­cio­nes de este extra­or­di­na­rio con­jun­to. Satis­fe­cho con el resul­ta­do que obtie­ne, a este buen hom­bre se le pre­sen­ta la opor­tu­ni­dad de poder lle­gar a cono­cer per­so­nal­men­te a John Len­non al saber que en esos momen­tos está fil­man­do en la región de Alme­ría la cin­ta de Richard Les­ter How I Won The War (1967). Sin dudar un ins­tan­te, deci­de empren­der un via­je hacia ese des­tino con su des­ven­ci­ja­do coche para tra­tar de entre­vis­tar­lo. Con la muy bue­na inter­pre­ta­ción cen­tral de Javier Cáma­ra, el rea­li­za­dor ha logra­do una her­mo­sa pelí­cu­la que per­du­ra en el áni­mo del espec­ta­dor mucho des­pués de haber­la visto.

9. Ida de Pawel Pawlikowski

Agata Trzebuchowska

Aga­ta Trzebuchowska

En esca­sos 80 minu­tos el direc­tor Pawel Paw­li­kows­ki ofre­ce uno de los mejo­res dra­mas pola­cos de los últi­mos años. Median­te una sen­ci­lla tra­ma, el rela­to abor­da a una joven pola­ca huér­fa­na (Aga­ta Trze­bu­chows­ka) cuya cor­ta exis­ten­cia la pasó en un claus­tro y está pró­xi­ma a tomar los hábi­tos; cuan­do se ente­ra de que real­men­te es judía rea­li­za un via­je emo­cio­nal para hallar su ver­da­de­ra iden­ti­dad. Median­te míni­mos diá­lo­gos y con una esté­ti­ca aus­te­ra y depu­ra­da, el rea­li­za­dor ha logra­do un docu­men­to pro­fun­da­men­te humano per­mi­tien­do refle­xio­nar sobre el deve­nir his­tó­ri­co de Polo­nia duran­te el siglo pasa­do y las dra­má­ti­cas reper­cu­sio­nes de la Segun­da Guerra.

10. For­ce Majeu­re de Ruben Östlund

El com­por­ta­mien­to humano pue­de oca­sio­nar en algu­nas cir­cuns­tan­cias acti­tu­des ines­pe­ra­das, sobre todo cuan­do está en jue­go el ins­tin­to natu­ral de super­vi­ven­cia. Ésta es la idea que sub­ya­ce en el film de Ruben Östlund cuya tra­ma sigue los pasos de una idí­li­ca fami­lia sue­ca que via­ja a los Alpes fran­ce­ses para pasar unas vaca­cio­nes en un cen­tro turís­ti­co de esquí. Cuan­do en el segun­do día de la esta­día el gru­po fami­liar se encuen­tra almor­zan­do en un res­tau­ran­te mon­ta­ño­so y una ava­lan­cha se va apro­xi­man­do hacia el lugar, el jefe de fami­lia (Johan­nes Kuhn­ke) asal­ta­do por el páni­co huye pre­ci­pi­ta­da­men­te dejan­do aban­do­na­dos a su seño­ra (Lisa Loven Kongs­li) y sus dos hijos pre­ado­les­cen­tes (Cla­ra Wet­ter­gren, Vin­cent Wet­ter­gren). Aun­que afor­tu­na­da­men­te el inci­den­te no lle­ga a pro­du­cir daño alguno, el hecho deja una secue­la emo­cio­nal mos­tran­do cómo un hecho impre­vis­to pue­de pro­du­cir el des­equi­li­brio en el seno de una pare­ja bien ave­ni­da. El rea­li­za­dor ofre­ce un rela­to melo­dra­má­ti­co de una cri­sis con­yu­gal, tra­ta­do con nota­ble suti­le­za y apo­ya­do en una inter­pre­ta­ción com­ple­ta­men­te natu­ral y convincente.

Jor­ge Gutman

La Des­mi­ti­fi­ca­ción de Los Cuen­tos de Hadas

INTO THE WOODS. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Rob Marshall

Había una vez” es la famo­sa fra­se con la que gene­ral­men­te los cuen­tos clá­si­cos de niños sue­len comen­zar y es la que pre­ci­sa­men­te uti­li­za el narra­dor de Into the Woods para intro­du­cir al espec­ta­dor en un mun­do mági­co don­de la músi­ca es el fac­tor movi­li­za­dor de lo que allí acon­te­ce. Basa­do en la come­dia musi­cal de Stephen Sondheim y James Lepi­ne que se dio a cono­cer en Broad­way en 1987 y con algu­nas leves modi­fi­ca­cio­nes intro­du­ci­das en el guión escri­to por Lepi­ne, el rea­li­za­dor Rob Marshall ha logra­do un espec­tácu­lo de cali­dad superior.

Meryl Streep

Meryl Streep

La ori­gi­na­li­dad de este film es el haber con­si­de­ra­do varios céle­bres cuen­tos infan­ti­les como Cape­ru­ci­ta Roja, Rapun­zel, Jack y las Habi­chue­las Mági­cas y La Ceni­cien­ta, don­de sus per­so­na­jes se van entre­mez­clan­do a fin de ver satis­fe­chos sus deseos. El pun­to de par­ti­da es la preo­cu­pa­ción de un pana­de­ro (James Cor­den) y su espo­sa (Emily Blunt) quie­nes están des­co­ra­zo­na­dos por no poder con­ce­bir hijos a cau­sa de una mal­di­ción echa­da por la bru­ja local (Meryl Streep); sin embar­go la hechi­ce­ra les pro­me­te anu­lar el hechi­zo siem­pre y cuan­do sean capa­ces de pro­cu­rar en el perío­do de 3 días una capa roja (la de Cape­ru­ci­ta), una mecha de pelo rubio (como la de Rapun­zel), un zapa­ti­to tan puro como oro (el de Ceni­cien­ta) y una vaca tan blan­ca como la leche (la que per­te­ne­ce a Jack).

Dis­pues­tos a lograr su obje­ti­vo el matri­mo­nio se inter­na en un espe­so bos­que don­de con­flu­yen Cape­ru­ci­ta Roja (Lilla Craw­ford), el lobo (Johnny Depp), Ceni­cien­ta (Anna Ken­drick), su pér­fi­da madras­tra (Chris­ti­ne Barans­ki) y malé­vo­las hijas (Tammy Blan­chard y Lucy Punch), el prín­ci­pe de Ceni­cien­ta (Chris Pine), Rapun­zel (Mac­Ken­zie Mauzy), el prín­ci­pe de Rapun­zel (Billy Mag­nus­sen), Jack (Daniel Huttles­to­ne) y su mamá (Tra­cey Ull­man). Sin entrar en más deta­lles, se pue­de anti­ci­par que la pri­me­ra par­te del film cons­ti­tu­ye una bella fan­ta­sía don­de Sondheim y Lepi­ne supie­ron com­bi­nar la músi­ca con un nue­vo cuen­to agru­pa­do en base a los ya men­cio­na­dos, don­de los per­so­na­jes prin­ci­pa­les arri­ba­rán a un final feliz. Es en su segun­do acto don­de el rela­to adop­ta un giro dra­má­ti­co al ilus­trar lo que acon­te­ce pos­te­rior­men­te con los carac­te­res des­crip­tos; al así hacer­lo, el públi­co asis­te a una des­mi­ti­fi­ca­ción de los cuen­tos de hadas don­de la supues­ta feli­ci­dad eter­na (“hap­pily ever after”) está lejos de exis­tir en la vida real, ya que todos que­da­mos expues­tos a pro­ble­mas de dife­ren­te enver­ga­du­ra no siem­pre pre­vi­si­bles aun­que huma­na­men­te se reali­ce todo lo posi­ble por supe­rar­los. El men­sa­je del film es cier­ta­men­te alec­cio­na­dor al demos­trar que a pesar de todos los tro­pie­zos u obs­tácu­los que sur­gen en el camino, nadie lle­ga a estar solo en el mun­do por­que pre­do­mi­na el espí­ri­tu de soli­da­ri­dad huma­na para ayu­dar­se unos a otros.

En esta adap­ta­ción, el rea­li­za­dor ha cui­da­do de aunar el deli­ran­te rela­to de Lepi­ne con la músi­ca de Sondheim tal como pre­va­le­ce en la obra ori­gi­nal. Como acon­te­ce en la mayo­ría de las pie­zas musi­ca­les del com­po­si­tor, los temas no son pre­ci­sa­men­te pega­di­zos como para que el públi­co pue­da can­tar­los o tara­rear­los con rela­ti­va faci­li­dad; con todo, eso no va en detri­men­to de su rique­za audi­ti­va don­de varias can­cio­nes, como Agony, Moments In The Woods, Stay With Me, Last Mid­night y No One Is Alo­ne, son alta­men­te expre­si­vas y agra­da­bles de escuchar.

Esta pro­duc­ción esta real­za­da por un com­pe­ten­te elen­co, tan­to en lo que a actua­ción estric­ta­men­te se refie­re como en lo que ata­ñe a la voca­li­za­ción de las can­cio­nes. Entre algu­nos nom­bres para des­ta­car figu­ra el de Streep quien como la malé­vo­la bru­ja ofre­ce otra prue­ba de su extra­or­di­na­rio talen­to de actriz; tam­bién resul­ta valio­sa la con­tri­bu­ción de Pine ani­man­do al prín­ci­pe con­quis­ta­do por Ceni­cien­ta así como las de Cor­den y Blunt como el matri­mo­nio que anhe­la la paternidad.

Para fina­li­zar cabe resal­tar la bue­na foto­gra­fía de Dion Bee­be y el dise­ño de pro­duc­ción de Den­nis Gass­ner dotan­do al film de un mag­ní­fi­co esplen­dor visual.

Con­clu­sión: Res­pe­tan­do el espí­ri­tu de la obra ori­gi­nal Rob Marshall per­mi­te que el públi­co dis­fru­te de un film musi­cal atrac­ti­va­men­te encan­ta­dorJor­ge Gutman

El Pin­tor de la Luz

MR. TUR­NER. Gran Bre­ta­ña, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Mike Leigh

Un nue­vo film de Mike Leigh siem­pre gene­ra expec­ta­ti­vas por­que se tra­ta de un rea­li­za­dor bri­tá­ni­co de gran ver­sa­ti­li­dad que abor­dan­do tra­ge­dias per­so­na­les, dra­mas socia­les o come­dias lige­ras, nun­ca ha defrau­da­do a su públi­co. En este caso, una vez más con­fir­ma su sapien­cia de gran cineas­ta al haber recrea­do la obra de Joseph Mallord William Tur­ner (1775 – 1851), un impor­tan­te pre­cur­sor de la pin­tu­ra impresionista.

Timothy Spall

Timothy Spall

Con­si­de­ra­do como uno de los gran­des artis­tas de su tiem­po Tur­ner fue cono­ci­do como el “pin­tor de la luz” debi­do a la lumi­no­si­dad des­ple­ga­da en sus tra­ba­jos al óleo así como en sus excep­cio­na­les acua­re­las enfo­can­do espe­cial­men­te la mag­ni­fi­cen­cia de los pai­sa­jes mari­nos como uno de sus temas pre­di­lec­tos. Tenien­do estos ele­men­tos en con­si­de­ra­ción, Leigh evi­ta el rela­to bio­grá­fi­co para cen­trar­se en los últi­mos 25 años de su exis­ten­cia; sin caer en lo solem­ne o aca­dé­mi­co; median­te una estruc­tu­ra epi­só­di­ca con esce­nas muy bien cons­trui­das, per­mi­te que el espec­ta­dor se com­pe­ne­tre de lleno en la extra­ña y com­ple­ja per­so­na­li­dad de Tur­ner (Timothy Spall).

Entre varios de los tópi­cos abor­da­dos por el guión se encuen­tra la tier­na rela­ción que el artis­ta man­tu­vo con su anciano padre William (Paul Jes­son) con quien com­par­tió su hogar duran­te muchos años y que prác­ti­ca­men­te fue su úni­co ami­go, de allí que en opor­tu­ni­dad de su muer­te expre­se un sen­ti­do dolor. Pero con la excep­ción de su pro­ge­ni­tor, es poco la afi­ni­dad de Tur­ner con los miem­bros de su fami­lia don­de en una esce­na que­da evi­den­cia­do su com­ple­to desin­te­rés hacia la mujer (Ruth Sheen) que ha sido la madre de sus dos hijas así como la dis­tan­cia man­te­ni­da con ellas y con su nie­ti­ta de pocos meses. Otros deta­lles que tras­cien­den del film es la difi­cul­tad del pin­tor en rela­cio­nar­se con el sexo feme­nino, lo que se mani­fies­ta en la for­ma tor­pe y brus­ca de uti­li­zar sexual­men­te a su abne­ga­da y sumi­sa emplea­da domés­ti­ca Han­nah Danby (Dorothy Atkin­son) que sien­te afec­to por él, o bien en opor­tu­ni­dad de abor­dar a una pupi­la de un pros­tí­bu­lo; un víncu­lo más pla­cen­te­ro y humano es el que final­men­te esta­ble­ce con Sophia Caro­li­ne Booth, la bon­da­do­sa pro­pie­ta­ria (Marion Bai­ley) de un peque­ño depar­ta­men­to que alqui­la en Mar­ga­te al bor­de del mar, quien se con­vier­te en la com­pa­ñe­ra con quien encon­tra­rá el gran solaz de su vida.

Los deta­lles que ante­ce­den no exclu­yen esce­nas don­de que­dan expues­tas la labor del pin­tor con­cre­ta­da en algu­nas de sus obras maes­tras del perío­do rese­ña­do como lo son The Figh­ting Teme­rai­re (1839) y Rain, Steam and Sped (1844) No menos intere­san­te resul­ta sus encuen­tros, entre otros, con el pin­tor Ben­ja­min Robert Hay­don (Mar­tin Sava­ge), el influ­yen­te e impul­si­vo crí­ti­co de arte John Rus­kin (Joshua McGui­re) y la mate­má­ti­ca astró­no­ma Mary Somer­vi­lle (Les­ley Man­vi­lle) que se une al gran maes­tro para un tra­ba­jo de refrac­ción luminaria.

La rique­za de este film es debi­da en gran par­te a la estu­pen­da carac­te­ri­za­ción que Spall rea­li­za de Tur­ner. Este actor, que mere­ci­da­men­te obtu­vo el pre­mio a la mejor actua­ción mas­cu­li­na en el Fes­ti­val de Can­nes de este año, se sumer­ge de lleno en la piel de un hom­bre enig­má­ti­co, extra­va­gan­te, hura­ño y cas­ca­rra­bias, que pare­ce gru­ñir cuan­do habla y que sola­men­te pue­de expre­sar­se mara­vi­llo­sa­men­te en sus tra­ba­jos de gran con­te­ni­do espi­ri­tual; es así que uno no pue­de menos que admi­rar la pres­ta­ción de este intér­pre­te al haber sido capaz de lograr el jus­to equi­li­brio de un hom­bre pro­fun­da­men­te des­agra­da­ble y diso­cia­do de la reali­dad con el del artis­ta capaz de haber crea­do obras pic­tó­ri­cas de subli­me belleza.

Los dise­ños de pro­duc­ción de Suzie Davies con una logra­da ambien­ta­ción de Gran Bre­ta­ña en la pri­me­ra mitad del siglo 19 y la excep­cio­nal labor foto­grá­fi­ca de Dick Pope repro­du­cien­do la mag­ni­fi­cen­cia de los cua­dros del gran maes­tro valo­ri­zan la cali­dad artís­ti­ca de esta producción.

Con­clu­sión: Un film de subli­me belle­za resal­tan­do la obra de uno de los más gran­des pin­to­res bri­tá­ni­cos a tra­vés de la excep­cio­nal inter­pre­ta­ción de Timothy SpallJor­ge Gutman

Un Juga­dor Poco Atractivo

THE GAM­BLER. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Rupert Wyatt

Este film de Rupert Wyatt es una nue­va ver­sión del rea­li­za­do en 1974 por Karl Reisz e inter­pre­ta­do por James Caan don­de el rela­to se cen­tra en un indi­vi­duo adic­to al jue­go que es com­ple­ta­men­te indi­fe­ren­te a las con­se­cuen­cias que pue­de sufrir a cau­sa de su vicio.

Mark Wahlberg

Mark Wahlberg

El per­so­na­je cen­tral es Jim Ben­nett (Mark Wahl­berg), un pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra y frus­tra­do nove­lis­ta vivien­do en Los Ánge­les que de día ense­ña y de noche des­ti­na sus horas como juga­dor en un casino ile­gal. A dife­ren­cia de otras per­so­nas de su mis­ma con­di­ción, no es una pasión irre­sis­ti­ble que lo envuel­ve sino una acti­tud incons­cien­te de dejar­se arras­trar por el jue­go sin per­ca­tar­se sobre la for­ma en que se está endeu­dan­do a medi­da que va per­dien­do sus apues­tas. Habien­do toma­do pres­ta­do 50 mil dóla­res de un gángs­ter local (Michael Ken­neth Williams) los pier­de de inme­dia­to jugan­do black­jack y rule­ta lo que con­lle­va a que sea con­mi­na­do por el geren­te del casino (Alvin Ing) a que en el pla­zo de una sema­na can­ce­le una deu­da que alcan­za a 240 mil dóla­res. Recu­rrien­do a la ayu­da de su acau­da­la­da madre (Jes­si­ca Lan­ge) con quien man­tie­ne una ten­sa rela­ción, ésta acce­de con gran reluc­tan­cia y por últi­ma vez a soco­rrer­lo finan­cie­ra­men­te; el esfuer­zo resul­ta inú­til por­que en lugar de pagar el dine­ro adeu­da­do, el empe­der­ni­do juga­dor vuel­ve a per­der­lo en el casino.

Lo que ante­ce­de se mez­cla con algu­nas esce­nas enfo­can­do al cate­drá­ti­co Ben­nett que en sus cla­ses repro­cha a sus alum­nos por no lle­gar a enten­der a genios lite­ra­rios como Sha­kes­pea­re o Camus, con la sola excep­ción de Amy (Brie Lar­son), una estu­dian­te que él des­ta­ca y con quien lle­ga a intimar.

En la medi­da que Jim admi­te que su vida es un fra­ca­so y que nada hace para reme­diar­lo, es poca la sim­pa­tía que pue­da gene­rar y por lo tan­to no hay mar­gen para que uno pue­da com­pa­de­cer­se con su acti­tud com­pla­cien­te bus­can­do deli­be­ra­da­men­te su des­truc­ción. La actua­ción inex­pre­si­va de Wahl­berg en el rol cen­tral no ayu­da mucho para poder aden­trar­se psi­co­ló­gi­ca­men­te en la pato­ló­gi­ca per­so­na­li­dad del juga­dor; qui­zá una inter­pre­ta­ción más vital habría per­mi­ti­do cap­tar la angus­tia exis­ten­cial del pro­ta­go­nis­ta y com­pren­der mejor la moti­va­ción que lo indu­ce a actuar en for­ma fata­lis­ta. Entre los per­so­na­jes secun­da­rios, el úni­co que se dis­tin­gue y que ofre­ce leves momen­tos de entre­te­ni­mien­to es el que pro­ta­go­ni­za John Good­man ani­man­do a un tibu­rón finan­cie­ro al que recu­rre Jim para que le pres­te dine­ro y que adop­ta una acti­tud pater­nal con él.

A pesar de que el rea­li­za­dor crea cier­ta atmós­fe­ra intri­gan­te, la mis­ma no alcan­za a disi­mu­lar las falen­cias del guión de William Monahan dan­do como resul­ta­do un film abu­rri­do y repe­ti­ti­vo, emo­cio­nal­men­te vacuo y coro­na­do con un des­en­la­ce nada convincente.

Con­clu­sión: Un rema­ke inne­ce­sa­rio y com­ple­ta­men­te intras­cen­den­te. Jor­ge Gutman

Una ópe­ra basa­da en un tema bíblico

LA ODM PRE­SEN­TA SAN­SON Y DALILA

Como pri­me­ra pro­duc­ción de 2015 la Opé­ra de Mon­tréal pre­sen­ta San­son y Dali­la. Esta crea­ción líri­ca de Cami­lle Saint-Saëns cons­ta de tres actos y cua­tro cua­dros habien­do sido escri­ta por Fer­di­nand Lemai­re quien se basó en la his­to­ria de San­són extraí­da del capí­tu­lo 16 del Libro de los Jue­ces del Vie­jo Testamento.

Estre­na­da en 1877 en el tea­tro Grossher­zo­gli­ches de Wei­mar, es la úni­ca ópe­ra del com­po­si­tor fran­cés gene­ral­men­te repre­sen­ta­da. Su tema está cen­tra­li­za­do en San­són, el per­so­na­je bíbli­co que dota­do de una fuer­za des­co­mu­nal libe­ra al pue­blo hebreo de los enemi­gos filis­teos. Cuan­do la filis­tea Dali­la sedu­ce a San­són y le extrae el secre­to de su fuer­za que resi­de en su cabe­llo, lo trai­cio­na cor­tán­do­le sus tren­zas. Apo­ya­do en su pode­ro­sa fe San­són habrá de ven­gar­se a tra­vés de un supre­mo acto heroico.

Esta ópe­ra se carac­te­ri­za por sus melo­dio­sas arias don­de se des­ta­can prin­ci­pal­men­te “Prin­temps qui com­men­ce” y “Mon coeur s’ouvre à ta voixque son can­ta­das por el per­so­na­je de Dalila.

Marie-Nicole Lemieux

Marie-Nico­le Lemieux

La últi­ma vez que el públi­co de Mon­treal tuvo opor­tu­ni­dad de juz­gar esta ópe­ra fue en 1996 y para esta nue­va pro­duc­ción de la ODM cuen­ta con la cola­bo­ra­ción de dos dis­tin­gui­dos artis­tas en los roles titu­la­res. Marie-Nico­le Lemieux, la céle­bre con­tral­to cana­dien­se oriun­da de Que­bec, ani­ma­rá a la seduc­to­ra mujer fatal, en tan­to que el tenor ale­mán Endrik Wot­trich dará vida al héroe hebreo. Com­ple­ta el res­to del elen­co cana­dien­se los barí­to­nos Gre­gory Dahl, Phi­lip Kal­ma­no­vitch y Chris­topher Dunham, el bajo Alain Cou­lom­be y el tenor Aaron Shep­pard.

Endrik Wottrich

Endrik Wot­trich

La pues­ta en esce­na está a car­go de Alain Gauthier, en tan­to que el maes­tro Jean-Marie Zei­tou­ni diri­ge a la Orques­ta Sin­fó­ni­ca de Mon­treal y el Coro de la Opé­ra de Mon­tréal. Los deco­ra­dos per­te­ne­cen a Anick La Bis­son­niè­re y Eric-Oli­vier Lacroix y la ilu­mi­na­ción es res­pon­sa­bi­li­dad de Eric W. Cham­poux. Cabe des­ta­car que la pre­sen­te pro­duc­ción cuen­ta con la cola­bo­ra­ción del Cir­co de Baku­za en lo con­cer­nien­te a la con­cep­ción videográfica.

La ópe­ra es can­ta­da en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los en fran­cés e inglés. Las repre­sen­ta­cio­nes tie­nen lugar en la Sala Wil­frid-Pelle­tier de la Pla­ce des Arts los días 24, 27, 29 y 31 de enero a las 19h30. Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí.