El Gran Tramposo

THE PRO­GRAM. Gran Bre­ta­ña, 2015. Un film de Stephen Frears

Hace poco más de dos años, el públi­co tuvo opor­tu­ni­dad de juz­gar The Arms­trong Lie, un exce­len­te docu­men­tal de Alex Gib­ney sobre la carre­ra del ciclis­ta ame­ri­cano Lan­ce Arms­trong. Aho­ra es el turno del direc­tor bri­tá­ni­co Stephen Frears en abor­dar su con­tro­ver­ti­da tra­yec­to­ria depor­ti­va vol­cán­do­lo en un rela­to de fic­ción que si bien atrae por su tema, en gran par­te repi­te lo ya visto.

Ben Foster

Ben Fos­ter

El guión de John Hod­ge, ins­pi­ra­do en el libro Seven Deadly Sins del perio­dis­ta irlan­dés David Walsh, rela­ta los comien­zos de Arms­trong (Ben Fos­ter) en 1993 como ciclis­ta pro­fe­sio­nal, efec­tuan­do su debut en el Tour de Fran­ce. Has­ta 1996 obtie­ne un nota­ble éxi­to que se ve inte­rrum­pi­do cuan­do es afec­ta­do por un seve­ro cán­cer tes­ti­cu­lar; aun­que pro­nos­ti­ca­do como fatal, mila­gro­sa­men­te logra recu­pe­rar­se. Con su res­ta­ble­ci­mien­to crea la Fun­da­ción Lan­ce Arms­trong dedi­ca­da a asis­tir a otros sobre­vi­vien­tes de cán­cer para la cual apor­tó con­si­de­ra­ble dinero.

Recién en 1998 reanu­da su entre­na­mien­to como ciclis­ta y es enton­ces cuan­do al vin­cu­lar­se con el tur­bio médi­co ita­liano Miche­le Ferra­ri (Gui­llau­me Canet), éste lo intro­du­ce a un sofis­ti­ca­do pro­gra­ma de dopa­je con trans­fu­sio­nes de san­gre rea­li­za­das con la dro­ga EPO. Con la ayu­da de Ferra­ri y la del entre­na­dor del equi­po US Pos­tal (Denis Meno­chet) al cual se inte­gró como miem­bro, por 7 años con­se­cu­ti­vos – des­de 1999 has­ta 2005- obtu­vo el títu­lo de cam­peón de ciclis­mo en la com­pe­ten­cia del Tour de Fran­ce. Esa admi­ra­ble proeza que no ha teni­do has­ta la fecha pre­ce­den­te alguno con­vier­te al imba­ti­ble triun­fa­dor en el pri­mer ciclis­ta del mun­do y le brin­da una gran popu­la­ri­dad internacional.

Lo que este film intro­du­ce como nove­dad es la exhaus­ti­va labor de inves­ti­ga­ción rea­li­za­da por el perio­dis­ta David Walsh (Chris O’Dowd) quien tra­ba­jan­do para el perió­di­co bri­tá­ni­co The Sun­day Times comien­za a sos­pe­char sobre la hones­ti­dad pro­fe­sio­nal del depor­tis­ta al estar con­ven­ci­do que para lograr sus vic­to­rias podía valer­se del con­su­mo de dro­gas. En últi­ma ins­tan­cia su per­sis­ten­te tarea que se pro­lon­gó duran­te 13 años pro­du­jo la estruen­do­sa caí­da en des­gra­cia de Arms­trong al haber sido des­en­mas­ca­ra­do; ese hecho ori­gi­nó el escán­da­lo más gran­de que se haya regis­tra­do en la his­to­ria del deporte.

Tan­to la obs­ti­na­da labor detec­ti­ves­ca de Walsh así como lo con­cer­nien­te al pro­gra­ma emplea­do por Arms­trong y otros miem­bros de su equi­po modo para embau­car a casi todo el mun­do y pasar satis­fac­to­ria­men­te los tests de dopa­je rea­li­za­dos, cons­ti­tu­yen los aspec­tos más atra­yen­tes del relato.

Si bien el film man­tie­ne inte­rés, no pro­fun­di­za dema­sia­do en la per­so­na­li­dad de Arms­trong al no inda­gar sobre su com­pli­ca­da men­ta­li­dad de acé­rri­mo tram­po­so a la vez que gran men­ti­ro­so por haber nega­do reite­ra­da­men­te su con­su­mo de dro­gas. En otros aspec­tos hay esce­nas que nada agre­gan al tema cen­tral; por ejem­plo, en for­ma fugaz se sabe que se casó con Kris­tin Richard (Chloe Hay­ward) pero no hay indi­cios que per­mi­tan supo­ner en qué medi­da su rela­ción con­yu­gal pudo o no haber influi­do en su con­duc­ta depor­ti­va; tam­bién resul­ta pres­cin­di­ble la secuen­cia de los avi­sos publi­ci­ta­rios que rea­li­za Arms­trong en sus años de retiro.

A nivel de actua­ción, Fos­ter ade­más de guar­dar un nota­ble pare­ci­do físi­co con el ciclis­ta brin­da una muy bue­na com­po­si­ción de este per­so­na­je. Tam­bién se des­ta­can O’Dowd como el empe­der­ni­do perio­dis­ta dis­pues­to a que la ver­dad se impon­ga, y Jes­se Ple­mons ani­man­do al meno­ni­ta ciclis­ta Floyd Lan­dis que que­da mar­gi­na­li­za­do del equi­po de Armstrong.

En los nive­les téc­ni­cos, se apre­cian el buen tra­ba­jo de edi­ción de Vale­rio Bone­lli y la foto­gra­fía de Danny Cohen cap­tan­do con gran inten­si­dad las secuen­cias de las carre­ras ciclis­tas a tra­vés de empi­na­das montañas.

Tal como acon­te­ció con el docu­men­tal de Gib­ney, The Pro­gram ofre­ce impor­tan­te mate­rial para refle­xio­nar acer­ca de la com­pe­ti­ti­vi­dad del depor­te, qué es lo que se escon­de detrás del mis­mo, las cons­pi­ra­cio­nes de silen­cio exis­ten­tes para evi­tar que la ver­dad sal­ga a relu­cir y el cues­tio­na­mien­to moral sobre si la noble tarea de bene­fi­cen­cia rea­li­za­da por la fun­da­ción de Arms­trong pue­de jus­ti­fi­car su bochor­no­so com­por­ta­mien­to. Jor­ge Gutman