El Arte de un Cineasta

DAVID LYNCH: THE ART OF LIFE. Esta­dos Uni­dos-Dina­mar­ca, 2016. Un film de Jon Ngu­yen, Rick Bar­nes y Oli­via Neer­gaard Holm

Este docu­men­tal sobre David Lynch des­pier­ta aten­ción por tra­tar­se de un cineas­ta que a tra­vés de su fil­mo­gra­fía demues­tra ser uno de los más crea­ti­vos del cine inde­pen­dien­te ame­ri­cano. Sus pelí­cu­las, inte­li­gen­te­men­te enig­má­ti­cas, han mara­vi­lla­do tan­to a los crí­ti­cos como a los ciné­fi­los ansio­sos de apre­ciar un cine dife­ren­te e inte­lec­tual­men­te apa­sio­nan­te; de allí que resul­ta de inte­rés cono­cer qué es lo que hay detrás del cineas­ta. El film, pasan­do revis­ta a gran par­te de su vida, no entra a enfo­car nin­gu­na de sus pelí­cu­las sino que abor­da su con­di­ción de artis­ta en otras ramas y el modo en que final­men­te lle­gó a Los Ánge­les para dedi­car­se a la rea­li­za­ción cinematográfica.

DAVID LYNCH

DAVID LYNCH

Fil­ma­do a tra­vés de un perío­do de tres años el docu­men­tal tie­ne lugar prin­ci­pal­men­te en su taller de tra­ba­jo ubi­ca­do en las coli­nas de Holly­wood rodea­do de su hiji­ta menor Lula don­de en for­ma afa­ble y como úni­co narra­dor rela­ta aspec­tos de su vida antes de haber­se vol­ca­do al cine. Naci­do en 1946 en Mis­sou­la, un peque­ño pue­blo de Mon­ta­na y vivien­do a tra­vés de los años en otros luga­res has­ta afin­car­se en Fila­del­fia, su infan­cia trans­cu­rrió feliz­men­te rodea­do por el cari­ño de sus padres y de sus dos her­ma­nos, don­de Lynch des­ta­ca espe­cial­men­te a su madre como una muy bue­na per­so­na de gran calidez.

La narra­ción inser­ta­da con foto­gra­fías, mate­rial de archi­vo y cine case­ro, per­mi­te que el espec­ta­dor se fami­lia­ri­ce con su ado­les­cen­cia don­de como bohe­mio el futu­ro cineas­ta expre­sa su rebel­día en seguir estu­dios for­ma­les para en cam­bio dedi­car­se a las artes plás­ti­cas, acti­vi­dad que segui­rá ejer­cien­do permanentemente.

Entre algu­nos aspec­tos per­so­na­les, Lynch des­ta­ca su gran amis­tad con el dise­ña­dor Jack Fisk con quien via­jó a Euro­pa con la inten­ción de estu­diar con el pin­tor expre­sio­nis­ta aus­tría­co Oskar Kokosch­ka aun­que retor­nó 15 días des­pués a Esta­dos Uni­dos. En lo que con­cier­ne a su vida sen­ti­men­tal, a pesar de haber­se casa­do en 4 opor­tu­ni­da­des sola­men­te que­da refle­ja­da la pre­sen­cia de su pri­me­ra espo­sa Peggy, con quien tuvo su hija Jen­ni­fer naci­da en 1968. Fue pre­ci­sa­men­te en ese perío­do, estu­dian­do en la Aca­de­mia de Bellas Artes de Pen­sil­va­nia que pudo rea­li­zar el cor­to­me­tra­je The Alpha­bet y don­de pos­te­rior­men­te reci­bió una sub­ven­ción del Ame­ri­can Film Ins­ti­tu­te para comen­zar a tra­ba­jar en Era­serhead, que sería su ópe­ra pri­ma e impli­ca­ría su tras­la­do a California.

El docu­men­tal rea­li­za­do por Jon Ngu­yen, Rick Bar­nes y Oli­via Neer­gaard-Holm es un tri­bu­to al rea­li­za­dor don­de en for­ma lineal, ame­na y tran­qui­la Lynch va deve­lan­do face­tas poco cono­ci­das de su per­so­na; así que­da resal­ta­da por pri­me­ra vez delan­te de una cáma­ra la con­cep­ción de su uni­ver­so crea­ti­vo que comen­zó a tra­vés del dibu­jo, la pin­tu­ra y la escul­tu­ra, entre otras mani­fes­ta­cio­nes artís­ti­cas, antes de dedi­car­se al cine. Sin duda, este buen film será muy apre­cia­do por los admi­ra­do­res de este surrea­lis­ta direc­tor de cul­to. Jor­ge Gutman