LISTEN TO ME MARLON. Gran Bretaña, 2015. Un film de Stevan Riley
A poco más de 10 años de la desaparición de Marlon Brando, el documentalista Stevan Riley le rinde un excelente tributo a través de este valioso documento sobre su persona. Aunque de ningún modo queda develada la compleja personalidad de este excepcional actor, Listen To Me Marlon constituye una ardua exploración a través de algunos pasajes de su vida personal y de su vínculo con el cine.
Si bien no se trata de una biografía, el montaje del realizador permite seguir cronológicamente su trayectoria. Para ello, el documental no recurre a las denominadas cabezas parlantes sino a entrevistas extraídas de material de archivo en donde el actor transmite sus impresiones sobre episodios vividos y su manera de pensar frente a algunos hechos de connotación social.
Sus años de infancia y juventud no han sido muy edificantes, habiéndole dejado en su recuerdo un impacto emocional no fácil de olvidar, como por ejemplo el haber tenido una madre alcohólica y un padre abusivo. Cuando el muy joven Brando decide abrirse camino por su cuenta, deja su hogar natal de Omaha para dirigirse a Nueva York donde comienza sus estudios de actuación con la legendaria profesora Stella Adler, convirtiéndose en uno de sus mejores alumnos. También tomó clases en el renombrado Actor’s Studio de Elia Kazan donde pocos años después se reveló como actor teatral de increíble instinto en A Streetcar Named Desire de Tenneesse Williams dirigido por Kazan, que también interpretó en la pantalla grande bajo el mismo realizador.
Después de importantes labores para el cine, llega su definitiva consagración internacional con el film On The Waterfront (1954) donde obtiene su primer Oscar como actor. De allí en más desarrolla una impresionante carrera aunque no por ello exento de críticas por su extraña personalidad imbuida de considerable rebeldía y anticonformismo. En tal sentido se aprecia la forma sincera y honesta con la que el actor se refiere al mundo de Hollywood donde todo está regido por el dinero.
Hay varios momentos de gran intensidad que se destacan en el film. Uno de ellos es cuando en ocasión de haber ganado su segundo Oscar por The Godfather (1972) en la velada del 5 de marzo de 1973, una mujer apache que representa a Brando lee una declaración del actor que conmociona al público por su contenido, a saber: “En esta velada, yo represento a Marlon Brando quien me pidió que les dijera que él lamentablemente siente no poder aceptar este muy generoso premio. Y las razones se deben por el tratamiento que los Indios de América reciben de la industria del cine”. También se ve tensión en el rostro de Brando cuando en 1990, su hijo Christian es enviado a la cárcel por haber matado al amigo de su hermanastra Cheyene quien posteriormente se suicidaría en Tahití; el actor jamás pudo reponerse del dolor producido por esta tragedia familiar.
Entre otros aspectos, el documental no es precisamente condescendiente con el actor al mostrar cómo Francis Ford Coppola expresa la frustración que experimentó frente a la indisciplina y problemas ocasionados por Brando durante la filmación de Apocalypsis Now (1979), terminando de este modo la amistad que había mantenido con él.
En líneas generales no hay muchos datos sobre su vida personal donde su persona sigue siendo un enigma aún no develado hasta el presente. De todos modos, entrar en contacto con la voz del actor surgida de las grabaciones efectuadas en audio crea una increíble sensación de presencia; de este modo, entre otros aspectos, se tiene ocasión de apreciar sus excentricidades, sus inquietudes intelectuales, el rechazo a todo lo que implique celebridad, su participación social en el Movimiento de los Derechos Civiles de Estados Unidos, su espíritu donjuanesco y el atractivo sexual despertado en las mujeres que lo convirtió en padre de más de una decena de hijos.
Este documental adquiere importancia por la inteligencia del realizador en haber sabido aprovechar el material importante de más de 300 horas de registro para volcarlo en una magnífica edición de poco más de hora y media de duración con los valiosos testimonios de Brando y su proceso creativo como intérprete. No menos relevante es el modo en que los notables aspectos visuales del film con algunas escenas de gran belleza le otorgan un distintivo aire poético.
Conclusión: A todas luces, este fascinante documento de Riley permite un acercamiento íntimo a la vez que un lúcido retrato de quien muchos historiadores de cine consideran como el actor más grande de Estados Unidos. Jorge Gutman