Pobre Home­na­je al Amor

LOVE. Fran­cia, 2015. Un film diri­gi­do y escri­to por Gas­par Noé

Un film sexual pro­vo­ca­ti­vo es lo que se apre­cia en Love del rea­li­za­dor Gas­par Noé. Habien­do sido invi­ta­do al Fes­ti­val de Can­nes de este año, ésa es la razón por la que se haya exhi­bi­do pos­te­rior­men­te en otros fes­ti­va­les y que aho­ra pue­da ser estre­na­do comer­cial­men­te en Cana­dá. Eso vie­ne al caso por­que con excep­ción de un buen tra­ba­jo de cáma­ra, no exis­ten otros ele­men­tos que pue­dan jus­ti­fi­car la exis­ten­cia de una pelí­cu­la tan pobre que inten­ta home­na­jear al “amor”.

Con esca­sa ima­gi­na­ción, Noé ha urdi­do una ende­ble tra­ma para que pue­da jus­ti­fi­car su con­te­ni­do sexual en un dra­ma anti­ro­mán­ti­co. Sus tres per­so­na­jes son Murphy (Karl Glus­man), un joven ame­ri­cano que lle­gó a París para estu­diar cine, su espo­sa Omi (Kla­ra Kris­tin) con quien tie­ne un hijo de dos años y Elec­tra (Aomi Muyock), una artis­ta fran­ce­sa con quien Murphy man­tu­vo en el pasa­do un apa­sio­na­do amor.

Karl Glusman y Aomi Muyock

Karl Glus­man y Aomi Muyock

El comien­zo mar­ca el tono del film. En una toma de apro­xi­ma­da­men­te 5 minu­tos se ve a Murphy, acom­pa­ña­do de Elec­tra, don­de des­nu­dos y acos­ta­dos en una cama se mas­tur­ban mutua­men­te.. Esa es una esce­na que per­te­ne­ce al pasa­do por­que des­pués del cor­te que se pro­du­ce se obser­va que en la maña­na de un día de año nue­vo Murphy estan­do en su hogar con su fami­lia se des­pier­ta al reci­bir el lla­ma­do de la madre de Elec­tra; ella le pre­gun­ta si sabe algo de su hija que ha des­apa­re­ci­do y que tie­ne ten­den­cias sui­ci­das. De allí en más Murphy comien­za a evo­car a la mujer idea­li­za­da con quien gozó momen­tos de gran feli­ci­dad sexual; pos­te­rior­men­te, se pro­du­ce un ména­ge a trois cuan­do cono­ce a Omi y ella que­da emba­ra­za­da de él, lo que moti­va a que Elec­tra final­men­te lo deje.

Con las diva­ga­cio­nes y fan­ta­sías que sur­gen de la men­te de Murphy pen­san­do en su gran amor, el espec­ta­dor asis­te duran­te la mayor par­te de las 2 horas y cuar­to del film a un empa­la­go­so cóc­tel sexual don­de nada que­da libra­do a la ima­gi­na­ción del espec­ta­dor; en tal sen­ti­do el direc­tor ofre­ce con lujo de deta­lles sesio­nes de mas­tur­ba­cio­nes, pene­tra­ción sexual explí­ci­ta, fela­ción, cun­ni­lin­gus y otros menes­te­res. Por si eso no bas­ta­ra, para inten­si­fi­car la cru­de­za del rea­lis­mo sexual como sinó­ni­mo de expre­sión amo­ro­sa, Noé optó por una fil­ma­ción en 3D; de este modo, en una esce­na don­de Murphy eya­cu­la, su esper­ma pare­ce emer­ger de la pan­ta­lla para sal­pi­car el ros­tro del espectador.

A fal­ta de un guión sus­tan­cio­so, sus intér­pre­tes pare­cie­ran estar impro­vi­san­do, ape­lan­do a diá­lo­gos insul­sos y sin apor­tar expre­si­vi­dad algu­na a sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes; todo ello con­du­ce a un film ané­mi­co, abu­rri­do y des­pro­vis­to de emoción.

Es posi­ble que las cru­das esce­nas pre­sen­cia­das no lle­guen a con­mo­cio­nar al públi­co de hoy día por­que a tra­vés del inter­net se pue­de pre­sen­ciar fil­mes eró­ti­cos de con­te­ni­do sexual. Sin embar­go, lo que resul­ta lamen­ta­ble es que el cineas­ta pre­ten­da dis­fra­zar a este lar­go­me­tra­je de con­te­ni­do hue­co como obra artís­ti­ca cuan­do en reali­dad no se dife­ren­cia mucho de un pedes­tre pro­duc­to pornográfico.

¿Será este film el pre­cur­sor del cine de autor por­no­grá­fi­co? Espe­re­mos que no lo sea para no decep­cio­nar a los aman­tes del sép­ti­mo arte. Jor­ge Gutman