Un Paté­ti­co Comediante

THE COME­DIAN. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film deTay­lor Hackford

Robert De Niro es indis­cu­ti­ble­men­te uno de los gran­des acto­res del cine ame­ri­cano aun­que en los últi­mos años no siem­pre ha sido bien apro­ve­cha­do. En The Come­dian la situa­ción mejo­ra leve­men­te y su actua­ción es una de las pocas razo­nes que jus­ti­fi­quen su visión.

Leslie Mann y Robert De Niro

Les­lie Mann y Robert De Niro

De Niro ani­ma a Jac­kie Bur­ke, un actor casi sep­tua­ge­na­rio que has­ta 20 años atrás logró gran noto­rie­dad en Eddie’s Home, un pro­gra­ma tele­vi­si­vo des­ti­na­do a la fami­lia. Como muchos artis­tas que logra­ron la sim­pa­tía del públi­co actuan­do en sit­coms (come­dia de situa­cio­nes), él popu­la­ri­zó al per­so­na­je de Eddie y prác­ti­ca­men­te no pudo des­pren­der­se del mis­mo una vez que la serie fina­li­zó. Aho­ra, en la eta­pa cre­pus­cu­lar de su exis­ten­cia y sin mucho dine­ro en el bol­si­llo tra­ta de ganar­se la vida actuan­do en dife­ren­tes clu­bes noc­tur­nos como stand-up, un come­dian­te que se diri­ge al públi­co tra­tan­do de gene­rar un cli­ma de diver­sión median­te un impro­vi­sa­do humor. Como los chis­tes de doble sen­ti­do emplea­dos por Jac­kie son bas­tan­te rudos ape­lan­do a un voca­bu­la­rio que pue­de moles­tar a cier­to sec­tor de la audien­cia, eso lo lle­va a man­te­ner un alter­ca­do con una per­so­na del públi­co que abu­chea su show a quien ter­mi­na ata­cán­do­lo físi­ca­men­te. Des­pués de un mes en la cár­cel debe pres­tar tra­ba­jos comu­ni­ta­rios, don­de ahí cono­ce a Har­mony (Les­lie Mann), una mujer mucho más joven que él, con quien sim­pa­ti­za y lle­ga a man­te­ner una rela­ción sentimental.

A tra­vés del rela­to, se van cono­cien­do a otros per­so­na­jes que rodean al pro­ta­go­nis­ta. Así se encuen­tra su dis­tan­cia­do her­mano menor (Danny DeVi­to) a quien acu­de cuan­do nece­si­ta ayu­da finan­cie­ra, su iras­ci­ble cuña­da (Pat­ti LuPo­ne) que no lo tole­ra, su agen­te (Edie Fal­co) que debe ave­nir­se a su sin­gu­lar per­so­na­li­dad y el padre de Har­mony (Har­vey Kei­tel) quien no sim­pa­ti­za con él.

La mayor par­te del film exhi­be a Jac­kie actuan­do para dife­ren­tes audien­cias y ape­lan­do a un vul­gar humor para lograr eco en las mis­mas, inclu­yen­do en una de ellas a gen­te de la ter­ce­ra edad que cele­bra sus esca­to­ló­gi­cos chis­tes. Como una varia­ción de su tra­ba­jo, él acep­ta par­ti­ci­par en la ani­ma­ción de un reality show cuya visión deja una sen­sa­ción muy poco agradable.

Den­tro de los pocos momen­tos de inti­mi­dad, resul­ta humano el víncu­lo de Jac­kie con Har­mony aun­que los obs­tácu­los crea­dos para man­te­ner­los apar­ta­dos no resul­tan muy con­vin­cen­tes y eso se tras­lu­ce aún más con una vuel­ta de tuer­ca melo­dra­má­ti­ca del rela­to que es enfa­ti­za­do con un epí­lo­go deci­di­da­men­te inconvincente.

Como come­dia dra­má­ti­ca de un popu­lar artis­ta que tuvo sus momen­tos de glo­ria y que en el oca­so de su vida tra­ta de revi­vir su carre­ra, el film es muy ende­ble y de dis­cu­ti­ble gus­to don­de la bue­na direc­ción de Tay­lor Hack­ford no alcan­za a disi­mu­lar sus debi­li­da­des; con todo, la cali­dez, sim­pa­tía y pate­tis­mo que De Niro brin­da a su per­so­na­je hacen que pue­da resul­tar tole­ra­ble para un públi­co no muy exi­gen­te. Jor­ge Gutman