Una Medio­cre Come­dia Romántica

HOW TO MAKE LOVE LIKE AN ENGLISH­MAN. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Tom Vaughan

La come­dia román­ti­ca, que cada vez apa­re­ce con menos fre­cuen­cia, se hace pre­sen­te con este film de Tom Vaughan que cuen­ta con un elen­co enca­be­za­do por bue­nos acto­res; lamen­ta­ble­men­te eso no alcan­za a com­pen­sar la cha­tu­ra de How to Make Love Like an English­man. Aun­que no se tra­te de un film deci­di­da­men­te malo, no pue­de esca­par de la medio­cri­dad por­que el guión de Matthew New­man care­ce de los ele­men­tos nece­sa­rios para que su pre­ten­di­do roman­ti­cis­mo pren­da en el áni­mo del espectador.

Salma Hayek, Jessica Alba y Pierce Brosnan
Sal­ma Hayek, Jes­si­ca Alba y Pier­ce Brosnan

La casi per­ma­nen­te pre­sen­cia de Pier­ce Bros­nan per­mi­te apre­ciar su bue­na con­di­ción de actor ani­man­do a Richard, un pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra bri­tá­ni­co que ejer­ce la docen­cia en una uni­ver­si­dad de Cam­brid­ge y que aun­que no lle­ga a des­per­tar el inte­rés de sus estu­dian­tes eso no impi­de que su espí­ri­tu don­jua­nes­co atrai­ga a algu­nas estu­dian­tes del cur­so. Cuan­do una noche estan­do en el bar de un res­tau­ran­te está por sedu­cir a Oli­via (Sal­ma Hayek), una bella y neu­ró­ti­ca escri­to­ra, apa­re­ce ines­pe­ra­da­men­te Kate (Jes­si­ca Alba), una de sus alum­nas y últi­ma con­quis­ta, que ade­más resul­ta ser la her­ma­na mayor de Oli­via. Es allí que les comu­ni­ca a ambos que está emba­ra­za­da de Richard. Acto segui­do, y debi­do a que Kate con­si­guió un buen tra­ba­jo en Cali­for­nia, Richard, asu­mien­do la pater­ni­dad la acom­pa­ña a Los Ánge­les don­de todo trans­cu­rre en prin­ci­pio tran­qui­la­men­te con la pre­sen­cia de Jake, el hijo que aca­ba de nacer.

La acción se des­pla­za tres años des­pués don­de se cons­ta­ta que la armo­nía con­yu­gal se des­plo­ma por­que Kate, enga­ñan­do a su mari­do con otro hom­bre (Ben McKen­zie) mucho mas joven que él, deja el hogar. De allí en más, los pro­ble­mas se acu­mu­lan para el aban­do­na­do mari­do quien depri­mi­do cae en el alcoho­lis­mo. Tra­tar de ven­cer la adic­ción a tra­vés de su asis­ten­cia a los encuen­tros de Alcohó­li­cos Anó­ni­mos, solu­cio­nar su esta­día legal en los Esta­dos Uni­dos por pro­ble­mas de visa para evi­tar ser depor­ta­do del país, son algu­nas de las com­pli­ca­cio­nes que se vuel­can en un for­za­do guión de esca­sa vero­si­mi­li­tud y poco sentido.

Con una narra­ti­va tam­ba­lean­te el rela­to impi­de que el públi­co asis­ta a una efec­ti­va come­dia por­que las difi­cul­ta­des por las que atra­vie­sa Richard no ofre­cen situa­cio­nes que pro­vo­quen la risa o al menos gene­ren la son­ri­sa del espec­ta­dor. En cuan­to al ingre­dien­te román­ti­co, des­de que Oli­via arri­ba a Los Ánge­les y se pro­du­ce el encuen­tro de ella con Richard, nadie duda de qué mane­ra esta his­to­ria con­clui­rá; en todo caso, no es la pre­vi­si­bi­li­dad el fac­tor que debi­li­ta al film sino sus diá­lo­gos pue­ri­les y los cli­sés poco inge­nio­sos que lo tor­nan añejo.

Con­clu­sión: Si esta des­te­ñi­da come­dia no resul­ta com­ple­ta­men­te olvi­da­ble eso se debe al efi­cien­te desem­pe­ño de su trío de acto­res prin­ci­pa­les. Sin duda, Bros­nan, Hayek y Alba mere­cen par­ti­ci­par en pro­yec­tos más ambi­cio­sosJor­ge Gutman

Cele­bran­do al Abuelo

WHAT WE DID ON OUR HOLI­DAY. Gran Bre­ta­ña, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Andy Hamil­ton y Guy Jenkin

Un matri­mo­nio lon­di­nen­se a pun­to de divor­ciar­se y sus vás­ta­gos via­jan a Esco­cia para una espe­cial cele­bra­ción de cum­plea­ños. Ese es el tema de Andy Hamil­ton y Guy Jen­kin, dos exi­to­sos direc­to­res y libre­tis­tas de la tele­vi­sión bri­tá­ni­ca que por pri­me­ra vez deci­den pro­bar suer­te en la pan­ta­lla gran­de. Lo que comien­za muy bien como come­dia fami­liar la mis­ma que­da dilui­da en su par­te final a tra­vés de una reso­lu­ción no del todo satisfactoria.

Harriet Turnbull, Emilia Jones, Bobby Smalldridge y Rosamund Pike

Harriet Turn­bull, Emi­lia Jones, Bobby Small­drid­ge y Rosa­mund Pike

Por un acto de infi­de­li­dad, el matri­mo­nio lon­di­nen­se inte­gra­do por Doug McLeon (David Ten­nant) y su mujer Aby (Rosa­mund Pike) está por disol­ver­se; con todo la cele­bra­ción del sep­tua­gé­si­mo quin­to cum­plea­ños de Gor­die (Billy Con­nolly), el padre de Doug, moti­va a que esta pare­ja deje de lado las dife­ren­cias para par­tir jun­to con sus tres niños a las Tie­rras Altas de Esco­cia don­de ten­drá lugar la reu­nión de toda la fami­lia. Como se tra­ta de un fes­te­jo espe­cial debi­do a que Gor­die pade­ce de un cán­cer ter­mi­nal y es posi­ble que sea su últi­mo cum­plea­ños, Doug y Aby piden a los chi­cos que no hagan comen­ta­rio alguno sobre la situa­ción con­yu­gal que atraviesan.

Esta pri­me­ra par­te está bien logra­da sobre todo por la bue­na des­crip­ción rea­li­za­da sobre la per­so­na­li­dad de cada una de las tres cria­tu­ras. Así se apre­cia que Lot­tie (Emi­lia Jones) de 10 años, un poco retraí­da aun­que muy madu­ra por su edad, se preo­cu­pa de ano­tar en su cua­derno de apun­tes todas las men­ti­ras que debe­rá decir para man­te­ner las apa­rien­cias; por su par­te, Mic­key (Bobby Small­drid­ge) de 6 años vive obse­sio­na­do con los vikin­gos, en tan­to que Jess (Harriet Turn­bull) la más peque­ña con sus 4 años demues­tra una sor­pren­den­te viva­ci­dad con sus res­pues­tas ade­más que tie­ne como hobby reco­ger pie­dras. La lle­ga­da a des­tino de los McLeon y el encuen­tro con los dife­ren­tes miem­bros de la fami­lia ori­gi­nan pasos de mode­ra­da come­dia, des­ta­cán­do­se la tier­na rela­ción que se esta­ble­ce entre los niños y el abue­lo, sobre todo la comu­ni­ca­ción que man­tie­ne Mic­key con Gor­die por­que ambos dis­fru­tan con los per­so­na­jes de la mito­lo­gía nórdica.

Un tran­qui­lo paseo de Gor­die con los niños hacia una pla­ya cer­ca­na a la resi­den­cia, desem­bo­ca en una nota de alto dra­ma­tis­mo que los rea­li­za­do­res tra­tan con con­si­de­ra­ble sen­si­bi­li­dad. Con todo, de allí en más, el rela­to cam­bia com­ple­ta­men­te de rum­bo adop­tan­do situa­cio­nes poco creíbles.

A nivel inter­pre­ta­ti­vo, son los niños que se roban la pelí­cu­la con su actua­ción espon­tá­nea don­de resul­ta difí­cil ima­gi­nar si sus diá­lo­gos res­pon­den al libre­to o más bien resul­ta­ron de la impro­vi­sa­ción de Jones, Small­drid­ge y Turn­bull. De los adul­tos, cabe des­ta­car a Con­nolly, como el sufrien­te anciano que vien­do que su fin se apro­xi­ma goza con sus nie­tos más que con sus hijos adul­tos. Del res­to del elen­co Ten­nant y Pike cum­plen con lo que el libre­to les indi­ca, del mis­mo modo que en pape­les de apo­yo Ben Miller como el excén­tri­co her­mano de Doug y Ame­lia Bull­mo­re ani­man­do a su depre­si­va espo­sa actúan con correc­ción pero sin sobresalir.

Con­clu­sión: Una modes­ta come­dia dra­má­ti­ca que se que­da a mitad de camino, resul­tan­do más apro­pia­da para la tele­vi­sión que para el cine. Jor­ge Gutman

Mada­me But­terfly Ini­cia la tem­po­ra­da ofi­cial de la Opé­ra de Montréal

La tem­po­ra­da líri­ca de la Opé­ra de Mon­tréal (ODM) ini­cia su tri­gé­si­ma sex­ta tem­po­ra­da con una de las ópe­ras más popu­la­res del reper­to­rio líri­co. En efec­to, Mada­me But­terfly quien su com­po­si­tor Gia­co­mo Puc­ci­ni la con­si­de­ró como “la más sin­ce­ra y suges­ti­va” de todas las ópe­ras que él com­pu­so, será la pri­me­ra de las crea­cio­nes líri­cas que la ODM pre­sen­ta­rá en su tem­po­ra­da ofi­cial 2015 – 2016.

Como es bien sabi­do, des­pués de Ver­di, Puc­ci­ni es el más cono­ci­do y popu­lar com­po­si­tor de ópe­ras ita­lia­nas Esta crea­ción líri­ca de tres actos con libre­to de Giu­sep­pe Gia­co­sa y Lui­gi Illi­ca está basa­da en el cuen­to Mada­me But­terfly escri­to en 1898 por John Luther Long aun­que Puc­ci­ni tam­bién tuvo en cuen­ta la nove­la Mada­me Chry­santhè­me (1887) de Pie­rre Loti para su con­cep­ción. Cabe seña­lar que el com­po­si­tor escri­bió cin­co ver­sio­nes de la ópe­ra don­de la ori­gi­nal fue dada a cono­cer en La Sca­la de Milán en febre­ro de 1904. En todo caso es su ver­sión final que se estre­nó en 1907 la más repre­sen­ta­da en los esce­na­rios líri­cos internacionales.

El tema que trans­cu­rre en Japón prin­ci­pios del siglo XX se refie­re al amor román­ti­co aun­que no exen­to de inge­nui­dad que expe­ri­men­ta la joven geisha japo­ne­sa Cio-Cio-San por Pin­ker­ton, un ofi­cial de la arma­da naval de los Esta­dos Uni­dos. Tras la noche de bodas, el marino se ale­ja a su país. Des­pués de haber trans­cu­rri­do 3 años, la joven que es madre de un niño pro­duc­to del víncu­lo con­yu­gal, espe­ra con ansie­dad el retorno de su mari­do, sin que su cria­da Suzu­ki logre disua­dir­la de que él nun­ca regre­sa­rá. Cuan­do Cio-Cio se ente­ra de la trai­ción de su cón­yu­ge por haber con­traí­do un nue­vo matri­mo­nio en los Esta­dos Uni­dos, adop­ta una drás­ti­ca medi­da para evi­tar el deshonor.

Melody Moore

Melody Moo­re

Ple­na de bellas arias, entre ellas la muy cono­ci­da “Un bel di vedre­mo”, esta melo­dra­má­ti­ca crea­ción líri­ca ha con­mo­vi­do a audien­cias de dife­ren­tes regio­nes del mun­do debi­do a su tema y a su rique­za musi­cal. En la actual pro­duc­ción, los pape­les prin­ci­pa­les están a car­go de la soprano Melody Moo­re inter­pre­tan­do a Cio-Cio-San, el tenor Demos Fle­mo­to­mos ani­ma Pin­ker­ton, la mez­zo­so­prano Ally­son McHardy es la fiel cria­da Suzu­ki en tan­to que el barí­tono Mor­gan Smith da vida a Shar­pless. En otros roles par­ti­ci­pan James McLen­nan (Goro), Chris­topher Dunham (El Prín­ci­pe Yamadri/El Ofi­cial de Esta­do Civil), Miklos Sebest­yen (El Bon­zo),Pas­ca­le Spin­ney (Kate Pin­ker­ton) y Dylan Wright (El Comisario).

Demos Flemotomos

Demos Fle­mo­to­mos

La direc­ción escé­ni­ca está a car­go de Fra­nçois Raci­ne y James Mee­na diri­gi­rá a la Orches­tre Metro­po­li­tain. El Coro de la a Ope­ra de Mon­treal se une a la orques­ta bajo la super­vi­sión de Clau­de Webs­ter. La esce­no­gra­fía es de Rober­to Oswald, el ves­tua­rio corres­pon­de a Aní­bal Lápiz en tan­to que Anne-Cathe­ri­ne Simard-Deras­pe es res­pon­sa­ble de la iluminación.

Las 5 repre­sen­ta­cio­nes se efec­túa­rán en la ver­sión ori­gi­nal ita­lia­na con sobre­tí­tu­los en fran­cés e inglés en la sala Wil­frid-Pelle­tier de la Pla­ce des Arts, los días 19, 22, 24, 26 y 28 de sep­tiem­bre a las 19h30. Para infor­ma­ción com­ple­men­ta­ria visi­tar www.operademontreal.com

Una Cau­ti­van­te His­to­ria de Posesión

THE DYB­BUK. Autor: Shlo­moh An-Ski. Adap­ta­ción: Miriam Hoff­man. Direc­ción: Bry­na Was­ser­man y Rache­lle Glait. Músi­ca: Josh Dol­gin. Elen­co: Yariv Barsheshat, Mark Bas­sel, PIn­chas Blitt, Shau­na Bona­du­ce, Stephen Booth, Rai­zel Can­dib, Maxi­me Carig­nan Chag­mon, Cynthia Fish, Pau­la Wolf­man Frank, Aron Gonshor, Ben Gonshor, James Gut­man, Betty Kis Marer, Jes­se Kro­lik, Edit Kuper, Bryan Libe­ro, Bur­ney Lie­ber­man, Sam Stein, Stan­ley Unger. Direc­ción Musi­cal: Jonathan Mon­ro. Soni­do: Jes­se Ash. Coreo­gra­fía: Jim Whi­te. Esce­no­gra­fía: John C. Din­ning. Ves­tua­rio: Loui­se Bou­rret. Ilu­mi­na­ción: Renaud Pet­ti­grew. Dura­ción: 1 hora 50 minu­tos (inclu­yen­do un entre­ac­to de 15 minu­tos). Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 27 de agos­to de 2015 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

A 100 años de su estreno, El Dibuk, la pie­za clá­si­ca del tea­tro idish y la más repre­sen­ta­da de ese reper­to­rio, sigue tenien­do reso­nan­cia tan­to por su valor etno­grá­fi­co como tam­bién por sus impli­ca­cio­nes reli­gio­sas suje­tas a dife­ren­tes inter­pre­ta­cio­nes. Para su tra­ba­jo escri­to en 1914, el autor ruso Shlo­moh An-Ski ‑seu­dó­ni­mo de Shloy­me Zanvl Rap­po­port (1863 – 1920)-, logró su ins­pi­ra­ción en nume­ro­sos via­jes rea­li­za­dos hacia fines del siglo 19 por las aldeas judías ubi­ca­das en Euro­pa Orien­tal obser­van­do las cos­tum­bres de su gen­te, sus tra­di­cio­nes mís­ti­cas, leyen­das y los ritua­les de una cul­tu­ra pro­fun­da­men­te embe­bi­da en la reli­gio­si­dad. De allí que la for­ma más fre­cuen­te de haber sido apre­cia­da esta obra es a tra­vés de su enfo­que folclórico.

Shauna Bonaduce y Ben Gonshor

Shau­na Bona­du­ce y Ben Gonshor

La ver­sión estre­na­da en el Cen­tro Segal res­pon­de a una adap­ta­ción rea­li­za­da por Miriam Hoff­man quien ha tra­ta­do de res­pe­tar la esen­cia de su con­te­ni­do, tal cual fue con­ce­bi­do por An-Ski. La his­to­ria trans­cu­rre pre­ci­sa­men­te en una de esos pue­blos del este euro­peo don­de Kho­nen (Ben Gonshor), un humil­de y talen­to­so estu­dian­te de la escue­la tal­mú­di­ca (yeshi­váh), está ena­mo­ra­do de la her­mo­sa don­ce­lla Laya (Shau­na Bona­du­ce). Sin embar­go su padre Reb Sen­der (Mark Bas­sel) aspi­ra para su hija un can­di­da­to de bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca; de allí que sale de via­je para lograr el novio ade­cua­do. Al regre­sar del mis­mo y anun­ciar que ya ha logra­do el hom­bre ideal para Laya, el ator­men­ta­do Kho­nen tra­ta de recu­rrir a los secre­tos de la cába­la a fin de impe­dir que la boda ten­ga lugar; en su inten­to, cae des­plo­ma­do. Es a par­tir de ese momen­to que el con­flic­to dra­má­ti­co cobra impul­so cuan­do en el día de su enla­ce Laya recha­za con vio­len­cia a su novio e inme­dia­ta­men­te es poseí­da por el dibuk.

A dife­ren­cia de otras reli­gio­nes, don­de según las creen­cias una per­so­na pue­de que­dar atra­pa­da dia­bó­li­ca­men­te, en el con­tex­to judío se con­si­de­ra al dibuk como el alma o espí­ri­tu erran­te de un difun­to que al haber­se des­pren­di­do de su cuer­po no encuen­tra el lugar apro­pia­do en el más allá por no haber cum­pli­do su misión en la tie­rra; por esa razón es que bus­ca refu­gio aco­plán­do­se al cuer­po vivien­te de otro ser humano. Es pre­ci­sa­men­te el caso de Kho­nen quien al morir en la ple­ni­tud de su exis­ten­cia sin haber desa­rro­lla­do su extra­or­di­na­ria eru­di­ción, su alma se alo­ja en el cuer­po de su ama­da Laya.

La obra es den­sa y cier­ta­men­te tan­to Bry­na Was­ser­man como Rache­lle Glait, sus dos direc­to­ras, han sido cons­cien­tes de ello; de allí que han tra­ta­do de recu­rrir a una pues­ta en esce­na que pudie­ra remon­tar la com­ple­ji­dad del rela­to, sobre todo para aque­llos espec­ta­do­res no per­te­ne­cien­tes a la colec­ti­vi­dad judía. Así por ejem­plo, al lego en la mate­ria no le resul­ta­rá sen­ci­llo com­pren­der fácil­men­te el meca­nis­mo de la cába­la, que es una com­ple­ja dis­ci­pli­na de pen­sa­mien­to eso­té­ri­co ínti­ma­men­te rela­cio­na­da con el judaís­mo. Asi­mis­mo, las dis­cu­sio­nes que tie­nen lugar entre los reli­gio­sos con­gre­ga­dos en la sina­go­ga don­de trans­cu­rre gran par­te de la acción, pue­de que no sean cap­ta­das en su tota­li­dad; con todo, Was­ser­man y Glait han sabi­do ven­cer el desa­fío que se han pro­pues­to res­ca­tan­do el con­si­de­ra­ble nivel de espi­ri­tua­li­dad y rique­za fol­cló­ri­ca que ema­na del tex­to original.

Hay varias esce­nas de inten­si­dad emo­cio­nal; entre ellas se encuen­tra aqué­lla en la que Reb Sen­der supli­ca al gran rabino Reb Azriel (Sam Stein) para que logre expul­sar el dibuk de su poseí­da hija; otro momen­to de gran ten­sión tie­ne lugar en la cere­mo­nia del exor­cis­mo cuan­do Reb Azriel inti­ma al espí­ri­tu intru­so de des­pren­der­se del cuer­po de Laya bajo pena de ser exco­mul­ga­do si no lo hace. No menos impor­tan­te es el con­mo­ve­dor y poé­ti­co final don­de las almas de los frus­tra­dos aman­tes encuen­tran final­men­te la paz con su com­ple­ta liberación.

El elen­co de 18 acto­res se desem­pe­ña en for­ma impe­ca­ble aun­que por la impor­tan­cia de los per­so­na­jes es Bona­du­ce quien tie­ne oca­sión de mayor luci­mien­to trans­mi­tien­do la vul­ne­ra­bi­li­dad y sufri­mien­to de una joven que per­ma­ne­ce afe­rra­da al espí­ri­tu del hom­bre ama­do. Pala­bras espe­cia­les mere­ce la mag­ní­fi­ca coreo­gra­fía de Jim Whi­te que se des­ta­ca mos­tran­do a las por­dio­se­ras entre­la­za­das en un ver­ti­gi­no­so remo­lino, ofre­cien­do una de las esce­nas más des­lum­bran­tes de la pie­za; al pro­pio tiem­po cabe resal­tar la con­tri­bu­ción del dise­ño de soni­do de Jes­se Ash que se mani­fies­ta en las voces super­pues­tas de Laya y el dibuk en el cul­mi­nan­te momen­to del exor­cis­mo. Final­men­te, la ban­da sono­ra de Josh Dol­gin mere­ce simi­lar reco­no­ci­mien­to remar­can­do los momen­tos más dra­má­ti­cos del relato.

Con­clu­sión: Una esme­ra­da pro­duc­ción que resal­ta una his­to­ria de pose­sión y de amor super­na­tu­ral en una impe­ca­ble direc­ción escé­ni­ca de Bry­na Was­ser­man y Rache­lle Glait. Jor­ge Gutman

Una Obse­sión Peligrosa

THE KIN­DER­GAR­TEN TEA­CHER. Israel-Fran­cia, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Nadav Lapid

Sue­le ocu­rrir que cuan­do un crí­ti­co ve un film en el mar­co de un fes­ti­val, en cier­tas oca­sio­nes una pri­me­ra impre­sión poco favo­ra­ble pue­de resul­tar insu­fi­cien­te para emi­tir un jui­cio ter­mi­nan­te. Eso es lo que acon­te­ció con quien escri­be estas líneas des­pués de asis­tir a la pro­yec­ción de The Kin­der­gar­ten Tea­cher en el fes­ti­val de Can­nes de 2014; de allí, que para ofre­cer una opi­nión defi­ni­ti­va sobre el mis­mo resol­vió vol­ver a ver­lo; des­afor­tu­na­da­men­te, nada cam­bió en esta segun­da visión. Lo que podría haber sido un rigu­ro­so aná­li­sis sobre cómo una docen­te se preo­cu­pa por pro­te­ger y pre­ser­var las extra­or­di­na­rias dotes de uno de sus alum­nos, el guión del rea­li­za­dor Nadav Lapid no logra con­cre­tar su propósito.

Avi Schneidman y Sarit Larry

Avi Sch­neid­man y Sarit Larry

Nira (Sarit Larry) es una maes­tra de un jar­dín de infan­tes israe­lí que ama la poe­sía por la que sigue un cur­so en la mate­ria aspi­ran­do que algún día pue­da con­ver­tir­se en poe­ti­sa. En su vida per­so­nal no hay ges­to o acción que evi­den­cie algu­na des­ar­mo­nía, estan­do casa­da con un inge­nie­ro (Lior Raz) con quien man­tie­ne una bue­na rela­ción con­yu­gal y con dos hijos adul­tos que ya no viven con ellos.

Todo cam­bia para esta maes­tra cuan­do des­cu­bre que entre sus alum­nos se encuen­tra Yoav (Avi Sch­neid­man), un niño de 5 años de edad, quien reci­ta poe­sías por él escri­tas. Sin una madre que le brin­de afec­to por haber aban­do­na­do el hogar y con un padre (Yehez­kel Laza­rov), que es un exi­to­so due­ño de res­tau­ran­te y com­ple­ta­men­te desin­te­re­sa­do de las apti­tu­des de su hiji­to, el peque­ño es cui­da­do por una niñe­ra (Ester Rada); ésta joven es una aspi­ran­te a actriz que uti­li­za las poe­sías del menor como si fue­ran suyas cuan­do le toca audicionar.

Si en prin­ci­pio la pre­mi­sa del film pue­de resul­tar de inte­rés no lo es su desa­rro­llo. En pri­mer lugar, de lo que se obser­va es difí­cil pre­su­mir que Yoav sea un ver­da­de­ro genio; más aún, cuan­do decla­ma los ver­sos pare­cie­ra que lo hace como habien­do estu­dia­do algo de memo­ria sin ofre­cer la menor expre­sión en su ros­tro que deno­te emo­ción por lo que com­pu­so. Pero lo más curio­so de la tra­ma es el exa­ge­ra­do nivel de inte­rés de esta maes­tra don­de pare­ce­ría que el úni­co asis­ten­te a su cla­se es ese niño, mien­tras que los res­tan­tes chi­cos que­dan libra­dos a su suer­te. Otro aspec­to es que su vida matri­mo­nial comien­za a ocu­par un segun­do lugar, tal como acon­te­ce en un momen­to de inti­mi­dad con su espo­so don­de ella lo inte­rrum­pe para res­pon­der el lla­ma­do tele­fó­ni­co de Yoav quien le reci­ta una poesía.

La obse­sión de Nira lle­ga a moti­var a que el padre del chi­co des­pi­da a la niñe­ra y que ella ocu­pe su lugar. Como si fue­ra poco, para impre­sio­nar a su pro­pio pro­fe­sor de poe­sía (Hamuch­tar) uti­li­za los poe­mas del niño como si fue­ran de ella, repi­tien­do la mis­ma acción que había uti­li­za­do la ex niñe­ra, para final­men­te sedu­cir­lo sexual­men­te. El rela­to final­men­te decep­cio­na cuan­do en un acto de locu­ra Nira come­te una acción absur­da e incon­se­cuen­te que con­du­ce a un des­en­la­ce nada convincente.

Cier­ta­men­te es intere­san­te la preo­cu­pa­ción del rea­li­za­dor en resal­tar el poder y la rique­za de la poe­sía en un mun­do cada vez más indi­fe­ren­te y mate­ria­lis­ta, pero no a tra­vés del camino ele­gi­do para hacerlo.

Con­clu­sión: Aun­que visual­men­te intere­san­te, este film resul­ta frus­tran­te des­cri­bien­do la obse­sión de una maes­tra jar­di­ner. Jor­ge Gutman