Un Genial Embaucador

SMO­KE AND MIRRORS (EL HOM­BRE DE LAS MIL CARAS). Espa­ña, 2016. Un film de Alber­to Rodríguez

Des­pués del exce­len­te film La Isla Míni­ma (2014) de Alber­to Rodrí­guez, este rea­li­za­dor retor­na con El Hom­bre de las Mil Caras, demos­tran­do una asom­bro­sa ver­sa­ti­li­dad en el tra­ta­mien­to de temas dife­ren­tes. Ade­más de una con­tun­den­te dis­ci­pli­na en lo que narra, el direc­tor logra una pre­ci­sa com­po­si­ción de imá­ge­nes y cuen­ta con un cali­fi­ca­do elen­co cuyo pro­ta­go­nis­ta Eduard Fer­nán­dez ofre­ce una extra­or­di­na­ria inter­pre­ta­ción que le valió obte­ner el pre­mio al mejor actor en el últi­mo fes­ti­val de San Sebastián.

Eduard Fernández

Eduard Fer­nán­dez

Este apa­sio­nan­te thri­ller pasa revis­ta a uno de los mayo­res escán­da­los que sacu­dió a Espa­ña en la déca­da del 90 y que tuvo como pro­ta­go­nis­ta a Fran­cis­co Pae­sa (Fer­nán­dez). Se tra­ta de un indi­vi­duo que sin escrú­pu­lo alguno a tra­vés de sus mil caras dife­ren­tes (de allí el títu­lo del film) fue un ver­da­de­ro alqui­mis­ta en el arte del enga­ño, la trai­ción, la simu­la­ción y la estafa.

A tra­vés de mate­rial de archi­vo y de clips se lle­ga a saber que en la déca­da del 80 Pae­sa actuó como un agen­te secre­to del gobierno espa­ñol ope­ran­do con­tra el movi­mien­to vas­co de la ETA; el resul­ta­do fue que ade­más de no haber sido paga­do por sus ges­tio­nes estu­vo for­za­do a dejar Espa­ña para no arries­gar su vida.

Cuan­do en 1993 retor­na empo­bre­ci­do al país jun­to con su espo­sa (Mire­la Por­tas), una gran opor­tu­ni­dad se le pre­sen­ta ines­pe­ra­da­men­te. Eso ocu­rre cuan­do Pae­sa es visi­ta­do por Luis Rol­dán (Car­los San­tos), ex Direc­tor Gene­ral de la Guar­dia Civil, y su seño­ra (Mar­ta Etu­ra); el ex fun­cio­na­rio le soli­ci­ta que lo ayu­de a blan­quear la suma de 1500 millo­nes de pese­tas que sus­tra­jo del era­rio públi­co duran­te su actua­ción, pagán­do­le como retri­bu­ción la suma de un millón de dóla­res. Pae­sa no duda en acep­tar el ofre­ci­mien­to no sólo para poder enri­que­cer­se y solu­cio­nar su situa­ción eco­nó­mi­ca sino tam­bién para ven­gar­se del gobierno. En cum­pli­mien­to de su misión, Pae­sa ‑que goza de inmu­ni­dad diplo­má­ti­ca como emba­ja­dor de la isla afri­ca­na de San Tomé en Madrid- logra que en Abril de 1994 Rol­dán y su espo­sa huyan a Fran­cia, ocul­tán­do­los en un depar­ta­men­to de París don­de el gobierno espa­ñol igno­ra su paradero.

Los múl­ti­ples acon­te­ci­mien­tos que de allí en más se van suce­dien­do en Madrid, París, Gine­bra Sin­ga­pur y Bang­kok con­vier­ten al rela­to en una atra­pan­te intri­ga de espio­na­je don­de se evi­den­cia como este crá­pu­la va urdien­do múl­ti­ples estra­te­gias ten­dien­tes a esquil­mar a sus aso­cia­dos de turno como así tam­bién al Esta­do, lle­gan­do inclu­so a fin­gir su pro­pia muer­te en 1998.

Para con­tar esta com­ple­ja his­to­ria que en muchos casos asu­me el carác­ter de una den­sa tela­ra­ña, Rodrí­guez y Rafael Cobos López han con­ce­bi­do un guión basa­do en el libro Pae­sa, el espía de las mil caras del perio­dis­ta Manuel Cer­dán quien tuvo opor­tu­ni­dad de entre­vis­tar­se con Pae­sa, cuyos hechos son narra­dos en la fic­ción por Jesús Camoes (José Coro­na­do), el pilo­to ami­go del gran manipulador.

Pue­de que la com­ple­ta ver­dad de los acon­te­ci­mien­tos resul­te difí­cil de des­en­tra­ñar; de allí que al comen­zar el film se mani­fies­te que “como en todas las his­to­rias ver­da­de­ras, ésta con­tie­ne algu­nas men­ti­ras”. Dejan­do a un lado el son­rien­te cinis­mo que des­pier­ta dicha con­fe­sión lo cier­to es que el direc­tor logró un muy buen film de sus­pen­so, efi­cien­te­men­te mon­ta­do y sazo­na­do con momen­tos de buen humor don­de la figu­ra de un genial embau­ca­dor pue­de adqui­rir pro­ta­go­nis­mo cuan­do exis­te por medio una corrup­ción endé­mi­ca que mina los valo­res mora­les de una socie­dad. Jor­ge Gutman

Afron­tan­do el Futuro

THINGS TO COME (L’A­VE­NIR). Fran­cia-Ale­ma­nia, 2016. Un film escri­to y diri­gi­do por Mia Hansen-Love

La escri­to­ra y rea­li­za­do­ra fran­ce­sa Mia Han­sen-Love ofre­ce en Things To Come un cabal retra­to de una mujer de 57 años que a pesar de dife­ren­tes expe­rien­cias difí­ci­les que le ha toca­do vivir, entien­de que la vida sigue su cur­so y en con­se­cuen­cia debe­rá a adap­tar­se a la misma.

Isabelle Huppert y Roman Kolinka

Isa­be­lle Hup­pert y Roman Kolinka

A dife­ren­cia de otros fil­mes don­de exis­te un con­flic­to cen­tral que movi­li­za al rela­to, Han­sen-Love pre­fie­re des­cri­bir a Natha­lie (Isa­be­lle Hup­pert) a tra­vés de una suce­sión de esce­nas bien cons­trui­das ofre­cien­do una cla­ra visión de su per­so­na­li­dad. Como una pro­fe­so­ra de filo­so­fía muy inte­lec­tual, ella es res­pon­sa­ble y bue­na peda­go­ga con sus alum­nos hacién­do­les ana­li­zar sobre lo que les está trans­mi­tien­do como edu­ca­do­ra. Simul­tá­nea­men­te la vemos com­par­tien­do su hogar con su mari­do Heinz (André Mar­con) de simi­lar nivel cul­tu­ral y con sus dos hijos adultos.

Tra­tan­do de com­pa­ti­bi­li­zar su ruti­na dia­ria de tra­ba­jo con la vida fami­liar, ella es asi­mis­mo moral­men­te res­pon­sa­ble de lo que acon­te­ce con Yvet­te (Edith Scob), su ancia­na y pose­si­va madre; aun­que debi­li­ta­da físi­ca­men­te, sabe cómo mani­pu­lar a su hija recu­rrien­do a ella en cual­quier momen­to adu­cien­do ata­ques de pánico.

Gra­dual­men­te la exis­ten­cia de Natha­lie va expe­ri­men­tan­do un sig­ni­fi­ca­ti­vo vuel­co cuan­do su madre mue­re, su espo­so des­pués de 25 años de matri­mo­nio, le anun­cia que la deja para vivir con otra mujer y simul­tá­nea­men­te sus hijos están dejan­do el hogar fami­liar. A todo ello, el edi­tor de sus libros de tex­to de filo­so­fía le comu­ni­ca que dis­con­ti­nua­rá la publi­ca­ción de los mis­mos. De repen­te, ella sien­te que es un ser que aho­ra dis­po­ne ple­na­men­te de su liber­tad; el dile­ma está en saber cómo dis­fru­tar de la mis­ma cuan­do inte­rior­men­te se atra­vie­sa un momen­to de cri­sis existencial.

Rela­ta­do en for­ma sen­ci­lla pero pre­ci­sa, la rea­li­za­do­ra abor­da varios temas de can­den­te inte­rés. Así, la enfer­me­dad de Edith, su inter­na­ción en una resi­den­cia de ancia­nos y su pos­te­rior dece­so, indi­ca cómo nadie pue­de esca­par al irre­ver­si­ble paso del tiem­po, que se hace más inten­so cuan­do alguien como Natha­lie no se encuen­tra muy ale­ja­da de ini­ciar la tran­si­ción hacia la eta­pa de la ter­ce­ra edad. No menos impor­tan­te es con­si­de­rar la dura expe­rien­cia que se vive cuan­do se pro­du­ce la rup­tu­ra de un matri­mo­nio en un cier­to momen­to de la vida don­de no siem­pre resul­ta sen­ci­llo poder comen­zar una nue­va rela­ción sentimental.

Si lo que se exhi­be podría crear un cli­ma pesi­mis­ta, el rela­to lo des­mien­te. A pesar de todas las incle­men­cias o con­tra­tiem­pos que la pro­ta­go­nis­ta de esta his­to­ria atra­vie­sa, hay en ella un espí­ri­tu de for­ta­le­za que la guía a afron­tar el futu­ro con posi­ti­va deter­mi­na­ción rein­ven­tan­do su exis­ten­cia. Par­te de ello se ilus­tra en la rela­ción inte­lec­tual y amis­to­sa man­te­ni­da con Fabian (Roman Kolin­ka), un joven y muy buen ex alumno de quien ella ha sido su men­to­ra, como así tam­bién man­te­nien­do una exce­len­te comu­ni­ca­ción con sus hijos y gozan­do con el naci­mien­to de su pri­mer nie­ti­to en el trans­cur­so de una cena navideña.

Una vez más la mag­né­ti­ca actua­ción de Hup­pert inyec­ta ple­na con­vic­ción a una mujer de tem­ple y de nota­ble ente­re­za, capaz de no dejar­se ven­cer fren­te a las con­tra­rie­da­des que todo ser humano que­da expues­to. Sin sobre­ac­tuar su inter­pre­ta­ción refuer­za los valo­res de este film don­de Han­sen-Love a pesar de encon­trar­se en la eta­pa pri­ma­ve­ral de su exis­ten­cia ha sabi­do com­pren­der y trans­mi­tir deli­ca­da­men­te y sin con­des­cen­den­cia algu­nos de los vai­ve­nes y sen­ti­mien­tos de gen­te de media­na edad. Jor­ge Gutman

Una Impla­ca­ble Lobista

MISS SLOA­NE. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de John Maden

La agi­ta­da vida de una audaz lobis­ta es lo que enfo­ca el rea­li­za­dor John Mad­den en Miss Sloa­ne. Adop­tan­do las carac­te­rís­ti­cas de un thri­ller polí­ti­co, su con­te­ni­do ya ha sido tra­ta­do en varias opor­tu­ni­da­des y por lo tan­to no hay nada nue­vo en lo expues­to que pue­da sorprender.

Eli­za­beth Sloa­ne (Jes­si­ca Chas­tain) tra­ba­ja en una fir­ma con­sul­to­ra de Washing­ton cuyos inte­gran­tes se espe­cia­li­zan en prac­ti­car el lobby para tra­tar de influir en las deci­sio­nes que adop­ta­rán altos fun­cio­na­rios del gobierno de Esta­dos Unidos.

Jessica Chastain

Jes­si­ca Chastain

En el momen­to en que comien­za la acción ella es con­vo­ca­da para tes­ti­mo­niar ante un Comi­té del Sena­do enca­be­za­do por el con­gre­sal Ron Sper­ling (John Lith­gow) don­de es cues­tio­na­da por haber que­bra­do reglas éti­cas en su impli­ca­ción con un via­je efec­tua­do por un sena­dor a Indo­ne­sia. A par­tir de allí, a tra­vés de flash­backs que retro­traen el rela­to a algu­nos meses ante­rio­res, se pue­de obser­var que los jefes (Sam Waters­ton, Michael Stuhl­barg) de Eli­za­beth están empe­ña­dos en defen­der los intere­ses de la Natio­nal Rifle Asso­cia­tion para que cual­quier ciu­da­dano pue­da por­tar armas libre­men­te. Fren­te a esta situa­ción y en un acto de supues­ta con­cien­cia moral, ella resuel­ve adop­tar una acti­tud com­ple­ta­men­te opues­ta lo que la lle­va a dejar el estu­dio y con casi todo su equi­po que la sigue deci­de tra­ba­jar en otra fir­ma más peque­ña de lobis­tas. La mis­ma está a car­go de Rodol­fo Sch­midt (Mark Strong), un hom­bre idea­lis­ta deseo­so de que los sena­do­res legis­len a favor del con­trol de armas; en tal sen­ti­do él encon­tra­rá en Miss Sloa­ne una fer­vien­te colaboradora.

Tal como lo anti­ci­pa su títu­lo, la tra­ma gira en torno de Eli­za­beth que aun­que talen­to­sa y ambi­cio­sa es tam­bién una mujer temi­ble que sin escrú­pu­lo alguno tra­ta de obte­ner lo que se pro­po­ne sin impor­tar los medios a los que tie­ne que recu­rrir. De allí que no resul­te extra­ño que su caris­má­ti­ca pre­sen­cia la con­vier­ta en líder del gru­po que la rodea. Sin una cla­ra con­vic­ción polí­ti­ca, lo impor­tan­te para ella es luchar para ganar una cau­sa sin con­si­de­rar el con­te­ni­do de la misma.

El guión de Jonathan Pere­ra tam­bién des­ta­ca aspec­tos de su vida per­so­nal don­de en ausen­cia de una rela­ción sen­ti­men­tal, su inti­mi­dad es úni­ca­men­te man­te­ni­da con For­de (Jake Lacy), un escol­ta mas­cu­lino que le pres­ta un satis­fac­to­rio ser­vi­cio sexual a cam­bio de una bue­na retri­bu­ción mone­ta­ria. Curio­sa­men­te, es en ese víncu­lo don­de la per­so­na­li­dad de Eli­za­beth ema­na cier­ta humanidad.

El rela­to pue­de resul­tar enga­ño­so en la medi­da que gran par­te del mis­mo está cen­tra­do en la ardua lucha libra­da entre los dos gru­pos de lobis­tas con res­pec­to a la por­ta­ción de armas. Si bien en un prin­ci­pio se pue­de supo­ner que el film tra­ta de defen­der la regu­la­ción del con­trol de armas, a medi­da que avan­za la his­to­ria se verá que el énfa­sis es pues­to en la des­pia­da­da con­duc­ta de Eli­za­beth que muchas veces la obli­ga a jugar sucia­men­te o inclu­so trai­cio­nar a un alia­do si le resul­ta conveniente.

En otros aspec­tos, el rea­li­za­dor cap­ta muy bien el modo en que ope­ran los gru­pos de coer­ción y la for­ma en que logran obte­ner el apo­yo de los sena­do­res para apro­bar una ley al ser­vi­cio de los intere­ses de sus clien­tes. Al pro­pio tiem­po que­da refle­ja­do como ese accio­nar pue­de lle­gar a des­na­tu­ra­li­zar el sis­te­ma demo­crá­ti­co al gene­rar un nivel de corrup­ción que alcan­za a las altas esfe­ras ofi­cia­les inclu­yen­do al sena­dor Sper­ling que está juz­gan­do a Elizabeth.

Más allá de que pue­da o no agra­dar el per­so­na­je de Miss Sloa­ne, lo cier­to es que Chas­tain infun­de todos los mati­ces nece­sa­rios para que su carac­te­ri­za­ción resul­te creí­ble; igual­men­te es irre­pro­cha­ble el elen­co que la secun­da, con espe­cial refe­ren­cia a Gugu Mbatha-Raw asu­mien­do el rol de una víc­ti­ma de la vio­len­cia armada.

Tal como se mani­fes­tó al prin­ci­pio de esta nota lo que aquí se con­tem­pla es amplia­men­te cono­ci­do; así, para men­cio­nar un ejem­plo bas­ta seña­lar la exce­len­te tele­se­rie Hou­se of Cards refle­jan­do el cinis­mo, egoís­mo y corrup­ción de los polí­ti­cos. Con todo, la muy bue­na actua­ción de Chas­tain per­mi­te que el film logre cap­tar la aten­ción e inte­rés del espec­ta­dor. Jor­ge Gutman

Con­fron­ta­ción de Intereses

AQUA­RIUS. Bra­sil, 2016. Un film escri­to y diri­gi­do por Kle­ber Men­do­nça Filho

Tras la gra­ta impre­sión deja­da por el direc­tor y guio­nista bra­si­leño Kle­ber Men­do­nça Filho con su exce­lente debut en Au Som au Redor (2012), aho­ra retor­na con Aqua­rius cuyo tema está cen­trado en la agre­siva espe­cu­la­ción del mer­cado inmo­bi­lia­rio de Reci­fe con algu­nas refe­ren­cias sobre las dife­ren­cias socia­les impe­ran­tes en Brasil.

El rela­to enfo­ca a Cla­ra (Sonia Bra­ga), una crí­tica musi­cal jubi­lada de 65 años de edad pro­ve­nien­te de una acau­da­lada fami­lia de Reci­fe. Ella vive con­for­ta­ble­mente en un anti­guo depar­ta­mento de un edi­fi­cio de dos pisos deno­mi­nado “Aqua­rius”, ubi­cado en una pri­vi­le­giada zona y con una esplén­dida vis­ta al océano; sin­tién­do­se ple­na­men­te con­for­ta­ble don­de habi­ta, su pro­pó­si­to es el de seguir resi­dien­do allí has­ta el final de sus días.

El orden impe­ran­te con res­pec­to a Aqua­rius se ve alte­ra­do cuan­do Die­go (Hum­berto Carrao), un ambi­cioso e ines­cru­pu­loso pro­mo­tor de una empre­sa cons­truc­tora ha adqui­rido todos los res­tan­tes depar­ta­men­tos y solo le res­ta lograr el de Cla­ra para echar aba­jo el edi­fi­cio y cons­truir en su lugar un moderno con­do­mi­nio. Sin embar­go, al negar­se a acep­tar una muy ten­ta­do­ra pro­pues­ta de com­pra, ella crea­rá una con­fron­ta­ción con los intere­ses de la con­tra­parte y es esa situa­ción la que ori­gi­na el con­flic­to dra­má­ti­co del rela­to que con­du­ce a un sor­pre­sivo desenlace.

Apar­te del tópi­co cen­tral, el direc­tor efec­túa un buen estu­dio de la per­so­na­li­dad de Cla­ra en sus víncu­los de fami­lia, sobre todo con el recuer­do de una tía (Thaia Perez) a quien qui­so mucho y que había habi­ta­do en ese mis­mo depar­ta­men­to. Con todo, lo más impor­tante del film es la bri­llan­te inter­pre­ta­ción de Sonia Bra­ga; la nota­ble intér­pre­te que en el pasa­do des­lum­bró al públi­co con Doña Flor y sus dos Mari­dos (1976) y El Beso de la Mujer Ara­ña (1985), efec­túa otra nota­ble inter­pre­ta­ción per­so­ni­fi­can­do con brío a una mujer de gran empu­je y carác­ter que habien­do que­dado mar­cada por el estig­ma de un cán­cer sufri­do duran­te una impor­tante par­te de su vida, es capaz de man­te­ner su dig­ni­dad intac­ta y deci­di­da a mar­char hacia ade­lante a pesar de los obs­tácu­los que se pre­sen­tan en su camino. Jor­ge Gutman

Excén­tri­cas Botas

KINKY BOOTS

Basa­da en la pelí­cu­la bri­tá­ni­ca de 2005, la come­dia musi­cal Kinky Boots con músi­ca de Cyn­di Lau­per y libre­to de Har­vey Fiers­tein lle­ga a Mon­treal en una de las esca­las de la gira nor­te­ame­ri­ca­na que se está realizando..

Foto de Matthew Murphy

Foto de Matthew Murphy

Este espec­tácu­lo que fue estre­na­do mun­dial­men­te en Chica­go en Octu­bre de 2012, tuvo su debut en Broad­way en Abril de 2013. El cla­mo­ro­so éxi­to de públi­co y crí­ti­ca le valió haber sido nomi­na­do en 13 cate­go­rías para los pre­mios Tony y haber sido dis­tin­gui­do como mejor come­dia musi­cal, mejor músi­ca mejor coreo­gra­fía, mejor orques­ta­ción y mejor con­cep­ción sono­ra. Igual­men­te, la pie­za reci­bió pre­mios adi­cio­na­les inclu­yen­do, entre otros, los de Dra­ma Lea­gue y del Outer Cri­tics Cir­cle. En 2014 logró el Grammy como mejor álbum de come­dia musi­cal y en 2016 obtu­vo en Lon­dres 3 pre­mios Lau­ren­ce Oli­vier inclu­yen­do el de Mejor Nue­vo Musical.

Foto de Matthew Murphy

Foto de Matthew Murphy

El argu­men­to está ins­pi­ra­do en un hecho real. Char­lie Pri­ce es hijo de un arte­sano zapa­te­ro que es due­ño de una fábri­ca emplean­do a varias fami­lias en Northam­pton, Ingla­te­rra. Su padre con­fía en que él pue­da con­ti­nuar con la mar­cha de la empre­sa que vie­ne exis­tien­do a tra­vés de varias gene­ra­cio­nes. A su muer­te, Char­lie se hace car­go de la fábri­ca don­de encuen­tra que la mis­ma no redi­túa lo sufi­cien­te para seguir sub­sis­tien­do; a fin de solu­cio­nar el pro­ble­ma, obtie­ne una ayu­da ines­pe­ra­da en la per­so­na de Lola, un tra­ves­ti que le sugie­re cam­biar de pro­duc­to para con­fec­cio­nar cal­za­dos feti­chis­tas para trans­for­mis­tas. En todo este pro­ce­so y a pesar de la dife­ren­te orien­ta­ción sexual, Char­lie y Lola encuen­tran que des­pués de todo no son tan dife­ren­tes como podría parecer.

El musi­cal ade­más de lograr el pro­pó­si­to de diver­tir cuen­ta con un tex­to que supo incor­po­rar varios men­sa­jes posi­ti­vos como por ejem­plo el de la sóli­da amis­tad enta­bla­da entre un hete­ro­se­xual y un tra­ves­ti. Todo ello es trans­mi­ti­do a tra­vés de la cele­bra­ción de un esplen­do­ro­so espec­tácu­lo per­mi­tien­do que al fina­li­zar la repre­sen­ta­ción los espec­ta­do­res sal­gan muy satisfechos.

Con las her­mo­sas can­cio­nes de la com­po­si­to­ra Cyn­di Lau­per, la acer­ta­da pues­ta en esce­na y mag­ni­fi­ca coreo­gra­fía de Jerry Mit­chell, la exce­len­te par­ti­ci­pa­ción de Har­vey Fiers­tein como autor de la his­to­ria pro­pues­ta y la actua­ción de un sóli­do elen­co, todo ase­gu­ra que el públi­co de Mon­treal apre­cia­rá los valo­res de este musical.

Kinky Boots es pre­sen­ta­do por Even­ko des­de el 3 has­ta el 8 de enero de 2017 en la sala Wil­frid Pelle­tier de la Pla­ce des Arts. Para infor­ma­ción adi­cio­nal sobre este espec­tácu­lo y los hora­rios de repre­sen­ta­ción pre­sio­ne aquí