Una Extra­or­di­na­ria Expo­si­ción del MBAM

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

CHA­GALL, COLOR Y MÚSICA

Den­tro de los gran­des acon­te­ci­mien­tos cul­tu­ra­les que se cele­bran a lo lar­go del año para con­me­mo­rar el 375° ani­ver­sa­rio de Mon­treal, el Museo de Bellas Artes de Mon­treal (MBAM) pre­sen­ta la más impor­tan­te mues­tra con­sa­gra­da al emble­má­ti­co artis­ta mul­ti­dis­ci­pli­na­rio que ha sido Marc Cha­gall (1887 – 1985), naci­do con el nom­bre de Moishe Segal

Su vida que se ha exten­di­do a lo lar­go de casi todo el siglo XX ha sido la de un artis­ta que vol­có su arte y su nota­ble inte­lec­tua­li­dad al ser­vi­cio de la pin­tu­ra, la escul­tu­ra, la esce­no­gra­fía, el dise­ño de ves­tua­rios y vitra­les, la tapi­ce­ría y la cerá­mi­ca; a todo ello debe agre­gar­se los pro­yec­tos deco­ra­ti­vos y arqui­tec­tó­ni­cos que tuvo a su car­go y sobre todo la pasión por la músi­ca que ha inva­di­do su uni­ver­so a lo lar­go de su exis­ten­cia. Pre­ci­sa­men­te por ello, la expo­si­ción lle­va de nom­bre Cha­gall: Color y Músi­ca don­de a tra­vés de 340 obras se pue­de apre­ciar la for­ma cómo la músi­ca ha ser­vi­do de ins­pi­ra­ción para la rea­li­za­ción de sus logros artís­ti­cos y a su vez el modo en que la pin­tu­ra de Cha­gall ha influi­do en las obras de muchos com­po­si­to­res de música.

Autorretrato con siete dedos (Foto de MBAM)

Auto­rre­tra­to con sie­te dedos. Foto de Ban­que d’i­ma­ges, ADAGP

El desa­rro­llo de la expo­si­ción, tan­to cro­no­ló­gi­co como temá­ti­co, cubre todos los perío­dos de la lar­ga y fruc­tí­fe­ra carre­ra del artis­ta inclu­yen­do sus años en Rusia, el vital momen­to de su vida en París, el exi­lio en Nue­va York, su esta­día en Méxi­co y final­men­te su per­ma­nen­cia en el sur de Francia.

El Violinista Verde (Foto de The Solomon R. Guggenheim Foundation)

El Vio­li­nis­ta Ver­de. Foto de The Solo­mon R. Gug­genheim FDN

En cuan­to a sus tra­ba­jos como pin­tor hay varias pin­tu­ras remar­ca­bles tales como Auto­rre­tra­to con 7 dedos (1912 – 1913), Naci­mien­to (1911 – 1912), El Vio­li­nis­ta Ver­de (1923 – 1924), El Rey David (1951) y El Cir­co Rojo (1956 – 1960). Los lien­zos exhi­bi­dos per­te­ne­cen a impor­tan­tes ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les, tales como el Gug­genheim Museum de Nue­va York, el Musée natio­nal d’art moder­ne de París, el Ste­de­lijk Museum de Ams­ter­dam, el Art Ins­ti­tu­te de Chica­go, el Museum of Modern Art de Nue­va York, etc, , así como tam­bién hay otras valio­sas obras iné­di­tas que han sido pres­ta­das por colec­cio­nis­tas privados.

Como escul­tor, acti­vi­dad que comen­zó en una edad avan­za­da de su vida se des­ta­can, entre otras crea­cio­nes impor­tan­tes Mujer con Pes­ca­do y La Bes­tia Fan­tás­ti­ca (en bron­ce e igual­men­te en yeso). No menos sig­ni­fi­ca­ti­vo son los dise­ños de vitra­les por él con­ce­bi­dos, don­de entre otros se dis­tin­gue el rea­li­za­do para la sina­go­ga del Cen­tro Médi­co Hadas­sah de Jerusalén.

El Nacimiento (Foto de The Art Institute of Chicago)

El Naci­mien­to. Foto de The Art Ins­ti­tu­te of Chicago

Gran par­te de la expo­si­ción está dedi­ca­da a la músi­ca en sus diver­sas mani­fes­ta­cio­nes. Así tan­to la Ópe­ra de París, el New York City Ballet y el Metro­po­li­tan Ope­ra se vie­ron agra­cia­dos con las esce­no­gra­fías rea­li­za­das por Cha­gall para los ballets Ale­ko (1942, Méxi­co) de Tchai­kovsky, El Pája­ro de Fue­go (1945, Nue­va York) de Stra­vinsky, Daph­nis et Chloé (Bru­se­las-París, 1958 – 1959) de Ravel y la ópe­ra La Flau­ta Mági­ca (1967, Nue­va York) de Mozart; al mis­mo tiem­po tuvo a su car­go el dise­ño del ves­tua­rio de los artis­tas par­ti­ci­pan­tes. Cabe seña­lar que cada una de las salas se encuen­tra com­ple­ta­men­te sono­ri­za­da con una ins­ta­la­ción musi­cal espe­cia­li­za­da, acom­pa­ña­da con dis­po­si­ti­vos mul­ti­me­dia; todo ello con­tri­bu­ye a crear la apro­pia­da atmós­fe­ra para que el públi­co se invo­lu­cre mejor en lo que está contemplando.

La expo­si­ción igual­men­te expli­ca como el pro­gra­ma deco­ra­ti­vo del Metro­po­li­tan Ope­ra y el Lin­coln Cen­ter de Nue­va York encar­nan el con­cep­to del arte total tan que­ri­do por el artis­ta a la vez que tes­ti­mo­nia sus per­ma­nen­tes inves­ti­ga­cio­nes sobre la uni­ver­sa­li­dad de la músi­ca y cómo se refle­ja arqui­tec­tó­ni­ca­men­te. Como mues­tra de ello, una de las salas está dedi­ca­da a repro­du­cir la deco­ra­ción rea­li­za­da para el techo de la Ópe­ra Gar­nier de Paris (1964) que cons­ti­tu­ye una ver­da­de­ra sin­fo­nía de colo­res y for­ma; así se obser­va la pin­tu­ra que repre­sen­ta una inmen­sa flor con un sol en el cen­tro y con 5 péta­los de dife­ren­tes colo­res dedi­ca­dos a 14 inmor­ta­les com­po­si­to­res del arte líri­co, entre ellos, Ver­di, Beetho­ven, Wag­ner y por supues­to Mozart quien ha sido uno de los gran­des amo­res de Chagall.

Esta extra­or­di­na­ria mues­tra cons­ti­tu­ye sin duda una cele­bra­ción de la liber­tad de expre­sión del artis­ta así como el amor y la belle­za que infun­dió a tra­vés de su mara­vi­llo­so arte crea­ti­vo. El públi­co tie­ne la posi­bi­li­dad de admi­rar la remar­ca­ble obra de Cha­gall des­de el 28 de enero has­ta el 11 de junio próximo.

Para­le­la­men­te a la expo­si­ción la Fun­da­ción Arte Musi­ca pre­sen­ta­rá un via­je musi­cal de la obra de Marc Cha­gall a tra­vés de la rea­li­za­ción de 12 con­cier­tos que se efec­tua­rán en la sala Bour­gie del Museo, ade­más de 4 con­fe­ren­cias que ten­drán lugar en el audi­to­rio Max­well-Cum­mings. Refle­jan­do las múl­til­ples influen­cias musi­ca­les del artis­ta, la serie de con­cier­tos cons­ti­tu­ye una incur­sión en su uni­ver­so. Las músi­cas judías de su infan­cia, los com­po­si­to­res fran­ce­ses de comien­zos del siglo pasa­do y la músi­ca clá­si­ca de su Rusia natal for­man par­te de dicha pro­gra­ma­ción. En esen­cia, estos con­cier­tos cons­ti­tu­yen una fusión del len­gua­je pic­tó­ri­co y musi­cal a tra­vés de un colo­ri­do diálogo.

Para infor­ma­ción adi­cio­nal sobre esta expo­si­ción pre­sio­ne aquí