Una Intri­ga Bien Urdida

ELEPHANT SONG. Cana­dá, 2014. Un film de Char­les Binamé

Reco­no­ci­do como uno de los más impor­tan­tes rea­li­za­do­res del cine cana­dien­se y acla­ma­do en el país e inter­na­cio­nal­men­te des­pués del gran suce­so artís­ti­co de Mommy, Xavier Dolan se ubi­ca esta vez úni­ca­men­te como actor en Elephant Song, un film basa­do en la pie­za de tea­tro de Nico­las Billon y adap­ta­do al cine por su autor.

Xavier Dolan y Bruce Greenwood

Xavier Dolan y Bru­ce Greenwood

Aun­que el direc­tor Char­les Bina­mé no ha podi­do evi­tar la estruc­tu­ra tea­tral que ani­ma a este dra­ma psi­co­ló­gi­co, ese fac­tor no dis­mi­nu­ye la intri­ga que sus­ten­ta a este intere­san­te rela­to que se intro­du­ce en la com­ple­ja men­te de un pro­ble­má­ti­co pacien­te. La acción trans­cu­rre en un hos­pi­tal psi­quiá­tri­co de Cana­dá don­de el doc­tor Green (Bru­ce Green­wood), direc­tor del esta­ble­ci­mien­to, se encuen­tra preo­cu­pa­do por la mis­te­rio­sa des­apa­ri­ción del doc­tor Law­ren­ce (Colm Feo­re), uno de sus prin­ci­pa­les psi­quia­tras. Como Michael (Dolan) ha sido el últi­mo de los pacien­tes inter­na­dos que estu­vo con Law­ren­ce y podría tener algu­na infor­ma­ción que per­mi­tie­se echar cier­ta luz sobre el extra­ño suce­so, Green deci­de inte­rro­gar­lo en el des­pa­cho del psi­quia­tra. A todo ello, la enfer­me­ra Peter­son (Cathe­ri­ne Kee­ner) que ha segui­do de cer­ca a Michael, advier­te a Green que está tra­tan­do con un enfer­mo bas­tan­te per­tur­ba­do y que por ese moti­vo debe­ría man­te­ner­se aler­ta sobre lo que pue­da informarle.

Si bien el rela­to con­cen­tra la aten­ción sobre la rela­ción de fuer­zas que se desa­rro­lla entre Green y Michael, don­de a tra­vés de un jue­go de gato y ratón la excep­cio­nal inte­li­gen­cia del pacien­te va domi­nan­do men­tal­men­te a su inter­lo­cu­tor, hay varias razo­nes que con­tri­bu­yen a real­zar el inte­rés del mis­mo. Más allá del mis­te­rio sobre el para­de­ro del psi­quia­tra ausen­te, intere­sa el modo en que los per­so­na­jes se van vin­cu­lan­do y los aspec­tos rele­van­tes que influ­yen en el com­por­ta­mien­to de los mis­mos. Lo más impor­tan­te es que a medi­da que la tra­ma se den­si­fi­ca y va reve­lan­do nue­vos y suti­les deta­lles, el espec­ta­dor se ve obli­ga­do a cam­biar de acti­tud fren­te a las vuel­tas de giro del rela­to que lo tor­nan más cautivante.

Tra­tán­do­se fun­da­men­tal­men­te de una pie­za de cáma­ra que se desa­rro­lla en un espa­cio limi­ta­do, el desem­pe­ño de los acto­res tie­ne espe­cial impor­tan­cia; en tal sen­ti­do, Bina­mé logra un resul­ta­do alta­men­te satis­fac­to­rio por par­te de su elen­co don­de sus pro­ta­go­nis­tas se sumer­gen ple­na­men­te en la psi­co­lo­gía de sus per­so­na­jes. Dolan trans­mi­te sóli­da­men­te el dra­ma de un joven con un pasa­do tris­te moti­va­do por una caren­cia de amor mater­nal y la ausen­cia de un padre al que solo lle­gó a cono­cer en una úni­ca oca­sión. No menos des­ta­ca­ble es la carac­te­ri­za­ción que logra Green­wood como un indi­vi­duo que no ha podi­do cica­tri­zar el dolor de un pasa­do trá­gi­co, así como Kee­ner es amplia­men­te con­vin­cen­te en un per­so­na­je que tam­bién sobre­lle­va la car­ga emo­cio­nal del cruel inci­den­te que afec­ta a Green.

Con­clu­sión: Un atra­yen­te rela­to psi­co­ló­gi­co real­za­do por la diná­mi­ca rela­ción que ani­ma a sus per­so­na­je.
Jor­ge Gutman