Nues­tras Mujeres

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

NOS FEM­MES Autor: Éric Assous – Direc­ción: Michel Poi­rier – Adap­ta­ción: Moni­que Ducep­pe – Elen­co: Guy Jodoin, Syl­vain Mar­cel y David Savard — Deco­ra­dos: Gui­llau­me Lord — Ves­tua­rio: Pie­rre-Guy Lapoin­te – Ilu­mi­na­ción: Clau­de Cour­no­yer – Músi­ca: Chris­tian Tho­mas. Dura­ción: 1h 30m, sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 3 de diciem­bre de 2016 en el Théâ­tre Ducep­pe (www.duceppe.com)

Des­pués de haber obte­ni­do un gran suce­so en París don­de fue estre­na­da en 2013 así como en Madrid en 2015 y en Bue­nos Aires este año, lle­ga a Mon­treal la pie­za de Éric Assous Nos Fem­mes cuyo tema es el de la amis­tad y cómo la mis­ma se pone a prue­ba fren­te a acon­te­ci­mien­tos inesperados.

nuestras-mujeresA tra­vés de sus tres úni­cos per­so­na­jes, se asis­te a la amis­tad que a lo lar­go de trein­ta años ha uni­do a Paul (Guy Jodoin), Max (Syl­vain Mar­cel) y Simón (David Savard), tres hom­bres bur­gue­ses de media­na edad. El trío sue­le reu­nir­se sema­nal­men­te en el piso de Max para cenar y jugar a las car­tas. Así, en la vela­da en que trans­cu­rre la acción, Paul y Max aguar­dan la lle­ga­da de Simon que se encuen­tra retra­sa­do a la cita. Mien­tras espe­ran, ambos hablan sobre sus res­pec­ti­vas muje­res en un ambien­te dis­ten­di­do sin ima­gi­nar lo que inme­dia­ta­men­te acontecerá.

El ele­men­to dis­pa­ra­dor de la tra­ma se pro­du­ce con el arri­bo de Simón. Con un sem­blan­te tétri­co y deses­pe­ra­do con­fie­sa a sus ami­gos que estran­gu­ló a Este­lle, su pare­ja, des­pués de haber man­te­ni­do una fuer­te dispu­ta con ella. Fren­te a la reve­la­ción del suce­so, el con­flic­to se pre­sen­ta cuan­do el ami­go ase­sino pide a los otros dos que lo encu­bran. De este modo la pre­sión ejer­ci­da sobre Paul y Max para no reve­lar la ver­dad de lo ocu­rri­do plan­tea el dile­ma sobre has­ta dón­de un sen­ti­mien­to afec­ti­vo como la amis­tad pue­de com­pro­me­ter­los a ser cóm­pli­ces de un crimen.

nos-femmesSi bien la acción come­ti­da por Simón cons­ti­tu­ye el fac­tor cen­tral del rela­to, a par­tir de allí la obra resal­ta algu­nos ele­men­tos que van aflo­ran­do con el desa­rro­llo de la mis­ma. Así, des­me­nu­zan­do el uni­ver­so mas­cu­lino el autor va ori­gi­nan­do situa­cio­nes que reve­lan la vul­ne­ra­bi­li­dad y las dife­ren­tes emo­cio­nes que envuel­ven a los tres amigos.

A pesar de la cir­cuns­tan­cia dra­má­ti­ca ori­gi­na­da por un cri­men, el autor ha pre­fe­ri­do apos­tar por el tono de come­dia; en con­se­cuen­cia, a tra­vés de un diá­lo­go muy inte­li­gen­te en don­de van cono­cién­do­se más a fon­do la dife­ren­te per­so­na­li­dad de cada per­so­na­je, la pie­za ofre­ce situa­cio­nes hilarantes.

La muy bue­na pues­ta escé­ni­ca de Michel Poi­rier que goza de un flui­do rit­mo se ve afian­za­da por la cali­dad de los come­dian­tes que ha sabi­do reu­nir para la pre­sen­te oca­sión. Así, Jodoin, que retor­na al tea­tro des­pués de algu­nos años de ausen­cia, demues­tra aplo­mo y con­vic­ción como el médi­co reu­ma­tó­lo­go y hom­bre de fami­lia cuya vida trans­cu­rre sin mucho brío acom­pa­ña­do de una espo­sa dema­sia­do pasi­va; al pro­pio tiem­po, como el ami­go que cree que debe encu­brir a Simón uti­li­za argu­men­tos que aun­que dis­cu­ti­bles no son del todo des­es­ti­ma­bles; lo más impor­tan­te acon­te­ce cuan­do a su mode­ra­ción ini­cial le suce­de una brus­ca trans­for­ma­ción cuan­do se ente­ra de algo que lo eno­ja fuer­te­men­te. Elo­gios seme­jan­tes mere­ce Mar­cel quien trans­mi­te cre­di­bi­li­dad como el cama­ra­da radió­lo­go quien opues­to a la opi­nión de Paul cree que exis­ten lími­tes que no pue­den ser tras­gre­di­dos para sal­var a un ami­go; asi­mis­mo, trans­mi­te muy bien la inma­du­rez de una per­so­na que aun­que ten­ga pare­ja no se atre­ve a con­vi­vir con ella. Final­men­te, Savard mues­tra con efec­ti­va elo­cuen­cia el desen­freno ini­cial de Simón para pasar pos­te­rior­men­te a un mar­ca­do ago­ta­mien­to. Los tres acto­res, espe­cial­men­te Jodoin y Mar­cel, ade­más de gene­rar una apre­cia­ble quí­mi­ca entre ellos dotan a sus per­so­na­jes la sen­si­bi­li­dad nece­sa­ria para que tras­cien­da en la pla­tea que los observa.

Al tras­la­dar el desa­rro­llo de la pie­za a Mon­treal, más pre­ci­sa­men­te a île des Soeurs, la adap­ta­ción de Moni­que Ducep­pe res­pe­ta muy bien el con­te­ni­do y espí­ri­tu del tex­to de Assous. Para com­ple­tar esta eva­lua­ción crí­ti­ca habrá que des­ta­car la mag­ní­fi­ca esce­no­gra­fía de Gui­llau­me Lord don­de se apre­cia el living come­dor de Max con un bal­cón terra­za que ofre­ce una estu­pen­da vis­ta de la ciudad.

Con­clu­sión: Sin ser una obra maes­tra, esta pie­za que com­bi­na muy bien el dra­ma con la come­dia y sazo­na­da con intere­san­te intri­ga cons­ti­tu­ye un efi­caz entre­te­ni­mien­to que el públi­co sabrá apre­ciar, tenien­do en cuen­ta los calu­ro­sos aplau­sos reci­bi­dos por los acto­res al final de la repre­sen­ta­ción a la cual tuve opor­tu­ni­dad de asistir.