Home­na­je a una madre

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

HOW TO DISAP­PEAR COM­PLE­TELY.  Tex­to: Itai Erdal con James Long, Ani­ta Rochon y Eme­lia Syming­ton Fede — Intér­pre­te: Itai Erdal — Direc­ción: James Long –-  Ilu­mi­na­ción: Itai Erdal – Dise­ño de Soni­do: Eme­lia Syming­ton Fedy — Dise­ño de Pro­yec­ción: Jamie Nes­bitt Dura­ción: 1h sin entre­ac­to- Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 21 de Mayo de 2017 en la Sala Stu­dio del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

El des­ta­ca­do ilu­mi­na­dor Itai Erdal es el co-autor de esta pie­zal auto­bio­grá­fi­ca don­de narran­do aspec­tos de su vida per­so­nal cobra vital impor­tan­cia la figu­ra de Mery Erdal, su madre desaparecida.

Foto de Emily Cooper

Foto de Emily Cooper

Naci­do en Israel en 1974, es en 1999 cuan­do deci­de vivir en Cana­dá, radi­cán­do­se en Van­cou­ver don­de se ins­cri­be en la escue­la de cine con el pro­pó­si­to de lle­gar a ser direc­tor. Al poco tiem­po de su esta­día regre­sa a su tie­rra natal al saber que Mery está afec­ta­da de un cán­cer pul­mo­nar y que le res­tan esca­sos 9 meses de vida. Pro­vis­to de una cáma­ra de video resuel­ve fil­mar algu­nos aspec­tos de su vida a medi­da que se apro­xi­ma su fin; lo fil­ma­do le sir­vió como mate­rial de apo­yo de este monól­go que tuvo su estreno en 2011 en Van­cou­ver y pos­te­rior­men­te fue repre­sen­ta­do en Seattle, Portland, Edin­bur­go, Dublin y Lon­dres antes de ofre­cer­lo en Montreal.

En ape­nas 60 minu­tos, el ilu­mi­na­dor asu­mien­do con­di­cio­nes de actor y con la acer­ta­da direc­ción de James Long, logra man­te­ner la aten­ción del públi­co debi­do a la for­ma ame­na en que trans­mi­te su rela­to; a pesar del dra­má­ti­co telón de fon­do Erdal adop­ta un tono de livian­dad para ate­nuar su his­to­ria y al pro­pio tiem­po crear una son­ri­sa en el espec­ta­dor que lo está contemplando.

Median­te el uso de una pan­ta­lla se pro­yec­tan en for­ma inter­mi­ten­te extrac­tos de lo fil­ma­do en hebreo don­de en cier­tas par­tes incor­po­ra sub­tí­tu­los en inglés y cuan­do no lo es Erdal ofre­ce la tra­duc­ción de lo que se dia­lo­ga; a tra­vés de la mis­ma se pue­den obser­var las face­tas de su madre, al igual que las de algu­nas per­so­nas muy cer­ca­nas a él como lo ha sido en los difí­ci­les momen­tos su que­ri­da her­ma­na Aya­na, su gran ami­go Amir así como Pedro, el mari­do en segun­das nup­cias de Mery, quie­nes supie­ron brin­dar con­fort a esta entra­ña­ble mujer como tam­bién apo­yo moral a Erdal.

La vela­da se ame­ni­za con algu­nos otros por­me­no­res cuan­do Itai se refie­re a su incli­na­ción por la geo­gra­fía demos­tran­do su sapien­cia al cono­cer las capi­ta­les de todos los paí­ses del mun­do. Al pro­pio tiem­po hace refe­ren­cia a vaca­cio­nes pasa­das con su ami­go en las pla­yas del Pací­fi­co Sur, así como su asis­ten­cia a un club noc­turno de Israel para que bai­lan­do al rit­mo de la músi­ca pudie­se libe­rar las ten­sio­nes del momen­to difí­cil que esta­ba atra­ve­san­do. Simul­tá­nea­men­te no pue­de dejar de lado su pasión como expe­ri­men­ta­do ilu­mi­na­dor; así expli­ca cómo la ilu­mi­na­ción cons­ti­tu­ye un ele­men­to esen­cial para crear en el esce­na­rio la ambien­ta­ción ade­cua­da de lo que se está rela­tan­do a fin de sen­si­bi­li­zar a la audien­cia, que en este caso espe­cial se vin­cu­la con lo que se está pro­yec­tan­do en pantalla.

El cli­max emo­cio­nal de esta his­to­ria se pro­du­ce cuan­do Itai acce­de a las súpli­cas de su madre para que la asis­ta a morir con dig­ni­dad antes que pue­da per­der por com­ple­to el con­trol de su men­te y de su cuer­po. Erdal demues­tra con­di­cio­nes de buen narra­dor al rela­tar esta ínti­ma expe­rien­cia per­so­nal y al hacer­lo ade­más de ofre­cer un her­mo­so tri­bu­to a su pro­ge­ni­to­ra sien­te que de este modo man­tie­ne viva su memoria.

En esen­cia, este buen uni­per­so­nal per­mi­te refle­xio­nar sobre la mor­ta­li­dad, la impor­tan­cia de reme­mo­rar los momen­tos feli­ces de la vida de una per­so­na y la sig­ni­fi­ca­ción que adquie­re la fami­lia en los momen­tos más dra­má­ti­cos por los que atra­vie­sa cual­quie­ra de los miem­bros que la integran.