Para­de­ro Desconocido

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

INCON­NU A CET­TE ADRES­SE Tex­to: Kath­ri­ne Kress­mann Tay­lor – Adap­ta­ción; Michè­le Lévy-Bram — Direc­ción: Delphi­ne de Mal­her­be — Elen­co: Thierry Lher­mit­te, Patrick Tim­sit – Ilu­mi­na­ción: Marie-Hélè­ne Pinon – Ves­tua­rio; Éli­sa­beth Taver­nier — Soni­do: Michel Wino­gra­doff – Acce­so­rios: Phi­lip­pe Plan­cou­lai­ne. Dura­ción: 75 minu­tos sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 26 de junio de 2016 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

Así como Char­les Cha­plin fue el gran visio­na­rio de haber brin­da­do con El Gran Dic­ta­dor (1940), una acer­ba crí­ti­ca con­de­nan­do el nazis­mo, el anti­se­mi­tis­mo y la dic­ta­du­ra de Adolph Hitler, Kath­ri­ne Kress­man Tay­lor (1903 – 1996) –la nove­lis­ta ame­ri­ca­na de ori­gen ale­mán- asu­mió un rol pare­ci­do aun­que des­de un ángu­lo dife­ren­te. Así en Address Unk­nown, una bre­ve nove­la publi­ca­da en 1938 en una revis­ta de Esta­dos Uni­dos, efec­túa una sutil crí­ti­ca del atroz régi­men hitle­riano que se esta­ba ges­tan­do en Ale­ma­nia a prin­ci­pios de la déca­da del 30. Pos­te­rior­men­te su tra­ba­jo fue impre­so por el Reader Digest don­de logró inme­dia­to éxi­to, aun­que obvia­men­te fue prohi­bi­do en Ale­ma­nia. Nue­va­men­te edi­ta­do en 1995 en oca­sión de la con­me­mo­ra­ción del quin­cua­gé­si­mo ani­ver­sa­rio de la libe­ra­ción de los cam­pos de con­cen­tra­ción, su tra­duc­ción al fran­cés fue un best seller y es así que tam­bién fue tra­du­ci­do en muchos otros idio­mas. Ese éxi­to moti­vo a que la nove­la fue­se tras­la­da­da al tea­tro y repre­sen­ta­da inter­na­cio­nal­men­te en varios idio­mas. El públi­co de Mon­treal que ya cono­ció esta pie­za en 2004 vuel­ve a juz­gar Incon­nu à cet­te adres­se,(su nom­bre en fran­cés), en esta opor­tu­ni­dad con la actua­ción de los popu­la­res acto­res fran­ce­ses Thierry Lher­mi­te y Patrick Timsit.

Patrick Timsit y Thierry Lhermitte (Foto de ARTHCOMART)

Patrick Tim­sit y Thierry Lher­mit­te (Foto de ARTHCOMART)

La nove­la así como la pie­za tea­tral está estruc­tu­ra­da en base a un inter­cam­bio epis­to­lar efec­tua­do entre sus dos úni­cos pro­ta­go­nis­tas; por lo tan­to aprio­rís­ti­ca­men­te se hace difí­cil ima­gi­nar cómo su desa­rro­llo pue­de man­te­ner inte­rés y no resul­tar tedio­so debi­do a la fal­ta de des­pla­za­mien­to en el esce­na­rio por par­te de los acto­res. Con todo, gra­cias a la adap­ta­ción tea­tral de Michè­le Lévy-Bram y la direc­ción escé­ni­ca de Delphi­ne de Mal­her­be, el resul­ta­do es satisfactorio.

Mar­tín Schul­se (Lher­mit­te) y Max Eisens­tein (Tim­sit) son dos gran­des ami­gos ale­ma­nes que han emi­gra­do a Esta­dos Uni­dos don­de mane­jan una gale­ría de arte de San Fran­cis­co en la cual están aso­cia­dos. En 1932 Mar­tin que es ario resuel­ve mudar­se con su fami­lia a Munich, en tan­to que la socie­dad sigue en pie a car­go de Max de ori­gen judío. El dra­ma se desa­rro­lla a tra­vés de las car­tas que comien­zan a ser diri­gi­das por Max ponien­do a su ami­go al tan­to de la mar­cha de la gale­ría. El tenor de su con­te­ni­do es cono­ci­do por el públi­co en cuan­to a que cada uno de los acto­res lee en voz alta lo que sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes escri­ben. La pri­me­ra misi­va de Max es cáli­da­men­te reci­bi­da y con­tes­ta­da a su vez por Mar­tin. Sin embar­go a medi­da que trans­cu­rre el tiem­po y debi­do a que Mar­tin se ha sumer­gi­do al nazis­mo con el adve­ni­mien­to de Hitler como can­ci­ller, la rela­ción epis­to­lar se encuen­tra per­tur­ba­da por la gran influen­cia que el régi­men nazi ejer­ce en Mar­tin; de este modo la amis­tad exis­ten­te se des­va­ne­ce al pun­to tal de que Max y Mar­tin se con­vier­ten en vir­tua­les enemi­gos. Un acto de revan­cha que se intro­du­ce en el rela­to deja sin duda una agria sensación

Lo que otor­ga inte­rés a la pie­za es el modo que a tra­vés de estos dos per­so­na­jes es posi­ble cons­ta­tar cómo la socie­dad ale­ma­na se fue trans­for­man­do antes del comien­zo de la gue­rra y cómo el gobierno ale­mán pudo insu­flar odio y terror para quien no se adhi­rie­se a su modo de pen­sar y actuar.

A pesar de no ver­se entre ellos en el esce­na­rio, exis­te una muy bue­na comu­ni­ca­ción entre Lher­mit­te y Tim­sit. Lejos de reci­tar los tex­tos de las car­tas ellos impri­men sen­ti­mien­to a la viven­cia de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Aun­que Mar­tin resul­te el villano del rela­to Lher­mi­te trans­mi­te la sufi­cien­te com­pa­sión al per­so­na­je para que uno pue­da com­pren­der, aun­que no jus­ti­fi­car, la acti­tud de una per­so­na que atra­pa­da por el régi­men lle­ga a des­de­ñar a quien fue­ra su entra­ña­ble ami­go; por su par­te Tim­sit igual­men­te logra carac­te­ri­zar la incre­du­li­dad y estu­pe­fac­ción de Max al com­pro­bar cómo Mar­tin que lle­gó a ser para él como un her­mano pudo ser obje­to del ideo­ló­gi­co lava­do cere­bral des­tru­yen­do de ese modo el víncu­lo fraternal.

En esen­cia, el públi­co asis­te a una expe­rien­cia tea­tral que deja mucho espa­cio para medi­tar por­que a pesar de que la obra fue escri­ta hace 78 años tie­ne vigen­cia actual a tra­vés de dra­má­ti­cos hechos que acon­te­cen en el terreno mun­dial con gru­pos radi­ca­li­za­dos capa­ces de sedu­cir y trans­for­mar a jóve­nes ino­cen­tes en vio­len­tos mal­he­cho­res de la socie­dad en que viven.

Inusual Come­dia Romántica

MAGGIE’S PLAN. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Rebe­ca Miller

La pro­ta­go­nis­ta de esta come­dia sen­ti­men­tal es Mag­gie (Gre­ta Ger­wig), una joven sol­te­ra de 30 años de edad que tra­ba­ja en una uni­ver­si­dad neo­yor­ki­na de Manhat­tan y que en lo per­so­nal desea­ría tener un hijo; como es inca­paz de man­te­ner una rela­ción de pare­ja esta­ble duran­te lar­go tiem­po, para satis­fa­cer su voca­ción mater­nal deci­de recu­rrir a la inse­mi­na­ción artificial.

Ethan Hawke y Greta Gerwig

Ethan Haw­ke y Gre­ta Gerwig

Para lograr su pro­pó­si­to le soli­ci­ta a Guy (Tra­vis Fim­mel), un empre­sa­rio dedi­ca­do a la ven­ta de pepi­nos en esca­be­che a quien ella cono­ce, para que sea el donan­te de esper­ma. Con todo el plan de Mag­gie tien­de a modi­fi­car­se cuan­do en la uni­ver­si­dad cono­ce a John (Ethan Haw­ke), un pro­fe­sor de antro­po­lo­gía y aspi­ran­te a nove­lis­ta; éste mani­fies­ta encon­trar­se insa­tis­fe­cho en su matri­mo­nio con Geor­get­te (Julian­ne Moo­re), una inte­lec­tual dane­sa ambi­cio­sa que dedi­ca más aten­ción a su tra­ba­jo e hijos que a él. En la medi­da que Mag­gie se apres­ta a leer y comen­tar los borra­do­res de una nove­la que John está pre­pa­ran­do, sur­ge entre ellos una corrien­te de sim­pa­tía que hará que la joven se ena­mo­re por pri­me­ra vez; por su par­te John, impre­sio­na­do por la viva­ci­dad de Mag­gie, se divor­cia de su mujer para casar­se con ella.

La acción se tras­la­da tres años des­pués don­de la pare­ja tie­ne una hiji­ta; si bien Mag­gie ve col­ma­da su ambi­ción mater­nal en cam­bio sien­te que el entu­sias­mo por su mari­do se ha ido esfu­man­do por­que aho­ra es ella quien no reci­be la debi­da aten­ción por par­te de él al estar con­ti­nua­men­te con­cen­tra­do en su nove­la; deci­di­da a des­em­ba­ra­zar­se de John y para no tener remor­di­mien­to de cul­pa por tener que dejar­lo, Mag­gie con­ci­be otro plan que por razo­nes de dis­cre­ción no con­vie­ne reve­lar­lo, sal­vo anti­ci­par que no todo resul­ta­rá como ella lo había ideado.

Tra­tan­do de lograr un equi­li­brio entre la come­dia absur­da y el rela­to rea­lis­ta, Miller logra en par­te su obje­ti­vo aun­que la tra­ma no alcan­ce a ser lo sufi­cien­te­men­te sus­tan­cio­sa por no pro­fun­di­zar con mayor soli­dez la natu­ra­le­za de sus personajes.

Aun­que el film resul­te pre­de­ci­ble, tie­ne sus momen­tos ocu­rren­tes de buen humor como así tam­bién cier­tos diá­lo­gos bien logra­dos; con todo, su méri­to prin­ci­pal resi­de en las actua­cio­nes de sus pro­ta­go­nis­tas. Ger­wig rea­li­za una estu­pen­da carac­te­ri­za­ción de la bue­na­men­te inten­cio­na­da Mag­gie tra­tan­do con toda inge­nui­dad de mani­pu­lear a John y Geor­get­te aun­que no pue­de evi­tar las vuel­tas del des­tino; Haw­ke a su vez logra con­vic­ción como el indi­vi­duo que lucha por ser escri­tor en medio de dos muje­res con quien debe lidiar; Moo­re por su par­te se des­ta­ca en un rol que evi­tan­do la cari­ca­tu­ra se impo­ne como la mujer aca­dé­mi­ca no des­pro­vis­ta de cier­ta neu­ro­sis; final­men­te en pape­les de apo­yo se impo­nen Bill Hader y Maya Rudolph como los ami­gos de Mag­gie que se sin­ce­ran con ella hacién­do­la notar sus falen­cias en la con­cep­ción de sus planes.

Que­da como balan­ce, una lige­ra come­dia que sin mayo­res pre­ten­sio­nes per­mi­te pasar un rato agra­da­ble, aun­que nada más que eso. Jor­ge Gutman

Tou­lou­se Lau­trec Ilus­tra la Belle Epoque

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

UNA MUY BUE­NA EXPO­SI­CIÓN DE LITOGRAFIAS

El públi­co de esta ciu­dad tie­ne la oca­sión de apre­ciar los tra­ba­jos rea­li­za­dos por el gran pin­tor, car­te­lis­ta y cari­ca­tu­ris­ta fran­cés Henry Tou­lou­se-Lau­trec (1864 – 1901). Eso ha sido posi­ble median­te la expo­si­ción de una colec­ción per­te­ne­cien­te a un colec­cio­nis­ta pri­va­do anó­ni­mo, cuya orga­ni­za­ción ha sido rea­li­za­da por el Museo de Bellas Artes de Mon­treal (MBAM) y The Phi­llips Collec­tion de Washing­ton (DC).

En la mues­tra que tie­ne lugar en el MBAM se exhi­ben cer­ca de 100 gra­ba­dos y afi­ches del renom­bra­do pin que cubren el con­jun­to de su pro­duc­ción lito­grá­fi­ca rea­li­za­da entre 1891 y 1900, como así tam­bién imá­ge­nes icó­ni­cas rara­men­te exhi­bi­das y que fue­ron cui­da­do­sa­men­te selec­cio­na­das en fun­ción de su cali­dad y color.Desde tem­pra­na edad Tou­lou­se-Lau­trec mani­fes­tó su voca­ción por la pin­tu­ra y es así que a los vein­te años de edad se tras­la­da a París eli­gien­do el bohe­mio sec­tor de Mont­mar­tre como lugar de resi­den­cia. La gran atrac­ción que sin­tió por los cen­tros de diver­sión y entre­te­ni­mien­to noc­tur­nos motió a que fre­cuen­ta­ra el Salón de la Rue des Mou­lins, el Mou­lin Rou­ge, Le Chat Noir y el Folies Ber­gè­re, entre otros. De allí que no resul­ta extra­ño que des­de su ate­lier de Mont­mar­tre haya vol­ca­do su crea­ti­vi­dad en una pro­duc­ción lito­grá­fi­ca ins­pi­ra­da en la vida noc­tur­na de la capi­tal fran­ce­sa de la Belle Épo­que, ese perío­do nos­tál­gi­co de gran rique­za cul­tu­ral que ilu­mi­nó a Euro­pa y sobre todo a Fran­cia en los años que pre­ce­die­ron a la Gran Gue­rra de 1914.

MOULIN ROUGE - LA GOULUELa colec­ción inclu­ye tra­ba­jos excep­cio­na­les don­de algu­nos de los mis­mos nun­ca fue­ron cata­lo­ga­dos o publi­ca­dos. Entre esas obras iné­di­tas se encuen­tra la lito­gra­fía Mou­lin Rou­ge – La Gou­lue que cons­ti­tu­ye la pri­me­ra incur­sión del pin­tor en el terreno de la lito­gra­fía home­na­jean­do a la talen­to­sa bai­la­ri­na del can can pari­sino y cuyo nom­bre ver­da­de­ro era Loui­se Weber; pre­ci­sa­men­te, este tra­ba­jo per­mi­tió que este géne­ro de sim­ple pro­duc­ción comer­cial alcan­za­ra el ran­go de ver­da­de­ro arte. Entre otras obras ele­gi­das figu­ran Pen­du, Reine de Joie, May Mil­ton, May Bel­fort, L’Anglais au Mou­lin Rou­ge, Ambas­sa­deurs: Aris­ti­de Bruant don­de se anun­cia los pró­xi­mos espec­tácu­los del caba­ret del can­tan­te Aris­ti­de Bruant así como el afi­che Divan Japo­nais que evo­ca el ambien­te del café concert.

DIVAN JAPONAISCabe men­cio­nar que entre los varios artis­tas que ani­ma­ron el París noc­turno de Mont­mar­tre, ade­más de La Gou­lue se encon­tra­ba Jane Avril (naci­da como Jean­ne Beau­don), otra estu­pen­da bai­la­ri­na de la épo­ca y gran ami­ga de Tou­lou­se-Lau­trec quien la expo­ne en una nota­ble lito­gra­fía real­za­da de acua­re­la impre­sa en seis colo­res y deno­mi­na­da Jane Avril.

JANE AVRILEs impor­tan­te remar­car la serie Elles don­de el artis­ta refle­ja sus expe­rien­cias con las pros­ti­tu­tas y que lejos de degra­dar­las empa­ti­zó con ellas mani­fes­tan­do su res­pe­to, bon­dad y afec­to. La mues­tra tam­bién expo­ne Au Bois, una de sus últi­mas lito­gra­fías rea­li­za­das poco antes de su muer­te y de esca­sa difusión.

Ade­más de las obras de Tou­lou­se-Lau­trec el MBAM pre­sen­ta tra­ba­jos de otros auto­res que estu­vie­ron con él aso­cia­dos. Ese es el caso de la pin­tu­ra de Louis Anque­tin, L’Intérieur de chez Bruant: Le Mir­li­ton. Por mucho tiem­po fue con­si­de­ra­do como un pro­yec­to incon­clu­so aun­que en reali­dad el lien­zo fue ter­mi­na­do por el artis­ta. Ade­más de cons­ti­tuir un gran redes­cu­bri­mien­to de la his­to­ria del arte de París de fines del siglo XIX, esta obra es reve­la­da por pri­me­ra vez al gran público.

Asi­mis­mo, los visi­tan­tes tie­nen la opor­tu­ni­dad de invo­lu­crar­se musi­cal­men­te en la atmós­fe­ra de la Belle Épo­que; eso es logra­do a tra­vés de una selec­ción musi­cal que inclu­ye can­cio­nes inter­pre­ta­das por Aris­ti­de Bruant, Félix Mayol e Yvett Guil­bert, todos ellos con­tem­po­rá­neos de Toulouse-Lautrec.

La expo­si­ción vie­ne acom­pa­ña­da de un libro de arte de 134 pági­nas que con­tie­ne 120 ilus­tra­cio­nes, en don­de se abor­da el uni­ver­so social del artis­ta, su empleo de la lito­gra­fía y un ane­xo con una lis­ta deta­lla­da de las obras y la des­crip­ción de per­so­na­li­da­des y luga­res emblé­ma­ti­cos de Mont­mar­tre repre­sen­ta­dos por el pintor.

La mues­tra se inau­gu­ró el 18 de junio y segui­rá has­ta el 30 de octu­bre de 2016. Para toda otra infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí.

Un Emo­ti­vo Rela­to Romántico

BRIEF ENCOUN­TER

Resul­ta intere­san­te apre­ciar este her­mo­so film de David Lean y com­pro­bar cómo a poco más de 71 años de su estreno con­ser­va sus valo­res cine­ma­to­grá­fi­cos con­vir­tién­do­lo de este modo en un clá­si­co. En Brief Encoun­ter el rea­li­za­dor abor­da exi­to­sa­men­te el géne­ro román­ti­co que años des­pués vol­ve­ría a con­sa­grar­lo en fil­mes tales como Sum­mer­ti­me (1955), Doc­tor Zhi­va­go (1965) y Ryan’s Daugh­ter (1970. Lo que en este caso resul­ta sor­pren­den­te es la for­ma en que la pie­za tea­tral de Noel Coward en la que está basa­do, logra en su tras­la­do al cine un len­gua­je pro­pio, en gran par­te gra­cias al inte­li­gen­te mane­jo de cáma­ra de Lean.

Celia Johnson y Trevor Howard

Celia John­son y Tre­vor Howard

El rela­to que trans­cu­rre en Ingla­te­rra y adap­ta­do por el direc­tor con­jun­ta­men­te con Coward y Anthony Have­lock Alan se cen­tra­li­za en Lau­ra (Celia John­son) y Alex (Tre­vor Howard), dos per­so­nas de media­na edad que viven en la mis­ma loca­li­dad, están casa­dos sepa­ra­da­men­te y son res­pe­ta­bles padres de fami­lia. Quie­re la coin­ci­den­cia que ella como ama de casa toma el tren para efec­tuar sus com­pras en una zona veci­na, en tan­to que él como médi­co abor­da el mis­mo vehícu­lo diri­gién­do­se a un hos­pi­tal para un reem­pla­zo pro­fe­sio­nal. Del pri­mer bre­ve encuen­tro en el café de la esta­ción, comien­za una rela­ción que se va inten­si­fi­can­do a medi­da que trans­cu­rren las sema­nas has­ta que la mis­ma se trans­for­ma en un sen­ti­mien­to amo­ro­so impo­si­ble de disimular.

Como se apre­cia­rá el tema es intem­po­ral y muchas veces resul­ta impo­si­ble elu­dir las capri­cho­sas juga­rre­tas del des­tino; pero en todo caso tan­to Coward como Lean evi­tan que esta román­ti­ca his­to­ria pue­da con­ver­tir­se en un lacri­mó­geno melo­dra­ma. Por el con­tra­rio, el film es capaz de ahon­dar en la inti­mi­dad de sus per­so­na­jes expre­san­do la gran pasión que sien­ten a tra­vés de un len­gua­je sobrio y mesu­ra­do que logra emocionar.

 Celia Johnson y Trevor Howard


Celia John­son y Tre­vor Howard

Sin duda, los acto­res –des­co­no­ci­dos qui­zás para los jóve­nes de esta gene­ra­ción- trans­mi­ten pro­fun­da­men­te los sen­ti­mien­tos de sus per­so­na­jes. Así, John­son cau­ti­va como la intro­ver­ti­da espo­sa y madre de fami­lia alber­gan­do un gran sen­ti­mien­to de cul­pa cada vez que retor­na a su hogar al enfren­tar a su mari­do e hijos tan que­ri­dos quie­nes igno­ran lo que le está suce­dien­do; por su par­te Howard es com­ple­ta­men­te con­vin­cen­te como el caris­má­ti­co médi­co que si bien no pue­de ven­cer los impul­sos de sen­tir­se fuer­te­men­te ena­mo­ra­do de Lau­ra es cons­cien­te que ese amor prohi­bi­do se tor­na impo­si­ble de continuar.

La exce­len­te mane­ra en que la his­to­ria está rela­ta­da y la mag­ní­fi­ca actua­ción con­vier­ten a este film en una de las mejo­res expre­sio­nes román­ti­cas que el cine haya brin­da­do a tra­vés de los años. Y si algo más habría que agre­gar es que aun­que el con­di­cio­na­mien­to social de la épo­ca en que trans­cu­rre resul­te muy dife­ren­te de lo que acon­te­ce en la actua­li­dad, este film per­mi­te refle­xio­nar sobre la mane­ra en que sus dos per­so­na­jes prin­ci­pa­les son capa­ces de pri­vi­le­giar los fuer­tes víncu­los que los unen a sus res­pec­ti­vas fami­lias dejan­do de lado cual­quier egoís­mo humano que pudie­ra impli­car la adop­ción de una acti­tud diferente.

Para quie­nes no hayan vis­to este gran film o quie­nes deseen vol­ver a hacer­lo, la cade­na exhi­bi­do­ra Cine­plex lopre­sen­ta­rá en for­ma­to digi­tal los días 19, 22 y 27 de junio. Tan­to los cines par­ti­ci­pan­tes de Cana­dá como los hora­rios loca­les pue­den ser con­sul­ta­dos pre­sio­nan­do aquí.
Jor­ge Gutman

Por la Vida

A LA VIE. Fran­cia, 2015. Un film de Jean-Jac­ques Zilbermann

El direc­tor Jean-Jac­ques Zil­ber­mann rela­ta los pasos segui­dos por su madre, una sobre­vi­vien­te del Holo­caus­to, años des­pués de haber fina­li­za­do la tra­ge­dia. Al hacer­lo brin­da una come­dia dra­má­ti­ca exa­mi­nan­do con suti­le­za la amis­tad feme­ni­na sur­gi­da duran­te el angus­tio­so perío­do en que 3 muje­res com­par­tie­ron el horror de la guerra.

Johanna Ter Steege, Suzanne Clément y Julie Depardieu

Johan­na Ter Stee­ge, Suzan­ne Clé­ment y Julie Depardieu

En un rela­to de fic­ción, el guión del rea­li­za­dor escri­to con Daniel Dumas y Odi­le Bars­ki comien­za con un pró­lo­go que tie­ne lugar en Ausch­witz duran­te la gue­rra; inme­dia­ta­men­te la acción se tras­la­da a París en los comien­zos de la déca­da del 60. Allí vive Hélè­ne (Julie Depar­dieu), una de las sobre­vi­vien­tes del terror nazi, que aho­ra tra­ba­ja como cos­tu­re­ra. Aun­que tra­ta de lle­var una vida nor­mal siem­pre que­dan ves­ti­gios del tris­te pasa­do; sien­do cor­te­ja­da sen­ti­men­tal­men­te por Ray­mond (Mathias Mle­kuz), uno de sus clien­tes, final­men­te se casa con Hen­ri (Hip­poly­te Girar­dot) su ami­go de infan­cia, sin impor­tar­le que él ha sido cas­tra­do en Ausch­witz por expe­ri­men­tos nazis médi­cos, lo que natu­ral­men­te le impi­de man­te­ner una com­ple­ta rela­ción conyugal..

Como suce­de con mucho de los sobre­vi­vien­tes, los momen­tos vivi­dos en los cam­pos de con­cen­tra­ción que­dan mar­ca­dos en la memo­ria de los afec­ta­dos y es así que en el caso de Hélè­ne ella no pue­de olvi­dar el gran afec­to que cimen­tó duran­te los acia­gos días con Rose (Suzan­ne Clé­ment) –que cree que murió en la gue­rra- y Lili (Johan­na Ter Stee­ge). Con el pro­pó­si­to de ubi­car a ésta últi­ma, des­pués de lar­go tiem­po de haber colo­ca­do avi­sos en los dia­rios, logra final­men­te con­tac­tar­la al saber que vive en Holan­da; de este modo pla­nea un encuen­tro para pasar jun­tas unos días de vaca­cio­nes en el bal­nea­rio de Berck-sur-Mer ubi­ca­do al nor­te de Fran­cia. La sor­pre­sa es mayor cuan­do Hélè­ne ve a Lili acom­pa­ña­da por Rose que en reali­dad logró sal­var­se y que vivien­do en Mon­treal está en esos momen­tos de visi­ta en Europa.

En for­ma sobria y evi­tan­do for­za­dos sen­ti­men­ta­lis­mos, el rela­to va des­ta­can­do las dife­ren­tes carac­te­rís­ti­cas de cada una de las ami­gas, los recuer­dos del pasa­do, las viven­cias pre­sen­tes, qué es lo que las pue­de unir des­pués de tan­to tiem­po y lo que pue­de qui­zá dis­tan­ciar­las. Sal­pi­ca­do de un cier­to humor, en que cada una vuel­ca sus expe­rien­cias ínti­mas y el modo de reaco­mo­da­mien­to des­pués de la gue­rra, el rela­to se nutre de algu­nas esce­nas emo­ti­vas; entre las mis­mas se encuen­tran la que mues­tra al trío oran­do alre­de­dor de la mesa del Sha­bat, o bien ento­nan­do algu­nas can­cio­nes fol­cló­ri­cas judías.

Tan­to Depar­dieu como Ter Stee­ge y Cle­ment ofre­cen bue­nas inter­pre­ta­cio­nes y está muy bien logra­da la repro­duc­ción del lugar turís­ti­co don­de trans­cu­rre la acción así como otros deta­lles per­ti­nen­tes a esa épo­ca gra­cias a la bue­na foto­gra­fía de Remy Che­vrin y los acer­ta­dos dise­ños de pro­duc­ción de Vale­rie Grall. Jor­ge Gutman