Una Fábu­la Surrealista

THE LOBS­TER. Gre­cia-Irlan­da-Gran Bre­ta­ña-Holan­da-Fran­cia, 2015. Un film de Yor­gos Lanthimos.

Des­pués de la des­apa­ri­ción del gran direc­tor grie­go Theo Ange­lo­pou­los, Gre­cia tie­ne en Yor­gos Lanthi­mos otro rea­li­za­dor que ha logra­do reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal. Así, en el Fes­ti­val de Can­nes de 2009 su film Dog­tooth fue dis­tin­gui­do como el mejor en la sec­ción ofi­cial Un Cer­tain Regard, en tan­to que el año pasa­do vol­vió a des­ta­car­se en Can­nes al reci­bir el Pre­mio del Jura­do por The Lobs­ter que aca­ba de estre­nar­se en Canadá.

Carac­te­ri­za­do por un cine extra­va­gan­te, pro­vo­ca­dor y agre­si­vo, no exen­to de cruel­dad y vio­len­cia que va crean­do un cli­ma angus­tian­te, en este film el direc­tor cam­bia de tono; aquí adop­ta una vía rela­ti­va­men­te más con­ven­cio­nal uti­li­zan­do como pun­to de par­ti­da una hipó­te­sis absur­da­men­te rea­lis­ta pero pro­me­te­do­ra, sobre todo por el humor negro que exuda.

Colin Farrell

Colin Farrell

El libre­to con­ce­bi­do por Lanthi­mos con la cola­bo­ra­ción de Efthy­mis Filip­pou ubi­ca la acción en un mun­do futu­ris­ta don­de la sole­dad indi­vi­dual no está per­mi­ti­da, de allí que el ser humano debe encon­trar a otra per­so­na como pare­ja con quien com­par­tir su vida. El rela­to se cen­tra en David (Colin Farrell) un arqui­tec­to soli­ta­rio a quien su mujer lo ha aban­do­na­do y que deci­de recluir­se en un hotel don­de debe aco­ger­se a pro­ce­di­mien­tos rigu­ro­sa­men­te regla­men­ta­dos. Los códi­gos de con­vi­ven­cia que rigen en el esta­ble­ci­mien­to deter­mi­nan que en 45 días como máxi­mo él, como todos los otros hués­pe­des en su mis­ma situa­ción, deben encon­trar su alma geme­la por­que en caso con­tra­rio que­da­rán con­ver­ti­dos en ani­ma­les; si eso lle­ga­ra a ocu­rrir, David comu­ni­ca su volun­tad de trans­for­mar­se en lan­gos­ta por­que le apa­sio­na el mar.

Tan­to los diá­lo­gos como varias situa­cio­nes joco­sas que se pro­du­cen duran­te la esta­día en el hotel con­fie­ren a esta pri­me­ra par­te del rela­to un aire surrea­lis­ta a la vez que fres­co y reno­va­dor. Sin embar­go, los acon­te­ci­mien­tos pos­te­rio­res fre­nan el impul­so ini­cial; vien­do que no podrá cum­plir con el man­da­to impues­to, David esca­pa del hotel. Su huí­da lo con­du­ce a un bos­que don­de se encuen­tra con un movi­mien­to mili­tan­te de opo­si­ción lide­ra­do por una anar­quis­ta (Lea Sey­doux) cuyas reglas son dia­me­tral­men­te opues­tas a las del hotel dado que que­da estric­ta­men­te prohi­bi­do el man­te­ni­mien­to de rela­cio­nes román­ti­cas y/o sexuales.

Con esce­nas que devie­nen repe­ti­ti­vas, las extra­va­gan­cias de la segun­da mitad del rela­to no per­mi­ten infe­rir cuál es el men­sa­je que ofre­ce el film; más aún, en ausen­cia de un des­en­la­ce cli­má­ti­co –como lle­gar a cono­cer lo que aguar­da a un hom­bre con­ver­ti­do en langosta‑, la pro­pues­ta audaz de la pre­mi­sa ini­cial del rela­to que­da incumplida.

Un buen elen­co don­de ade­más de Farrell y Sey­doux lo inte­gran Rachel Weisz, John C. Reilly, Oli­via Col­man, Jes­sic Bar­den, Ange­li­ki Papou­lia, Michael Smi­ley y Ben Whishaw, así como los logra­dos dise­ños de pro­duc­ción de Jac­que­li­ne Abrahams, cons­ti­tu­yen los valo­res más impor­tan­tes del film. Jor­ge Gutman