El Tem­plo de las Maravillas

TEA­TRO ALLA SCA­LA: THE TEM­PLE OF WONDERS

En otra pre­sen­ta­ción de las gale­rías del mun­do, el públi­co cana­dien­se ten­drá acce­so al docu­men­tal ita­liano Tea­tro Alla Sca­la: The Tem­ple of Won­ders de los rea­li­za­do­res Luca Luci­ni y Sil­via Corbetta.

TEATRO ALLA SCALAComo es bien sabi­do, La Sca­la de Milán es uno de los tea­tros de ópe­ra más impor­tan­tes del mun­do que cuen­ta con una extra­or­di­na­ria acús­ti­ca y en don­de los can­tan­tes líri­cos más des­ta­ca­dos de todas las épo­cas han actua­do en su esce­na­rio. El tea­tro posee un museo don­de se encuen­tran expues­tas una rica colec­ción de pin­tu­ras, esta­tuas y una varie­dad de docu­men­ta­cio­nes vin­cu­la­das con la ópera.

A tra­vés del docu­men­tal se tie­ne opor­tu­ni­dad de efec­tuar un via­je a tra­vés del tiem­po y el espa­cio para des­cu­brir un lugar excep­cio­nal don­de las pági­nas más glo­rio­sas de la músi­ca, ópe­ra y ballet fue­ron escri­tas en sus 237 años de existencia.

TEATRO ALLA SCALA (1)En ese peri­plo cine­ma­to­grá­fi­co se ten­drá opor­tu­ni­dad de cono­cer intere­san­tes rela­tos y ade­más podrá apre­ciar­se un impor­tan­te mate­rial de archi­vo con figu­ras que han cau­sa­do sen­sa­ción mun­dial como lo fue­ron Artu­ro Tos­ca­ni­ni –su direc­tor musi­cal entre 1898 y 1907- la gran María Callas, Rena­ta Tebal­di y el inol­vi­da­ble Luciano Pava­rot­ti, entre otros. Eso está entre­mez­cla­do con entre­vis­tas y pre­sen­ta­cio­nes rea­li­za­das por excep­cio­na­les can­tan­tes y direc­to­res como Daniel Baren­boim, Rober­to Bolle, Ric­car­do Muti, Zubin Meh­ta, Clau­dio Abba­do, Ric­car­do Chailly –su actual direc­tor musical‑, Plá­ci­do Domin­go, Car­la Frac­ci, José Carre­ras, entre otros.

Huel­ga men­cio­nar que este emble­má­ti­co tea­tro aco­gió en su esce­na­rio las repre­sen­ta­cio­nes de las gran­des ópe­ras del reper­to­rio ita­liano como por ejem­plo lo son Nabuc­co, Nor­ma, Othe­llo, Fals­taff, Turan­dot y espe­cial­men­te la ver­sión de La Tra­via­ta de los años 50 que con­tó al vir­tuo­so Luchino Vis­con­ti como direc­tor escé­ni­co, don­de María Callas ofre­ció una inter­pre­ta­ción excep­cio­nal de Vio­let­ta la cual hizo historia.

Con la cola­bo­ra­ción del direc­tor de foto­gra­fía Luca Bigaz­zi se podrá con­tem­plar este gran monu­men­to de las artes con­ce­bi­do por el renom­bra­do arqui­tec­to neo­clá­si­co Gui­sep­pe Permarini.

El film será pre­sen­ta­do el jue­ves 31 de mar­zo y vol­ve­rá a pro­yec­tar­se el domin­go 3 de abril en las pan­ta­llas de selec­cio­na­das salas cana­dien­ses del cir­cui­to CINE­PLEX. Para infor­ma­ción de los cines par­ti­ci­pan­tes y sus hora­rios res­pec­ti­vos pre­sio­ne aquí.

Un Buen Dra­ma Judicial

COUR­TED (L’HERMINE). Fran­cia, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Chris­tian Vincent

Un film muy bien cons­trui­do que abor­da un dra­ma judi­cial es lo que se apre­cia en L’Hermine. Tenien­do en cuen­ta que el direc­tor Chris­tian Vin­cent ya tra­ba­jó en otras opor­tu­ni­da­des con Fabri­ce Luchi­ni, nue­va­men­te ha logra­do que el popu­lar actor haya acep­ta­do pro­ta­go­ni­zar­lo habien­do logra­do con su actua­ción el pre­mio a la mejor inter­pre­ta­ción mas­cu­li­na en el Fes­ti­val de Vene­cia del año pasado.

Fabrice Luchini y Sidse Babett Knudsen

Fabri­ce Luchi­ni y Sid­se Babett Knudsen

En el rela­to de fic­ción de Vin­cent, Luchi­ni ani­ma a Michel Raci­ne, un juez pena­lis­ta que desem­pe­ña sus fun­cio­nes en Saint-Omer, una peque­ña pobla­ción fran­ce­sa. Due­ño de una per­so­na­li­dad obse­si­va y dema­sia­do rígi­da impo­nien­do seve­ras penas para quie­nes son con­si­de­ra­dos cul­pa­bles, con su carác­ter poco ami­ga­ble no se ha gran­jea­do la sim­pa­tía de quie­nes lo rodean en su tra­ba­jo; con todo, es res­pe­ta­do por su inte­gri­dad pro­fe­sio­nal. En el caso que actual­men­te ocu­pa su aten­ción, asu­me el car­go de pre­si­den­te de un jura­do inte­gra­do por ciu­da­da­nos corrien­tes que debe juz­gar a Mar­tial (Vic­tor Pon­te­cor­vo), un joven padre a quien se lo acu­sa de haber mata­do a pata­das a su bebi­ta de 7 meses que tuvo con su pare­ja (Miss Ming).

En for­ma diná­mi­ca y ame­na el film con­cen­tra la aten­ción siguien­do las repe­ti­ti­vas res­pues­tas del taci­turno acu­sa­do a las pre­gun­tas for­mu­la­das por el juez, las dudas y con­tra­dic­cio­nes en que incu­rre su mujer y sobre todo obser­van­do la idio­sin­cra­sia de los miem­bros del jura­do. Sus inte­gran­tes, per­te­ne­cien­tes a dife­ren­tes orí­ge­nes y medios socia­les, duran­te los almuer­zos en que se encuen­tran reu­ni­dos efec­túan comen­ta­rios sobre varia­dos aspec­tos que resul­tan genui­nos y espon­tá­neos a la vez que interesantes.

En la medi­da que las audien­cias se van pro­lon­gan­do duran­te varios días fren­te a la difi­cul­tad de cla­ri­fi­car la ver­dad de lo acon­te­ci­do, el rea­li­za­dor expo­ne algu­nas face­tas del sis­te­ma judi­cial de Fran­cia; así, todo acu­sa­do se pre­su­me ino­cen­te has­ta no exis­tir prue­bas que lo con­de­nen, y si exis­tie­ra una míni­ma duda sobre su cul­pa­bi­li­dad debe ser decla­ra­do ino­cen­te. Este hecho que­da bien expues­to cuan­do Raci­ne en un momen­to dado mani­fies­ta a los miem­bros del jura­do que aun­que nun­ca se lle­gue a saber la ver­dad, lo impor­tan­te para la jus­ti­cia es reafir­mar los prin­ci­pios de la ley.

Ade­más de su tema cen­tral el rela­to cuen­ta con una sub­tra­ma román­ti­ca. La mis­ma se gene­ra cuan­do Raci­ne des­cu­bre que entre las per­so­nas del jura­do se encuen­tra una médi­ca anes­te­sis­ta (Sid­se Babett Knud­sen) de ori­gen danés a quien él había cono­ci­do y lle­gó a amar secre­ta­men­te cuan­do años atrás estu­vo inter­na­do y ella lo tra­tó como pacien­te. Esta his­to­ria secun­da­ria, aun­que en apa­rien­cia no nece­sa­ria, es fun­cio­nal para demos­trar que a pesar de la dure­za exte­rior mani­fes­ta­da por el misán­tro­po juez, aflo­ra su lado tierno y humano tra­tan­do de cimen­tar una rela­ción sen­ti­men­tal con esa mujer.

Todos los acto­res a tra­vés de sus diver­si­fi­ca­dos per­so­na­jes tie­nen oca­sión de lucir­se. Con todo es Luchi­ni quien se lle­va las pal­mas por su nota­ble inter­pre­ta­ción; sin sobre­ac­tuar, logra en for­ma mesu­ra­da dar con el jus­to tono de un ser humano que sufre una meta­mor­fo­sis posi­ti­va de su per­so­na fren­te a un hecho ines­pe­ra­do. Igual­men­te, el film se dis­tin­gue por su ajus­ta­da direc­ción e intere­san­te rela­to logra­do por un acer­ta­do guión. Jor­ge Gutman

Absur­da­men­te Humana

BAD SEEDS (LES MAU­VAI­SES HER­BES). Cana­dá 2016. Un film de Louis Bélanger

He aquí un film cana­dien­se rea­li­za­do en Que­bec que resul­ta difí­cil de cata­lo­gar. No sig­ni­fi­ca que un crí­ti­co esté obli­ga­do a hacer­lo pero en gene­ral sir­ve como guía para que el públi­co sepa a qué ate­ner­se. Hacien­do un esfuer­zo diría que Les mau­vai­ses her­bes es una absur­da come­dia dra­má­ti­ca que des­bor­da en humanidad.

El inven­ti­vo guión del rea­li­za­dor Louis Bélan­ger escri­to con Ale­xis Mar­tín sur­ge de una pre­mi­sa bas­tan­te extra­va­gan­te; no obs­tan­te, si se deja la lógi­ca racio­na­lis­ta de lado, a medi­da que el rela­to se desa­rro­lla se apre­cia­rá que la deli­ran­te come­dia dis­lo­ca­da a la cual se asis­te ofre­ce­rá más de una nota dra­má­ti­ca; en todo caso lo más impor­tan­te de este cóc­tel gené­ri­co es que la emo­ti­vi­dad de su con­te­ni­do y el bri­llan­te desem­pe­ño de su elen­co deja como resul­ta­do un muy buen film.

Al comen­zar la his­to­ria se ve a Jac­ques (Ale­xis Mar­tin), un come­dian­te que en un esce­na­rio tea­tral de Mon­treal desem­pe­ña uno de los roles de El Misán­tro­po de Moliè­re y por lo tan­to ata­via­do con un atuen­do de la épo­ca en que trans­cu­rre. Al con­cluir su par­te, tal como se encuen­tra ves­ti­do se reti­ra por una puer­ta late­ral del tea­tro para esca­bu­llir­se de un pres­ta­mis­ta usu­re­ro (Luc Picard) a quien le debe una con­si­de­ra­ble suma de dine­ro que no le ha sido rein­te­gra­da; al ser des­cu­bier­to por éste, logra esca­par­se subien­do a un auto­bús que lo lle­va a una zona cam­pes­tre de Que­bec inva­di­da por la nieve.

Emmanuelle Lussier-Martínez y Gilles Renaud

Emma­nue­lle Lus­sier-Mar­tí­nez y Gilles Renaud

En medio de la soli­ta­ria aldea en que se encuen­tra, Jac­ques des­cu­bre un buen refu­gio en la casa de Simón (Gilles Renaud), un excén­tri­co gran­je­ro quien clan­des­ti­na­men­te se dedi­ca a cul­ti­var marihua­na en su inver­na­de­ro. A cam­bio de dar­le pro­tec­ción y evi­tar que sea denun­cia­do a su per­se­gui­dor, Jac­ques se encuen­tra for­za­do a cola­bo­rar con su anfi­trión en la tarea que vie­ne lle­van­do a cabo. Todo pare­ce­ría mar­char bien has­ta que apa­re­ce Fran­ces­ca (Emma­nue­lle Lus­sier-Mar­tí­nez), una emplea­da de Hydro-Nord quien hus­mean­do más de la cuen­ta des­cu­bre las plan­ta­cio­nes ile­ga­les de Simon; no pudien­do dejar­la esca­par para evi­tar que las auto­ri­da­des tomen car­tas en el asun­to, Simon la con­ven­ce de que tra­ba­je para él a tra­vés de una remu­ne­ra­ción dia­ria de 250 dóla­res, muy supe­rior a la que ella obtie­ne en la com­pa­ñía de electricidad.

A par­tir de allí y en medio de situa­cio­nes que no siem­pre trans­cu­rren den­tro de un mar­co armo­nio­so, el trío apren­de a con­vi­vir don­de cada uno res­ca­ta algo posi­ti­vo de los otros.

Como se seña­ló pre­via­men­te hay muchas situa­cio­nes que des­de una ópti­ca racio­nal resul­tan poco pro­ba­bles de dige­rir. Sin embar­go, el cul­ti­vo de la marihua­na, que aún no está lega­li­za­da y por lo tan­to cons­ti­tu­ye una acti­vi­dad ile­gal, es la excu­sa uti­li­za­da por los guio­nis­tas para lograr que esta tras­cien­da por su gran con­te­ni­do humano.

Entre varios de los deta­lles de inte­rés que emer­gen del rela­to, que­dan resal­ta­dos el con­tras­te entre la vida urba­na y rural; así Simon pue­de a su mane­ra per­fec­ta­men­te vivir sin el uso de inter­net, telé­fono inte­li­gen­te y(o un mero apa­ra­to de tele­vi­sión en el medio en que se encuen­tra. No menos impor­tan­te es el modo en que la caren­cia de afec­to fami­liar influ­ye en el com­por­ta­mien­to rebel­de de Fran­ces­ca debi­do a que ha teni­do que dejar su hogar por su orien­ta­ción sexual dife­ren­te. La impor­tan­cia de los valo­res fami­lia­res tam­bién que­da refle­ja­da en el dis­tan­cia­mien­to de Simon con un hijo al que hace mucho tiem­po que no ve y que no obs­tan­te lo tie­ne pre­sen­te per­ma­nen­te­men­te; es en ese sen­ti­do, don­de el rela­to va huma­ni­zan­do gra­dual­men­te a sus per­so­na­jes don­de que­da con­fi­gu­ra­da una fami­lia por mero acci­den­te cir­cuns­tan­cial; así, Simon lle­ga a con­si­de­rar a Jac­ques como su hijo ausen­te, de la mis­ma mane­ra que Fran­ces­ca sien­te por pri­me­ra vez el cari­ño de un padre en la figu­ra de Simon. Otros valo­res rele­van­tes como la amis­tad y la soli­da­ri­dad huma­na tam­bién que­dan rati­fi­ca­dos en este bello film.

En cuan­to al elen­co, Bélan­ger ha sido exi­to­so al haber con­vo­ca­do a Mar­tin, Renaud y en un papel menor a Picard quie­nes reafir­man la gran capa­ci­dad acto­ral que poseen. Pero el gran des­cu­bri­mien­to y reve­la­ción es la mara­vi­llo­sa actua­ción de Lus­sier-Mar­tí­nez en su debut cine­ma­to­grá­fi­co; esta joven actriz mere­ce ser elo­gia­da por la excep­cio­nal carac­te­ri­za­ción que rea­li­za de Francesca.

El direc­tor ha sabi­do man­te­ner un rit­mo flui­do para que el desa­rro­llo de la tra­ma nun­ca decai­ga. En tal sen­ti­do, varias esce­nas de un fran­co y sano humor se encuen­tran per­fec­ta­men­te equi­li­bra­das con epi­so­dios dra­má­ti­cos, con­du­cien­do a un des­en­la­ce de gran emotividad.

La mag­ní­fi­ca foto­gra­fía de Pie­rre Mig­not resal­tan­do el pai­sa­je inver­nal y una músi­ca diver­si­fi­ca­da ‑don­de el movi­mien­to Invierno de Las Cua­tro Esta­cio­nes de Vival­di es uno de los moti­vos cen­tra­les- con­tri­bu­yen a real­zar los valo­res de esta pro­duc­ción. Jor­ge Gutman

Una Afa­no­sa Huída

RIVER. Cana­dá-Laos, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Jamie M. Dagg

La sor­pre­sa que depa­ra el film que se comen­ta es que Cana­dá lo copro­du­jo con Laos, un peque­ño país del sudes­te asiá­ti­co que no se carac­te­ri­za pre­ci­sa­men­te por su cine­ma­to­gra­fía. En todo caso, esta ópe­ra pri­ma de Jamie M. Dagg con su meticu­losa direc­ción y efi­cien­te guión resul­ta agradable.

Rossif Sutherland

Ros­sif Sutherland

La acción se desa­rro­lla en el sudes­te de Laos don­de John Lake (Ros­sif Suther­land) es un médi­co ciru­jano ame­ri­cano que cola­bo­ra como volun­ta­rio de una NGO. Des­pués de una deli­ca­da ope­ra­ción tra­tan­do de ampu­tar la pier­na de un heri­do en don­de lamen­ta­ble­men­te el pacien­te mue­re, la doc­to­ra Stepha­nie Nove­lla (Sara Bots­ford)- su jefa- le sugie­re que tome dos sema­nas de vaca­cio­nes para estar más rela­ja­do. Encon­trán­do­se en el bar de un cen­tro turís­ti­co de una isla pró­xi­ma, advier­te que dos aus­tra­lia­nos mal­tra­tan a una joven del lugar. Cuan­do poco tiem­po des­pués John sale al encuen­tro de uno de los dos turis­tas que vio­ló a la chi­ca, en una riña que se pro­du­ce, el médi­co sin inten­ción pre­me­di­ta­da ter­mi­na matán­do­lo como un acto de defen­sa pro­pia, sin que hubie­se testigos.

Como con­se­cuen­cia de lo acon­te­ci­do, John resuel­ve cor­tar su esta­día pero lamen­ta­ble­men­te al ser con­si­de­ra­do como sos­pe­cho­so por par­te de las auto­ri­da­des loca­les, comien­za una aza­ro­sa odi­sea para esca­par a toda cos­ta a fin de evi­tar las con­se­cuen­cias puni­ti­vas que aca­rrea­rá su con­duc­ta, sobre todo sien­do juz­ga­do en un país des­co­no­ci­do don­de ni siquie­ra domi­na su len­gua. De allí su urgen­cia por lograr conec­tar­se con la emba­ja­da ame­ri­ca­na para soli­ci­tar su ayu­da a fin de ser repatriado.

No es ésta la pri­me­ra pelí­cu­la de fugi­ti­vos de la jus­ti­cia que se haya vis­to. Con todo, más que poner énfa­sis en la acción de la per­se­cu­ción pro­pia­men­te dicha, el guión del rea­li­za­dor per­mi­te refle­xio­nar sobre la ambi­güe­dad moral que el film plan­tea. Aun­que John merez­ca toda la sim­pa­tía del espec­ta­dor juz­gán­do­lo como a una per­so­na que lamen­ta­ble­men­te se ha envuel­to en un dra­ma invo­lun­ta­rio, lo cier­to es que hay un ase­si­na­to de por medio por lo cual debe ser juz­ga­do; pre­ci­sa­men­te allí se pro­du­ce la difi­cul­to­sa situa­ción del impli­ca­do, tenien­do en cuen­ta que la víc­ti­ma ha sido hijo de una pro­mi­nen­te figu­ra polí­ti­ca de Aus­tra­lia y que por lo tan­to eso influi­rá a que el juez pue­da impo­ner­le una dura pena.

Con un diná­mi­co rit­mo impues­to por Dagg y dejan­do a un cos­ta­do las bana­li­da­des que este tipo de rela­tos sue­le gene­rar, el rela­to va crean­do un sus­pen­so psi­co­ló­gi­co de sos­te­ni­ble inte­rés, refor­za­do en gran par­te por la inten­sa, absor­ben­te y casi exclu­si­va inter­pre­ta­ción de Sutherland.

Los esce­na­rios natu­ra­les fil­ma­dos cons­ti­tu­yen un impor­tan­te ingre­dien­te del film; así, la logra­da foto­gra­fía de Adam Mars­den cap­ta tan­to la moder­ni­dad de Vien­tián ‑la capi­tal de Laos- como las aldeas inte­rio­res del país ofre­cien­do una visión colo­ri­da, exó­ti­ca e indu­da­ble­men­te autén­ti­ca de los luga­res en que el rela­to se desa­rro­lla. Jor­ge Gutman

Un Thri­ller Rutinario

10 CLO­VER­FIELD LANE. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Dan Trachtenberg

Habien­do juz­ga­do poco tiem­po atrás el fas­ci­nan­te dra­ma psi­co­ló­gi­co Room basa­do en el secues­tro de una madre y su niño en el con­fi­na­do reduc­to de una habi­ta­ción, resul­ta decep­cio­nan­te con­tem­plar 10 Clo­ver­field Lane, un ruti­na­rio y pedes­tre thriller.

Mary Elizabeth Winstead

Mary Eli­za­beth Winstead

Mary Eli­za­beth Wins­tead ani­ma a Miche­lle una joven que habien­do roto su rela­ción de pare­ja con el hom­bre con quien esta­ba vivien­do se lan­za con su coche por una carre­te­ra de Loui­sia­na don­de a los pocos minu­tos sufre un gra­ve acci­den­te que la deja sin cono­ci­mien­to. Cuan­do des­pier­ta se encuen­tra enca­de­na­da en una cama ubi­ca­da en un bún­ker. A los pocos minu­tos apa­re­ce Howard (John Good­man) quien le seña­la que él le sal­vó su vida al res­ca­tar­la del vehícu­lo en que se encon­tra­ba y que aho­ra ella está allí pro­te­gi­da del mun­do exte­rior debi­do a un gran ata­que quí­mi­co pro­vo­ca­do por fuer­zas des­co­no­ci­das; has­ta que no se disi­pe el aire tóxi­co de la radia­ción, no podrá salir de ese encie­rro involuntario.

¿Era nece­sa­rio que Howard enca­de­na­ra a la joven? Esa es la pri­me­ra incon­gruen­cia del film por­que nin­gu­na per­so­na que inten­te sal­var a otra la man­ten­dría enca­de­na­da. A los pocos minu­tos la joven tran­si­ta libre­men­te en ese refu­gio sub­te­rrá­neo y cons­ta­ta que ese ambien­te estu­vo des­de hace tiem­po pre­pa­ra­do para pre­ve­nir un holo­caus­to nuclear; tam­bién des­cu­bre a Emmett (John Gallagher, Jr.), un ami­go de Howard, que apa­ren­te­men­te está allí para sen­tir­se pro­te­gi­do. En suma, éstas son las tres per­so­nas que supues­ta­men­te han sobre­vi­vi­do a esta suer­te de apocalipsis.

Cabe reco­no­cer que en sus pri­me­ros minu­tos, el film intri­ga en la medi­da que el espec­ta­dor se encuen­tra un poco des­pis­ta­do sobre la ver­da­de­ra per­so­na­li­dad de Howard; eso se debe a que exis­ten indi­cios con­tra­dic­to­rios que no per­mi­ten escla­re­cer si este indi­vi­duo está dicien­do o no la ver­dad sobre lo que acon­te­ce en el espa­cio exte­rior. Sin embar­go, al poco tiem­po la ten­sión se dilu­ye por­que resul­ta fácil de deter­mi­nar si Miche­lle ha sido o no obje­to de un secues­tro por par­te de un per­ver­ti­do mental.

Fren­te a un sus­pen­so que se ago­ta bas­tan­te antes de con­cluir el rela­to, se pro­du­ce una situa­ción que obvia­men­te no se habrá de deve­lar pero que lamen­ta­ble­men­te moti­va a que el film con su gra­tui­to efec­tis­mo se des­ca­rri­le y que des­em­bo­que en un insa­tis­fac­to­rio desenlace.

En su pri­mer film como rea­li­za­dor Dan Trach­ten­berg inten­ta crear una atmós­fe­ra de sus­pen­so a la mane­ra de los gran­des fil­mes de Hitch­cock; por el momen­to no está pre­pa­ra­do para emu­lar­lo. Fren­te a las limi­ta­cio­nes de la his­to­ria, Wins­tead y Good­man se desem­pe­ñan correc­ta­men­te mien­tras que Gallagher apa­re­ce des­lu­ci­do a cau­sa de que su per­so­na­je ha sido débil­men­te desa­rro­lla­do. Jor­ge Gutman