THE HANDMAIDEN / MADEMOISELLE. Corea del Sur, 2016. Un film de Park Chan-wook
De uno de los realizadores más importantes del cine coreano llega a las salas de Canadá una obra artística cuyo estreno mundial en el último festival de Cannes entusiasmó a la mayoría de los críticos. Eso no resulta sorprendente porque el film de Park Chan-wook es una auténtica obra de arte tanto en el plano de la realización como por sus bellas y eróticas imágenes capaces de seducir al espectador más indiferente.
Basada en la novela Falsa Identidad (Fingersmith, 2002) de la escritora británica Sarah Waters, el guión del realizador y Chung Seo-kyung, en lugar de ubicar la acción en Inglaterra durante la época victoriana traslada su desarrollo a la Corea de la década del 30 cuando el país se encontraba bajo el dominio japonés. Aunque en principio la trama aparenta ser sencilla, su narración se vuelve más compleja en la medida que va adoptando diferentes ángulos. La primera parte de esta historia introduce a Sooke (Kim Tae-ri), una hermosa joven carterista quien inducida por un estafador (Ha Jung-woo) que se hace pasar por un conde japonés, se convierte en empleada doméstica de Lady Hideko (Kim Min-hee), una inocente huérfana y rica aristócrata japonesa quien vive recluida con Kouzuki (Cho Jin-woong), su tiránico tío millonario. El propósito del supuesto conde es que Sooke lo ayude a seducir a Hideko a fin de casarse con ella, para posteriormente internarla en un asilo mental y finalmente heredar su fortuna; sin embargo, hay un elemento que desbarata los planes cuando entre las dos mujeres se produce una atracción sexual cargada de fuertes emociones. A la manera de Rashomon, el relato prosigue su desarrollo atendiendo al punto de vista de Hideko y posteriormente a la del falso conde; de este modo, agregando nuevas revelaciones y descartando otras conocidas, el entramado- donde nada es como parece ser- va creando una intriga que se intensifica hasta arribar a un muy buen e imprevisible desenlace.
Este feminista drama de época es relatado con sublime exquisitez. Así, el amor sáfico está coreografiado de manera impecable debido a la delicadeza con que el realizador expone el encuentro sensual y apasionado de los cuerpos desnudos evitando cualquier atisbo sensacionalista; en tal sentido, es muy buena la interpretación de las dos protagonistas femeninas transmitiendo las vivencias físicas y emocionales de sus respectivos personajes.
Nota aparte merece el excepcional trabajo técnico que constituye uno de los grandes pilares del film. Además del valioso diseño de producción de Ryu Seong-hee, es remarcable el suntuoso vestuario, de Cho Sang-kyung, la sugestiva música de Cho Young-wuk , así como la bella fotografía de Chung Chung-hoon.
Por lo que antecede, este thriller impregnado de seducción, engaños, y venganza y sazonado con un efectivo humor juguetón, alcanza un nivel de gran calidad. Jorge Gutman