Una His­to­ria Atrac­ti­va Muy Bien Narrada

A MOST VIO­LENT YEAR. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por J.C. Chandor

Des­pués de sus dos pri­me­ros remar­ca­bles fil­mes, Mar­gin Call (2011) y All is Lost (2013), J.C. Chan­dor rati­fi­ca sus con­di­cio­nes de madu­rez como direc­tor y guio­nis­ta en éste su ter­cer film. El pro­pó­si­to de A Most Vio­lent Year que se desa­rro­lla en Nue­va York duran­te el invierno de 1981, es mos­trar en qué for­ma el sue­ño ame­ri­cano no es tan fácil de lograr y cuan­do se lle­ga a obte­ner­lo muchas veces lo es a un pre­cio dema­sia­do alto.

Jessica Chastain y Oscar Isaac

Jes­si­ca Chas­tain y Oscar Isaac

El actor gua­te­mal­te­co Oscar Isaac, tan recor­da­do por su logra­da inter­ven­ción en Insi­de Llewyn Davis (2013), nue­va­men­te se des­ta­ca aquí ani­man­do a Abel Mora­les, un inmi­gran­te lati­no­ame­ri­cano vivien­do en Brooklyn, quien con la cola­bo­ra­ción de su mujer Anna (Jes­si­ca Chas­tain) ha logra­do con­so­li­dar su empre­sa de petró­leo des­ti­na­do a la cale­fac­ción domés­ti­ca que había com­pra­do a su sue­gro, un indi­vi­duo con ante­ce­den­tes de gángs­ter. Sin embar­go la satis­fac­ción de haber con­quis­ta­do una situa­ción eco­nó­mi­ca de muy buen nivel se ve per­tur­ba­da por la con­ti­nua­da gue­rra que le enta­bla un mer­ca­do com­pe­ti­ti­vo mane­ja­do por gen­te mafio­sa que no tie­ne res­que­mor alguno para per­ju­di­car­lo recu­rrien­do a medi­das extre­mas con tal de poder domi­nar el mer­ca­do. Es así que las pri­me­ras esce­nas refle­jan cla­ra­men­te la vio­len­cia a la que se encuen­tra expues­to cuan­do un joven con­duc­tor de uno de los camio­nes de su flo­ta de trans­por­te del com­bus­ti­ble es obje­to en la ruta de un cruel ata­que por des­co­no­ci­dos asal­tan­tes. Aun­que no se sepa quie­nes son los mal­he­cho­res poco a poco se ve venir de dón­de provienen.

Lo que ante­ce­de es el pre­lu­dio de lo que habrá de suce­der en el espa­cio de trein­ta días en que trans­cu­rre la acción, cuyo desa­rro­llo invo­lu­cra a la audien­cia en un mar­co de laten­te ten­sión don­de apa­ren­te­men­te nadie que­da libre de cul­pa. Si en prin­ci­pio Abel apa­re­ce como un hom­bre de rec­ti­tud inta­cha­ble, enemi­go de prác­ti­cas no éti­cas en la explo­ta­ción del nego­cio y cier­ta­men­te reti­cen­te de acu­dir a cual­quier resor­te vio­len­to, a pesar de que en cier­tas opor­tu­ni­da­des su fami­lia y prin­ci­pal­men­te sus peque­ñas hijas en la sub­ur­ba­na man­sión en que habi­tan se ven ame­na­za­das, se pue­de com­pro­bar que en el accio­nar de su empre­sa no estu­vie­ron ausen­tes algu­nos movi­mien­tos frau­du­len­tos y de eva­sión impo­si­ti­va que ayu­da­ron a cimen­tar su posi­ción económica.

Den­tro de los muchos fac­to­res que uno apre­cia en este sóli­do film se des­ta­ca la muy bue­na des­crip­ción de sus per­so­na­jes en el guión escri­to por el rea­li­za­dor. Ade­más del de Abel se encuen­tra el de Anna quien a pesar del amor que sien­te por su mari­do difie­re con el modo en que él actúa fren­te a los enemi­gos que los rodean; es ella, la que cree que es nece­sa­rio adop­tar una acti­tud más fir­me y prag­má­ti­ca e inclu­so recu­rrir a méto­dos vio­len­tos como medio de auto­de­fen­sa; al pro­pio tiem­po, Anna demues­tra ser dema­sia­da ave­za­da y astu­ta manio­bran­do los regis­tros con­ta­bles de la empre­sa aun­que no siem­pre su mari­do esté al tan­to de lo que acon­te­ce. Entre otros de los per­so­na­jes invo­lu­cra­dos, aun­que en for­ma secun­da­ria, es la del pro­cu­ra­dor fis­cal (David Oye­lo­wo) quien a pesar de inves­ti­gar las no muy supues­tas hones­tas acti­vi­da­des de los nego­cios de Abel, nada hace supo­ner que su con­duc­ta como fun­cio­na­rio públi­co sea inma­cu­la­da­men­te correcta.

Chan­dor se ha rodea­do de un elen­co de con­si­de­ra­ble nivel don­de ade­más de la exce­len­cia de Isaac, tam­bién son muy satis­fac­to­rias las carac­te­ri­za­cio­nes ofre­ci­das por Chas­tain, Oye­lo­wo así como tam­bién se des­ta­can Albert Brooks como el abo­ga­do de Mora­les y Ales­san­dro Nivo­la como uno de sus competidores.

Cier­ta­men­te la prác­ti­ca de cues­tio­na­bles prin­ci­pios éti­cos para triun­far en los nego­cios, la lucha des­pia­da­da de la ley de la sel­va don­de poco impor­ta quien cai­ga en el camino para eli­mi­nar a los riva­les exis­ten­tes, así como prác­ti­cas de corrup­ción polí­ti­ca den­tro del sis­te­ma de eco­no­mía capi­ta­lis­ta, han sido temas ya explo­ra­dos por el cine; sin embar­go el tra­ta­mien­to que Chan­dor ofre­ce a su rela­to don­de nada resul­ta pre­de­ci­ble crea un cli­ma de natu­ral sus­pen­so que lo tor­na atra­yen­te, sobre todo con su dolo­ro­sa y nihi­lis­ta reso­lu­ción que deja un cier­to sabor amar­go en el áni­mo del espectador.

Con­clu­sión: Un pode­ro­so dra­ma ilus­tran­do cómo la ini­cia­ti­va empre­sa­rial pue­de con­ver­tir el sue­ño ame­ri­cano en reali­dad pero a expen­sas de tác­ti­cas poco éti­cas y hones­tasJor­ge Gutman