Un Ins­pi­ra­dor Coro de Niños

BOY­CHOIR. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Fra­nçois Girard

Des­pués de varios años de ausen­cia, Fra­nçois Girard retor­na al cine ofre­cien­do un film en don­de reite­ra su amor por la músi­ca tal como lo hicie­ra en Thirty Two Short Films About Glenn Gould (1993) y en The Red Vio­lin (1998). En una emo­ti­va his­to­ria escri­ta por Ben Ripley, el rea­li­za­dor demues­tra cómo la músi­ca pue­de ali­men­tar el espí­ri­tu humano y per­mi­tir una posi­ti­va apre­cia­ción de nues­tra existencia.

La tra­ma se cen­tra en Stet (Garret Wareing), un niño rebel­de de 11 años de edad de Texas que pro­ve­nien­te de un hogar dis­fun­cio­nal ha sido cria­do por una madre mono­pa­ren­tal adic­ta a la bebi­da. Cuan­do la mujer mue­re en un acci­den­te auto­mo­vi­lís­ti­co, la direc­to­ra de la escue­la (Debra Win­ger), apre­cian­do la bue­na voz que tie­ne el niño para el can­to, sugie­re que sea envia­do como alumno interno en una renom­bra­da y eli­tis­ta escue­la musi­cal (Ame­ri­can Boy­choir School) de Nue­va Jer­sey. Tras algu­nos incon­ve­nien­tes, el niño es final­men­te admi­ti­do en el esta­ble­ci­mien­to gra­cias a su dis­tan­cia­do padre (Josh Lucas), que aun­que ten­ga su pro­pia fami­lia no tie­ne incon­ve­nien­te en sufra­gar el finan­cia­mien­to de la matri­cu­la­ción y alojamiento.

Dustin Hoffman

Dus­tin Hoffman

Ade­más de mos­trar el pro­ble­má­ti­co ajus­te del niño al medio que lo rodea, don­de no le resul­ta fácil hacer­se de ami­gos por su natu­ra­le­za rebel­de e irres­pe­tuo­sa, el nudo prin­ci­pal del rela­to des­can­sa en la ten­sa rela­ción esta­ble­ci­da entre él y el maes­tro Car­ve­lle (Dus­tin Hoff­man), el seve­ro direc­tor del coro. Sin embar­go, el edu­ca­dor es lo sufi­cien­te­men­te inte­li­gen­te para reco­no­cer la valio­sa voz de su dis­cí­pu­lo y es por eso que cons­ti­tu­ye un fac­tor cla­ve para lograr que con el trans­cur­so del tiem­po Stet pue­da aumen­tar su auto­es­ti­ma lle­gan­do a tener más con­fian­za en sí mis­mo y final­men­te per­mi­tir que vuel­que su gran apti­tud musi­cal como coris­ta y even­tual­men­te poder can­tar para la escue­la en Nue­va York.

Con sen­ci­llez y sin sen­ti­men­ta­lis­mo alguno, el rela­to que no deja de ser con­ven­cio­nal se dis­tin­gue por las tier­nas voces de los coris­tas y los temas musi­ca­les que inter­pre­tan así como por el buen elen­co que ani­ma a esta his­to­ria. Aun­que no cono­ci­do has­ta el pre­sen­te, el debu­tan­te Wareing ofre­ce una nota­ble espon­ta­nei­dad en su actua­ción ade­más de otor­gar­le una nota­ble fres­cu­ra que per­mi­te al espec­ta­dor empa­ti­zar con su per­so­na­je. Por su par­te, el vete­rano Hoff­man demues­tra una vez más cuán talen­to­so es sumi­nis­tran­do con aplo­mo sus con­di­cio­nes inter­pre­ta­ti­vas; en tal sen­ti­do, y a pesar de que carac­te­ri­za a un docen­te estric­ta­men­te rigu­ro­so y dis­ci­pli­na­rio, tam­bién demues­tra cómo un edu­ca­dor pue­de influir en su alum­na­do infun­dien­do afec­to, apo­yo y reco­no­ci­mien­to de la labor rea­li­za­da. El res­to del elen­co satis­fa­ce igual­men­te aun­que cabe dis­tin­guir a Kathy Bates quien como la direc­to­ra de la selec­ta escue­la pro­du­ce un ver­da­de­ro pla­cer con­tem­plar su desempeño.

Con­clu­sión: Girard ofre­ce una tier­na his­to­ria mos­tran­do cómo un niño con pro­ble­mas de con­duc­ta pero dota­do de talen­to pue­de ser res­ca­ta­do gra­cias al estí­mu­lo de un buen maes­tro y al inmen­so poder de la músi­ca.  Jor­ge Gutman