Esce­nas de la Vida Conyugal

MON­SIEUR ET MADA­ME ADEL­MAN. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2017. Un film de Nico­las Bedos

En su doble con­di­ción de direc­tor y actor, Nico­las Bedos retra­ta a una pare­ja a tra­vés de un perío­do de 45 años de convivencia.

Como pri­mer film, la labor de Bedos es ambi­cio­sa don­de valién­do­se de su pro­pio guión escri­to con Doria Tiller, logra una come­dia dra­má­ti­ca que sin ser com­ple­ta­men­te ori­gi­nal, per­mi­te al espec­ta­dor sumer­gir­se en el rela­to y refle­xio­nar una vez más sobre lo que es el amor y cómo pue­de ser man­te­ni­do duran­te un lar­go lap­so, tal como acon­te­ce en este relato.

Nicolas Bedos y Doria Tillier

Nico­las Bedos y Doria Tillier

El film comien­za con el repor­ta­je que un perio­dis­ta (Antoi­ne Gouy) le hace a Sarah Adel­man (Doria Tillier), ins­tan­tes des­pués del fune­ral de su mari­do Vic­tor de Roche­mont (Nico­las Bedos), un repu­tado miem­bro de la aca­de­mia fran­ce­sa. La cró­ni­ca de la viu­da comien­za a par­tir del momen­to en que lle­gan a cono­cer­se en 1971, don­de ella es una bri­llan­te estu­dian­te de doc­to­ra­do en lite­ra­tu­ra, y él un aspi­ran­te escri­tor atra­ve­san­do algu­nos momen­tos difí­ci­les en el pro­ce­so de crea­ción lite­ra­ria. Si bien el pri­mer encuen­tro es sim­ple­men­te car­nal, a medi­da que se fre­cuen­tan y des­pués de un com­pli­ca­do noviaz­go se pro­du­ce el casa­mien­to de la pare­ja. A par­tir de ese momen­to Sarah cons­ti­tu­ye un ver­da­de­ro sos­tén en el tra­ba­jo rea­li­za­do por su mari­do leyen­do cada uno de sus manus­cri­tos antes de la publi­ca­ción de su pri­me­ra novela.

Entre algu­nas situa­cio­nes en las que Sarah pasa revis­ta a su vida en común se encuen­tra aqué­lla en que Vic­tor lle­ga a cono­cer a su fami­lia judía cuyos padres han sufri­do los horro­res del Holo­caus­to; allí que­da impre­sio­na­do cuan­do su sue­gro (Ronald Gut­man) le hace ver que los judíos, más allá de todo sufri­mien­to, nun­ca han per­di­do el sen­ti­do del humor, aspec­to que se pue­de com­pro­bar en las obras de los más pres­ti­gio­sos auto­res de ese ori­gen; es así que Vic­tor deci­de dejar su ape­lli­do ori­gi­nal para adop­tar de allí en más el de su esposa.

Pro­fe­sio­nal­men­te el escri­tor obtie­ne el pres­ti­gio­so Pre­mio Con­co­urt don­de rápi­da­men­te se con­vier­te en una pres­ti­gio­sa per­so­na­li­dad, mien­tras que su mujer que­da rele­ga­da a un segun­do plano. Sarah no guar­da repa­ro alguno para con­tar al perio­dis­ta que la entre­vis­ta los dis­tin­tos alti­ba­jos acae­ci­dos duran­te esa lar­ga vida en común; así, no fal­tan los momen­tos de cri­sis con epi­so­dios de infi­de­li­dad, otros de inusi­ta­da cruel­dad sobre todo en la for­ma en que Vic­tor menos­pre­cia a su peque­ño hijo con­si­de­rán­do­lo un idio­ta por haber naci­do con un retar­do men­tal, los momen­tos de recon­ci­lia­ción de la pare­ja y algu­nas refe­ren­cias al pro­ce­so de enve­je­ci­mien­to y sus consecuencias.

En algu­nos momen­tos el rela­to remi­te a algu­nos de los fil­mes de Woody Allen como tam­bién al del magis­tral Ing­mar Berg­man sobre los emba­tes de la vida con­yu­gal, aun­que de nin­gún modo alcan­za el nivel logra­do por estos dos direc­to­res. De todos modos, el film se nutre de algu­nos diá­lo­gos jugo­sos y situa­cio­nes bien risue­ñas como las que acon­te­cen en la secuen­cia de una cena navi­de­ña que se desa­rro­lla en la casa del padre de Víc­tor (Pie­rre Arditi).

La direc­ción es flui­da y la inter­pre­ta­ción muy con­vin­cen­te don­de sus dos pro­ta­go­nis­tas man­tie­nen una bue­na com­pli­ci­dad, aspec­to que no es de extra­ñar pues­to que en la vida real Bedos y Tillier son mari­do y mujer. A pesar de que el film no pue­de evi­tar cier­tos cli­chés, ofre­cien­do en su tra­mo final un arti­fi­cio­so dra­ma­tis­mo, esos ele­men­tos no alcan­zan a des­me­re­cer sus logros mere­cien­do su reco­men­da­ción. Jor­ge Gutman