Come­dia Sim­pá­ti­ca de Enredos

SHE’S FUNNY THAT WAY. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Peter Bogdanovich.

Des­pués de 13 años de ausen­cia el direc­tor y escri­tor Peter Bog­da­no­vich regre­sa al cine con She’s Funny That Way. Sin duda, la nos­tal­gia se hace pre­sen­te en esta alo­ca­da come­dia don­de en cier­tos momen­tos reme­mo­ra a los gran­des maes­tros del géne­ro como lo fue­ron Ernest Lubitsch, Howard Hawks y Billy Wil­der, entre otros. Sin embar­go, lejos de acer­car­se a los auto­res cita­dos, como tam­po­co al gran éxi­to logra­do con su clá­si­co film What’s Up Doc? (1972), Bog­da­no­vich retor­na con un diver­ti­men­to sim­ple y nada pre­ten­cio­so que resul­ta disfrutable.

Imogen Poots y Owen Wilson

Imo­gen Poots y Owen Wilson

El film comien­za con una perio­dis­ta (Illea­na Dou­glas) que efec­túa un repor­ta­je a Isa­be­lla “Izzi” Pat­ter­son (Ima­ge Poots), una estre­lla de Broad­way; al hacer­lo, ella le cuen­ta su vida recor­dan­do cómo de fina pros­ti­tu­ta lle­gó a con­ver­tir­se en lo que actual­men­te es hoy día gra­cias a un hecho for­tui­to. Así, des­pués de un feliz encuen­tro en un hotel de Nue­va York con Arnold Alber­tson (Owen Wil­son), un direc­tor de tea­tro, éste ha que­da­do tan satis­fe­cho por la noche trans­cu­rri­da con ella que deci­de obse­quiar­le 30.000 dóla­res con la con­di­ción de que deje su pro­fe­sión de call girl. Izzi cum­ple la pro­me­sa y en su deseo de con­ver­tir­se en actriz deci­de pre­sen­tar­se a una audi­ción para una pie­za a estre­nar­se en Broad­way; quie­re la casua­li­dad que la mis­ma es diri­gi­da por Arnold y pro­ta­go­ni­za­da por su espo­sa Del­ta (Kathryn Hahn). De allí en más comien­zan los embro­llos y equí­vo­cos con la apa­ri­ción de curio­sos per­so­na­jes, don­de no fal­tan entre los mis­mos un actor (Rhys Ifans) que ha sido aman­te de Del­ta y que tam­bién par­ti­ci­pa­rá en la obra, el dra­ma­tur­go de la pie­za (Will For­te) quien gus­ta de Issi, una agre­si­va y mal­hu­mo­ra­da tera­peu­ta (Jen­ni­fer Anis­ton) y un vie­jo juez (Aus­tin Pend­le­ton) obse­sio­na­do por la joven aspi­ran­te a actriz.

El entre­ve­ra­do y diná­mi­co argu­men­to con enre­dos a más no poder ori­gi­na gra­cio­sas situa­cio­nes con momen­tos de fran­ca risa. Muy bien inter­pre­ta­da, sobre todo por la joven actriz bri­tá­ni­ca Imo­gen Poots, la come­dia cuen­ta con el apor­te adi­cio­nal de varios acto­res que se han pres­ta­do a apa­re­cer fugaz­men­te en cier­tas secuen­cias de la mis­ma, como es el caso de Cybill Sepherd y Michael Shan­non, entre otros, así como la sor­pre­si­va pre­sen­cia del direc­tor Quen­tin Tarantino.

Con­clu­sión: Bog­da­no­vich logra una come­dia “old fashio­ned”, a todas luces ino­cen­te y trans­pa­ren­te sin recu­rrir a chis­tes de mal gus­to para obte­ner la adhe­sión del públi­co; flui­da­men­te diri­gi­da y aun­que sin inno­var en el géne­ro, cum­ple con su obje­ti­vo de entre­te­ner sana­men­teJor­ge Gutman

Un Deli­ca­do Melodrama

SUI­TE FRAN­CAI­SE. Gran Bre­ta­ña-Fran­cia, 2015. Direc­ción: Saul Dibb. Dis­tri­bu­ción: Seville/Entertainment One (2015).

Basa­do en el libro de Irè­ne Némi­rovsky y con un guión escri­to por el rea­li­za­dor Saul Dibb y Matt Char­man, Sui­te Fra­nçai­se es un deli­ca­do melo­dra­ma que trans­cu­rre en 1940 en el peque­ño pue­blo de Bussy, cuan­do las tro­pas ale­ma­nas ocu­pa­ron Francia.

Miche­lle Williams pro­ta­go­ni­za esta his­to­ria ani­man­do a Luci­le Ange­llier, una tími­da joven del lugar que vive con Mada­me Ange­llier (Kris­ten Scott Tho­mas), su auto­ri­ta­ria y agria­da sue­gra, en tan­to que aguar­da el regre­so de su mari­do Gas­ton quien es un pri­sio­ne­ro de gue­rra; que­da cla­ro, que el matri­mo­nio ha sido uno de con­ve­nien­cia y que Luci­le nun­ca lle­gó a ser feliz.

Michelle Williams y Matthias Schoenaerts

Miche­lle Williams y Matthias Schoenaerts

Cuan­do Bruno (Matthias Schoe­naerts), un ofi­cial ale­mán de alto ran­go es alo­ja­do por las fuer­zas de ocu­pa­ción en la casa de estas muje­res, ellas no tie­nen otra opción que acep­tar­lo como hués­ped. A medi­da que pasan los días va sur­gien­do un acer­ca­mien­to entre Luci­le y Bruno; esta­ble­cien­do un con­tac­to más humano que el que man­tie­ne con su sue­gra, Luci­le se sien­te atraí­da por el refi­na­mien­to, deli­ca­de­za y cul­tu­ra del mili­tar nazi quien tam­bién gus­ta de ella; a ello se agre­ga el amor que ambos sien­ten por la músi­ca, tocan­do el piano. No pasa mucho tiem­po para que esa mutua atrac­ción des­em­bo­que en un amor prohi­bi­do por las cir­cuns­tan­cias espe­cia­les que rodean a los dos amantes.

Para­le­la­men­te al dra­ma román­ti­co, el film des­ta­ca el impac­to de la gue­rra y el modo cómo los luga­re­ños se des­en­vuel­ven para seguir vivien­do en una épo­ca tan dolo­ro­sa y trau­má­ti­ca. Entre algu­nos de los per­so­na­jes secun­da­rios sobre­sa­le la pre­sen­cia de Benoit (Sam Riley), un humil­de gran­je­ro con­ver­ti­do en miem­bro de la resis­ten­cia que debe sufrir las humi­lla­cio­nes infli­gi­das por otro sol­da­do nazi alo­ja­do en su hogar que abu­sa de su espo­sa (Ruth Wilson).

La peri­cia del rea­li­za­dor en evi­tar el sen­ti­men­ta­lis­mo for­za­do en la con­tro­ver­ti­da rela­ción de Bruno y Luci­le, el efec­ti­vo cli­ma de ten­sión crea­do a lo lar­go del rela­to, el mag­ní­fi­co desem­pe­ño de sus prin­ci­pa­les pro­ta­go­nis­tas y sobre todo la exce­len­te recrea­ción de los even­tos gra­cias a los muy bue­nos dise­ños de pro­duc­ción, son ele­men­tos que gra­vi­tan favo­ra­ble­men­te en la apre­cia­ción de este dra­ma. El úni­co bemol del film es haber sido roda­do en inglés cuan­do todo trans­cu­rre en un medio esen­cial­men­te francés.

Como mate­rial adi­cio­nal el DVD inclu­ye opi­nio­nes del rea­li­za­dor y su elen­co, aspec­tos vin­cu­la­dos con la his­to­ria del film, deta­lles inhe­ren­tes a los dise­ños de pro­duc­ción así como al libro que ori­gi­nó su producción.

Audio: Audio: Fran­cés, Inglés. Sub­tí­tu­los opta­ti­vos en inglés. Jor­ge Gutman

Ana­to­mía de Un Doble Asesinato

MARSHLAND/ ANA­TO­MIE D’UN DOU­BLE CRI­ME (LA ISLA MÍNI­MA). Espa­ña, 2014. Un film de Alber­to Rodríguez

Habien­do sido elo­gio­sa­men­te comen­ta­do por la crí­ti­ca en el Fes­ti­val de San Sebas­tian 2014 y pos­te­rior­men­te obte­ni­do 10 Goyas, inclu­yen­do al del mejor film y rea­li­za­dor, La Isla Míni­ma cons­ti­tu­ye una de los mejo­res expo­nen­tes que el cine espa­ñol haya ofre­ci­do en los últi­mos años. Den­tro de lo que podría con­si­de­rar­se como cine poli­cial negro, esta pelí­cu­la se bene­fi­cia, entre otros aspec­tos, de la exce­len­te direc­ción de Alber­to Rodrí­guez y del guión que le per­te­ne­ce escri­to con su cola­bo­ra­dor habi­tual Rafael Cobos.

Lo des­ta­ca­ble de esta pelí­cu­la es que ade­más de su his­to­ria cen­tral exis­ten ele­men­tos adya­cen­tes que per­mi­ten brin­dar un pano­ra­ma del cli­ma en que trans­cu­rre. El año es 1980, cin­co años des­pués del falle­ci­mien­to de Fran­co, y esta­mos en una Espa­ña que ha comen­za­do la eta­pa de tran­si­ción de la dic­ta­du­ra a una demo­cra­cia no goza­da por más de cua­tro déca­das; con todo, cier­tos resa­bios del pasa­do aún sub­sis­ten. No muy lejos de la ciu­dad de Sevi­lla, en una empo­bre­ci­da zona rural don­de las maris­mas del Gua­dal­qui­vir adquie­ren espe­cial relevancia.

Raul Arévalo y Javier Gutiérrez

Raul Aré­va­lo y Javier Gutiérrez

Allí lle­gan pro­ce­den­tes de Madrid, dos detec­ti­ves que deben des­en­tra­ñar el mis­te­rio de una doble des­apa­ri­ción de dos her­ma­nas ado­les­cen­tes de 15 y 16 años de edad. Uno de ellos es Pedro (Raul Aré­va­lo), un poli­cía hones­to e idea­lis­ta que cree en la jus­ti­cia, en tan­to que Juan (Javier Gutié­rrez), su expe­ri­men­ta­do com­pa­ñe­ro, es un per­so­na­je que pro­vie­ne de la era fran­quis­ta y que aún no ha sabi­do des­em­ba­ra­zar­se de las oscu­ras mañas del anti­guo régi­men. De allí en más, no resul­ta extra­ño que ambos indi­vi­duos ape­len a méto­dos dife­ren­tes para rea­li­zar la labor enco­men­da­da. A medi­da que el tra­ba­jo avan­za sin lle­gar a con­clu­sión algu­na, sur­gen los cadá­ve­res de las dos jóve­nes en las zonas pan­ta­no­sas de la zona.

Lo que pre­ce­de es la bue­na excu­sa para que en todo este pro­ce­so, el rela­to ilus­tre la indi­fe­ren­cia de la pobla­ción local para ayu­dar a cla­ri­fi­car los crí­me­nes, la corrup­ción poli­cial, con­tra­ban­do de dro­gas, pro­xe­ne­tis­mo, men­ti­ras a gra­nel y el des­con­ten­to sin­di­cal por los bajos sala­rios de los tra­ba­ja­do­res que están en huel­ga; todos esos ele­men­tos se cohe­sio­nan arti­cu­la­da­men­te a la tra­ma central.

Rodrí­guez ha logra­do un film real­men­te fas­ci­nan­te equi­li­bran­do ade­cua­da­men­te los dife­ren­tes ingre­dien­tes de un sóli­do thri­ller con la cul­tu­ra impe­ran­te en un peque­ño pue­blo anda­luz, a tra­vés de una narra­ción impe­ca­ble que man­tie­ne la intri­ga en for­ma cons­tan­te con un final incon­clu­so a todas luces con­du­cen­te con el rela­to. Ade­más de Aré­va­lo y Gutié­rez –quien mere­ci­da­men­te obtu­vo el Goya al mejor actor‑, el irre­pro­cha­ble elen­co inclu­ye a Anto­nio de la Torre, Nerea Barros, Sal­va Rei­na, Jesús Cas­tro y Mano­lo Solo.

Final­men­te cabe elo­giar la vir­tuo­sa foto­gra­fía de Alex Cata­lán cap­tan­do las imá­ge­nes de los pan­ta­na­les que están total­men­te aso­cia­das con la his­to­ria relatada.

Con­clu­sión: Un exce­len­te thri­ller poli­cialJor­ge Gutman

Una Sin­gu­lar Rockera

RIC­KI AND THE FLASH. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film de Joo­nathan Demme

Meryl Streep con­ti­núa sor­pren­dien­do. Si bien es sabi­do que cual­quier papel que se le asig­ne la lau­rea­da intér­pre­te habrá de rea­li­zar­lo bri­llan­te­men­te, lo que menos se podía ima­gi­nar es que se la vie­ra ani­man­do a una madu­ra can­tan­te roc­ke­ra. Asu­mien­do un nue­vo desa­fío, la actriz nue­va­men­te des­te­lla en Ric­ki and The Flash y es su arro­lla­do­ra pre­sen­cia la que con­tri­bu­ye a su visión.

Meryl Streep

Meryl Streep

La his­to­ria pre­sen­ta a la actriz ani­man­do a Ric­ki –su ver­da­de­ro nom­bre es Lin­da- quien con gui­ta­rra en mano y jun­to con su ban­da The Flash se dedi­ca a inter­pre­tar músi­ca rock en un bar del valle de San Fer­nan­do en Los Ánge­les. Su pasión por la músi­ca la lle­vó hace años a dejar a su fami­lia en India­ná­po­lis para rea­li­zar sus sue­ños de can­tan­te en Cali­for­nia aun­que sus magros ingre­sos son com­ple­men­ta­dos con lo que obtie­ne tra­ba­jan­do duran­te el día en un supermercado.

La acción se movi­li­za cuan­do Ric­ki reci­be el lla­ma­do tele­fó­ni­co de su gen­til ex mari­do (Kevin Kli­ne). El le pide que retor­ne para brin­dar con­fort y tran­qui­li­dad a Julie (Mamie Gum­mer), la hija mayor del matri­mo­nio, quien inten­tó sui­ci­dar­se por que su mari­do abrup­ta­men­te la aban­do­nó por otra mujer.

A su regre­so a India­ná­po­lis Ric­ki reci­be una recep­ción muy poco cor­dial tan­to de Julie como de sus otros dos vás­ta­gos, Josh (Sebas­tian Stan) y Adam (Nick Wes­tra­te), por haber sido aban­do­na­dos duran­te lar­go tiem­po. Aun­que el rela­to en prin­ci­pio tie­ne todas las carac­te­rís­ti­cas de pre­sen­ciar los con­flic­tos de una fami­lia dis­fun­cio­nal, en reali­dad no es así; tan­to el rea­li­za­dor Jonathan Dem­me como la guio­nis­ta Dia­blo Cody pre­fi­rie­ron ate­nuar el dra­ma tra­tan­do más bien de con­tar la his­to­ria de una madre que se esfuer­za para recon­ci­liar­se con su familia.

Lo que se cuen­ta más se ase­me­ja a a una cáli­da fábu­la que a una his­to­ria rea­lis­ta, pero en todo caso la poca vero­si­mi­li­tud del rela­to es com­pen­sa­da por la auten­ti­ci­dad de sus núme­ros musi­ca­les; éstos per­mi­ten tes­ti­mo­niar las muy bue­nas apti­tu­des voca­les de Streep ‑que ya lo había demos­tra­do en A Prai­rie Home Com­pa­nion (2006), Mam­ma Mia (2008) y en Into the Woods (2014)- así como la com­pli­ci­dad que guar­da con su gui­ta­rris­ta Greg (muy bien inter­pre­ta­do por el anti­guo famo­so roque­ro Rick Spring­field) con quien man­tie­ne una rela­ción sentimental.

Algu­nas de las can­cio­nes que se hicie­ron famo­sas en la déca­da del 60 y la intro­duc­ción de otros éxi­tos recien­tes vol­ca­dos con vita­li­dad, auten­ti­ci­dad y ener­gía por Streep, Spring­field y los inte­gran­tes de la ban­da (Ber­nie Worrell, Joe Vita­le, Rick Rosas) per­mi­ten que este film, aun­que de modes­tos alcan­ces, resul­te agra­da­ble de ver.

Como nota al mar­gen cabe des­ta­car que Mamie Gum­mer, que en la vida real es hija de Meryl Streep, man­tie­ne una bue­na quí­mi­ca con su madre en la carac­te­ri­za­ción de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Jor­ge Gutman

Una Ven­gan­za Tardía

THE GIFT. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Joel Edgerton

El debut del actor aus­tra­liano Joel Edger­ton como rea­li­za­dor no pue­de ser más aus­pi­cio­so habien­do logra­do con The Gift un thri­ller psi­co­ló­gi­co de nota­ble cali­dad que es capaz de man­te­ner un per­ma­nen­te sus­pen­so a lo lar­go de su desa­rro­llo. A dife­ren­cia de lo que gene­ral­men­te se sue­le apre­ciar en fil­mes de esta natu­ra­le­za, aquí no ha sido nece­sa­rio recu­rrir a vio­len­cias gra­tui­tas, abun­dan­cia de san­gre o a efec­tos de grue­so cali­bre con el pro­pó­si­to de crear ten­sión. Todo lo expues­to tie­ne sen­ti­do en el inte­li­gen­te guión pre­pa­ra­do por el rea­li­za­dor quien se ha preo­cu­pa­do de efec­tuar una muy bue­na des­crip­ción de sus personajes.

Jason Bateman

Jason Bate­man

Al comen­zar el rela­to se ve al joven y feliz matri­mo­nio inte­gra­do por Simon (Jason Bate­man) y Robyn (Rebec­ca Hall) quie­nes recién lle­ga­dos de Chica­go se apres­tan a ocu­par su nue­va vivien­da, una ele­gan­te casa moder­na ubi­ca­da en Los Ánge­les. Simon ya había vivi­do en esta ciu­dad y su regre­so a la mis­ma se debe por razo­nes de tra­ba­jo en una impor­tan­te empre­sa de segu­ri­dad don­de tie­ne la inten­ción de rea­li­zar una impor­tan­te carre­ra pro­fe­sio­nal. Ella, como dise­ña­do­ra de inte­rio­res pien­sa tra­ba­jar des­de el hogar tra­tan­do así de com­pen­sar la frus­tra­ción que sien­te por haber­se inte­rrum­pi­do el emba­ra­zo del pri­mer hijo que tan­to anhe­la­ba; sin embar­go, el gran amor que reci­be de su espo­so ate­núa por el momen­to ese vacío. El ele­men­to que impul­sa la acción del rela­to es el encuen­tro casual de Simon con Gor­do (Joel Edger­ton), un ex com­pa­ñe­ro de estu­dios de la escue­la secun­da­ria. A pesar del ros­tro afa­ble y ser­vi­cial de este indi­vi­duo, hay cier­ta extra­ñe­za reve­la­da en su com­por­ta­mien­to. Al día siguien­te del encuen­tro, Gor­do deja en la puer­ta de la casa del matri­mo­nio un rega­lo por el cual pron­ta­men­te es invi­ta­do a cenar. Gra­dual­men­te, a medi­da que pasan los días, los “obse­quios” comien­zan a suce­der­se –siem­pre con una apa­ren­te excu­sa- y como bien seña­la el refrán “cuan­do la limos­na es gran­de has­ta el san­to des­con­fía”. Así lle­ga el momen­to en que Simon deci­de poner pun­to final a la súbi­ta y poco con­for­ta­ble amis­tad man­te­ni­da con Gordo.

Has­ta aquí, todo hace supo­ner que el espec­ta­dor está fren­te a otra varian­te del intru­so que irrum­pe en el hogar de otras per­so­nas comen­zan­do a pro­du­cir­se extra­ñas situa­cio­nes. Sin embar­go, en este rela­to hay cir­cuns­tan­cias no pre­vis­tas que cam­bian con­vin­cen­te­men­te el giro de esta his­to­ria con la trans­for­ma­ción de sus per­so­na­jes, don­de nadie es lo que pare­ce ser. Con el desa­rro­llo pos­te­rior de los acon­te­ci­mien­tos, don­de media una ven­gan­za bien urdi­da, el rea­li­za­dor va crean­do un cli­ma de cre­cien­te ten­sión don­de resul­ta difí­cil deter­mi­nar quién es la víc­ti­ma y quien es el ver­da­de­ro villano de esta historia.

Pocas veces se ha vis­to que un thri­ller deje amplio mar­gen para medi­tar como suce­de en este caso. De lo que se apre­cia que­da cla­ro cómo las accio­nes del pasa­do reper­cu­ten en el pre­sen­te, sobre todo cuan­do se tra­ta de alguien que ha sido obje­to del bull­ying esco­lar don­de el paso del tiem­po no ha podi­do cica­tri­zar los tras­tor­nos emo­cio­na­les sufri­dos. El otro aspec­to que el film ilus­tra y que pue­de resul­tar dis­cu­ti­ble es has­ta qué pun­to es rele­van­te que den­tro de un matri­mo­nio cada una de las par­tes pon­ga al corrien­te de la otra, situa­cio­nes vivi­das cuan­do aún no se habían cono­ci­do, sin que las mis­mas ten­gan rela­ción algu­na en el víncu­lo conyugal.

El film se bene­fi­cia de una exce­len­te inter­pre­ta­ción de Hall don­de Robyn cons­ti­tu­ye la con­cien­cia moral del rela­to a la vez que la rigu­ro­sa detec­ti­ve deseo­sa de saber cuál ha sido el víncu­lo entre su mari­do y Gor­don. Bate­man, mag­ní­fi­ca­men­te va alte­ran­do la per­so­na­li­dad de Simon al sen­tir­se pre­sio­na­do por los impre­vis­tos acon­te­ci­mien­tos, así como demues­tra no tener escrú­pu­los para eli­mi­nar cual­quier medio que se inter­pon­ga en el camino ascen­den­te de su carre­ra pro­fe­sio­nal. Final­men­te Edger­ton se lle­va las pal­mas en su tri­ple con­di­ción de sóli­do direc­tor, inge­nio­so guión y con­vin­cen­te actor que con gran con­vic­ción da vida al per­so­na­je extra­ño que a pesar de su vul­ne­ra­bi­li­dad es el que sos­tie­ne la sar­tén por el mango.

Con­clu­sión: Un bri­llan­te dra­ma psi­co­ló­gi­co pleno de sus­pen­so y con giros impre­vis­tos que sor­pren­den favo­ra­ble­men­te. Jor­ge Gutman