Intras­cen­den­te Dra­ma Romántico

ALLIED. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Robert Zemeckis.

Brad Pitt y Marion Coti­llard ani­man un dra­ma román­ti­co de espio­na­je que trans­cu­rre duran­te la Segun­da Gue­rra Mun­dial en un rela­to que no alcan­za a satis­fa­cer en la medi­da que debiera.

Marion Cotillard y Brad Pitt

Marion Coti­llard y Brad Pitt

La acción comien­za en 1942 en el pro­tec­to­ra­do fran­cés de Marrue­cos, don­de en Casa­blan­ca tie­ne lugar el encuen­tro de Max Vatan (Pitt), un ofi­cial cana­dien­se cola­bo­ran­do con el gobierno bri­tá­ni­co con­tra el régi­men nazi, y Marian­ne Beau­se­jour (Coti­llard), una agen­te fran­ce­sa que for­ma par­te de la resis­ten­cia luchan­do con el mis­mo pro­pó­si­to. La misión que los reúne es la de ase­si­nar al emba­ja­dor ale­mán en una recep­ción social que ten­drá lugar en pocos días más. Para no des­per­tar sos­pe­chas fren­te a sus veci­nos, ambos simu­lan ser mari­do y mujer; eso no impe­di­rá para que even­tual­men­te sur­ja entre ellos una rela­ción sen­ti­men­tal. Los pre­pa­ra­ti­vos del aten­ta­do con­du­cen a que la ope­ra­ción pla­nea­da se cum­pla satis­fac­to­ria­men­te; des­pués del ase­si­na­to come­ti­do, ambos huyen pre­ci­pi­ta­da­men­te de Marrue­cos para diri­gir­se a Lon­dres don­de con­traen matrimonio.

En la capi­tal bri­tá­ni­ca el rela­to adquie­re un tono dife­ren­te. A pesar de que la gue­rra aún con­ti­núa, don­de Gran Bre­ta­ña es sacu­di­da por los bom­bar­deos nazis, la pare­ja logra una esta­bi­li­dad fami­liar con el naci­mien­to de su hiji­ta. Al poco tiem­po la pla­ci­dez hoga­re­ña se inte­rrum­pe cuan­do Max es con­vo­ca­do por el ser­vi­cio de inte­li­gen­cia bri­tá­ni­co don­de se le infor­ma que exis­ten evi­den­cias de que Marian­ne es una espía que tra­ba­ja para los ale­ma­nes. A pesar de que le cues­ta admi­tir que la per­so­na a quien ama y con­vi­ve le haya enga­ña­do, la misión que reci­be de sus supe­rio­res es el de obser­var­la aten­ta­men­te y en el caso de que la sos­pe­cha se con­fir­me adop­tar las drás­ti­cas medi­das que le han sido impartidas.

La com­bi­na­ción de un rela­to román­ti­co esbo­za­do en su pri­me­ra mitad con una his­to­ria de rela­ti­vo sus­pen­so que le sigue podría resul­tar efec­ti­va si no con­cu­rrie­sen fac­to­res que debi­li­tan al film. En pri­mer lugar sor­pren­de la actua­ción des­lu­ci­da de Pitt que no brin­da emo­ción algu­na al per­so­na­je de un hom­bre al que le corroe la duda sobre la ver­da­de­ra iden­ti­dad de su mujer y que por lo tan­to ve alte­ra­da su rela­ción con­yu­gal; igual­men­te, des­de la ópti­ca román­ti­ca no exis­te la quí­mi­ca nece­sa­ria con el per­so­na­je asu­mi­do por Coti­llard quien lo supera amplia­men­te en su carac­te­ri­za­ción de tier­na y abne­ga­da madre y espo­sa, sin que evi­den­cie ras­go alguno de ser una espía. Con todo, lo más obje­ta­ble es cómo el guión de Ste­ven Knight resuel­ve en for­ma pedes­tre el enig­ma crea­do sobre la ino­cen­cia o cul­pa­bi­li­dad de Marian­ne; así, su reso­lu­ción des­acre­di­ta por com­ple­to aspec­tos vita­les con­tem­pla­dos a lo lar­go del rela­to para desem­bo­car en un final total­men­te anti­cli­má­ti­co e implausible.

No es que Allied deba ser des­car­ta­do por com­ple­to, pero cier­ta­men­te tam­po­co tras­cien­de. Aun­que su visión resul­te mode­ra­da­men­te entre­te­ni­da, ter­mi­na frus­tran­do por su incon­sis­ten­te y absur­do des­en­la­ce lo que moti­va que al poco tiem­po de ser vis­to este film de Robert Zemec­kis pase al olvi­do. Jor­ge Gutman